En los años 60, gracias a la labor de varios intelectuales españoles, se produce un boom de las novelas hispanoamericanas. Este fenómeno editorial supuso la consagración de escritores como Mario Vargas Llosa o Gabriel García Márquez, cuyo objetivo era revolucionar la literatura para modificar la sociedad. A mediados de los años 70 se produjeron en esta narrativa cambios temáticos, formales y discursivos tan significativos que provocaron que el canon literario del boom fuera reemplazado por el canon literario de lo denominado por los críticos como la narrativa del posboom.
En 1975, la publicación de la obra de Skármeta “Soñé que la nieve ardía” supuso el inicio de la narrativa del posboom que culminó con la publicación de “La casa de los espíritus”, opera prima de la chilena Isabel Allende, en la que presentaba los avatares vitales de las pintorescas familias del Valle y Trueba que representaban la lucha de la Chile del momento. Esta obra se convirtió en la más popular y famosa de la época del posboom por las siguientes características:
Características de «La casa de los espíritus»:
Isabel Allende, a diferencia de los autores de la época del boom que escribían de manera experimentalista, buscaba su fuente de inspiración en lo cotidiano de la Chile del momento y utilizaba unos esquemas textuales mucho más sencillos y cercanos al relato realista tradicional. La obra de Isabel Allende posee una estructura circular, con analepsis y prolepsis (consistía en la interrupción de la línea temporal para tratar un tema pasado, analepsis, o adelantar un acontecimiento, prolepsis) y además recupera el esquema lineal con predominio de la trama. Es más, la prosa fluida y natural pone de manifiesto sintaxis de periodos breves y poco complejos y con un léxico coloquial y sencillo.
“La casa de los espíritus” se aleja de la alta literatura innovadora e incorpora recursos folletinescos y melodramáticos como se puede observar en el matrimonio clandestino de Pedro Tercero y Blanca, en el matrimonio de conveniencia de esta y el conde Satigny, en las violaciones del patriarca Esteban Trueba y en la muerte por accidente de los padres de Rosa y Clara.
La nueva narrativa hispanoamericana había recuperado la corriente de la novela social que los escritores del boom habían abandonado. Este compromiso social aparece reflejado en “La casa de los espíritus” a través de la narración de más de cien años de soledad del Chile contemporáneo que sucede paralelamente a la crónica familiar.
Los personajes carecen de una complejidad psicológica debido a las inclinaciones de Isabel Allende hacia los valores éticos. Están caracterizados desde una moral maniquea, así, Esteban Trueba es déspota, autoritario y violento, Jaime es generoso, solidario y tierno y Pedro Tercero García es pasional e íntegro. No se plantean cuestiones profundas existenciales ni la angustia de vivir como lo había sucedido anteriormente.
La literatura del posboom es urbana y añade elementos juveniles y populares, sin ir más lejos, “La casa de los espíritus” no solo sucede en la casa de las Tres Marías sino también en la casa de la esquina de la capital. Se puede observar cuando Clara ayuda a indigentes, Amanda experimenta con las drogas y Nicolás recibe clases de flamenco.
Los escritores del boom, manifiestan su incredulidad al ver como el amor puede asentar las bases de la existencia de los humanos. Es uno de los temas presentes en la obra de Isabel Allende y se presenta como una fuerza capaz de cambiar la estructura política y social.
Se incorpora el humor con el fin de parodiar géneros literarios o aspectos de la sociedad americana occidental, aunque no se presenta en “La casa de los espíritus”, sin embargo sí que se presenta en algunas ocasiones la ironía.
El papel de lo femenino:
Lo femenino adquiere un lugar destacado. En la obra de Isabel Allende los protagonistas son mujeres por lo que las perspectivas que se utilizan para criticar a los personajes masculinos es femenina (Esteban Trueba es violento y machista). Además para Clara y Alba, la escritura le da sentido a sus vidas en una sociedad opresora y patriarcal.
Optimismo y esperanza:
Finalmente, los escritores del posboom, a diferencia del pesimismo de los escritores del boom, conciben el cosmos de una manera ordenada y adquieren una imagen tranquilizadora de la realidad. Presentan su optimismo ante un futuro esperanzador a través de su lucha feminista, política y social. Clara, cuando es violada por Esteban, decide olvidarlo y centrarse en su hija que está en camino, lo que supone una comparación de la confianza de Allende en el futuro tanto de Chile como para afrontar la vida.
ara afrontar la vida.