1. Experimentar la Comunicación Literaria
La comunicación literaria se desarrolla cuando se percibe su presencia y uso en la sociedad. No se limita al aula, sino que se extiende a diversos ámbitos. La publicidad, por ejemplo, utiliza símbolos y metáforas. La lectura nos acompaña en momentos de espera. El lenguaje político emplea una retórica que debemos comprender. La necesidad de la lectura literaria es, por tanto, más crucial de lo que pensamos.
Es fundamental diseñar actividades que fomenten la familiaridad con la lectura y el desarrollo de comunidades de lectores. Los clubes de lectura, por ejemplo, son excelentes para aprender a ser críticos mediante el contraste de opiniones. La experiencia lectora se enriquece al ser compartida.
2. Selección Adecuada de Textos
Elegir textos para llevar la literatura a la clase de primaria no es sencillo, pero es esencial. La selección ideal debe:
- Responder a los gustos e intereses del alumno.
- Contener elementos que permitan desarrollar la capacidad comprensiva e interpretativa.
Se busca la adecuación al alumnado sin perder de vista la riqueza literaria. La selección debe considerar libros aptos para la lectura individual, la narración oral y la lectura colectiva. La literatura infantil, desde la década de los sesenta, se ha complejizado sin dejar de ser accesible. No debemos olvidar la literatura oral del entorno. La biblioteca es un recurso valioso, y es recomendable dejarse asesorar por los bibliotecarios.
3. Implicación y Respuesta de los Lectores
Tradicionalmente, el profesor proporcionaba conceptos teóricos e históricos. Por ejemplo, se enseñaba a ubicar históricamente un soneto de Lope de Vega y a decodificar sus convenciones métricas.
Actualmente, se valora más al lector, enseñándole que la literatura es una forma de reconstruir la realidad y disfrutarla estéticamente. Nuestro mundo se amplía al captar los matices que provoca la lectura de un soneto de Lope de Vega. No se trata de formar hermeneutas sofisticados, sino de despertar a los lectores. Como dice Pérez Reverte, la cultura es el conjunto de libros con los que amueblamos nuestra concepción del mundo. Mario Vargas Llosa, en su ensayo, nos recuerda *La verdad de las mentiras* que nos enseña la literatura.
4. Construcción Compartida del Significado
La lectura literaria apela a la respuesta subjetiva del lector, pero la interacción entre la lectura individual y el comentario público enriquece la experiencia.
Se busca crear una red en la clase que integre:
- La discusión entre compañeros.
- La información proporcionada por el adulto (profesor, padres, etc.).
- Las referencias entre las obras leídas.
Roland Barthes, un importante teórico de la literatura, acuñó el concepto de *hyfología* (del griego *hyfos*, tela de araña). Texto significa tejido, por lo que leer es trazar una red que va desde las experiencias compartidas hasta la identificación de rasgos comunes en las obras. Nuestra riqueza aumenta con la expansión de esta red.
5. Interpretaciones Más Complejas
El progreso es doble:
- El profesor debe prever un itinerario curricular que aborde las competencias clave.
- El alumno construye su propio aprendizaje.
Una buena programación debe establecer los objetivos del primer aspecto y crear un clima flexible que favorezca el desarrollo del alumno en el segundo.
Hacer interpretaciones más complejas no implica buscar un único significado. La educación literaria convencional buscaba la intención del autor. La literatura, por el contrario, nos enseña que los sentidos son plurales, y es su multiplicidad lo que debemos buscar.
6. Actividades para Todas las Operaciones de Lectura
Frente a la enseñanza teórica, en una didáctica comunicativa de la literatura, las actividades deben facilitar la relación y aplicación de los conocimientos previos del lector. Se trata de diseñar actividades que favorezcan la comprensión lectora en todos sus niveles.
La competencia literaria implica poner en práctica saberes textuales, discursivos, lingüísticos, pragmáticos y metatextuales. Estos se adquieren más por la familiaridad con la lectura que con el mapa conceptual de la Historia de la Literatura.
7. Interrelación de Actividades de Recepción y Expresión
Las actividades se centran en la lectura, y la educación literaria ha desplazado su foco de la intención del autor a las posibilidades del lector. Sin embargo, no debemos olvidar el potencial creativo de la escritura.
La escritura creativa debe tener un mayor peso en las aulas, tanto en su forma escrita como oral. Las ficciones orales, en épocas de analfabetismo, configuraban la cosmovisión de generaciones. Incluso el *Quijote* se leía en voz alta en el siglo XVII y era apreciado por quienes no sabían leer ni escribir. Debemos dar testimonio de esa memoria en clase, rehaciéndola y perpetuándola mediante la creatividad.