Biografía
Antonio Buero Vallejo (1916-2000) nació en Guadalajara. Su primera vocación fue la pintura. Tras una crisis religiosa, crecieron sus inquietudes políticas. Durante la Guerra Civil Española, fue republicano y después comunista, lo que le supuso su detención y condena a muerte, aunque finalmente la pena fue conmutada por 30 años de cárcel. Buero Vallejo ha sido considerado el primer trágico actual. Su primera obra fue un éxito y significó la aparición de un nuevo teatro que atrajo al público. En los años 60, consolidó y extendió su fama. Su máximo reconocimiento fue el Premio Cervantes en 1986. Se mantuvo fiel a su idea de teatro pese a su naturaleza.
La crítica social
Buero Vallejo quería revitalizar el teatro sin intención de angustiar, pese a lo sombrío de su obra. Su función es doble: inquietar, planteando problemas pero sin imponer soluciones, y además curar, ya que impulsa a luchar contra todas aquellas fuerzas que se oponen al desarrollo de la dignidad humana.
La ética y el compromiso del ser humano
Sus obras son la defensa de la dignidad del hombre, en ella busca la felicidad sobre una base de aliento trágico. Las enfoca en un doble plano:
- Plano existencial: Sobre el sentido de la vida.
- Plano social: En sentido político de denuncia al poder represivo.
Ambos planos tienen un enfoque ético. Buero Vallejo es un gran moralista.
La técnica dramática
Su teatro es renovador sin romper con las formas anteriores. Esta renovación es, por ejemplo, la participación del público, llamado efecto de inversión (luces y sonidos). La utilización gramática del tiempo crea a veces un juego de perspectivas.
El simbolismo
Uno de los símbolos fundamentales es la ceguera, que representa las limitaciones del ser humano. Hay que luchar por alcanzar la luz (la verdad). Otros defectos psíquicos y físicos tienen significado similar. El simbolismo también puede expresarse para referencias políticas, evitando la censura (como en La Fundación). En otros momentos, el simbolismo adquiere una dimensión más existencial, como esa escalera que representa el fracaso ante el paso del tiempo. También se puede andar ambas juntas, como en Hoy es fiesta, donde los inquilinos están felices pero encerrados por la propietaria.
Personajes
La mayoría presenta alguna tara física o psíquica. Están bien delimitados y experimentan un proceso de transformación. Suele tener carencia de escrúpulos, impulsados por su egoísmo. Casi todos fracasan porque sueñan lo imposible. Las muertes nunca son en vano, ya que se producen en la lucha por la verdad y la libertad.
La evolución
Desde Historia de una escalera hasta Misión al pueblo desierto, se diferencian tres etapas:
- Primera etapa (hasta 1957): Predomina el enfoque existencial y una estética realista; el autor lo llama construcción cerrada. Su primer drama es Historia de una escalera, que trata de la pobre vida material y espiritual; su lenguaje es sencillo y su drama realista. En la ardiente oscuridad, de compleja significación. Aquí, la ceguera es el símbolo de las limitaciones humanas y de la sociedad.
- Segunda etapa (1958-1970): Predomina el enfoque social. Insiste más en las relaciones entre el individuo y su entorno, todo dentro de los límites de la censura, lo que le llevó a cultivar un drama histórico donde, con el pretexto de los problemas actuales, sortea la censura. De esta época es El tragaluz. En 1960, señaló el paso de la técnica teatral de construcción cerrada a una construcción abierta. Esta construcción supone una superación de la escenificación realista. Las novedades son: un escenario múltiple, construcciones más complejas de la acción y recursos de participación para acercar al espectador.
- Tercera etapa: Se intensifican los rasgos de la época anterior y hay un ejercicio de experimentación. De esta época son Llegada de los dioses, La Fundación y La detonación. El autor, en su último texto, sigue fiel a considerar el teatro como arma contra las injusticias sociales. Los temas se hacen más explícitos, la técnica tiene novedades escénicas ya iniciadas anteriormente; el rasgo primordial son los llamados efectos de inmersión. Con estos recursos, el teatro logra expresar lo subjetivo y se hace al espectador más partícipe.
Estudio de La Fundación
La fábula
La Fundación se presenta con el subtítulo “Fábula en dos partes”. La obra plantea el eterno problema de la realidad y la ficción, producida por un rechazo al mundo exterior, el trastorno o la alucinación. La división corresponde con la locura de Tomás y su curación, ya que, a lo largo de la segunda parte, Tomás recuerda el motivo de su encarcelamiento y nos hace partícipes de sus recuerdos. Por otra parte, el término fábula significa historia inventada en oposición a una historia real. Tiene carácter atemporal para evitar cualquier identificación con la situación española.
El espacio real y el espacio soñado: La puesta en escena
La acción transcurre en una celda en un país desconocido. La impresión del espectador es que se encuentra en una fundación donde se realizan trabajos de investigación. El decorado es sencillo pero de buen gusto. En la primera parte, es una vivienda funcional donde se contempla un maravilloso paisaje. Sin embargo, hay detalles extraños de los que al principio no nos damos cuenta: muros grises, suelo de cemento, apiñamiento de objetos, la ropa de Berta… Estos elementos sirven para apoyar la transformación en el escenario conforme Tomás va recordando. Van desapareciendo elementos al tiempo que hay cambios en Tomás; de esta forma, la escena se llena de misterio y expectación, y se crea una tensión dramática. En la segunda parte, se revela la cruda realidad: se ve a los presos con ropas viejas, desaparecen objetos asociados al lujo, el paisaje se sustituye por un corredor lleno de celdas. Solo cuando desaparece la cortina del baño, Asel exclama que Tomás ya está curado. Estos dos escenarios se superponen, engañando al espectador, aunque ya hay elementos que nos indican que hay algo raro. Lo más interesante del espacio es cómo va cambiando poco a poco delante del espectador y del protagonista, viajando de un espacio que no es real, de una mente enajenada, a un espacio real.
Personajes
La mayor parte del tiempo se encuentran los cinco prisioneros juntos; esto solo se ve alterado por la salida de alguno de ellos al locutorio o la presencia de figuras imaginadas por Tomás.
Personajes con nombre propio
- Berta: Es un producto de la locura de Tomás, lleva el mismo número que él porque es un desdoblamiento de su personalidad y, a través de ella, se filtran fragmentos de la realidad.
- Tomás: Es el protagonista trastornado que evoluciona para curarse. Tiene aficiones de escritor. Su locura nace como coartada ante el miedo y la vergüenza de haber sido débil. Al final de la obra, asume el papel desempeñado por Asel y acepta luchar por un mañana en el que no existan atrocidades.
- Asel: Es el líder del grupo y amigo de Tomás, a quien le salvó la vida cuando trató de suicidarse. Es el más maduro y reflexivo. En la segunda mitad, cuando cae Tulio, tiene momentos de desaliento. Defiende la vida, la necesidad de vivir y luchar para modificar el mundo. Se quitará la vida para no descubrir el proyecto de fuga, tratando de salvar a sus compañeros, posibilitándoles así un futuro.
- Max: Tiene un carácter tranquilo y bromista. Al principio es amigo de Tomás, pero cuando los demás sospechan que Tomás es el delator, se vuelve contra él. Después sabemos que Max es quien traicionó a sus compañeros por comida y comodidades. Al final, Lino lo asesina tirándolo al vacío.
- Lino: En un principio se muestra prudente, aunque con poco tacto. Esta actitud se va transformando cuando informa a los demás de la traición de Max y decide asesinarlo. Tomás no lo aprueba, pues lo considera innecesario y cruel. Al final de la obra, reconoce su error y apunta hacia un carácter renovador. Al querer desenmascarar a Max, se equipara, sin darse cuenta, a los carceleros.
- Tulio: Desde el principio no está de acuerdo con fingir delante de Tomás y, por ello, se enfrenta a Asel y Max. Tiene un carácter seco y variable. Poco a poco se entiende el porqué de su amargura (su novia está fuera, el fracaso de su proyecto sobre hologramas) y gran sensibilidad. Es el personaje que provoca más rupturas entre el mundo real y el imaginario de Tomás.
Personajes genéricos
- El hombre: Es el compañero enfermo con el que habla Tomás hasta que se da cuenta, cuando se lo llevan los carceleros, de que está muerto desde hace seis días.
- Otros personajes son los “compañeros a toda prueba”, quienes le ayudarán a cavar el túnel para escapar; los “barrenderos de la galería”, el “Cojo de la celda de enfrente”, el Encargado (el carcelero), el Ayudante y los Camareros.
Iluminación y efectos sonoros
Son de gran trascendencia. La música, con la que acaba y empieza, da un ambiente circular a la obra. La pastoral de Guillermo Tell da un ambiente adecuado para presentar la alucinación, identificando la música con la locura de Tomás. Caben destacar también la impaciencia de Tulio, que tamborilea en todo momento, y el ruido de la cisterna como ambiente de celda. La iluminación está relacionada con la evolución de Tomás, desde su locura hasta que recupera su cordura.
Efectos de inmersión
No pretende solo situarnos en la conciencia de Tomás, sino también distanciarnos de nosotros mismos, escuchando y viendo a través de un loco, pero sin que nosotros lo estemos. A través de su imaginación, con la cual deforma la realidad: cárcel-fundación, celda-habitación confortable, carceleros-camareros, compañeros presos políticos-otras profesiones e incluso creando una novia imaginaria, Berta.
Trasfondo histórico
Hacia poco del asesinato de Carrero Blanco por ETA y aún estaba vigente la pena de muerte en España. Buero decidió enfrentarse a su pena de muerte, que esperó durante ocho meses, pero al final su pena fue de internamiento. A los 6 años, salió con la condicional. Este material es la base de La Fundación. El otro motor de la obra son las nuevas técnicas teatrales.
Federico García Lorca (Dramaturgo)
Su teatro tiene tanto éxito como su obra poética. Sigue expresando su hondo malestar, que se refleja en toda su obra. Se dedicó al teatro sobre todo en los últimos 6 años de su vida. Además, dirigía “La Barraca”, que era un grupo de teatro universitario que, gracias al apoyo republicano, pudo recorrer varios pueblos para representar obras clásicas. Consiguió un teatro poético y contemporáneo, pero sin descuidar la tensión dramática, la profundidad de los personajes y la universalidad de los conflictos. Usó verso y prosa, y rasgos como metáforas, símbolos, comparaciones, etc. Destaca La casa de Bernarda Alba.
Trayectoria literaria y obras
Los comienzos
Comienza con un ensayo juvenil, pero lleno de drama, como en El maleficio de la mariposa. También destacan sus obras Mariana Pineda (drama de amor trágico) y La zapatera prodigiosa.
La experiencia vanguardista
Después del éxito del Romancero gitano, Lorca experimenta una crisis vital y estética: busca nuevo lenguaje y se replantea los fundamentos de su creación. Obra: Así que pasen cinco años.
La plenitud
Lorca da un giro decisivo hacia un camino propio en el que destacan el rigor estético y el alcance popular. Son los años de “La Barraca”. Su arte alcanza la plenitud. Obras: Bodas de sangre, Yerma, La casa de Bernarda Alba. El teatro de este periodo se basaba en la experimentación de formas nuevas.