Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez: Dos Poetas Clave del Siglo XX

Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez: Dos Pilares de la Poesía Española del Siglo XX

Los dos poetas españoles más importantes e influyentes del primer tercio del siglo XX son, sin duda, nuestros dos «andaluces universales»: Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez. En ambos se aprecia un vínculo estético, que podemos concretar en su cercanía al modernismo en algunos de sus libros. Después, sus composiciones siguieron caminos muy diferentes: mientras Machado se aproximaba a la estética noventayochista, Juan Ramón se decantaba por la vía de la poesía pura, más cercana a los planteamientos del movimiento novecentista.

Sin duda, en lo que coinciden las figuras de Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez es en que se convirtieron en sendos referentes para las generaciones posteriores de poetas, desde dos planteamientos muy diferentes: la poesía «impura», llena de sentimientos humanos, de Machado y la poesía pura y deshumanizada de Juan Ramón.

Antonio Machado: Vida y Obra

Nacido en Sevilla en 1875, Antonio Machado vivió allí hasta los ocho años, pero su infancia sevillana dejó huella en su obra, como refleja en el poema «Retrato». Influenciado por su padre, folclorista, y por su encuentro con Rubén Darío en 1900, su obra temprana muestra esa impronta. Tras casarse con Leonor en Soria (1909) y enviudar en 1912, se trasladó a Baeza, donde escribió gran parte de su obra. Exiliado en Collioure (Francia) tras la Guerra Civil, murió allí en 1939.

Evolución Poética de Machado

La trayectoria de Machado se inicia en la estética modernista con la obra Soledades (1903).

Años más tarde, en 1907, reelabora este primer libro, al que añade poemas nuevos, suprime los elementos más externos del modernismo y lo titula Soledades, galerías y otros poemas. Se trata de un modernismo intimista, con una veta romántica que recuerda a Bécquer.

En este libro proclama una poesía llena de emociones y sentimientos, donde predomina la experiencia vivida sobre la imaginación creadora. A pesar de ser un libro primerizo, Machado se presenta como un hombre maduro que evoca recuerdos nostálgicos de la infancia y el sentimiento de una juventud perdida y sin amor (un amor más soñado que vivido). También trata de manera trascendente los siguientes temas: el tiempo, la soledad, la muerte y Dios.

El Simbolismo en la Obra de Machado

El modernismo de Machado se observa sobre todo en la herencia simbolista. El poeta intenta sugerir a través de símbolos las más profundas e intensas sensaciones (representa sus estados de ánimo y sus obsesiones íntimas). Algunos ejemplos:

  • La noria con la mula: simboliza el paso del tiempo o de las ideas recurrentes.
  • El camino: refleja el paso del tiempo, la vida.
  • La tarde: símbolo del declive, del decaimiento. Es la hora machadiana triste, lenta y melancólica.
  • El huerto o el jardín: simbolizan la ilusión, vista en el gozo y recuerdo infantil.
  • El agua: adquiere diferentes significados: vida cuando brota; fugacidad cuando corre; muerte cuando está estancada o quieta.

También se observa en la versificación (dodecasílabos, alejandrinos, etc.), pero también hay formas sencillas, como la silva.

Campos de Castilla: Una Nueva Etapa

Con Campos de Castilla (1912, versión definitiva de 1917) Machado abandona la línea intimista anterior y se adentra en la geografía castellana y andaluza. Dirige deliberadamente su mirada hacia fuera: hacia el paisaje, los hombres y la historia. Se habla de la decadencia de España y del carácter de los españoles. Se evoca el paisaje real, pero las descripciones se convierten en meditaciones. Para facilitar el estudio de esta obra, distinguiremos cuatro apartados:

  • Soria
  • Baeza
  • Proverbios y cantares
  • Elogios

El paisaje soriano despierta en Machado sensaciones diversas. Frente a los poemas paisajísticos, simplemente descriptivos y sin ninguna carga ideológica, se alza la dura crítica hacia España y sus gentes. España es tierra de contrastes: ayer dominadora y guerrera, hoy miserable y pasiva. Ello le lleva a distinguir entre la España del pasado, épica, gloriosa y llena de esplendor, y la España del presente, sumida en el desencanto, la falta de ideales y la miseria, tanto económica como moral. En algunos poemas posteriores ofrece una visión más progresista, confiando en el nacimiento de otra «España». Ejemplo de ello son composiciones como «Del pasado efímero» o «Una España joven».

Juan Ramón Jiménez: Vida y Obra

Nació en Moguer (Huelva) en 1881, estudió Derecho y se relacionó con los modernistas. Tras casarse con Zenobia Camprubí en 1916, lideró movimientos de renovación poética en España, pero se exilió tras la Guerra Civil. Recibió el Nobel de Literatura en 1956 y murió en Puerto Rico en 1958.

La Búsqueda de la Perfección en la Obra de Juan Ramón Jiménez

Juan Ramón Jiménez es el prototipo de poeta entregado a su obra. Entiende ésta como una unidad en la que se van integrando sus nuevos textos a la vez que se encuentran en estado de permanente corrección los anteriores, siempre a la búsqueda de la perfección absoluta. Pasó su vida entregado a la búsqueda exigente e inacabable de la belleza y la palabra exacta. Su ideal de poesía está presidida por una triple necesidad: de belleza, de conocimiento y de eternidad.

Para él, la poesía es belleza, un modo de conocimiento, de inteligencia, de penetración en la esencia de las cosas y, finalmente, es expresión de un ansia de eternidad; de ahí su obsesión por la fugacidad de las cosas y su especial idea de Dios, a quien identifica con la naturaleza, con la belleza absoluta, o con la propia conciencia creadora.

En su obsesión por alcanzar la perfección, no solo fue revisando sus libros a lo largo de los años, en una labor de reescritura de sus viejos poemas que sólo terminaría con su muerte, sino que además se puede afirmar que su obra resume los caminos del Modernismo hacia las nuevas formas poéticas. En su trayectoria se suelen señalar varias etapas: sensitiva, intelectual y suficiente o verdadera.

Etapa Sensitiva (hasta 1915)

La primera etapa, sensitiva (comienzos hasta 1915), es la del Modernismo sensorial y melancólico. Es una poesía sencilla de formas y transparente de emoción. Predominan los octosílabos y las asonancias, una musicalidad tenue y un lenguaje sombrío, y el tono es el de un intimismo simbolista, predominando entre sus temas los sentimientos de soledad, de melancolía o el paso del tiempo y la muerte. Un anhelo vago y misterioso se aprecia en los poemas melancólicos de sus primeros libros: Almas de violeta y Ninfeas. Después de estos libros de aprendizaje, toda su producción es una búsqueda incansable del absoluto a través de la poesía. Ya en Rimas de sombra (1902) se atenúa el tono exaltado inicial. Sus temas son la nostalgia, la persecución de algo misterioso y la presencia de la muerte, y conectan con el clima de esteticismo y decadentismo de la época.

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