Federico García Lorca y su Contexto Histórico
Federico García Lorca (1898-1936) vivió en la época denominada de ‘preguerra’, en referencia a la Guerra Civil Española (1936-1939), pero no llegó a verla ya que fue fusilado justo al comienzo de la contienda civil cerca de Víznar (Granada) por el bando sublevado. García Lorca nace el mismo año que el desastre de 1898, cuando España perdió ante el ejército de EEUU las colonias de Cuba, Filipinas y Puerto Rico, lo que supuso un sentimiento de angustia al caer definitivamente el Imperio español. La juventud del escritor pasó con la alternancia del poder entre liberales y conservadores bajo la monarquía de Alfonso XIII (1902-1923), así como con la dictadura del general Primo de Rivera (1923-1931), cuyo gobierno termina con la Segunda República (1931-1936), abortada por el levantamiento militar del general Franco el 18 de julio de 1936, comenzando la Guerra Civil Española. Pero, en contraste con la crisis económica, social y política, España vive un esplendor artístico y literario, con el desarrollo de ateneos y universidades populares, de la prensa o la traducción de autores extranjeros. Surgen nombres como los de Manuel de Falla (música); Juan Gris, Miró, Dalí o Picasso (pintura); Ramón y Cajal o Gregorio Marañón (ciencia). En literatura, aparece la denominada Generación del 27, constituida por poetas que unifican el Vanguardismo (sobre todo el Surrealismo) con la tradición y los clásicos. La producción dramática de García Lorca tiene como aspectos constantes su sentido lírico, ya que considera el teatro como una parte de la poesía; la aparición de temas como reflejo de sus obsesiones personales, especialmente el conflicto entre realidad y deseo o la frustración y la soledad; y la fusión de la dimensión humana con la dimensión estética.
La obra es un teatro en prosa con tres actos de estructura lineal, donde el dinamismo se logra a través del diálogo y las acotaciones. Aunque algunos pasajes tienen rasgos poéticos, predomina la prosa.
Internamente, respeta la unidad de lugar (creando opresión) y de acción (todo gira en torno al mismo conflicto), pero no la de tiempo, ya que abarca más de 24 horas. La obra presenta una estructura circular: empieza y termina con una muerte y la imposición de silencio. Además, hay correspondencias entre actos y un ritmo de calma, conflicto y violencia. Se juega con oposiciones como lo visible y lo imaginado, el interior y el exterior, o la acción representada y la oculta, reflejando la lucha entre libertad y opresión. También hay numerosos presagios que aumentan la tensión dramática.
El tema central es el enfrentamiento entre autoridad y libertad: Bernarda representa la moral autoritaria y rígida, mientras que Adela y María Josefa simbolizan el deseo de libertad, aunque este último sea inalcanzable. Otros temas importantes son el amor sensual y la búsqueda de varón, ya que las mujeres de la casa ven en el hombre una vía de escape a su reclusión. También se trata la preocupación por la honra y la hipocresía social, donde la imagen pública prima sobre la realidad.
La obra refleja las diferencias sociales y la jerarquía marcada por la riqueza, donde la crueldad y la envidia son constantes. Además, muestra la marginación de la mujer, sometida a normas estrictas que favorecen al hombre y condenan cualquier desviación de la moral impuesta.
El espacio se divide en dos ámbitos: el interior, que simboliza la opresión, y el exterior, asociado a la libertad. La casa es un lugar cerrado y asfixiante, similar a un convento o presidio, donde faltan elementos vitales como el aire y el agua. El pozo representa la frustración. Hay un movimiento interno en la casa, con cada acto situándose en un espacio más cerrado. El tiempo externo se sitúa en el primer tercio del siglo XX, en una España marcada por la autoridad y la tradición. El calor del verano simboliza la tensión en la casa. El tiempo interno es lento y monótono, reflejando la rutina opresiva de las mujeres. La acción ocurre en tres días indeterminados.
Resumen de la caracterización y relaciones entre personajes en La casa de Bernarda Alba
Caracterización de los personajes
La obra tiene personajes visibles (protagonistas y secundarios), invisibles (Pepe el Romano, los segadores) y aludidos (Antonio María Benavides, Paca la Roseta). Los nombres reflejan su carácter, como Bernarda (autoridad y blancura), Adela (nobleza) o Martirio (sufrimiento).
Bernarda: Autoritaria y obsesionada con la honra.
Poncia: Criada de Bernarda, intenta advertirle, pero no puede intervenir.
Criada: Resentida con Bernarda, cruel con la mendiga.
Adela: Símbolo de libertad, apasionada y rebelde.
Martirio: Envidiosa y frustrada, desencadena la tragedia final.
Angustias: Mayor y rica, pero enfermiza y odiada por sus hermanas.
Amelia y Magdalena: Más pasivas, pero también condicionadas por el entorno.
Pepe el Romano: Invisible pero clave, buscador de dinero y placer.
Relaciones entre personajes
Bernarda y las criadas: Basada en la opresión y el miedo.
Bernarda y sus hijas: Relación autoritaria, basada en la obediencia forzada.
Entre hermanas: Odio, envidias y rivalidad por Pepe el Romano y el dinero.
Falta de amor: La frustración femenina domina la obra.
Bernarda y las vecinas: Relaciones marcadas por el desprecio y el miedo.
El lenguaje de la obra es coloquial y refleja el ambiente rural, con insultos, vulgarismos, andalucismos y expresiones populares. Las fórmulas de tratamiento muestran jerarquías sociales, como el uso del usted para Bernarda. Su lenguaje es autoritario, con imperativos y preguntas retóricas. Los símbolos refuerzan los temas centrales:
Agua: El pozo simboliza encierro y frustración; el mar, libertad y vida.
Casa cerrada: Opresión y separación entre hombres y mujeres.
Caballo: Representa la pasión y el deseo sexual.
Limpieza: Obsesión por la honra y las apariencias.
Colores (blanco y negro): Oposición entre libertad y represión; el verde de Adela simboliza rebeldía y muerte.
Estrellas: Esperanza de libertad.
Fuego: Pasión amorosa.
Ojos/vista: Vigilancia y falta de privacidad.
Calor de verano: Tensión y opresión.
Noche oscura: Tragedia y desenlace fatal.
Bastón: Símbolo del poder de Bernarda.
Luna y sol: La luna representa muerte y erotismo; el sol, vida y alegría.
Árbol: Fuerza y virilidad.
Perro: Sumisión y animalización.
Oveja: Simboliza fertilidad y sacrificio.
Además, en el teatro de García Lorca destacan aspectos fundamentales y constantes:
Sentido lírico: Su teatro es profundamente poético.
Temas recurrentes: Reflejan sus obsesiones personales, como el conflicto entre realidad y deseo, la frustración y la soledad.
Intención didáctica: Su teatro busca provocar reflexión y tiene un enfoque social.
Fusión entre lo humano y lo estético: Combina el drama con una gran belleza simbólica y visual.