1.- Contexto histórico y social
En la poesía medieval había dos escuelas o mesteres (oficios): el mester de juglaría, propio de los juglares, y el mester de clerecía, propio de los clérigos. El mester de juglaría se caracteriza por la presencia de versos irregulares, que oscilan entre diez y veinte sílabas, y que son mayoritariamente monorrimos, rimando siempre en asonante.
El juglar era quien divertía al rey, a los nobles o al pueblo. Se ganaba la vida ante un público para recrearlo con música, literatura, charlatanería o con juegos de manos, mímica, acrobacia, etc. También servían como órganos de publicidad e influencia en la opinión.
2.- Los cantares de gesta. Origen de la épica romance
Los poemas épicos son narraciones en verso de carácter heroico. Su objeto era cantar o relatar la vida de personajes importantes, sucesos notables o acontecimientos de vida nacional que merecieran ser divulgados. Debido a su carácter oral, la mayoría de ellos…
Su probable origen es que un poeta, que se ha servido de materiales del patrimonio popular o colectivo, los haya redactado.
A lo largo de los siglos, los romances se han visto influenciados por raíces germánicas (la crueldad de las venganzas de la mujer), francesas, debido a las numerosas peregrinaciones a Santiago, y arábigas (las «archuzas», semejantes a nuestra épica).
3.- Autor y fecha del Poema
El poema fue escrito hacia el año 1110, inmediatamente después de sucedidos los hechos, probablemente por un juglar de la zona de San Esteban de Gormaz.
4.- Partes y argumento
El Poema se divide en tres partes o cantares: Cantar del Destierro, Cantar de las Bodas y Cantar de la Afrenta de Corpes.
Cantar I. Cantar del Destierro:
El Cid sale de Vivar, dejando sus palacios desiertos, y llega a Burgos, donde nadie se atreve a darle asilo por temor a las represalias del rey. Una niña de nueve años le ruega que no intente la ayuda por la fuerza para no perjudicar a los moradores de la posada. En la ciudad se aprovecha de la avaricia de unos judíos. El Cid se dirige al monasterio de San Pedro de Cardeña para despedirse de su esposa, doña Jimena, y de sus dos hijas, a las que deja confiadas al abad de dicho monasterio. Entra luego en tierra de moros, asalta la villa de Castejón y vence a los moros en varias ocasiones, recogiendo un rico botín del que envía parte al rey; continúa sus correrías y derrota y prende al conde de Barcelona, liberándolo poco después.
Cantar II. Cantar de las Bodas:
Refiere fundamentalmente la conquista de Valencia. El Cid vence al rey moro de Sevilla y envía un nuevo presente al rey Alfonso VI, lo que permite el reencuentro del Cid con su familia. Poco después, la ciudad es sitiada por el rey moro de Marruecos; el Cid lo derrota y envía un tercer presente al rey Alfonso. Los infantes de Carrión solicitan al rey de Castilla las hijas del Cid en matrimonio, y el rey y señor del Cid interviene para lograr el consentimiento de aquel y lo perdona solemnemente. Con los preparativos termina el Cantar.
Cantar III. La afrenta de Corpes:
Los infantes de Carrión quedan en ridículo ante los cortesanos del Cid por su cobardía en el campo de batalla y por el pánico que demuestran a la vista de un león escapado. Deciden entonces vengar las burlas de que han sido objeto; para ello, parten de Valencia con sus mujeres y, al llegar al robledal de Corpes, las abandonan después de azotarlas bárbaramente. El Cid pide justicia al rey. Convocadas las cortes en Toledo, los guerreros del Campeador desafían y vencen a los infantes, que son declarados traidores. El Poema termina con las nuevas bodas de las hijas del Cid, doña Elvira y doña Sol, con los infantes de Navarra y Aragón.
5.- Estructura
En el poema hay dos tramas que se cruzan:
El tema del deshonor: eje central de la obra, motivado por el injusto destierro del Cid; continúa con el progresivo engrandecimiento del Cid mediante sus victorias y las riquezas que éstas le procuran, y finalmente se describe la entrada triunfal del Cid en Valencia.
- Las bodas de las hijas del Cid y el injusto trato que estas reciben por parte de los infantes de Carrión: esto motiva que el Cid obtenga la culminación de su honor. Finalmente, las hijas del Cid se casan con los infantes de Navarra y Aragón.
6.- Aspectos formales: métrica y estilo
Métrica:
Característica: versificación irregular: la medida de los versos oscila entre las 10 y las 20 sílabas, aunque se aprecia un predominio de los de 14, 15 y 13 con hemistiquios de 6, 7 y 8 sílabas combinados preferentemente en 7 + 7, 7 + 8 y 6 + 7. Los versos están agrupados en series o tiradas que encierran una misma idea, cuya asonancia es más o menos continua. Suele cambiarse la asonancia cuando la narración da paso al discurso directo o viceversa, y cuando se introduce una nueva escena o tema.
Estilo:
Con el propósito de ennoblecerlos, el poeta dota a los personajes de cualidades excelentes mediante el epíteto épico («el que en buen hora nació», «el bueno de Vivar») o de adjetivos caracterizadores, ponderativos o afectivos que se extienden no sólo al héroe, sino también a su mujer, a su caballo, etc. Visualiza las escenas emocionantes mediante expresiones deícticas, señaladoras (heos aquí, veriedes) porque presupone un auditorio; en estos casos, el autor se introduce en la obra haciendo sus propios comentarios. El vocabulario que alude a prácticas legales, usos feudales, arte de la guerra y ropajes es amplio y sirve para dar a conocer costumbres y modos de vida. Se usa con cierta frecuencia el ablativo absoluto. Hay pleonasmos (llorando de los ojos) que intensifican la expresión emotiva. Se suele anteponer el artículo al adjetivo, con lo que se le individualiza y se le atribuye la cualidad en exclusiva (Castilla la gentil, Valencia la clara). Abundan las descripciones de personas, batallas y lugares. Para terminar, hay que destacar la claridad, simplicidad y, a la vez, severa grandeza que el poeta confiere a la narración, que discurre con rapidez y viveza (dinamismo). La ornamentación es sobria y la adjetivación escasa. La expresión adquiere una infinita gama de matices que van desde lo finamente irónico a lo dramático.
7.- Temas
En primer lugar, se señala el tema del restablecimiento del honor del héroe, perdido a causa del destierro. El concepto del honor equivalía a «posición o rango social».
La ascensión del Cid al poder es otro de los temas. El destierro que sufre el héroe supone el desamor del rey y la muerte jurídica del Cid. Para conseguir el poder, lucha y gana batallas y riquezas, a las que se les concede gran importancia en la obra. En la lucha por el poder son importantes las hijas, por las que siente gran ternura, pero las mueve en el tablero según sus conveniencias, como cualquier señor medieval.
También hay que destacar el tema de la integridad. El Cid se demuestra íntegro en un sentido cristiano, feudal y social. Esta integridad le gana la adhesión de sus vasallos, y su generosidad y fidelidad le hacen recuperar el favor del rey. Es tierno y humano en el amor a su familia y a sus amigos, religioso, cortés, astuto, discreto y valiente en la lucha.
8.- Historicidad, ficción y realismo
El poema tiene un gran valor histórico, porque gran parte de los personajes y hechos que nos muestra están atestiguados históricamente.
Sin embargo, la intensa exaltación priva al texto de cierta imparcialidad y exactitud, cosa que, por otra parte, tampoco era buscada por el autor.
El realismo es otro valor añadido al Poema. Las batallas, los lugares geográficos citados, las costumbres, vestidos y comida aparecen descritos con fidelidad y con una base real.