Análisis de «Nada» de Carmen Laforet: Una mirada a la posguerra española

Espacio y tiempo: Un reflejo de la posguerra

La historia de Nada se desarrolla en un tiempo lineal, siguiendo la estancia de Andrea en Barcelona desde su llegada hasta su partida a Madrid. El tiempo es un elemento esencial para la narración, ya que se presenta en tres planos:

  • El pasado: impregnado por la sombra de la Guerra Civil.
  • El presente: el día a día de Andrea.
  • El futuro: desde donde Andrea recuerda el pasado para comprender el presente.

En cuanto al espacio, este refleja la sociedad de la dictadura franquista, con espacios cerrados y opresivos que dominan la obra.

Novela de iniciación o Bildungsroman

Nada se puede considerar una novela de iniciación o Bildungsroman, aunque la protagonista, Andrea, no realiza acciones que la lleven a un desarrollo vital. Sin embargo, el paso del tiempo a través de su experiencia y su inserción final en la sociedad la convierten en un relato propio de este género.

Narrador y lenguaje

: El tipo de narrador de la obra se caracteriza por la primera persona del singular como referendo de la realidad ante la que se encuentra y a la que se tiene que enfrentar. Así nos encontramos con una Andrea como narradora-testigo de lo que la circunda. Es más, los personajes que la acompañan pronto se dan cuenta de tal función y no tardan en hacerla partícipe, incluso, de aquello que se le pasa inadvertido por falta de este componente-carácter de testigo. Andrea, como si de un entomólogo se tratase, se dedica a transcribir sus apreciaciones sobre la realidad y los seres que la habitan. Si bien, la propia realidad también este modo, condiciona el uso del lenguaje de los personajes. Y es que no es lo mismo el uso lingüístico que se aprecia entre las clases sociales bajas que entre las clases sociales altas.

ESTRUCTURA:La obra se conforma como novela en la que se distinguen las tres partes (las Tres Partes) de la propia narración: planteamiento-nudo-desenlace: Parte I (capítulos 1-9)-II (capítulos10-18)-III (capítulos 19-25). Que, a su vez, están conformadas por un total de 25 capítulos.La estructura está marcada por la concatenación de elementos narrativos que le confieren un carácter lineal a la misma.

PERSONAJES:Los personajes de la obra van a  ir apareciendo en escena a medida que Andrea se los vaya encontrando en su periplo vital de joven adolescente recién llegada a Barcelona y, por ende, a su nueva vida. De este modo, y al igual que ocurre con el tipo de narración de la obra, los personajes se van definiendo y perfilando a medida que Andrea los vaya conociendo en mayor profundidad. Para esto, no solo contará con lo que ella misma vea en su relación con los personajes, sino también con lo que le digan y/o oiga con respecto a ellos. Pero, en definitiva, los personajes van a estar, en un principio, definidos por su posición en la sociedad con respecto a su posicionamiento durante la guerra civil: ganadores y perdedores.La familia de Andrea supone el epítome de los perdedores. 

– La abuela: Es la que trata de mantener la paz y de conciliar las tensiones que surgen entre los demás miembros de la familia. Aunque dificilmente lo consigue. Su función como «abuela» la lleva al ejercicio de la solidaridad y la conmiseración con respecto a los más débiles de la casa: su nieto (el hijo de Gloria y Juan) y la propia Andrea. Ahora bien, su papel de «abuela» difiere del que ha ejercido como madre. Papel que continuamente le echan en cara sus hijos. Y papel que le llevará a defender a sus hijos contra viento y marea. Su función en la obra también es la de la representación simbólica de un tiempo pasado (el de la República) .

– Angustias. Representa la figura diseñada  por el franquismo como modelo de conducta y a seguir por las mujeres de la posguera: hacendosa, religiosa , recta en la moral nacional-católica… En definitiva, la mujer de bien de la sección femenina primoriverista. Si bien, todo esto tiene el envés, que se manifiesta y critica en la obra, de la doble moral de quien lleva más de veinte años manteniendo una relación sentimental con un hombre casado (a la sazón su jefe). Su desaparición en la obra viene a resumir el paulatino apartamiento de la sección femenina en la vida de la posguerra. Quedando esta reducida al elemento espiritual de la iglesia y/o de la educación» de las niñas»‘ (futuras mujeres de bien) en el estado franquista.

Gloria. Representa, frente a Angustias, el ideal de mujer (republicana y de la República)libre y autónoma que sale derrotada de la guerra y que tiene que afrontar y enfrentar su nuevo estatus: pérdida de la libertad y de la autonomía frente a la figura masculina en la sociedad y en la familia. Frente al carácter pasivo de las mujeres de la casa de la calle Aribau (Angustias y la propia Andrea), ella se va a caracterizar por un componente activo de luchar por la supervivencia de sí misma y de su familia (su hijo y su marido). Ahora bien, a pesar de todo esto, su determinismo social (y político) le atan a una situación familiar de la que no puede salir y en la que solo le queda sufrir estoicamente su situación, convertida en una suerte de Sísifo con su carga (la familia) a cuestas.

Juan. Su figura en la obra es la del bando de los perdedores. Su posicionamiento durante la guerra civil en el bando republicano hace que en la posguerra se vea sometido al ostracismo.Esto hace que solo pueda ir tirando gracias a pequeños trabajos esporádicos y mal pagados que no le llenan la despensa, ni su alma de artista (sin talento) perturbado. Todo lo cual lo convierte en un paria que solo puede ejercer su voluntad contra su mujer en forma de maltrato físico y verbal.

– Andrea. Su función en la obra es la de ser la narradora-testigo de lo que acontece en la narración, además, y por ende, resulta el nexo de unión entre los dos mundos que se presentan en la obra. Es más, cuando pierda este papel debido a la relación que surge entre Ena y su tío Román, se sentirá desplazada y desorientada en el cumplimiento de sus funciones.Poco sabemos de ella si no es porque es relevante para el devenir de la trama o para dar cabida en el relato a alguno de los personajes .O porque serán otros  los que la presenten-describan como parte del ejercicio narrativo que culmina en la obra.La desaparición de escena de Angustias le dará a Andrea la posibilidad de disfrutar de la libertad. Libertad que, en su caso, resulta de cierta independencia económica  y vital. La posibilidad de tener una habitación propia hace que la independencia de Andrea no solo cobre un sentido metafórico, sino que también lo hace en el más de los literales . Este cuarto propio le servirá también como diván en el que escuchar lo que el resto de personajes de la casa (Gloria fundamentalmente) le tengan que ir rellenando del relato del que no ha sido testigo. 

Ena. Su figura en la obra es la de resultar el contrapunto de la propia Andrea; así, ya no solo por la clase social a la que pertenece sino también por el hecho físico que la caracteriza: su pelo rubio y su piel blanca. Ena es libre porque puede serlo: tiene la solvencia económica necesaria. Para Andrea, su fiel escudera, será la maroma a la que agarrarse para no precipitarse por la sima abierta por la guerra civil. Ahora bien, la caracterización de Ena acaba por resultar una caricatura crítica más a una determinada clase social y a las prebendas a las que esta se aferra como propias de clase. Si bien, su descripción acaba estando marcada por el cinismo y la distancia social que marca para con todos (los de abajo) incluidos la propia Andrea y su tío Román.

La familia de Ena. Resulta como contraposición a la familia de Andrea, un remanso de paz de seres rubicundos (angelicales) que están dotados de la paz y de la armonía que tanto le llama la atención a Andrea. Si bien es cierto que son el cuadro de la alta burguesia barcelonesa; gentes de bien que han ganado la guerra y por tanto la vida se circunscribe al mantenimiento de la empresa que ha de ser el sostén de su estatus y de su familia. Resultan en sí mismos un fiel reflejo del sistema burgués-capitalista en el que todo y todos tienen un precio .

– Los estudiantes. En este apartado es interesante destacar que el grupo de estudiantes está formado en su mayoría por alumnos varones que pertenecen a las clases sociales acaudaladas tomando como excepciones a Ena (por su origen socio-económico) y a Andrea .Aqui podemos destacar a Iturdiaga y Pons. Es paradójico que Ena acepte las pautas sociales y que se avenga a ellas (en su caso será el matrimonio futuro con Jaime) después de un breve coqueteo con la ruptura de las normas en su breve affaire con Román. Este no deja de ser, si bien, el cumplimiento de una especie de ritual de iniciación en la vida adulta para la aceptación y posterior recuperación de su vida. Román no deja de ser el juguete exótico (por no pertenecer a su mundo y por el halo de artista atormentado que detenta) al tiempo que cumple la función de fetiche tabú de la relación madre-hija en una suerte de juego freudiano. De la que Ena sí sale victoriosa.

El lumpen. Nos referiremos con este epíteto a los personajes del arrabal que pululan por la obra y cuya presencia es meramente testimonial. Son, en esencia, el testimonio de la existencia de otra Barcelona (la del Raval, las Ramblas, el barrio chino…) y que se concentran en el piso de la hermana de Gloria. Piso en el que se juega a las cartas en timbas de dudosa legalidad y piso (y alrededores) que cobijan a los perdedores de la sociedad. Será este lumpen el que aparezca en las más de las ocasiones retratado desde la animalización que marca su distanciamiento de los seres (estos sí humanos) que habitan la otra Barcelona. 

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