Análisis de «Crónica de una muerte anunciada»: Realismo mágico, honor y perspectivismo

Análisis de «Crónica de una muerte anunciada»

1. La técnica del Realismo Mágico

Si el Realismo Mágico floreció con esplendor en la literatura latinoamericana de los años sesenta y setenta, fue por las discrepancias surgidas entre la cultura de la tecnología y la cultura de la superstición, y en un momento en que el auge de las dictaduras políticas convirtió la palabra en una herramienta infinitamente preciada y manipulable. La “magia” se convierte en un elemento cotidiano, que en realidad lo era, pues en las culturas hispanoamericanas aun pervive la superstición en muchos aspectos, se cree en las brujas, en los muertos… es decir, una serie de elementos que de por sí tornan mágica la realidad. Se observa que en Crónica de una muerte anunciada, el realismo mágico se diferencia del uso tradicional de los elementos fantásticos en la literatura, porque presenta lo real como maravilloso y viceversa. Sus características son:

  1. Representa la coexistencia y coincidencia de dos mundos: el real y el mágico. El acontecimiento mágico no irrumpe precisamente en el discurso realista, sino que corre paralelo a él. En este tipo de narraciones, lo maravilloso no es natural.
  2. Contiene multiplicidad de narradores (combina primera, segunda y tercera persona), con el fin de darle distintos puntos de vista a una misma idea y mayor complejidad al texto.
  3. Se distorsiona el tiempo, para que el presente se repita o se parezca al pasado. El presente narrativo se reduce a una hora y todo lo demás son vueltas atrás (a un pasado remoto, después cercano y por último reciente) e idas al futuro (remoto y progresivamente más próximo). La historia, por tanto, se concentra en muy poco tiempo.
  4. El fenómeno de la muerte es presentado como cotidiano y habitual.
  5. Los personajes toman los sucesos maravillosos o mágicos o hiperbólicos como algo perteneciente a la realidad básica, no se sorprenden.
  6. Presencia de lo sensorial como parte de la percepción de la realidad.
  7. Evita cualquier efecto emotivo de escalofrío, miedo o terror, provocado por un acontecimiento insólito. Lo insólito se incorpora a lo real.
  8. En el texto subyacen símbolos, metáforas, detalles que nos llevan hacia un mundo extraño para el lector en el que lo irreal se toma como cotidiano.
  9. Se presenta una desmesura, lo hiperbólico es un vehículo de lo fantástico, lo cual es muy determinante en la novela.
  10. El lector, por tanto, es puesto en una particular situación donde vacila entre la realidad y la ficción, siempre en busca de la verdad absoluta, que nunca es revelada.

2. El tema del honor

En toda la obra solo hay dos puntos claros y firmes: el asesinato de Santiago Nasar y la creencia de todo el pueblo en un código de honor. El pueblo solo se pone de acuerdo en el tema de la honra, el cual, visto a su manera, solo puede desembocar en tragedia. Santiago Nasar tuvo la desgracia de vivir en un pueblo de valores invertidos poco razonables. Márquez no describe estos valores pero sí es cierto que se reflejan en el pueblo dado que por ejemplo tienen en buena consideración a la prostituta María Angelina que “acabó con la virginidad de una generación”, por tanto, no es que el concepto de moral del pueblo censure la prostitución. Otra inversión de la moral es la del materialismo ejemplificado en Bayardo San Román que derrocha su dinero en una boda casi inverosímil, pero también es revelador el hecho de que el viudo se niegue a venderle su casa aunque Bayardo le ofrezca cantidades desorbitadas. El abogado de los hermanos Vicario defiende el código popular del honor y sobre él fundamenta la defensa.

La mayoría del pueblo lo acepta también puesto que este hecho los exculpa de no haber impedido el crimen pudiendo haberlo hecho. Los hermanos Vicario matan a Santiago Nasar por el hecho de cumplir el férreo código de honor de esa sociedad, aunque realmente ellos no querían hacerlo, de hecho se nos dice en la obra que “hicieron más de lo imaginable para que alguien les impidiera matarlo”; por eso se consideran inocentes ante Dios y ante los hombres, porque simplemente cumplieron el código de la honra. El juez instructor del caso, que no entiende cómo tal crimen ha sido posible e incluso rechaza que sea justificado, escribe en tinta roja en la sentencia “dadme un prejuicio y moveré el mundo”; ahí se halla la voz de Gabriel García Márquez quien critica irónicamente este código de honor que a la postre fue el desencadenante de los acontecimientos trágicos de la obra.

3. El perspectivismo como técnica literaria

Veintisiete años después del crimen, un amigo del protagonista decide reconstruir la historia: el narrador, uno de los personajes de mayor riqueza y complejidad. Es un narrador interno y aporta el punto de vista de un personaje secundario, cuyo nombre no se menciona aunque es evidente que es la contrafigura de Márquez. Es un cronista que ha de ir reconstruyendo los hechos según se los vayan contando. Por otro lado, él mismo es testigo y, en parte, partícipe de la acción aunque no recuerda nítidamente lo sucedido, recordemos que él es un habitante del pueblo. Para esclarecer los hechos se sirve de la correspondencia con la madre de Santiago Nasar, el informe jurídico y de la autopsia y para finalizar los testimonios de los testigos entre los cuales está él mismo:

  1. Las conversaciones que él mantiene con los testigos se plasman en estilo directo, entre comillas y con acotación del narrador.
  2. Cuando él se sirve de lo que recuerda, lo hace como un narrador omnisciente en tercera persona.
  3. Pero cuando narra como un personaje-testigo y narrador a la vez, lo hace en 1ª persona, subjetivamente, sobre todo en las descripciones del carácter o de las acciones de los personajes.

En cuanto al perspectivismo en sí, es tanta la polifonía que veces los personajes coinciden en sus interpretaciones o recuerdos, pero en otras ocasiones se contradicen; la historia se presenta, entonces, como ambigua, llena de dudas, sobre todo en lo que se refiere a quién fue quien ‘deshonró’ a Ángela o, por ejemplo, el clima del día; que varía de ser fúnebre a ser radiante, según los testimonios. Cabe también citar que es una obra dialógica, el escritor expone los diferentes puntos de vista de los personajes a través del lógico estilo directo en el que plasma los diálogos los cuales son ejemplos de lengua oral. Crónica de una muerte anunciada es una novela de enfoque multiperspectivista ya que los puntos de vista son variados: narrador, cronista, narrador-testigo, narrador-partícipe, testigos, personajes centrales y fuentes escritas (como informes o cartas). Por otro lado, se ha comparado esta ruptura múltiple de la realidad con el enfoque del cubismo pictórico. Pero el mismo narrador, en estilo indirecto y en su labor de cronista recoge múltiples visiones sobre un mismo hecho. Es el lector el que ha de ir ensamblando las piezas que se presentan para lograr comprender lo acaecido, por lo tanto debe ser activo.

4. Análisis de los personajes

El escritor prefiere en esta obra operar más en extensión que en profundidad. Así, el abultado número de personajes, contrasta con su condición de siluetas casi fantasmales, de borrosas criaturas. Lo que sabemos de ellas es, a veces, lo que hacen; en otros casos, lo que el omnipresente narrador les deja decir.

Entre los personajes distinguimos tres niveles:

  1. Los protagonistas (Ángela, Bayardo, Santiago Nasar y los hermanos Vicario)
  2. Algunos testigos concretos de los hechos, copartícipes de los mismos y consultados por el narrador.
  3. El pueblo que, finalmente, se aglomera para presenciar el crimen.

4.1. Los protagonistas

Los protagonistas están bien caracterizados:

  • Santiago Nasar: asesinado por los hermanos Vicario al ser acusado por Ángela de ser el causante de su deshonra. De ascendencia árabe, veintiún años, esbelto. Es descrito como alegre, pacífico, aficionado a los caballos y las armas de fuego. Comprometido con Flora Miguel desde la adolescencia, frecuenta el burdel de Mª Alejandra Cervantes y acosa a las mujeres que desea. Abandona los estudios de secundaria cuando su padre fallece y tiene que actuar como padre de familia y dirigir el Divino Rostro, una hacienda que su padre le dejó en herencia.
  • Bayardo San Román: ingeniero de trenes cuya edad ronda los treinta años. Bien vestido, galán con las mujeres, persona con la que se puede hablar, culto. Por lo que parecía, con dinero y le gustaban mucho las fiestas…. Es honrado y de buen corazón. No logrará vencer la vergüenza del ultraje y su gesto es la huida, la búsqueda de la soledad y el olvido. Se manifiesta como un “pobre hombre”, en expresión de su abandonada esposa. Pero, como ésta, guarda en su interior esa desbordante pasión con la que G. Márquez suele dotar a algunos de sus personajes.
  • Ángela Vicario: es la hija menor de una familia modesta y figura clave en el conflicto que lleva a la muerte de Santiago Nasar. Su padre, Poncio Vicario, era orfebre de pobres, posteriormente pierde la vista y muere. Su madre, Purísima del Carmen había sido maestra. Ángela es bella, posee un aire de desamparo y cierta pobreza de espíritu, según la describe su primo, el narrador de la historia. De humilde condición, Ángela se ve obligada a un matrimonio de conveniencia que favorecerá a su familia.
  • Pedro y Pablo Vicario: hermanos de Ángela que deben restaurar el honor de la familia matando a Santiago Nasar. El mayor, Pablo, fue más imaginativo y resuelto hasta la adolescencia, aunque luego se reveló más tímido e influido. Pedro era más sentimental y autoritario, y fue quien tomó la decisión de matar a Santiago Nasar. Fue a la cárcel y tenía una cicatriz que lo distinguía de su gemelo. Después de ser absueltos Pablo se casa con su novia y Pedro ingresa en las Fuerzas Armadas. Sus bravuconadas machistas, y su decisión en el momento de matar a Santiago Nasar contrastan con la publicidad que dan al cumplimiento de su obligación, la borrachera y las vueltas e indecisiones por las que atraviesan. La carga que pesa sobre ellos los convierte en asesinos. En Crónica de una muerte anunciada se muestran las diferencias de educación entre hombres y mujeres. Las mujeres son criadas para casarse, atender a los enfermos y a la familia. Las “buenas mujeres” son las madres, hermanas, hijas o monjas, y su función es preservar el orden. Están además abocadas a matrimonios de conveniencia, o a ser acosadas por los hombres. Frente a ellas se sitúan las prostitutas o las amantes, cuya honra no se lava con sangre.

4.2. Los personajes testigo

Respecto a los personajes testigo, su función es la de coadyuvantes de la información en cuanto a testigos y participes secundarios de los hechos; de unos hechos que unos no saben y otros no quieren modificar.

  • El narrador (que es el propio García Márquez), hijo de Luisa Santiaga, tiene dos hermanos y una hermana. Cuenta los testimonios de otros personajes y también sus propias visiones.
  • Plácida Linero: Madre de Santiago Nasar, era una mujer pacífica y tranquila. Podía interpretar los sueños ajenos. Ella fue quien le cerró la puerta de su casa a su hijo cuando era perseguido por los hermanos Vicario, ya que pensaba que su hijo estaba dentro porque se lo dijo Victoria Guzmán; lo único que intentaba era protegerlo.
  • Victoria Guzmán: Era una mulata que trabaja en la cocina de la casa de Santiago quien era sobreprotectora con su hija pequeña y de mal genio. Tuvo una aventura cuando era joven con el padre de Santiago, de la que nació Divina Flor, pero no la reconoció como hija, por eso sentía odio hacia la familia Nasar.
  • Divina Flor: Hija de Victoria Guzmán. Era tímida y callada, y ayudaba a su madre en la casa de Santiago. Sabía, al igual que su madre, que iban a matar a Santiago, pero se callaron porque querían que lo mataran. También se cita a Clotilde Armenta, dueña de la tienda de leche.

4.3. El pueblo

En conjunto, son exponentes de un tercer nivel de personajes, el personaje-grupo, (anónimo), que es el pueblo. Su mezquindad se manifiesta en la serie de exculpaciones con las que trata de justificarse. Su pasividad, su impotencia o su escondido deseo de que la amenaza se cumpla es parte esencial del destino que pesa sobre la víctima.

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