La experimentación y el realismo mágico
El Boom Latinoamericano
El Boom fue una etiqueta comercial o un eslogan que catapultó a autores latinoamericanos primero en Europa y luego en el mundo, abarcando también las décadas de 1940 y 1950. Este fenómeno es inseparable del contexto político. El gran logro del Boom es haber traído consigo la internacionalización de la literatura hispanoamericana. A todos estos autores les caracteriza la experimentación de nuevas técnicas narrativas. Una parte significativa de las novelas del Boom se relaciona con el llamado realismo mágico.
El Realismo Mágico
El realismo mágico es un género literario de mediados del siglo XX. Se desarrolló en las décadas de 1960 y 1970, producto de dos visiones: la tecnología y la cultura de la superstición. Además, surgió como modo de reaccionar a los regímenes dictatoriales. El realismo mágico persigue hacer un retrato total de la realidad. La literatura del realismo mágico no es una literatura fantástica. Realidad y fantasía se presentarán íntimamente enlazadas. Una de las obras más representativas es Cien años de soledad de Gabriel García Márquez.
Estructura de la Casa de los Espíritus
Consta de 14 capítulos y un epílogo. Ha sido estructurada en dos partes: una más calmada y otra en la que se precipitan los hechos y donde los sucesos políticos pasan a ocupar atención preferencial. La casa y la familia Trueba centran la primera parte, y la segunda se abre a la turbulenta historia del país con un registro más testimonial. Más significativa es la estructura circular que engloba todo el relato. El lector se entera en el epílogo que es una reescritura por parte de la nieta Alba, impulsada y ayudada por su abuelo. La estructura circular es inseparable de las voces narrativas y el punto de vista. En último término, la anticipación supone la presencia del narrador acotando, estructurando y picando la curiosidad del lector.
Las voces narrativas
La novela es un texto polifónico en primera y tercera persona. Para dar cuenta de las diversas voces, conviene partir del epílogo, en primera persona, donde Alba aclara su identidad de narradora. En consecuencia, serán Trueba y su nieta Alba los dos narradores en primera persona que se alternan para contar la historia.
- Los capítulos I, II, VI y XIV están a cargo del abuelo, que abre y cierra el relato.
- Alba domina los capítulos III, V y el epílogo.
- En los capítulos IV y X alternan las dos voces en un contrapunto enriquecedor para la historia.
- En los capítulos VII, VIII, IX, XI, XII y XIII predomina la tercera persona.
Se trata de un relato polifónico. Alba reescribe la historia de la extensa saga familiar apoyada en los cuadernos de notas de la vida de su abuela Clara, en las cartas que cruzan Blanca y Clara, y en los libros de registros de la hacienda.
El simbolismo de la casa
La casa es un símbolo de la nación chilena. Es un espacio cerrado donde se implantan valores basados en la autoridad burguesa. Sus modelos estéticos son europeos y los prácticos, norteamericanos. Descarta el modelo de la familia del Valle, típicamente español. Trueba rechaza su herencia histórica y cultural y desea conectar con la realidad histórica de Chile, que en esta época promocionaba un tipo de inmigración hacia su país que favorecía a los habitantes del norte de Europa. Las Tres Marías es la propiedad donde se reproduce la estructura de los estados feudales. Esteban se transforma en la encarnación del encomendero del siglo XVI. Los campesinos permanecen en su condición de siervos. Estos principios son muy pronto desarticulados por las mujeres de la familia. Clara añade a la casa de la esquina espacios y habitaciones en un desorden que contrasta con los preceptos arquitectónicos impuestos por Esteban. Estas alteraciones permiten la entrada de un sinfín de personajes marginados: las señoritas aficionadas a comunicarse con espíritus. Además de Clara, la casa es alterada por la presencia de su hija Blanca, que cría allí a su hija ilegítima y le transmite una educación contraria a los valores conservadores de su abuelo.
La casa de los espíritus y el realismo mágico
Es una técnica literaria que nace en el seno de la literatura hispanoamericana de los años sesenta y setenta. Esta técnica consiste en fundir la realidad narrativa con elementos fantásticos y fabulosos. Isabel Allende lo usa sobre todo en la primera parte de la novela, si bien lo que parece pertenecer a lo maravilloso no hace sino subrayar el peso de lo real. Ejemplos de realismo mágico se dan al mezclarse lo real y lo sobrenatural. Este mundo espiritual, fascinante y delirante, es el mundo de las protagonistas femeninas. Clara es capaz de interactuar con los espíritus. Blanca heredó de su madre algunas de sus habilidades y era capaz de ver los espíritus, aunque nunca habló con ellos. Alba también fue capaz de llamar a los espíritus. El mundo de los hombres choca con todas estas extravagancias; es el mundo de lo material, de la lucha por el poder. Estos dos mundos se mezclan y se influyen en el que es el ingrediente fundamental de la novela: la búsqueda de la felicidad.