Características del Género Épico
Las características principales del género épico medieval son:
- La poesía medieval circuló oralmente antes de ser fijada por escrito. Escuchar los textos era la forma más habitual de acceder a ellos.
- La anonimia: Muchas obras no tienen un autor conocido.
- Sus difusores eran los juglares, quienes, para entretener al público con el que se identificaban, los recitaban o entonaban con una melodía sencilla, sirviéndose de instrumentos de cuerda como el laúd o la lira.
- Los poemas épicos narraban hechos históricos o semihistóricos del pasado, lo que los hacía resultar creíbles para el público de la época.
El Cantar de Mío Cid
El Poema o Cantar de Mío Cid es el primer gran texto de la literatura española. Es también el más antiguo de los cantares de gesta conservados y el único del siglo XII que nos ha llegado con un texto casi completo.
Autor o Autores del Cantar de Mío Cid
El cantar es anónimo. Se cree que fue compuesto por dos poetas sorianos: uno de San Esteban de Gormaz (que escribiría las dos primeras partes) y otro de Medinaceli (que reformó el primitivo poema y le añadió la última parte).
Del Cid Histórico al Cid Literario
El héroe cuyas hazañas relata el Cantar fue Rodrigo Díaz de Vivar (1040-1099), el Cid Campeador, caballero castellano que se casó con Jimena Díaz, prima hermana de Alfonso VI. Cayó en desgracia del rey por causas oscuras y tuvo que abandonar Castilla, emprendiendo una gran actividad guerrera. Conquistó Valencia y vivió en esa ciudad como soberano. Recuperó la amistad de Alfonso VI y casó a sus hijas con el Infante de Navarra y el Conde de Barcelona (no de Cataluña en ese momento).
El Cantar es una obra artística y no estrictamente histórica. Se narran hechos reales, pero el carácter del héroe y de sus caballeros se idealiza tal como lo pedía la imaginación popular, las hazañas se magnifican y los sucesos novelescos ocupan una buena parte del poema.
Tema
El Cantar narra las gestas del vasallo Rodrigo Díaz de Vivar. El tema principal es la recuperación del honor por parte del héroe, tanto como vasallo (honor público) como padre (honor privado).
Partes del Cantar
La obra se estructura en tres partes que reciben el nombre de cantares:
- Cantar del Destierro: El Cid, caballero castellano, es desterrado por el rey Alfonso VI. Deja a su mujer Jimena y a sus hijas, Elvira y Sol, en un monasterio y abandona Castilla. Se le unen varios caballeros y se dedica a luchar contra los musulmanes.
- Cantar de las Bodas: El Cid conquista Valencia. Sus hijas y su mujer se dirigen allí y se reencuentran con él. Los Infantes de Carrión, nobles castellanos, piden matrimonio a las hijas del Cid, el cual da su consentimiento. Las bodas se celebran en Valencia.
- Cantar de la Afrenta de Corpes: Los Infantes de Carrión actúan de modo cobarde en diferentes ocasiones, lo que les llena de vergüenza. Piden permiso al Cid para llevar a sus esposas a Castilla y en el camino, en el Robledal de Corpes, maltratan y abandonan a sus mujeres. El Cid pide justicia al rey, y tras un juicio y duelos que derrotan a los de Carrión, recupera su honor y vuelve a casar a sus hijas con los Infantes de Navarra y Aragón (no Cataluña).
Estilo y Métrica
El poema está escrito pensando en el público que asistía a la representación del juglar. Ello determina rasgos como los siguientes:
- Frecuentes invocaciones a los oyentes para mantener su atención.
- Expresiones exclamativas, como si el juglar hablara familiarmente con el público.
- Supresión del verbo introductorio (verbum dicendi) que introduce lo que dicen los personajes (estilo directo).
El lenguaje es el castellano de la época, con ciertos dialectalismos (sobre todo aragonesismos) y arcaísmos propios del lenguaje poético. Presenta los siguientes rasgos:
- Utiliza términos específicos del ámbito jurídico y bélico.
- Uso de epítetos épicos para caracterizar a los personajes (ej. «el que en buena hora nació»).
- Repeticiones retóricas de un mismo concepto con palabras distintas (bimembraciones).
En cuanto a la métrica, predominan los versos de medida irregular (anisosilábicos), aunque con tendencia a las 14, 15 o 16 sílabas. Hacia la mitad de cada verso suele haber una pausa o cesura que lo divide en dos hemistiquios. Los versos se agrupan en largas tiradas monorrimas, con rima asonante.
Mester de Clerecía
Se llama así a la escuela poética de los escritores cultos, normalmente clérigos, surgida en el siglo XIII, frente a la de los juglares (Mester de Juglaría). Este mester se caracteriza por:
- Forma: Uso de la estrofa llamada cuaderna vía (cuatro versos alejandrinos -14 sílabas divididos en dos hemistiquios de 7 sílabas- con una única rima consonante, AAAA).
- Temas: Preferencia por asuntos sagrados (vidas de santos, milagros de la Virgen), históricos o novelescos, tomados de fuentes escritas (generalmente latinas).
- Finalidad: Didáctica y moralizante.
Gonzalo de Berceo
Vida
Gonzalo de Berceo se considera el primer poeta castellano de nombre conocido. Nació en los últimos años del siglo XII (h. 1198) en Berceo (La Rioja). Su educación transcurrió en el Monasterio benedictino de San Millán de la Cogolla, donde prestó sus servicios como clérigo secular. Su oficio parece haber estado relacionado con tareas administrativo-legales dentro del monasterio. Se ignora la fecha exacta de su muerte, pero vivió al menos hasta 1252.
Obra
Berceo escribe en romance (castellano), aunque sus fuentes son latinas. Su obra está destinada a ser leída en alto (para peregrinos y fieles) o a la lectura individual. La lengua que usa es la común de la Rioja alta de su tiempo, con arcaísmos, vulgarismos, castellanismos y cultismos. Sus rasgos más característicos son:
- Realismo: Se centra en la vida sencilla de los conventos y en su mundo religioso cotidiano.
- Afectividad: Trata a sus personajes (santos, la Virgen, pecadores) con cariño y cercanía.
- Humorismo: El humor sencillo es una constante, especialmente en las vidas de santos.
- El público: Berceo se dirige a un público variado, incluyendo peregrinos del Camino de Santiago, gente humilde, amigos, compañeros y personas consideradas incultas, adaptando su lenguaje.
- Presencia del autor: Berceo se incluye como narrador en sus obras y desde ahí se dirige al auditorio, actuando como puente entre el público y el relato.
- Naturaleza: La descripción de la naturaleza suele tener una función alegórica o simbólica.
Sus obras hagiográficas (vidas de santos) suelen tener una estructura similar:
- Vida del santo.
- Milagros realizados en vida.
- Milagros realizados después de la muerte.
Las obras fundamentales son: Vida de San Millán de la Cogolla (h. 1230), Vida de Santo Domingo de Silos y Vida de Santa Oria.
Berceo es considerado el poeta de la Virgen María por su obra fundamental: Milagros de Nuestra Señora. Es una colección de 25 milagros marianos precedidos de una introducción alegórica. Su finalidad es demostrar que María ayuda y protege constantemente a sus fieles devotos. La fuente principal es una colección de relatos marianos en latín.
Partiendo de la relación María-hombre, se pueden clasificar los milagros en:
- Milagros en los que María premia o castiga.
- Milagros de perdón.
- Milagros de conversión o crisis.
La acción de los milagros suele seguir este esquema:
- Tentación realizada por el diablo.
- Caída, sufrida por el pecador (devoto de María).
- Milagro, protagonizado por la Virgen que intercede por su devoto.
La obra posee un carácter unitario y cohesión interna. La visión de Berceo sobre la divinidad es muy humanizada y cotidiana.
Arcipreste de Hita
Vida
Carecemos de datos biográficos fidedignos acerca de este gran poeta del siglo XIV, salvo los que él mismo proporciona (posiblemente de forma ficticia) en la única obra que de él conocemos, el Libro de Buen Amor. Según su propia confesión, se llamaba Juan Ruiz, nació en Alcalá de Henares y fue arcipreste de Hita (Guadalajara).
Obra: El Libro del Buen Amor
El Libro de Buen Amor constituye un extenso corpus de más de siete mil versos, de estructura compleja y variada, carente de una unidad argumental estricta. Su hilo conductor es una supuesta autobiografía ficticia del propio Juan Ruiz, en la que narra sus variados (y a menudo fallidos) intentos amorosos con diversas mujeres (quince según algunos recuentos).
La relación de sus aventuras eróticas, narrada por el arcipreste como protagonista, es el eje principal. La más extensa de tales aventuras es la historia de Don Melón de la Huerta y Doña Endrina, una adaptación de una comedia latina medieval (el Pamphilus).
Entre las aventuras amorosas se intercalan:
- Discursos morales y satíricos sobre el amor, la muerte, el poder del dinero, etc.
- Fábulas y cuentos (exempla) de origen diverso (grecolatino, oriental, popular), que ilustran las argumentaciones o doctrinas expuestas. Un ejemplo famoso es la alegoría de la Batalla de Don Carnal y Doña Cuaresma.
- Varias poesías líricas, de tipo religioso (gozos a la Virgen) o profano (cánticas de serrana, cantares de ciego).
Aunque Juan Ruiz se presenta como protagonista de sus imaginativas aventuras narrando en primera persona, no todo lo que cuenta debe tomarse como verídico. Adopta este procedimiento narrativo para crear una ilusión de realismo y cercanía con el lector/oyente.
El Libro del Buen Amor no se adscribe a un único género literario. Es una obra miscelánea, un gran mosaico que mezcla elementos narrativos, líricos, didácticos y dramáticos, reflejando la riqueza de géneros literarios medievales.
El Arcipreste de Hita pertenece formalmente a la escuela poética castellana del Mester de Clerecía. Emplea predominantemente la cuaderna vía (versos alejandrinos monorrimos), aunque con irregularidades y mayor libertad que Berceo. Sin embargo, su espíritu es más juglaresco. Este carácter se manifiesta en la presencia de poemas en versos cortos, de inspiración lírica popular, y en su vitalidad, humor y realismo.
Junto con los recursos cultos esperables de un clérigo, introduce en su obra el lenguaje vivo de la calle con su fuerte expresividad y afectividad: diminutivos, comparaciones, refranes, juegos de palabras, etc.
Autores Fundamentales del Siglo XV
Los Poetas del Prerrenacimiento
El siglo XV es una época de transición entre la Edad Media y el Renacimiento. Los primeros humanistas se dedicaron a la búsqueda, recopilación y estudio de textos grecolatinos. Mantuvieron entre sí una estrecha colaboración, un intercambio de ideas y diálogo permanente a través de cenáculos (reuniones informales de intelectuales) y de cartas. Por ello, el diálogo y la epístola se convertirán en géneros literarios importantes del Humanismo y del Renacimiento.
Juan de Mena
Vida
Nació en Córdoba en 1411. Seguramente cursó estudios eclesiásticos y viajó a Italia, centro del Humanismo. Consiguió un buen puesto en la Corte de Juan II de Castilla como secretario de cartas latinas y cronista real. Vivió siempre en la corte, desarrollando actividad administrativa y política, más que exclusivamente literaria.
Obra
Cultivó la poesía amorosa cortés, dentro de los cánones del amor cortés, a menudo en forma de lamentación en coplas octosílabas o de pie quebrado. Lo poético reside más en el plano de la forma (lenguaje culto, latinizado) que en la originalidad del contenido.
En su poesía política y moral destaca una intención de exaltación (como la del rey Juan II) o crítica de personajes y la celebración de acontecimientos concretos.
Su obra más importante es el Laberinto de Fortuna (también conocido como Las Trescientas). Su propósito es la exaltación de la figura de Juan II. Se estructura como un viaje alegórico del poeta, que es transportado al palacio de la diosa Fortuna. Allí contempla tres grandes ruedas (pasado, presente y futuro) donde desfilan personajes históricos y contemporáneos. El futuro le da pie a introducir una serie de profecías sobre los triunfos de Juan II. Mena demuestra poseer una conciencia histórica y un estilo elevado y culto, caracterizado por el uso de latinismos y una sintaxis compleja (hipérbaton).
Marqués de Santillana
Vida
Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana (1398-1458), representa el ideal del noble caballero que combina las armas y las letras. Además de su importante actividad política y militar, mantuvo una permanente y disciplinada dedicación a las letras desde su juventud. Dio impulso al humanismo en Castilla, promoviendo el acopio de manuscritos y la traducción de obras clásicas e italianas. El Marqués de Santillana poseyó una de las bibliotecas más extensas y ricas de la época en Castilla.
Obra
En 1445, Santillana recopiló sus canciones y decires de juventud. Es famoso su Prohemio e Carta, enviado al Condestable Don Pedro de Portugal, donde expone sus ideas sobre la poesía, definiendo su concepto y función. La poesía es para él uno de los más altos dones humanos, una «ciencia» que tiene por objeto la enseñanza de contenidos graves y trascendentes, aunque también admite la vertiente lúdica y popular.
Escribió serranillas, composiciones líricas breves de arte menor, inspiradas en la tradición popular pero con un tratamiento cortesano, que describen encuentros del poeta con pastoras en la sierra.
Santillana experimentó con diversos temas: amorosos (dentro del estilo cancioneril), políticos y morales (como los Proverbios de gloriosa doctrina). En la temática amorosa culta, intentó imitar el petrarquismo, pero a menudo resultó una imitación fría y distante de la poesía idealizante italiana. En la forma, tampoco llegó a plasmar plenamente la armoniosa estructura del soneto.
Su preocupación por la literatura, sobre todo por la poesía y su renovación, se refleja en dos obras fundamentales:
- La ya mencionada Carta Prohemio al Condestable de Portugal, donde expone sus gustos literarios y realiza un repaso de la historia de la poesía.
- Sus Sonetos fechos al itálico modo, que reflejan su voluntad pionera de adaptar las formas métricas italianas (el soneto y el verso endecasílabo) al castellano. Aunque sus versos resultan algo vacilantes y duros, abrieron el camino que perfeccionarían Garcilaso y Boscán en el siglo XVI.
Jorge Manrique
Vida
Nació en Paredes de Nava (Palencia) hacia 1440. Pertenecía a una de las familias nobles más importantes de Castilla. Era hijo de Don Rodrigo Manrique, famoso político y Maestre de la Orden de Santiago, defensor de los derechos de Isabel la Católica frente a Juana la Beltraneja. Se conocen pocos datos de la vida de Jorge Manrique, pero se sabe que, como su padre, fue hombre de armas y acompañó a su progenitor en numerosas hazañas bélicas. Poco después de que Isabel ocupara el trono, murió don Rodrigo (1476). Su hijo le compuso entonces las famosas Coplas por la muerte de su padre, a las que debe su fama universal. Él mismo murió joven, en 1479, en una acción guerrera durante el asedio al castillo de Garcimuñoz (Cuenca), luchando por la reina Isabel.
Obra
La breve obra conservada de Jorge Manrique es exclusivamente poética. Son unas 49 composiciones que tratan, casi todas, temas amorosos (dentro de la lírica cancioneril, con sus tópicos y convenciones) y algunos poemas morales y burlescos.
Coplas por la Muerte de su Padre
Esta gran elegía dedicada a su padre, don Rodrigo Manrique, es su obra maestra y una de las cumbres de la lírica española.
Métrica y Lenguaje
Consta de 40 estrofas, llamadas coplas de pie quebrado o coplas manriqueñas. Cada una de ellas es una doble sextilla, es decir, tiene doce versos. Dentro de cada sextilla, los versos 1º, 2º, 4º y 5º son octosílabos, y los versos 3º y 6º (el «pie quebrado») son tetrasílabos. Su fórmula métrica es: 8a 8b 4c 8a 8b 4c 8d 8e 4f 8d 8e 4f, con rima consonante.
En general, los doce versos de cada copla desarrollan un pensamiento completo y coherente. Cada verso tiende a albergar una unidad sintáctica, lo que confiere al poema un ritmo pausado y sentencioso.
El tetrasílabo (el pie quebrado) introduce rítmicamente una ruptura, un corte en el fluir del discurso, que se adecua muy bien al tono elegíaco y reflexivo del poema, como si obedeciera a un desaliento o una pérdida de fuerza por parte del poeta ante la muerte y el paso del tiempo.
El lenguaje utilizado por Manrique es de gran naturalidad y simplicidad, en contraste con el estilo latinizante y artificioso que constituía la moda poética del siglo XV, impulsada por Santillana o Mena. Nuestro poeta introduce cultismos, pero con tanto acierto y mesura que casi todos ellos pertenecen hoy al habla común. Logra una perfecta adecuación entre forma y contenido.
Estructura
Las coplas poseen una estructura interna clara y gradual:
- Comienzan con unas consideraciones generales y filosóficas sobre la fugacidad de la vida terrenal, la igualdad ante la muerte y el paso del tiempo (Coplas I-XIII). Se utiliza el tópico del ubi sunt? (¿dónde están?) para evocar la desaparición de glorias pasadas.
- Rememoran ejemplos concretos de personajes históricos y de la historia reciente de Castilla para ilustrar la caducidad de los bienes mundanos (Coplas XIV-XXIV).
- La obra concluye con el elogio particular de la figura de don Rodrigo Manrique, presentado como modelo de caballero cristiano, cuyas virtudes y buena muerte le aseguran la vida eterna y la fama (Coplas XXV-XL). Se narra su muerte serena y ejemplar.
Temas
Los temas principales, tratados con profundidad y emoción contenida, son:
- La fugacidad del tiempo y la brevedad de la vida (tempus fugit).
- La muerte como poder igualatorio que afecta a todos.
- La vanidad de las cosas mundanas (poder, riqueza, belleza) y la crítica a la sociedad cortesana.
- La fortuna y su carácter mudable.
- La fama como tercera vida: la memoria que perdura a través de las buenas obras.
- La vida eterna como verdadero destino del cristiano.
Garcilaso de la Vega
Vida
Garcilaso de la Vega nació en Toledo, posiblemente en 1501 o 1503. Perteneciente a una ilustre familia noble, encarnó el ideal renacentista del cortesano: hombre de armas y letras. Su vida fue breve y estuvo ligada a la trayectoria del emperador Carlos I (V de Alemania), junto a quien combatió con valor y lealtad en diversas campañas militares (Comunidades, Navarra, Rodas, Túnez, Francia).
En 1526, durante las fiestas celebradas en Granada con motivo de la boda del Emperador con Isabel de Portugal, conoció a una dama portuguesa del séquito de la emperatriz, Isabel Freyre. Garcilaso, aunque ya estaba casado con Elena de Zúñiga, se enamoró profundamente de Isabel. Este amor, probablemente platónico e imposible, se convertirá en la principal fuente de inspiración de su obra poética.
Tras diversas vicisitudes políticas y militares (incluido un destierro en una isla del Danubio y una estancia en Nápoles, crucial para su formación humanista), Garcilaso, nombrado maestre de campo por el emperador, moría prematuramente en 1536 durante la campaña de Provenza (Francia), al ser herido mortalmente mientras escalaba una torre en Le Muy.
Obra
La obra poética de Garcilaso, aunque no muy extensa, es de una calidad e influencia excepcionales. Está compuesta por unas 40 composiciones (publicadas póstumamente por la viuda de su amigo Juan Boscán en 1543): 38 sonetos, 5 canciones, 2 elegías, 1 epístola (a Boscán) y 3 églogas. También se conservan 8 coplas de métrica tradicional castellana.
Su producción principal sigue el modelo de la lírica italianizante introducida en España por él y Boscán. Los poemas pueden leerse como un diario íntimo de su amor por Isabel Freyre, constituyendo un cancionero petrarquista por las siguientes consideraciones:
- Está dirigido a una amada única (Isabel Freyre), cuya identidad se encubre bajo nombres poéticos como Elisa o Filis (aunque también aparece Galatea en las églogas).
- Presenta alternancia de formas métricas (soneto, canción, égloga) para expresar los diversos estados de ánimo que el sentimiento amoroso produce en el poeta: deseo, alegría fugaz, celos, nostalgia, dolor por la ausencia o la muerte de la amada.
- Los poemas pueden ordenarse siguiendo una posible historia sentimental: ilusión, plenitud, desdén, muerte de la amada y lamento final.
Garcilaso asimila perfectamente los temas y el estilo de Petrarca, pero con una sensibilidad propia. Abundan las descripciones de una naturaleza idealizada (tópico del locus amoenus), que sirve de marco y confidente a los sentimientos del poeta. La naturaleza es armónica, bella y serena, reflejo del ideal neoplatónico. Comienza a describir el mundo exterior con detalle sensorial (colores, sonidos, olores).
A partir de su estancia en Nápoles (h. 1533), aprende y ejecuta la técnica de la imitación compuesta de los clásicos latinos (Virgilio, Horacio, Ovidio). La mitología se convierte en un elemento primordial, utilizada no como simple adorno, sino para expresar de forma velada sus propios sentimientos o conflictos universales (ej. mito de Dafne y Apolo en el Soneto XIII, Orfeo en la Égloga III).
En cuanto a la métrica, Garcilaso aclimata definitivamente al castellano el verso endecasílabo y las estrofas italianas como el soneto, la canción (en su forma de estancia petrarquista), la lira (combinación de endecasílabos y heptasílabos que luego popularizaría Fray Luis), la octava real y los tercetos encadenados. Su realización da un resultado armónico, de ritmo suave y fluido, sobrio en la expresión y sin interrupciones bruscas.
Su estilo se caracteriza por la naturalidad, la elegancia sin afectación y el buen gusto. Utiliza un lenguaje llano, selecto pero familiar, alejado de la artificiosidad de la poesía cancioneril anterior. Logra una perfecta fusión entre sentimiento, pensamiento y expresión.
Los temas principales son: el amor (vivido como experiencia gozosa y dolorosa, siguiendo los cánones neoplatónicos y petrarquistas), el desengaño amoroso, la naturaleza idealizada (marco pastoril), la mitología (como vía para expresar sentimientos universales: amor, dolor, muerte, transformación), la amistad y el ideal del cortesano.
Autores de Poesía Religiosa (Renacimiento y Barroco)
Fray Luis de León (Ascética)
La ascética es el camino del alma hacia Dios mediante el esfuerzo personal, la práctica de la virtud, la oración, la penitencia y la purificación moral, buscando la perfección espiritual.
Vida
Fray Luis de León nació en Belmonte (Cuenca) en 1527. Estudió en Madrid, Valladolid y, fundamentalmente, en Salamanca. Ingresó muy joven en la Orden de San Agustín y obtuvo los grados de licenciado y maestro en Teología por la prestigiosa Universidad de Salamanca.
En 1561 ganó la cátedra de Teología en esta universidad, en dura competencia con los dominicos. Este hecho, junto a su defensa del estudio directo de la Biblia en sus lenguas originales (hebreo, griego) y su carácter independiente, motivó una serie de rencillas académicas y teológicas que determinaron que, en 1572 (no 1571), la Inquisición lo detuviera y encarcelara. Fue acusado, entre otras cosas, de traducir al castellano el poema bíblico El Cantar de los Cantares (considerado peligroso por su lenguaje amoroso) y de dar preferencia al texto hebreo de la Biblia sobre la Vulgata latina.
Fray Luis permaneció casi cinco años (hasta diciembre de 1576) en la cárcel de la Inquisición en Valladolid. Tras ser absuelto, se reintegró a su cátedra en Salamanca (se dice que comenzando su clase con la famosa frase «Decíamos ayer…»). Murió en Madrigal de las Altas Torres (Ávila) en 1591, siendo provincial de su orden.
Fue un hombre de vasta cultura humanística y teológica. Muy querido por sus alumnos, poseía una personalidad apasionada, polémica y de gran integridad intelectual. Su auténtico ser se revela en su anhelo de paz, armonía interior y contacto con la naturaleza, como refugio frente al mundo agitado y vanidoso. Fue un firme defensor de la dignidad de la lengua romance (el castellano), a la que enriqueció con su cuidado extremo en la elección de las palabras y su bella disposición en el verso y la prosa (destaca su obra en prosa De los nombres de Cristo).
Obra Poética
Su obra poética original (no traducciones ni adaptaciones) es breve (apenas unas 23 odas) pero de gran perfección formal y hondura conceptual. Tiene una doble vertiente: moral y religiosa. Fray Luis recibió una gran influencia del poeta latino Horacio, especialmente en:
- El deseo de refugiarse en la paz y serenidad de una vida retirada (tópico del beatus ille: «feliz aquel que…»), lejos de las ambiciones, peligros y tentaciones de la vida mundana (la corte, el mar, la guerra).
- La búsqueda de la virtud y la moderación (aurea mediocritas).
- La forma métrica de la oda.
La clasificación cronológica de su obra poética suele basarse en tres etapas relacionadas con su encarcelamiento:
- Escritas antes de la cárcel (ant. 1572): Se caracterizan por el ansia de soledad, el elogio de la vida retirada (Oda a la vida retirada) y la búsqueda de la armonía cósmica y espiritual (Oda a Francisco Salinas).
- Escritas en la cárcel (1572-1576): Reflejan un tono más íntimo, doliente y personal, expresando su angustia y su fe en medio de la adversidad (Oda a Nuestra Señora, En la Ascensión).
- Escritas después de la cárcel (post. 1576): El tono es más sereno, aunque persiste el deseo de huir del mundo y alcanzar la paz definitiva en Dios (Noche serena, Oda a Felipe Ruiz).
Dentro de la poesía de Fray Luis hay una idea recurrente: el anhelo de armonía, orden y paz, tanto en el universo (la música de las esferas) como en el alma humana. Otros temas secundarios son los patrióticos, religiosos (comentarios a pasajes bíblicos) y circunstanciales. Nos transmite sus estados más íntimos del alma: su profundo sentir religioso, su ansia de infinito, su deseo de conocimiento, armonía y belleza, sin abandonar del todo su percepción del vivir cotidiano y sus conflictos.
Dentro de los motivos líricos, destacan los morales de la tradición clásica horaciana:
- Huir de lo mundano y buscar la paz en la naturaleza (Beatus ille).
- La alabanza de la vida sencilla y retirada.
- La comunicación íntima con la Naturaleza (Locus amoenus), vista como reflejo de la perfección divina.
- Aunque menos frecuente, puede aparecer el Carpe diem («aprovecha el momento») cristianizado.
Son rasgos de su poética la constante reelaboración y corrección lingüística y estilística en busca de la perfección (lima). Busca una unión perfecta entre expresión (forma) y contenido (pensamiento). La estrofa clave que maneja con maestría es la lira (estrofa de cinco versos, combinación de heptasílabos y endecasílabos con rima 7a 11B 7a 7b 11B), que Garcilaso había utilizado ocasionalmente.
Mística: San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús
La literatura mística describe los fenómenos extraordinarios experimentados por algunas almas «elegidas» al entrar su alma en contacto directo e íntimo con Dios. Es una corriente de intensa introspección espiritual, muy relacionada con el clima religioso de la Contrarreforma en España durante el Renacimiento y Barroco.
Se suelen distinguir tres fases o vías en el proceso místico hasta llegar a la unión con Dios:
- Vía purgativa: El alma se purifica de sus pecados y se libera de las ataduras a las cosas terrenales mediante la oración, la penitencia y la meditación.
- Vía iluminativa: El alma, ya purificada, se concentra en la contemplación de Dios y recibe gracias especiales e iluminación divina.
- Vía unitiva: Es la culminación del proceso. El alma alcanza la unión íntima y transformadora con Dios, una experiencia inefable (difícil de expresar con palabras).
San Juan de la Cruz
Vida
San Juan de la Cruz (Juan de Yepes Álvarez) nació en Fontiveros (Ávila) en 1542, en una familia humilde. Estudió humanidades en el colegio de los jesuitas de Medina del Campo y teología en la Universidad de Salamanca. En 1563 ingresó en la Orden del Carmen. En 1567 fue ordenado sacerdote y, en esa misma fecha, conoció a Santa Teresa de Jesús, con quien colaboró estrechamente en la reforma de la Orden Carmelita para devolverla a su rigor primitivo (fundación de los Carmelitas Descalzos).
Esta reforma encontró fuerte oposición dentro de la propia orden. En 1577, San Juan fue secuestrado y encarcelado por frailes carmelitas «calzados» (no reformados) en condiciones muy duras en un convento de Toledo. Durante este cautiverio (del que escapó prodigiosamente meses más tarde, en agosto de 1578) compuso parte de su obra poética. Después de su liberación, desempeñó varios cargos en la orden reformada y fundó conventos por Andalucía. Murió en Úbeda (Jaén) en 1591.
Obra Poética
La obra poética original de San Juan de la Cruz es muy breve pero de una intensidad lírica y profundidad mística incomparables, considerada la cumbre de la poesía mística española y universal. Sus poemas principales son:
- Cántico Espiritual: Inspirado en el Cantar de los Cantares bíblico, describe alegóricamente el proceso de búsqueda mutua y encuentro amoroso entre la Esposa (el alma) y el Esposo (Dios). Su estructura sigue las tres vías místicas: la búsqueda ansiosa del alma (vía purgativa), el encuentro y diálogo amoroso (vía iluminativa) y la unión definitiva (vía unitiva).
- Noche Oscura del Alma: Describe la unión del alma con Dios (vía unitiva) mediante la alegoría de una muchacha (el alma) que escapa sigilosamente de su casa (el cuerpo, los sentidos) en medio de la noche (la purificación, la fe) para encontrarse secretamente con su Amado (Dios).
- Llama de Amor Viva: Expresa la experiencia gozosa y transformadora de la unión mística definitiva, cuando el alma se siente inflamada por el amor divino.
Además de estos tres grandes poemas, escribió otras poesías de carácter místico o religioso (como el soneto «No me mueve, mi Dios, para quererte», aunque su autoría es discutida, o romances sobre la Trinidad).
El tema central es la experiencia inefable de la unión mística del alma con Dios. Dada la dificultad de expresar esta vivencia con el lenguaje común, San Juan recurre magistralmente a la alegoría (el amor humano como símbolo del amor divino) y al símbolo (la noche, la llama, la fuente, la música, la caza). La música y la naturaleza son motivos recurrentes que utiliza para sugerir la armonía y la belleza divinas.
San Juan parte de la tradición de la lírica popular castellana (cancioneros, romances) y de la lírica culta italianizante (Garcilaso), pero las transforma y eleva con una sensibilidad y una fuerza expresiva únicas. Utiliza preferentemente la lira (en Noche Oscura y Llama de Amor Viva) y la canción alirada (combinación de heptasílabos y endecasílabos, en el Cántico Espiritual). Su estilo se caracteriza por la intensidad emocional, la musicalidad, la concisión, la frescura y la audacia en el uso de símbolos y metáforas. Su verso es fluido, dinámico y sugerente, a menudo con pocos adjetivos pero cargado de significado.
También escribió importantes tratados en prosa comentando sus propios poemas (Subida del Monte Carmelo, Noche Oscura, Cántico Espiritual, Llama de Amor Viva), donde explica teológicamente el significado de sus símbolos y el proceso místico.
Santa Teresa de Jesús
Vida
Santa Teresa de Jesús (Teresa de Cepeda y Ahumada) nació en Ávila en 1515, en el seno de una familia de hidalgos conversos. Ingresó en el convento carmelita de la Encarnación de Ávila a los 20 años (no 19). Tras un período de enfermedad y tibieza espiritual, hacia los 40 años experimentó una profunda conversión religiosa y comenzó a tener experiencias místicas (visiones, éxtasis).
Impulsada por estas experiencias y el deseo de un mayor rigor religioso, emprendió la reforma de la Orden del Carmen, fundando en 1562 en Ávila el primer convento de Carmelitas Descalzas. A partir de entonces, y con la ayuda de San Juan de la Cruz para la rama masculina, desarrolló una asombrosa y fecunda actividad como fundadora (estableció 17 conventos de monjas por toda España), escritora y guía espiritual, superando numerosas dificultades y oposiciones.
Murió en Alba de Tormes (Salamanca) en 1582.
Poseía una personalidad excepcional: inteligente, práctica, enérgica, de gran voluntad, pero también dotada de un talante comunicativo, cordial, alegre y de gran sensibilidad humana y femenina. Se la considera un prototipo de mujer castellana del Siglo de Oro y una de las figuras cumbre del misticismo español y universal.
Obra
Santa Teresa destacó fundamentalmente como escritora en prosa. Sus obras principales son de carácter autobiográfico y doctrinal, escritas con una finalidad didáctica para sus monjas:
- Libro de la Vida: Su autobiografía espiritual, donde narra su trayectoria vital y sus experiencias místicas.
- Camino de Perfección (h. 1565-1567): Guía práctica de oración y vida espiritual para sus monjas.
- Las Moradas o Castillo Interior: Su obra cumbre de doctrina mística, donde describe el alma como un castillo con diversas moradas que representan las etapas del acercamiento a Dios hasta la unión mística en la morada central.
- Libro de las Fundaciones: Relato de sus peripecias como fundadora de conventos.
- Numerosas Cartas: Que revelan su faceta más humana, práctica y cercana.
Su poesía, aunque menos importante y extensa que su prosa, es también valiosa. Se trata de poemas sencillos, de carácter emotivo, popular y musical, a menudo escritos para ocasiones concretas de la vida conventual o como expresión espontánea de sus sentimientos religiosos. Utiliza metros tradicionales castellanos (villancicos, coplas). Algunos de sus poemas más conocidos son «Vivo sin vivir en mí» o «Nada te turbe».
Basó su saber más en la experiencia vivida y en sus lecturas espirituales (incluida la Biblia y autores místicos anteriores) que en la formación teológica académica (que no tuvo). Su estilo en prosa es único: natural, vivo, espontáneo, conversacional, lleno de comparaciones familiares, expresiones coloquiales y una sintaxis a veces descuidada pero siempre expresiva. Busca comunicar con claridad y fervor su vivencia interior y enseñar un camino práctico hacia Dios. Destaca la naturalidad y sencillez de su lenguaje, que logra transmitir una profunda espiritualidad de forma accesible y atractiva.
Autores del Barroco
Luis de Góngora
Vida
Luis de Góngora y Argote nació en Córdoba en 1561. Pertenecía a una familia acomodada e ilustrada; su padre era juez y bibliófilo humanista. Adoptó el apellido materno, Góngora, de mayor prestigio. Gracias a la influencia de un tío materno, canónigo de la Catedral de Córdoba, pudo asegurarse beneficios eclesiásticos que le permitieron estudiar Cánones en la Universidad de Salamanca (1576-1580), aunque no parece haber concluido los estudios.
En 1585 recibió las órdenes menores y fue nombrado racionero de la Catedral de Córdoba. Durante su juventud, llevó una vida algo disipada para su condición eclesiástica (aficionado a la música, el teatro, los toros, el juego), lo que le valió alguna amonestación del cabildo. Viajó por España en comisión de servicios para el cabildo, lo que le permitió conocer ambientes diversos y entrar en contacto con otros literatos.
Su vocación principal siempre fueron las letras. A partir de 1603, intensificó sus intentos de establecerse en la Corte de Madrid en busca de mecenazgo y mayores oportunidades. Con el favor del Duque de Lerma, valido de Felipe III, fue nombrado capellán real en 1617, para lo cual tuvo que ordenarse sacerdote a los 55 años.
Su estancia en la Corte estuvo marcada por las rivalidades literarias (especialmente su enemistad con Lope de Vega y Quevedo) y por crecientes dificultades económicas, agravadas por su afición al juego y su tren de vida. La caída en desgracia de su protector, el Duque de Lerma, empeoró su situación. Enfermo y acosado por las deudas, en 1626 regresó a Córdoba, donde murió el 23 de mayo de 1627, tras sufrir una grave pérdida de memoria.
Obra Poética
Góngora es uno de los mayores poetas de la literatura española y el máximo representante del culteranismo (también llamado gongorismo), una de las dos grandes corrientes estilísticas del Barroco (la otra es el conceptismo de Quevedo). El culteranismo busca la belleza formal, la brillantez sensorial y la creación de un lenguaje poético alejado del habla común, selecto y artificioso.
Góngora jugó magistralmente con las posibilidades expresivas, sonoras y sensoriales de las palabras y con su capacidad evocadora y sugeridora. En su poesía, especialmente la más compleja, los objetos de la realidad aparecen aludidos indirectamente (mediante metáforas, perífrasis, alusiones mitológicas) o descritos a través de su asociación con otros objetos preciosos o brillantes.
Góngora enriqueció notablemente el vocabulario y la sintaxis del español poético:
- Utilizaba cultismos léxicos (palabras tomadas directamente del latín o el griego) y neologismos.
- Empleaba los términos más sensoriales, coloristas y suntuosos para crear impresiones vívidas (oro, cristal, nieve, púrpura, marfil…).
- Estableció un nuevo esquema sintáctico, caracterizado por el uso frecuente y audaz del hipérbaton (alteración del orden lógico de las palabras en la frase) y las largas y complejas estructuras oracionales.
- El léxico es suntuoso, buscando un constante halago de los sentidos mediante el sonido (aliteraciones, paronomasias) y el color.
- Los principales recursos y figuras literarias que utiliza son: metáfora (a menudo encadenadas y muy elaboradas), metonimia, perífrasis, hipérbole, aliteración, cultismos, hipérbaton, alusiones mitológicas.
Los temas preferidos en su poesía más elaborada son los mitos clásicos, que reinterpreta con originalidad, y la descripción de una naturaleza estilizada y embellecida. Góngora supo desprenderse de muchos tópicos renacentistas, buscando la originalidad y lo selecto, tanto dentro de la poesía culta como de la popular (que también cultivó con maestría).
Tradicionalmente, la crítica distinguió dos estilos o épocas en Góngora («el príncipe de la luz» y «el príncipe de las tinieblas»), pero hoy se considera que ambos estilos (el claro y sencillo, y el oscuro y complejo) conviven a lo largo de toda su producción, adaptándose al género y al tema tratado.
La obra de Góngora está compuesta por numerosos poemas sueltos (sonetos, romances, letrillas, canciones), que se suelen agrupar como Obras menores, y dos grandes poemas narrativo-descriptivos de mayor extensión y complejidad, conocidos como Obras mayores.
A. Obras menores
- Sonetos: Góngora fue un maestro del soneto. Escribió sonetos sobre una gran variedad de temas, todos tratados con perfección formal:
- Amorosos (desde la idealización petrarquista hasta la visión desengañada o burlesca).
- Heroicos y laudatorios (dedicados a personajes ilustres o eventos importantes, en estilo culto).
- Satírico-burlescos (criticando vicios, tipos sociales o a sus rivales literarios, con vocabulario a veces popular y vulgar).
- Fúnebres y morales (reflexionando sobre la brevedad de la vida, la vanidad de las cosas terrenales –carpe diem con tono desengañado-).
- Sacros (religiosos, escritos a menudo para certámenes, son relativamente pocos).
- Romances: Cultivó el romance con gran maestría, renovándolo. Tratan temas diversos: moriscos, pastoriles, históricos, caballerescos, amorosos, alegóricos, satíricos. Algunos son de estilo más sencillo y popular, otros ya anuncian la complejidad de sus obras mayores.
- Letrillas: Composiciones más ligeras, en verso de arte menor, generalmente con estribillo. Las letrillas quedan reservadas habitualmente para los temas humorísticos, burlescos o satíricos (crítica de la hipocresía, las flaquezas humanas, las relaciones amorosas interesadas, los profesionales ineficaces…). Es aquí donde Góngora se muestra a veces más directo, desvergonzado y pesimista. Utiliza estrofas con rima consonante o asonante, con un estribillo que se repite. Famosa es la letrilla «Ándeme yo caliente y ríase la gente».
B. Obras mayores
Son los poemas que suscitaron mayor polémica en su tiempo por su dificultad y audacia estilística:
- Fábula de Polifemo y Galatea (1612, publicada en 1613): Poema narrativo en 63 octavas reales. Recrea el mito clásico del amor del cíclope Polifemo por la ninfa Galatea, quien a su vez ama al pastor Acis. Los celos llevan a Polifemo a matar a Acis aplastándolo con una roca; los dioses compadecidos transforman la sangre de Acis en un río. Góngora utiliza el mito para crear un deslumbrante cuadro de belleza sensorial, contrastando la fealdad monstruosa del cíclope con la belleza idealizada de Galatea y Acis, y la naturaleza exuberante. El poema transmite la fuerza del amor y la belleza en contraste con la brutalidad y los celos, todo ello en un marco natural grandioso y estilizado. Es una obra cumbre del culteranismo.
- Soledades (1613-1614): Poema descriptivo-narrativo en silvas (combinación libre de endecasílabos y heptasílabos). Góngora proyectó cuatro partes (Soledad de los campos, de las riberas, de las selvas, del yermo), correspondientes quizás a las cuatro edades del ser humano o a las cuatro estaciones, pero solo completó la primera y parte de la segunda. El argumento es mínimo: un joven náufrago, desengañado de amor, llega a una costa donde es acogido sucesivamente por unos cabreros y unos pescadores. Asiste a una boda rústica y contempla diversas escenas de la vida rural idealizada. El poema es fundamentalmente descriptivo, una sucesión de cuadros de gran belleza plástica y sensorial, donde la naturaleza es protagonista. La dificultad del lenguaje (cultismos, hipérbatos extremos, metáforas audaces, alusiones constantes) hizo que fuera muy criticado en su época, pero es una de las obras más originales y ambiciosas de Góngora.
Francisco de Quevedo
Vida
Francisco de Quevedo y Villegas nació en Madrid en 1580, en el seno de una familia noble vinculada a la corte: su padre era secretario de la princesa María (hermana de Felipe II) y su madre, dama de la reina Ana de Austria. Su infancia estuvo marcada por la temprana muerte de su padre y por sus problemas físicos (era cojo y muy miope). Recibió una esmerada educación en el Colegio Imperial de los Jesuitas de Madrid y posteriormente estudió Artes y Teología en las universidades de Alcalá de Henares y Valladolid.
Poseedor de una vasta cultura (dominaba lenguas clásicas y modernas, filosofía, teología), pronto destacó por su ingenio y su producción literaria. Se trasladó a Valladolid cuando la corte se estableció allí (1601-1606) y luego regresó a Madrid. Entró al servicio del Duque de Osuna, a quien acompañó a Italia como secretario cuando este fue nombrado virrey de Sicilia y Nápoles (1613-1620). Se vio envuelto en las intrigas políticas de su protector, lo que le valió un primer destierro a su señorío de la Torre de Juan Abad (Ciudad Real) tras la caída en desgracia del Duque.
Llevó una vida agitada, marcada por las polémicas literarias (su enemistad con Góngora fue célebre), las intrigas políticas en la corte de Felipe IV (donde intentó medrar bajo la protección del Conde-Duque de Olivares, aunque con altibajos) y una vida personal compleja (se casó tardíamente, en 1634, con Esperanza de Mendoza, pero el matrimonio duró poco).
Su carácter crítico e independiente y sus posibles implicaciones en conspiraciones políticas le llevaron a sufrir un segundo y duro encarcelamiento en 1639, en el convento de San Marcos de León, donde permaneció casi cuatro años en condiciones muy penosas que quebrantaron su salud. Liberado en 1643, se retiró a la Torre de Juan Abad y murió poco después en Villanueva de los Infantes (Ciudad Real) en 1645, vencido y amargado.
Obra Poética
La obra poética de Quevedo es vastísima (más de 900 poemas conservados, aunque él no publicó en vida ninguna colección) y de una extraordinaria variedad temática y estilística. Quevedo es el máximo representante del conceptismo, la otra gran corriente estilística del Barroco. El conceptismo se basa en la agudeza del ingenio, la concisión expresiva y la búsqueda de la dificultad en el pensamiento más que en la forma. Utiliza recursos como la antítesis, la paradoja, el equívoco, el juego de palabras, la hipérbole y la elipsis para expresar ideas complejas de forma condensada e impactante.
Los rasgos generales de la poesía de Quevedo son:
- Concisión extrema: Busca la máxima expresividad con el mínimo de palabras. Sus expresiones son a menudo densas y sentenciosas.
- Resistencia al adorno poético superfluo: Aunque maneja todos los recursos retóricos, a veces prefiere un lenguaje directo, enérgico, incluso coloquial o vulgar, si sirve a su propósito expresivo.
- Fascinación por la realidad degradada y la fealdad: A diferencia del idealismo renacentista o el esteticismo culterano, Quevedo a menudo se recrea en la descripción cruda y satírica de la miseria humana, física y moral. Todo lo impregna un profundo desengaño vital.
- Interés por destacar los fallos, vicios y locuras de la humanidad: Su visión del mundo es predominantemente pesimista y crítica.
En cuanto al estilo conceptista, entre sus características fundamentales están:
- Juego semántico constante: Exprime los múltiples significados de las palabras (polisemia, homonimia, paronomasia).
- Riqueza de recursos retóricos basados en el ingenio y la asociación de ideas: metáforas audaces, comparaciones inesperadas, antítesis, paradojas, hipérboles, dilogías, calambures, etc.
- Predominio del concepto (la idea ingeniosa, la agudeza) sobre la musicalidad o la belleza formal externa (aunque también logra poemas de gran belleza sonora).
En cuanto a los temas, Quevedo trató en sus poemas prácticamente todos los registros posibles, desde el amor más idealizado hasta la burla más descarada o la más dura sátira moral y política. Su obra poética suele clasificarse (siguiendo la edición póstuma de González de Salas en El Parnaso Español) en:
- Poesía metafísica, moral y religiosa: Considerada la más profunda y personal. Centrada en su angustia existencial ante la brevedad de la vida, la fugacidad del tiempo y la omnipresencia de la muerte. Expresa un fuerte pesimismo sobre la condición humana y la vanidad del mundo. El paso inexorable del tiempo le lleva a una reflexión desengañada y a veces desesperada (ej. «¡Ah de la vida! ¿Nadie me responde?», «Miré los muros de la patria mía»). Los poemas religiosos representan a veces el único consuelo o medio de trascender la realidad efímera de la vida terrenal.
- Poemas amorosos: Sigue la tradición petrarquista, pero con una intensidad y una originalidad propias del Barroco. Expresa el amor como una pasión contradictoria, a la vez idealizada y dolorosa, que persiste incluso más allá de la muerte (ej. «Amor constante más allá de la muerte»). A veces muestra una visión más cruda y desengañada del amor, cercana a la misoginia. Su poesía amorosa destaca por la fuerza expresiva y la novedad en el tratamiento de temas como el dolor de la ausencia o el desengaño.
- Poemas satírico-burlescos: Es la faceta más popular y extensa de su producción. Presentan una enorme variedad temática: crítica de vicios (la hipocresía, la avaricia, la vanidad), sátira de tipos sociales (médicos, jueces, sastres, viejas, maridos cornudos…), caricatura de defectos físicos, parodias de estilos literarios (como el culteranismo), poemas escatológicos y obscenos. Todas las profesiones, costumbres y tipos populares resultan deformados y ridiculizados a través de una lente caricaturesca y despiadada. La mayor originalidad reside en la creación de un lenguaje literario personalísimo, lleno de ingenio verbal, juegos de palabras y una extraordinaria riqueza léxica que abarca desde el cultismo hasta el lenguaje más vulgar y la jerga de germanía.
La poesía de Quevedo, con su profundidad conceptual, su fuerza expresiva y su visión desgarrada del mundo, adelantó en cierto modo la sensibilidad romántica y ha sido modelo e influencia para muchos escritores posteriores (desde el siglo XVIII hasta autores modernos como Unamuno, Cernuda o Miguel Hernández).
Además de su obra poética, Quevedo fue un prolífico escritor en prosa: obras políticas (Política de Dios, gobierno de Cristo), morales y filosóficas (La cuna y la sepultura, Virtud militante), satíricas (Los Sueños, La hora de todos y la Fortuna con seso) y su famosa novela picaresca La vida del Buscón llamado don Pablos.
Lope de Vega
Vida
Félix Lope de Vega y Carpio nació en Madrid en 1562, en el seno de una familia modesta (su padre era bordador). Fue un niño prodigio: según sus biógrafos, componía versos desde los cinco años y escribió su primera pieza teatral a los doce. Recibió una buena educación humanística con los jesuitas en Madrid y, posiblemente, asistió a la Universidad de Alcalá de Henares, aunque no llegó a graduarse.
Su vida fue extraordinariamente intensa, apasionada y llena de contrastes, marcada por tres constantes: un profundo erotismo (tuvo numerosos y turbulentos amores), un fervor religioso sincero (especialmente en ciertas etapas de su vida) y una prodigiosa capacidad para escribir versos y obras de teatro.
A los 17 años (h. 1580-1587) mantuvo amores con la actriz casada Elena Osorio (la «Filis» de sus versos). Al ser abandonado por ella, escribió unos libelos difamatorios contra la actriz y su familia que le valieron un proceso y una condena a ocho años de destierro de la Corte y dos del reino de Castilla (1588).
Incumpliendo el destierro, raptó a Isabel de Urbina («Belisa»), una joven de familia noble, con la que se casó por poderes en mayo de 1588, justo antes de alistarse como voluntario en la Armada Invencible. Tras el desastre de la Armada, se instaló con su esposa en Valencia (1589-1590), donde entró en contacto con el vibrante ambiente teatral de la ciudad. Cumplido parte del destierro, entró al servicio del Duque de Alba en Toledo y Alba de Tormes (1590-1595). Isabel de Urbina murió hacia 1594.
A su regreso a Madrid (1595), tras obtener el perdón, inició una nueva etapa de intensa actividad teatral. En 1598 se casó en segundas nupcias con Juana de Guardo, hija de un rico abastecedor de carne, matrimonio que parece haber sido de conveniencia económica. Sin embargo, casi simultáneamente (desde 1599 hasta 1608 aproximadamente), mantuvo una relación sentimental paralela con la actriz Micaela Luján («Camila Lucinda»), con quien tuvo varios hijos. Con Juana también tuvo hijos, entre ellos su predilecto, Carlos Félix.
La muerte de su hijo Carlos Félix (1612) y de su esposa Juana de Guardo (1613) provocaron en Lope una profunda crisis espiritual que le llevó a ordenarse sacerdote en 1614.
Sin embargo, su naturaleza apasionada le llevó a enamorarse de nuevo, esta vez de Marta de Nevares Santoyo («Amarilis» o «Marcia Leonarda»), una mujer casada, con la que mantuvo una larga y conflictiva relación desde 1616 hasta la muerte de ella en 1632, tras quedar ciega y perder la razón. Este último amor convirtió los últimos años de Lope en un calvario personal, aunque siguió escribiendo incansablemente.
Lope de Vega murió en Madrid en 1635, rodeado de una enorme fama y popularidad como el «Fénix de los Ingenios» y «Monstruo de la Naturaleza». Su entierro fue una manifestación multitudinaria de duelo nacional.
Obra Teatral
Lope de Vega fue, ante todo, un dramaturgo extraordinariamente prolífico y el creador de la fórmula de la Comedia Nueva española del Siglo de Oro. Aunque se le atribuyen más de 1500 obras, se conservan unas 400. En su tratado en verso Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo (1609), Lope expuso las bases teóricas de su teatro, que rompía con las normas clasicistas aristotélicas para adaptarse al gusto del público español de la época:
- Rechazo de las tres unidades clásicas: No respeta estrictamente las unidades de acción (mezcla varias tramas), lugar (la acción cambia de escenario) y tiempo (la acción puede durar días, meses o años), buscando mayor dinamismo y verosimilitud para el público.
- División en tres actos: Estructuró la obra teatral en tres actos (planteamiento, nudo y desenlace), en lugar de los cinco de la tragedia clásica, agilizando el ritmo.
- Mezcla de lo trágico y lo cómico (tragicomedia): Combinó elementos serios y humorísticos en la misma obra, reflejando la variedad de la vida misma.
- Variedad temática: Dio entrada a todo tipo de temas (históricos, legendarios, religiosos, pastoriles, mitológicos, de capa y espada, de costumbres).
- Uso del verso: Escribió todo su teatro en verso, utilizando diferentes metros y estrofas (polimetría) según la situación dramática o el personaje que hablaba (ej. redondillas u octosílabos para diálogos rápidos, sonetos para monólogos líricos, tercetos para asuntos graves, romance para narraciones). Preferencia por el verso popular de arte menor (octosílabo).
- El decoro poético: Adecuación del lenguaje y el comportamiento al carácter y la condición social de cada personaje.
- Establecimiento de personajes tipo: Creó o consolidó personajes recurrentes como el galán, la dama, el rey (como impartidor de justicia), el poderoso (noble a menudo soberbio) y, sobre todo, el gracioso (o figura del donaire), criado del galán que sirve de contrapunto cómico, confidente y portavoz de una visión realista y pragmática de la vida.
- Importancia de la acción y la intriga: Sus obras suelen tener tramas complejas, llenas de enredos, sorpresas y un ritmo rápido para mantener el interés del espectador.
- Temas recurrentes: El honor (entendido como reputación u opinión social, especialmente importante en la mujer), el amor (como motor principal de la acción), la justicia (a menudo impartida por el rey frente a los abusos de los nobles) y la defensa de la monarquía y la fe católica.
En su amplísimo repertorio dramático se recogen todos los ideales, conflictos y costumbres de la sociedad española de su tiempo. Sus obras se suelen clasificar por temas:
- Dramas históricos y legendarios (de tradición épica): Lope retoma acontecimientos, leyendas o personajes del pasado nacional (crónicas, romances) y los recrea con gran libertad, a menudo exaltando virtudes colectivas o individuales.
- Peribáñez y el Comendador de Ocaña (h. 1605-1612): Drama rural centrado en el honor villano. Peribáñez, un labrador orgulloso de su condición, defiende su honra y a su esposa Casilda del acoso del Comendador, a quien acaba dando muerte. El rey finalmente aprueba su acción. Presenta un conflicto social entre la nobleza abusiva y el campesino honrado. Destaca la dignidad del villano y la defensa de la igualdad esencial ante el honor. El lenguaje se adapta a la jerarquía social.
- Fuenteovejuna (h. 1612-1614): Basada en un hecho histórico real. El pueblo de Fuenteovejuna, unido como un solo hombre («todos a una»), se rebela contra los abusos tiránicos del Comendador Fernán Gómez de Guzmán y le da muerte. Cuando el juez enviado por los Reyes Católicos interroga a los vecinos, todos responden «Fuenteovejuna lo hizo». Ante la imposibilidad de castigar a todo el pueblo, los reyes perdonan la villa y la incorporan a la Corona. Es una exaltación de la solidaridad colectiva frente a la tiranía y la defensa de la justicia popular por encima de la autoridad abusiva. Es quizás la obra más «democrática» de nuestro teatro clásico. El elemento cómico está sobriamente distribuido.
- El mejor alcalde, el rey: Otro drama de honor villano donde el rey Alfonso VII interviene para hacer justicia a un labrador cuya prometida ha sido raptada por un noble.
- El Caballero de Olmedo (h. 1620-1625): Tragedia basada en una canción popular («Que de noche le mataron / al caballero / la gala de Medina / la flor de Olmedo»). Combina elementos líricos y dramáticos. Narra el amor entre Don Alonso, el caballero de Olmedo, y Doña Inés, y la trágica muerte del caballero a manos de su rival celoso, Don Rodrigo, cuando regresaba de ver a su amada. El destino fatal del caballero está anunciado por presagios y una atmósfera de misterio y lirismo. Los dos primeros actos son un canto al amor, pero la muerte acecha desde el principio, precipitándose la tragedia en el tercer acto.
- Dramas religiosos: Obras de tema bíblico (La creación del mundo), vidas de santos (Lo fingido verdadero, sobre San Ginés) o temas teológicos. A menudo transmiten ejemplos de religiosidad popular de forma sencilla y emotiva.
- Comedias de capa y espada (de enredo y costumbres): Son quizás las más representativas del ingenio de Lope. Ambientadas en el Madrid o las ciudades de su tiempo, presentan tramas amorosas complejas, llenas de enredos, equívocos, celos, disfraces y duelos entre jóvenes nobles (galanes y damas). El tema central suele ser el amor y sus obstáculos, con un final feliz. Reflejan las costumbres, los ideales y la mentalidad de la sociedad urbana de la época. Lope es el gran creador y maestro de este género. Ejemplos destacados son La dama boba, El perro del hortelano (que mezcla elementos de comedia palatina), El acero de Madrid, Los melindres de Belisa.
- Comedias pastoriles, mitológicas, palatinas: Otros géneros que también cultivó con éxito.
Además de su ingente producción teatral, Lope fue un excelente poeta lírico (recogido en libros como Rimas, Rimas sacras, Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos) y escribió también poesía narrativa (La Dragontea, Isidro, La hermosura de Angélica, Jerusalén conquistada) y obras en prosa (como la novela pastoril La Arcadia o la novela dialogada La Dorotea, considerada su obra maestra en prosa, donde recrea sus amores juveniles con Elena Osorio).
Calderón de la Barca
Vida
Pedro Calderón de la Barca nació en Madrid en 1600. Pertenecía a una familia hidalga (su padre era secretario del Consejo de Hacienda). Recibió una sólida formación intelectual con los jesuitas en el Colegio Imperial de Madrid y posteriormente estudió Cánones y Derecho en las universidades de Alcalá de Henares y Salamanca.
Su carácter era más reflexivo, introvertido y quizás melancólico que el de Lope. La temprana muerte de su madre (1610) y las difíciles relaciones posteriores con su autoritario padre (que murió en 1615) parecen haber marcado su personalidad. La crítica ha interpretado la frecuente aparición de conflictos paterno-filiales y figuras paternas negativas en su teatro como un posible reflejo de su situación personal.
Tras abandonar los estudios eclesiásticos a los que parecía destinado, se dedicó a la vida cortesana y a la literatura. Sirvió como soldado en Italia y Flandes (h. 1625-1635). A su regreso a Madrid, se convirtió en el dramaturgo predilecto de la corte de Felipe IV, sucediendo a Lope de Vega (muerto en 1635) como principal autor teatral. Fue nombrado caballero de la Orden de Santiago en 1637.
La crisis general de España en la década de 1640, la muerte de personas cercanas (como su hermano José en la guerra de Cataluña) y quizás un desengaño vital le decidieron a ordenarse sacerdote en 1651. A partir de entonces, redujo su producción de comedias para el público general y se centró más en escribir para la Corte (fiestas palaciegas, zarzuelas) y, sobre todo, en la composición de autos sacramentales para la festividad del Corpus Christi.
En 1663 fue nombrado capellán de honor del rey Felipe IV y se estableció definitivamente en la corte. Ingresó en la Congregación de Sacerdotes Naturales de Madrid, de la que fue capellán mayor.
Murió en Madrid en 1681, siendo una figura respetada y reconocida como el último gran dramaturgo del Siglo de Oro.
Obra Teatral
Calderón es la culminación del modelo teatral barroco creado por Lope de Vega. No introduce innovaciones radicales en la fórmula de la Comedia Nueva, sino que la depura, la estiliza y la intensifica, llevándola a una mayor perfección técnica y profundidad conceptual. Sus notas distintivas respecto a Lope son: un mayor orden estructural, concentración dramática (menos personajes, tramas más unificadas en torno a un tema central) e intensificación ideológica y estilística.
Calderón representa la culminación del teatro barroco:
- Su teatro se fue haciendo cada vez más estilizado y simbólico. Sus personajes, sin perder entidad humana, a menudo encarnan ideas abstractas o conflictos filosóficos universales (el honor, la libertad, el destino, la apariencia frente a la realidad).
- De su visión desengañada de la vida y del mundo surgen grandes conflictos dramáticos, como la lucha entre la razón y la pasión, el libre albedrío y la predestinación, la realidad y el sueño.
- Calderón supo continuar la línea iniciada por Lope de combinar lo culto y lo popular, aunque su lenguaje es generalmente más elaborado y artificioso, con un mayor uso de recursos culteranos (metáforas complejas, antítesis, paralelismos, símbolos). Sin embargo, también presentó tipos humanos extraídos del pueblo con gran dignidad.
- En su teatro dio cabida al personaje del gracioso, que a menudo tiene una función más reflexiva o paródica que en Lope. Introdujo también elementos líricos (canciones populares) y frases coloquiales que equilibran el tono a menudo grave y filosófico de su pensamiento.
- Su lenguaje poético es más denso y elaborado que el de Lope, con una mayor carga conceptual y retórica. Utiliza frecuentemente la antítesis, la paradoja, el paralelismo y el símbolo para expresar sus ideas.
- La escenografía y los efectos visuales adquieren mayor importancia en su teatro, especialmente en las obras escritas para la corte y los autos sacramentales.
- La modernidad de su teatro, especialmente por su profundidad filosófica y existencial, fue muy apreciada por los románticos alemanes (como Schlegel), que vieron en él a uno de los grandes exponentes del pensamiento universal.
Los temas más importantes del teatro de Calderón son: el honor (tratado de forma más rígida y trágica que en Lope, a menudo ligado a la venganza), el desengaño barroco (la vida como sueño, la vanidad del mundo), las grandes cuestiones filosóficas y teológicas sobre la libertad humana frente al destino o la gracia divina, la relación entre apariencia y realidad, y la defensa del orden social y religioso establecido (monarquía y catolicismo). Otros grandes temas son el amor (a menudo conflictivo y trágico) y la consideración de la mujer (con personajes femeninos de gran fuerza).
Su producción teatral (unas 120 comedias y 80 autos sacramentales conservados) se suele clasificar en:
Dramas
Son las obras de carácter más serio y profundo, donde se plantean los grandes conflictos éticos, filosóficos o religiosos.
- Dramas de honor: Llevan al extremo el código del honor calderoniano, a menudo con desenlaces trágicos y violentos. El honor conyugal es un tema central. Ejemplos: El médico de su honra, A secreto agravio, secreta venganza, El pintor de su deshonra.
- El alcalde de Zalamea (h. 1640-1644): Considerada una de sus obras maestras. Aunque comparte elementos con los dramas de honor villano de Lope (como Peribáñez), Calderón le da una mayor profundidad y perfección formal. Narra el conflicto entre el capitán Don Álvaro de Ataide, un noble arrogante que ultraja a Isabel, la hija del rico labrador Pedro Crespo, y este último, quien, al ser elegido alcalde de Zalamea, decide hacer justicia por su mano ejecutando al capitán, anteponiendo su honor personal y familiar a la jurisdicción militar. El rey Felipe II finalmente ratifica su acción. La obra plantea el choque entre dos mundos (el militar y el aldeano), dos conceptos del honor (el basado en la sangre noble y el basado en la virtud personal) y la dignidad del individuo frente al poder. Los personajes están magistralmente caracterizados:
- Pedro Crespo: Representa la dignidad, la prudencia y el sentido de la justicia del villano rico y honrado («Al rey la hacienda y la vida / se ha de dar, pero el honor / es patrimonio del alma, / y el alma sólo es de Dios»).
- Don Álvaro de Ataide: Encarna la soberbia y el cinismo del noble que abusa de su posición social.
- Dramas filosóficos y religiosos: Son las obras donde Calderón plantea las grandes cuestiones existenciales y teológicas.
- La vida es sueño (1635): Su obra más famosa y universal. Plantea temas como la libertad humana frente al destino y la predestinación, la confusión entre realidad y apariencia (la vida como sueño), el autodominio y la educación del príncipe. El protagonista, Segismundo, príncipe de Polonia, ha sido encerrado en una torre desde su nacimiento por su padre, el rey Basilio, debido a unos funestos presagios. Liberado para una prueba, se comporta de forma violenta y es devuelto a la torre, haciéndole creer que todo fue un sueño. En una segunda liberación, gracias a una rebelión popular, Segismundo, aleccionado por la experiencia, logra vencer sus inclinaciones naturales («pues estamos en mundo tan singular, que el vivir sólo es soñar; y la experiencia me enseña que el hombre que vive, sueña lo que es, hasta despertar»), perdona a su padre y se convierte en un gobernante prudente. Segismundo es un símbolo del hombre que lucha por dominar sus pasiones y alcanzar la virtud. El contenido ideológico expresa un hondo pesimismo barroco sobre la vanidad de lo humano, pero también una afirmación de la capacidad humana para elegir el bien.
- El mágico prodigioso: Sobre el tema de Fausto y la conversión de San Cipriano.
- La devoción de la cruz: Drama teológico sobre la predestinación y la gracia.
Comedias
Obras de carácter más ligero, aunque también con una cuidada estructura y lenguaje. La mayoría giran en torno al tema del amor y el enredo, siguiendo el modelo de la comedia de capa y espada, pero con mayor estilización y complejidad argumental que en Lope. Una de las más conocidas es La dama duende (1629), perfecta muestra de comedia de enredo urbano, llena de ingenio, gracia y un juego constante con la ocultación y el engaño.
Autos Sacramentales
Son piezas dramáticas en un acto, de carácter alegórico, escritas para ser representadas en público durante la festividad del Corpus Christi. Su finalidad era explicar de forma didáctica y espectacular los dogmas de la fe católica, especialmente el misterio de la Eucaristía. Calderón es el máximo exponente de este género. Sus autos son verdaderas construcciones teológicas y filosóficas puestas en escena, con personajes alegóricos (la Fe, la Culpa, el Entendimiento, la Muerte, el Hombre…) y una gran riqueza escenográfica.
- El gran teatro del mundo (h. 1635): Uno de sus autos más famosos. Presenta la vida humana como una gran comedia representada en el teatro del mundo, donde Dios (el Autor) reparte los papeles (el Rey, el Rico, el Pobre, la Hermosura, el Labrador, el Niño, la Discreción) a los hombres (los actores). Al final de la representación (la vida), cada uno recibe el premio o castigo según haya representado bien o mal su papel. Es una síntesis alegórica de la visión barroca del mundo y la existencia humana (theatrum mundi). La obra está estructurada con gran simetría y claridad conceptual.
- Otros autos importantes son: El gran mercado del mundo, La cena del rey Baltasar, No hay más fortuna que Dios.