Personajes principales y secundarios
Juan el Chinchorrero y María son los protagonistas. Él, como su apodo indica, se dedica a la pesca. Viven en una chabola a la que Juan llama irónicamente «la ONU». Tienen cuatro hijos: un niño pequeño, que no para de llorar; Pepa, Justo e Isabela, que colaboran en las tareas. Isabel, además, trabaja en el almacén, tal vez en un empaquetado de tomates. Asimismo, es la encargada de limpiar a la abuela, Juanitita, a medio morir de vieja. María, la madre, se dedica a las tareas propias del hogar y tiene un protagonismo especial, pues reparte órdenes vitales para el sustento de la familia.
La admiración por las mujeres (su madre falleció al nacer él) está muy presente en la obra poética de Pedro Lezcano, con títulos como: «Tierra o mujer», «Aparcera», «Retrato de una anciana», etc.
La abuela Juanitita
A la abuela Juanitita se le dedican nueve líneas que dejan entrever afecto y respeto por la vejez. Este es el mundo del trabajo, de la pobreza que se lleva con dignidad, frente al mundo de la opulencia representado por el señor extranjero, «rubio y alto» (es la única descripción física), que desencadena el conflicto: provoca el miedo y el silencio. Este señor extraño desconoce la isla y a sus habitantes. Todo indica que es estadounidense por las referencias dadas por María: «Deberías pasarte por el tinglado de los americanos». Este detalle y la referencia al plástico del invernadero nos hace situar la historia en el sur de una de las islas.
Espacio y tiempo: contexto histórico y social
La acción transcurre en la década de los sesenta, durante la noche, en el humilde hogar de Juan y su familia. Este reducido espacio se caracteriza por la escasez de enseres y el aprovechamiento máximo de materiales reciclados (plástico de invernaderos, cajas viejas, etc.). La chabola se sitúa en la costa sur de Gran Canaria. Prueba de ello es la mención a las mareas del Pino, pleamar que ocurre en las primeras semanas de septiembre, coincidiendo con la festividad de la Virgen del Pino, patrona de la isla de Gran Canaria. Además, también lo son las construcciones con piedra seca que se utilizaban en las cuarterías habitadas por los trabajadores del tomate en el sur de la isla.
El tiempo narrativo
El tiempo se dispone de forma lineal con alusiones al futuro. María, la esposa, nos adelanta algunos datos cuando dispone la actividad para la próxima madrugada: Pepa debe traer agua; Justo, ordeñar; e Isabela debe atender a la abuela antes de irse al almacén.
Conclusión: la denuncia social y la defensa de Canarias
Este cuento se publica en 1964, en plena madurez literaria del autor, que ya había escrito Romancero Canario y La Ruleta del Sur, obras en las que ya manifestaba su preocupación por los temas sociales. En su obra poética estaba muy presente su constante compromiso con los más desfavorecidos, su posicionamiento claro al lado de la paz, la denuncia del autoritarismo, su contundente defensa de las islas frente a cualquier posible amenaza. A finales de los años setenta escribiría el poema «La maleta», que recoge, además de estos temas, la posibilidad de formar parte de la OTAN, que el poeta denuncia.
En este contexto, la chabola se convierte en un símbolo de Canarias y el señor extraño representa una especie de amenaza exterior. El autor nos presenta un conflicto entre dos mundos: la chabola es lo más opuesto al satélite; la familia pobre, trabajadora, frente al extranjero que intimida. Todo ello le permite denunciar una realidad social, característica de una buena parte de la sociedad isleña, que veía cómo en esos años se iniciaba un desarrollo económico basado en el turismo y cuyos beneficios no llegaban a la mayoría de la población. Está de parte de los más débiles, a los que idealiza y presenta con una gran dignidad a pesar de sus circunstancias adversas. De hecho, hasta el paisaje descrito contribuye a dignificar a sus habitantes gracias a una mirada poética que embellece las cosas más cotidianas e incluso vulgares: «La arena queda sembrada de estrellas marinas color sangre, que durante la noche conservan su brillo y, como sus hermanas celestes, palidecen quemadas por el sol de la mañana».
El boom turístico y la especulación
Es a partir de los años sesenta cuando irrumpe el turismo de masas como nueva alternativa económica. Este llamado «boom» turístico cambiaría profundamente el paisaje de las islas, que pasarían a depender del sector servicios, con el consiguiente abandono de la agricultura. Durante estos años, y posteriores, muchos pensaban que Canarias estaba abandonada a su suerte, que al régimen dictatorial y a la clase dominante solo les interesaba la especulación, buscando el enriquecimiento rápido y desmesurado sin preocuparse por las condiciones de vida de sus habitantes ni por la preservación del territorio. Este era visto, incluso, como laboratorio de pruebas para bases extranjeras que serían utilizadas por los americanos, pues los EE. UU. preveían desde hacía muchos años la futura integración de España en la OTAN. Por entonces, muchos conjeturaban que las islas podrían convertirse en portaviones naturales, en definitiva, en una amenaza real para los continentes africano y europeo.
Finalmente, no está de más recordar que el Centro Espacial de Canarias (CEe), perteneciente al INTA (Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial), está situado en Maspalomas, Gran Canaria. Las primeras instalaciones de Maspalomas fueron llevadas a cabo por la NASA en 1960 y este relato aparece en 1964.