Configuración temática
El primer gran tema es el de la VIOLENCIA. Es una violencia que está inserta, de forma mecánica, que rige el pueblo. La violencia es la única forma de respuesta a una violación del código del honor, enfocado en lo de llegar virgen al matrimonio. El origen de tal precepto le da además una impregnación religiosa.Hay, además del asesinato, todo un haz de referencias que configuran un vasto y heterogéneo telón de fondo de violencia.
La RELIGIÓN es otro de los grandes núcleos temáticos de la novela. Lo detectamos en la visita del obispo y las expectativas que provoca su presencia entre la gente.
No hay que olvidar tampoco la muy significativa onomástica de muchos personajes: María, Poncio, Santiago, Pedro, Pablo, Lázaro…
El tema se manifiesta a modo de una fe
La SUPERSTICIÓN orienta la visión de la realidad, determina el vivir y el morir, está inserta en la estructura mental y las creencias profundas de muchos personajes. El DESTINO, envuelto en un sino trágico, es otro de los temas destacados de la
novela. Santiago Nasar es la figura sobre la que pesa esa fatalidad en forma de una
inverosímil acumulación de errores, casualidades, adversidades impensables,
circunstancias insólitas y también odios y rencores.
Otro de los temas es el HUMOR, que marca una anticlimática distensión con la violencia y lo macabro del crimen. Un humor en pequeñas dosis, pero que asoma por
acá y por allá. Un humor que alcanza lo grotesco y lo esperpéntico, a veces decididamente negro y en otros casos absurdo y desaforado.
Cabe observar, para completar la configuración temática de la novela, que hay en ella
una no disimulada celebración de dos placeres: el SEXO y la COMIDA.
Caracterizacion de los personajes
Ángela Vicario es figura clave en el conflicto que lleva a la muerte de Santiago Nasar. De humilde condición, Ángela se ve obligada a un matrimonio de conveniencia que
favorecerá a su familia. Ante su deslumbrante pretendiente muestra inicialmente recelo y rechazo. Estamos ante uno de esos personajes de G. Márquez a los que el autor dota de un oculto interior.
Bayardo San Román va describiendo una línea de ascenso-ocaso. A la prepotencia que manifiesta en su relación con Ángela, y que le viene acaso de su fortuna
y de ser hijo de general, sucede el declive al verse burlado, engañado por Ángela. No logrará vencer la vergüenza del ultraje y su gesto es la huida, la búsqueda de la soledad y el olvido. Se manifiesta como un “pobre hombre”, en expresión de su abandonada esposa. Pero, como ésta, guarda en su interior esa desbordante pasión con la que G. Márquez suele dotar a algunos de sus personajes. Y esa pasión es la que le lleva a regresar con ella con un simple “aquí estoy”.
Los hermanos Vicario se mueven en función de la ofensa que salpica a toda la familia y que, como hombres, se ven obligados por el código del honor a vengar. Sus
bravuconadas machistas, la parafernalia de los cuchillos y su decisión en el momento de matar a S. Nasar contrasta con la publicidad que dan al cumplimiento de su obligación, la borrachera y las vueltas e indecisiones por las que atraviesan. La carga que pesa sobre ellos los convierte en fantoches, en autómatas dirigidos a una meta única, en definitivos asesinos a su pesar.
Un segundo nivel de personajes es el de los testigos que adquieren voz a través del narrador.
Su función es la de coadyuvantes de la información en cuanto testigos y
partícipes secundarios de los hechos; de unos hechos que unos no saben y otros no quieren modificar. En conjunto, son exponentes de un tercer nivel de personajes, el
personaje-grupo, anónimo que es el pueblo. Su mezquindad se manifiesta en la serie de autoexculpaciones con las que tratan de justificarse.
El punto de vista: el perspectivismo
El continuado entrecruzamiento de los puntos de vista del narrador, de los testigos, de los protagonistas, de las fuentes escritas, otorgan a la Crónica la clara condición de
novela perspectivística. El modelo perspectivístico implica la presencia de un lector activo que acople o ensamble lo desmontado o disperso.
La superposición de valoraciones desde diferentes voces incide sobre hechos, comportamientos y personajes. Pero el punto de vista dominante es el del narrador. Y lo
es especialmente en el recuento de la historia de los protagonistas (S. Nasar, Ángela Vicario, Bayardo San Román) y la descripción de su origen y entorno familiar. Pero el
mismo narrador, en estilo indirecto -y en función de su labor de cronista- recoge perspectivas de testigos, protagonistas y personajes secundarios, alternándolas con el
uso del estilo directo. Y su objetividad le lleva al manejo de fuentes textuales fidedignas (cartas, informes), así como a cotejar las variaciones de perspectivas de un mismo
personaje en diferentes momentos. Hay algunas secuencias en las que el narrador se retira para dar paso al diálogo de los personajes, pero aún en estos casos está presente, situado detrás de los personajes, manifestado en acotaciones que unas veces ordenan simplemente el curso del diálogo y otras lo completan con alguna referencia.