Análisis de la Narrativa Existencial de Juan Carlos Onetti

JUAN CARLOS ONETTI: Narrativa Existencial

CONSTANTES TEMÁTICAS

Un Espacio: Santa María

Desde el comienzo, Onetti mostró desinterés por retratar la realidad externa y fabricó un orbe propio.

Las constantes temáticas del mundo onettiano apuntan a la culpabilidad, la responsabilidad moral, la relatividad de la verdad y el sueño. La salvación por la escritura será una de sus salidas, las implicaciones de la imaginación un escape frente a la precariedad esencial de la condición humana. La escritura alimenta la ilusión de que la vida tiene una finalidad. Prevalece en su narrativa la visión de un hombre física y espiritualmente exhausto, de ahí la proliferación de seres marginales en sus textos, héroes o antihéroes que son rufianes, prostitutas, enfermos o locos. La lucha contra esa desolación se revela inútil, la postura de sus héroes roza más la resignación que la angustia.

Los personajes de sus novelas tienen vocación de solitarios y viven dominados por el aburrimiento, la tristeza o la locura.

Obra literaria

La crítica ha coincidido unánimemente en señalar a Louis Ferdinand Céline y William Faulkner como dos de los principales mentores literarios del escritor uruguayo.

Novelas

  1. El pozo
  2. La vida breve
  3. El ciclo de Santa María
    • El nombre de Santa María tiene un claro sentido bíblico, alusivo a la nostalgia del paraíso y a la pureza original. El nombre de la población imaginaria remitiría al mito del Edén. Otros autores lo han entendido en términos irónicos: un burdel.
  4. El astillero

    La trama empieza teniendo en cuenta un suceso que luego será narrado en una novela posterior, Juntacadáveres: el proxeneta Larsen ha sido expulsado de Santa María, cinco años antes, por regentar un prostíbulo. Ahora regresa deseoso de rehabilitar su nombre. Viene con un nuevo proyecto: tratar de reflotar un astillero abandonado según el encargo de un empresario, Petrus. Larsen sabe bien que el empeño está condenado al fracaso, pero, a pesar de todo, acepta el reto. De paso, corteja a la hija deficiente del viejo Petrus, Angélica Inés, y sueña con casarse con ella y convertirse en un rico hombre de negocios. También conoce a dos empleados de Petrus, Gálvez y Kunz, tan indolentes como el mismo Larsen. Gálvez dispone de cierto material comprometedor para su patrón (unos falsos títulos de propiedad), que no da a conocer por satisfacer su íntimo sentimiento de superioridad sobre Petrus. Sin embargo, cuando llega el final de la novela, los publica y, acto seguido, se suicida. Petrus acaba en la cárcel y los proyectos de Larsen se desvanecen. El final de la novela encierra una solución ambigua muy del gusto de Onetti. Al parecer, Larsen contrata los servicios de una lancha y escapa de Santa María. Muere después en el hospital.

    Conviene detenerse en el hecho de que el protagonista percibe a la perfección la imposibilidad de sus deseos. Conoce el deterioro en que se encuentra el astillero, la ineptitud del personal que le rodea, la ridiculez de sus pretensiones amorosas. Sin embargo, persiste en su empresa, consciente de su inutilidad. Esta es quizá la quintaesencia de los héroes onettianos: su pesimista lucidez y su voluntad de fracaso contra toda esperanza. La conciencia de la propia derrota, de su capacidad de asquearse de sí mismo, acompaña el derrotero de Larsen a lo largo de toda la acción.

  5. Juntacadáveres

    Se centra en los avatares alrededor del burdel de Larsen: los pormenores relacionados con su autorización, la llegada de las prostitutas, la reacción del cura Bergner y las fuerzas bienpensantes, y la disolución del negocio; de otra parte, las relaciones entre el adolescente Jorge Malabia y su cuñada demente, Julita, contadas por el mismo muchacho. Asediado por los remordimientos y el asco, Jorge decide huir con las prostitutas, pero es detenido en la estación de ferrocarril y llevado de vuelta a su casa. Allí se encuentra con Julia, que se acaba de suicidar, colgada de una viga del techo y vestida como una colegiala, en un intento, tan desesperado como enigmático, de recuperar la inocencia perdida.

    Por lo demás, todos los personajes están de alguna forma contaminados. Jorge Malabia, el más inocente en apariencia, mantiene una equívoca relación con la viuda de su hermano; su padre, un hombre rico del pueblo, es de los que invoca los principios morales para atacar el prostíbulo, pero antes ha alquilado el terreno a Larsen.

    El proxeneta Larsen es el verdadero héroe onettiano: rebelde y desencantado, desafiante ante un orden hipócrita.

    Larsen y sus pupilas son, simultáneamente, mediocres y patéticos. Larsen no es un matón violento y explotador, como cabría esperar. Onetti lo caracteriza como un artista que sueña con el burdel perfecto. Su ideal no se realiza porque sólo junta «cadáveres», prostitutas entradas en años.

  6. Últimas novelas
    • Dejemos hablar al viento (1979)
    • Cuando ya no importe (1993)

Novelas breves

  • La cara de la desgracia
  • Los adioses
  • Para una tumba sin nombre

LOS CUENTOS

El infierno tan temido

En “El infierno tan temido”, Risso, el protagonista, se ha separado de su mujer por culpa de la infidelidad de ella. La mujer desaparece y, al poco tiempo, Risso empieza a recibir fotos de ella en posturas obscenas. Con cada envío, las imágenes son más agresivas y, para mayor humillación, son mandadas también a otros conocidos del protagonista. Risso ve en todo una amarga forma de amor y venganza hacia él por parte de su mujer. Cuando por fin ha decidido reconciliarse, recibe una última carta más hiriente aún. El texto no nos deja adivinar qué contiene. Pero Risso acaba suicidándose.

La cara de la desgracia (fragmento)

La cara de la desgracia se centra en una tentativa, por parte del personaje principal (en este caso, el narrador del cuento), de librarse de una situación intolerable mediante un salto existencial, que fracasa y lo hunde todavía más. Dos historias trágicas se cruzan: la primera de ellas se remonta al suicidio del hermano mayor del narrador tras un desfalco cometido por éste en su empresa. El narrador se siente culpable de esta primera desgracia porque fue él quien indujo a su hermano Julián a salir de la pobreza mediante la especulación. La segunda historia arranca en las primeras líneas del cuento, cuando el narrador observa con cierto interés, desde la ventana de su hotel, el paseo en bicicleta de una bella adolescente. Más tarde, se vuelve a encontrar con la muchacha y la convence para caminar juntos hacia la playa por la noche. La velada termina con los dos haciendo el amor en medio de una naturaleza turbulenta, con un fondo tormentoso en el horizonte. A la mañana siguiente, una prostituta amiga del difunto Julián visita al narrador con la idea de sacarle dinero. Tras una discusión, la mujer acaba confesando que el hermano llevaba años estafando dinero y que, por tanto, el narrador no es tan culpable como creía. A pesar de que esta noticia debiera liberarlo, el narrador se siente ahora estafado por alguien en quien siempre creyó. A pesar de que, según lo que conoce el lector, no había indicios en su contra, el narrador se declara culpable. No debemos olvidar la soledad, tan característica del héroe onettiano. En el fondo, el narrador está «buscando purezas, verdades, epifanías, en un mundo degradado. Su inculpación puede entenderse como una rendición frente a un mundo del que se siente desengañado y con el que utiliza ahora las mismas armas que ha conocido: la mentira y la violencia. Sólo que esas armas las emplea contra sí mismo.

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