El fragmento se sitúa en el Acto III de La Casa de Bernarda Alba (1936,) obra teatral de tres actos escrita en 1936, representativa de la última etapa de Federico García Lorca, que pertenece a la Generación del 27.
La situación política y social que le tocó vivr a Federico García Lorca es un período de preguerra y un total descontento de las distintas clases sociales. No obstante, asistimos a un período cultural importante con la convivencia de movimientos artísticos vanguardistas con los novecentistas y la Generación del 27. En todos ellos vemos cómo se oponen lo intelectual y lo sentimental, lo culto y lo popular, lo universal y lo español…
En cuanto al género teatral se llevan a cabo importantes intentos de renovación por parte de escritores como Valle-Inclán y F. García Lorca. Podemos clasificar la trayectoria teatral de Lorca en tres momentos:
Experiencia de los años 20: El autor experimenta formas y registros distintos (teatro simbolista y modernista, el drama y la farsa…). Su primer éxito es Mariana Pineda (sobre la heroína que murió ajusticiada en Granada por sus ideales liberales).
Experiencia vanguardista: En esta época el autor sufre una doble crisis vital y estética que surge tras el éxito de Romancero gitano. En ella busca un nuevo lenguaje. Destacan en este período Así que pasen cinco años y El público; obras que nos permiten calar en la psicología profunda del dramaturgo.
Plenitud: Lorca da un giro decisivo, busca unir rigor estético y alcance popular. Son los años de La Barraca (compañía de teatro que fundó). Pertenecen a esta etapa Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba. En la mayoría de ellas, la mujer ocupa un lugar central.
La casa de Bernarda Alba, subtitulada «Dramas de las mujeres en los pueblos de España», supone el final y la cima de una trayectoria dramática.
El origen de esta obra es confuso y puede estar basado en hechos reales. Algunos señalán el mismo en una familia vecina del dramaturgo, cuyas hijas siempre vestían de negro y estaban sometidas al poder de la madre.
Lorca impregna en su obra fuerzas contrarias, tales como la autoridad frente al principio de libertad, la rebeldía frente a la represión, etc. La tradición y la honra social prevalecerán sobre los sentimientos. El mundo conflictivo lorquiano se desarrolla sobre la base del tema recurrente del amor. Se trata, pues, de un amor imposible.
Otros temas que aparecen son: la moral tradicional y la presión social, las diferencias sociales y la condición de la mujer en la sociedad española de la época.
La obra plantea la situación que se genera en la casa de Bernarda Alba tras el fallecimiento de su marido. El largo luto impuesto a sus cinco hijas provoca sensaciones de asfixia y angustia, ya que supone perder su libertad.
El presente fragmento se sitúa en los momentos finales del último acto. El conflicto surge cuando Martirio y Adela se encuentran en el patio después de que esta última haya permanecido con Pepe el Romano. Acto seguido discuten por él, hasta que son interrumpidas por Bernarda. Es entonces cuando Adela confirma su amor por Pepe ante todas y se rebela contra su madre. Esta, en su arrebato de locura, dispara contra Pepe el Romano. Adela, que lo cree muerto, se suicida.
Los elementos dramáticos que se destacan son:
Los personajes: Podemos comprobar cómo los personajes se van definiendo por sus propias acciones, en sus diálogos y por su propio nombre.
– Bernarda Alba: (el significado de Bernarda es «con fuerza de oso») es la encarnación hiperbólica de las fuerzas represivas. Reconoce la importancia de las críticas «el qué dirán», las apariencias y la «buena fachada», así como la honra y la virginidad (otra de sus obsesiones). Vemos cómo Bernarda Alba representa la autoridad y el poder. Esto se refuerza en la obra a través del uso del bastón que lleva siempre en escena y del lenguaje prescriptivo que utiliza (órdenes, prohibicones…). Ejemplo: «¡Silencio!»
– Las hijas: Todas ellas viven entre la reclusión impuesta y el deseo del mundo exterior. Todas están obsesionadas en mayor o menor grado por lo erótico.
– Angustias: («opresión y aflicción») es hija del primer matrimonio y heredera de una envidiable fortuna que no tarda en atraer, pese a su edad (39 años) a un pretendiente, Pepe el Romano. Para ella el matrimonio supone una escapatoria.
– Magdalena: («descosolada y lacrimosa»-30 años), da muestras de sumisión, pero también se expresa con amargas protestas.
– Martirio: («muerte o tormento»- 24 años) es un personaje más completo. Pudo haberse casado si su madre no se huiera opuesto.Es la mujer atormentada por la desesperación y la envidia. Su actitud ante los hombres es turbia, ya que por un lado los rechaza y, por otro, la vemos arder con una pasión irrefrenable.
– Amelía: («sin miel, ingenua y simple»- 27 años) es el personaje más desdibujado y se muestra medrosa y tímida. En este fragmento no interviene directamente pero sí aparece en escena.
– Adela: («naturaleza noble» -20 años) es la reencarnación de la rebeldía abierta. Es la más joven, hermosa y apasionada. El momento culminante de su rebeldía será aquel en que rompe el bastón de mando de Bernarda.
– La Poncia: Sus relaciones con Bernarda son curiosas: como vieja criada podría ser de la familia. Así da consejos, advierte o incluso tutea a Bernarda. Sin embargo, esta le recuerda constantemente las distancias que la separan. Asume su condición, pero está llena de rencor. Es un personaje que encarna la sabiduría rústica.
Mención especial en este apartado merece Pepe el Romano, que es la encarnación del hombre, del «oscuro objeto del deseo». De lo dicho de él se desprende su doble rostro: va por el dinero de Angustias, pero se enamora de Adela. Este personaje no participa en ningún momento en los diálogos.
Con La Casa de Bernarda Alba, el personaje de la mujer aparece en toda su plenitud; esta obra es la representación de la tragedia de toda persona condenada a la frustración de sus deseos más íntimos.
Por lo que respecta al tiempo, señalar que el externo hace referencia a la época de los años 30, y el interno se refiere a la noche («Vamos a dormir…»), el momento en el que se ocultan las pasiones ilícitas. En cuanto al espacio, por un lado, el externo se sítúa en un pueblo del interior de España, y por otro, el interno que tiene lugar en el interior de la casa, concretamente en el pajar y patio de la misma.
La obra está escrita casí íntegramente en prosa poética por el uso que hace del lenguaje figurado como símiles («que el pecho se me rompa como una granda de amargura»), hipérboles («Tengo el corazón lleno de una fuerza…Yo, a mí misa me ahoga»), personificaciones («La muerte hay que mirarla cara a cara»), metáforas («¡Nos hundiremos todas en un mar de luto!»). Podemos señalar entre otras que al ser un texto literario, tenemos la función poética, pero también otras como la expresiva («¡Endemoniada!») y la apelativa («¡Trae un martillo!»).
El diálogo es un elemento importante dentro del fragmento, ya que la brevedad de los mismos da viveza al contenido (uso de oraciones simples imperativas y exclamativas). Las acotaciones nos dan información escénica precisa, en este caso, predominan las indicaciones sobre movimiento de personajes («Sujetándola, con la cabeza sobre la pared»), tonos de voz («En voz baja») y sonidos («Suena un disparo…»),
Es importante tener en cuenta otros aspectos que ayudan a entender el fragmento como obra dramática y como texto:
Observamos un uso elevado de palabras con valor connotativo y simbólico como «Mira esas enaguas llenas de paja de trigo», «Él me lleva a los juncos de la orilla». Además el fuego y el calor simbolizan el poder del deseo sexual, o también el infierno en el que se encuentran las hijas. Por otra parte, el mar, símbolo de libertad. Interesante es el papel del bastón de Bernarda desde el principio de la obra, pues es el símbolo del poder y autoritarismo de la madre sobre sus hijas, por ello Adela es la que se atreve a romperlo.Desde el punto de vista morfológico, se observa el uso de los pronombres personales («yo», «tú», «él») que señalán anafóricamente a las personas del discurso, así destaca «él» para referirse a Pepe el Romano. Importante el uso del pronombre personal átono («me quiere a mí», «todo el pueblo contra mí»…) que refuerza la idea de pasión y rebeldía. Se hace unso reiterado de determinantes, sobre todo destacable los posesivos («sus ojos los puso siempre en mí», «mi sangre ya no es la tuya»…). Predominio del presente hace que se actualice el tema, que sea cercano al público.Asistimos al drama en directo.
Lorca en su obra quiso reflejar una época, en la cual las mujeres son víctimas inevitables de una rígida sociedad patriarcal. Los temas que podemos encontrar en este fragmento en concreto son: el amor, el suicidio, las diferencias de clases, las relaciones de poder y autoritarismo de Bernarda con todos los que le rodean, la envidia y los celos entre hermanas, la virginidad…