Análisis de la Evolución Poética de Antonio Machado: Del Modernismo a la Posguerra

Antonio Machado: La Poesía de la Intimidad y la Conciencia

Primeros años e influencias

Antonio Machado, nacido en Sevilla, se trasladó a Madrid en su juventud. Junto a sus hermanos, estudió en la Institución Libre de Enseñanza, dirigida por Giner de los Ríos, bajo principios krausistas y una visión liberal de la educación. Esta formación krausista marcó profundamente su pensamiento. En Madrid, Antonio y Manuel Machado se relacionaron con la vida bohemia y con figuras del modernismo como Rubén Darío, Juan Ramón Jiménez y Villaespesa. Viajaron a París en dos ocasiones, cultivando una gran admiración por Paul Verlaine.

En 1902, Machado publicó Soledades, ampliada en 1907 como Soledades, galerías y otros poemas. En esta época, obtuvo la cátedra de francés en Soria y se casó con Leonor Izquierdo. Tras la muerte de su esposa, sufrió una crisis vital y se trasladó a Baeza. En 1912, publicó Campos de Castilla. Posteriormente, se trasladó a Segovia y colaboró con una universidad popular. En 1927, ingresó en la RAE, donde conoció a Pilar de Valderrama, su segundo gran amor, que inspiró sus poemas como Guiomar. En 1933, publicó La tierra de Alvar González y en 1936, Juan de Mairena, sentencias cortas.

Tras el estallido de la Guerra Civil en 1936, Machado se trasladó a Valencia y colaboró con publicaciones republicanas. Participó en el Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura. En 1939, se exilió a Francia, donde falleció en Colliure.

Evolución poética

La evolución poética de Machado estuvo marcada por diversas influencias:

  • Entorno intelectual: Su padre fue un importante folclorista andaluz.
  • Lecturas filosóficas: Estudió con Bergson gracias a una beca, y leyó a Unamuno.
  • Reflexión sobre la España de su tiempo.
  • Rubén Darío: Ejerció una gran influencia en sus primeros años, aunque Machado siempre mantuvo un estilo personal.

La Generación del 27, si bien respetaba a Machado, no se vio muy influenciada por él. Sin embargo, su poesía sí influyó en la poesía de posguerra, convirtiéndolo en un referente, junto con Unamuno, por su humanismo. La figura de Rubén Darío también fue reivindicada por poetas como Neruda y Lorca, aunque las vanguardias repudiaron el modernismo en general.

Soledades y el Modernismo rubendariano

¿Cuál es la importancia de Soledades en relación con el Modernismo rubendariano?

Algunos críticos, como Gustav Siebenmann, señalan que Machado se dejó influenciar poco por el modernismo a pesar de su relación con su hermano, su viaje a París y su contacto con Darío. Soledades se caracteriza por un tono personal y una sencillez que contrastan con el modernismo. Se puede hablar de un rechazo temprano al modernismo, aunque también hay cierta influencia a lo largo de su obra.

Machado utiliza las máscaras, pero de forma ambigua o paródica. Su poesía es contenida, en contraste con la exuberancia de otros poetas de la época. Destaca su tendencia a la simplificación y a la omisión, creando una sensación de misterio. Frente a la acumulación y el desorden de Rubén Darío, Machado elide los objetos.

Soledades puede interpretarse como una versión culta de las soleares andaluzas, retomando la idea de Bécquer. Pedro Cerezo destaca la vibración íntima del libro, la resonancia de la realidad en la intimidad del poema. Los poemas pueden leerse como una retracción hacia el “yo” y sus vivencias, donde resuena el mundo. Hay una subjetividad radicalizada que funciona como un reflejo de la realidad. Se detecta una denuncia de la vanidad del mundo frente a la primacía de la subjetividad. Lo que importa para Machado es la emoción ante la vida.

¿Todo lo que la crítica achaca al Modernismo es ajeno a Soledades? La respuesta es no. En este primer libro se puede detectar la gravedad ontológica que acompañaría a Machado en toda su obra, alejándolo del modernismo, tanto en su dimensión decorativa como en la profunda y espiritual.

Idealismo y Humanismo en Soledades

Se ha hablado de la posición idealista de Machado, especialmente en lo que respecta a la verdad del alma. Su poesía puede considerarse idealista, pero también se debe destacar la importancia de lo humano. En su exploración íntima, Machado busca lo que se tiene en común con los demás. Su poesía, aunque radicalmente íntima, se detiene en lo que lo une al prójimo. La dimensión ética se cuela ya en Soledades.

¿Por qué es tan importante la palabra Humanidad en Machado? Machado fue un poeta respetado, pero dejó poca escuela. No comprendía la poesía del 27, que consideraba deshumanizada. Tras la Guerra Civil, la necesidad de humanizar la poesía llevó a la reivindicación de Machado, que siempre había estado ahí. Su búsqueda de la humanidad es fundamental para comprender la poesía española.

Machado buscaba una teoría del lenguaje poético, una epistemología y una teología. Utiliza el proverbio popular como molde, pero vuelca una filosofía de vanguardia, enunciada desde una voz lírica ingenua y modesta.

Algunos críticos, como Mátyás Horányi, señalan que Machado introdujo el espíritu del krausismo dentro del simbolismo. Darío influyó en su voluntad de perseguir el matiz, los detalles y la flexibilización del lenguaje. Predmore, por su parte, afirma que Soledades es un libro sobre la juventud, sobre una crisis de personalidad. Machado sería el primer poeta simbolista europeo en escenificar una crisis de la personalidad, iniciando un camino que se atribuye a Juan Ramón Jiménez.

Simbolismo en Soledades

Soledades es una obra intimista que, pese a ser contraria a algunas ideas del modernismo, se considera emblemática de este movimiento. Machado imita procedimientos imaginarios y figuras retóricas que luego se incorporarían a las vanguardias. Apuesta por el símbolo, que considera capaz de traducir los estados de ánimo. El símbolo convierte lo abstracto en una realidad material.

El viajero: Es el símbolo que preside el libro. Representa a la persona lírica construida por Machado y es una figura tradicional de la literatura occidental. En Machado, el viajero encarna una búsqueda, un anhelo nunca saciado. Desde el primer poema se puede detectar el fracaso del viajero, la frustración. Es un viaje interior, a través de paisajes concretos que son una proyección del estado interior del poeta. Caminar en Soledades es buscar una vida auténtica. Cuando la búsqueda se interrumpe, al viajero solo le queda la espera de la muerte. Es un libro existencialista, influenciado por Unamuno.

El sueño: El viajero parece estar sumido en una ensoñación permanente. Este vivir en el sueño se ha interpretado como un signo de una existencia no plena, marcada por la monotonía, el tedio y la melancolía. Estos sentimientos, relacionados con el tiempo, se deben a que el tiempo fluye en vano. Machado está influenciado por el existencialismo europeo, especialmente por Nietzsche y su idea del eterno retorno.

La vida: El viajero anhela una vida plena que nunca alcanza. Esta vida se identifica con la juventud, la primavera, el agua.

Poética reflexiva: En Soledades se observa una concepción reflexiva de la poesía como forma de conocimiento. Machado creía que los poetas tenían un don que les permitía convertir la poesía en conocimiento. Se inspira en la filosofía de Bergson y habla de la capacidad del poeta para profundizar en la memoria y resucitar el pasado. La búsqueda del viajero también es un encuentro con el pasado y la memoria.

El sueño como conocimiento: Para Machado, el sueño también es una forma de conocimiento, al igual que la poesía.

Religiosidad: Se puede asociar con cierto panteísmo, vinculado al modernismo. La muerte a veces se presenta como un regreso a la naturaleza. Aunque aparece la figura de Dios como un anhelo, prevalece una intuición de la nada. La angustia ante la posibilidad de la nada, inspirada en Bergson, marca Soledades.

Campos de Castilla

Durante su estancia en Baeza, Machado radicalizó su pensamiento político y poético. Su contacto con el campo andaluz le llevó a la idea de que la poesía es palabra esencial en el tiempo y que debe estar vinculada a su presente. Criticaba a la Generación del 27 por destemporalizar la lírica y por su intelectualismo. defendía una poesía emotiva y filosófica, basada en la intuición del ser.

Campos de Castilla, que inicialmente iba a titularse La tierra de España, representa la superación del simbolismo y el cuestionamiento de la tradición románica. Luis García Montero señala una transformación política en Machado que acompaña la creación de este libro.

Machado se preocupaba por el enclaustramiento en el “yo” individualista, que consideraba una forma de interiorizar los códigos de la sociedad industrial. También le preocupaba la defensa de una moral lírica esteticista como respuesta al utilitarismo burgués. Buscaba una poética que discutiera los valores sin ser una mera reacción.

Machado rescata la importancia de lo histórico y de lo ético, recuperando los vínculos del poeta con la moral cívica. Le interesa la forma en que la historia atraviesa el corazón individual. Se produce un giro hacia una poesía de la conciencia.

En Campos de Castilla hay una sección de proverbios y cantares que Machado llamó “autofolclor”, una discusión entre lo individual y lo colectivo.

Unamuno

Hasta los años 40, la crítica minusvaloraba la poesía de Unamuno, considerándolo un poeta de las ideas, de segunda categoría. Se le criticaba por su uso de la lógica y los conceptos en la poesía, que se consideraba un espacio para el sentimiento y la imaginación. La rehumanización de la poesía en la posguerra le devolvió un lugar de reconocimiento.

Unamuno fue un antimodernista radical. Le interesaba la interiorización hacia la conciencia y el giro trascendente, al igual que a Machado y Juan Ramón Jiménez. Su antimodernismo se radicalizó a partir de 1902, interesándose por cuestiones metafísicas. En una entrevista de 1907, se autodeclaró antimodernista, criticando las características del modernismo.

Unamuno comenzó a escribir poesía a finales del siglo XIX. En su primer libro, Poesías (1907), Juan Ramón Jiménez y Rubén Darío celebraron su novedad y densidad temática. En estos primeros poemas ya se encuentra su ideario conceptual e intelectual. En el Rosario de sonetos líricos, el Cristo de Velázquez, presenta al Cristo español como un Cristo que siempre está muriendo pero nunca muere, trasladando la agonía a su poesía.

En Rimas de dentro, o Teresa, de carácter amoroso, y en De Fuerteventura a París, que reúne poemas de su destierro, se observa un carácter de meditación íntima, algo insólito en la poesía de su tiempo.

Unamuno distinguía dos tipos de poesía: conceptual y cordial. Le interesaba la cordial, pero no su ejecución a través de imágenes sensoriales y artificiosas. Proponía una poesía cordial basada en el sentimiento, la inspiración y los conceptos, más que en las imágenes. Esta poética lo vincula a la poesía de Bécquer y a la poesía meditativa inglesa.

Luis Cernuda, lector de Unamuno, hablaba de tres niveles de sustancia temática en su obra:

  1. El poeta como miembro de una familia.
  2. Como miembro de una patria.
  3. Como uno más de los hombres en su relación con lo divino.

Cernuda señala que la dimensión metafísica y religiosa está relacionada con las preocupaciones nacionales. La poesía de Unamuno recurre a una dicción conceptual al servicio de lo cordial. Apuesta por pensar el sentimiento. Se le ha considerado un poeta neorromántico de carácter metafísico y existencial, donde el elemento existencial actualiza lo inefable romántico.

Unamuno ha sido llamado “místico iberizante”, entre otras denominaciones que coinciden con su autodefinición como poeta trágico y cordial. Más allá de su modernismo ideológico, Unamuno impulsó una rehumanización de la lírica para el futuro.

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