Épica Medieval
La épica medieval se manifiesta principalmente a través de los cantares de gesta, poemas narrativos que relatan las hazañas de héroes históricos o legendarios. Estos poemas eran interpretados oralmente por los juglares.
Épica Francesa
Se centra en el ciclo carolingio, con poemas que hacen referencia al emperador Carlomagno y sus caballeros. El más famoso es la Chanson de Roland, de autor anónimo del siglo XI, que se inspira en la derrota de Carlomagno en Roncesvalles y la muerte del caballero Roldán, traicionado por Ganelón.
Épica Hispánica
El cantar de gesta más importante es el Cantar de Mio Cid (hacia 1140), escrito por un juglar desconocido. Está estructurado en series o tiradas de versos con rima asonante, dividido en tres partes: «Cantar del destierro», «Cantar de las bodas» y «Cantar de la afrenta de Corpes». Muchos romances castellanos (Romancero viejo) también abordan temas épicos, con versos octosílabos y rima asonante en los pares (siglos XIV y XV). Algunos de estos romances podrían ser fragmentos de cantares de gesta. Dentro del Romancero Viejo, encontramos romances de:
- Tema épico: Referidos al Cid, Carlomagno, Roldán y otros caballeros franceses.
- Tema histórico: Relacionados con la Reconquista.
- Tema novelesco y lírico.
Épica Germánica y Nórdica
Comienza con las sagas, narraciones mitológicas escandinavas recitadas por juglares llamados escaldas. Las leyendas y la mitología de los pueblos nórdicos se encuentran en los Edda. Relacionado con esto, está el poema de Los Nibelungos, una epopeya en alemán escrita hacia el año 1200 que narra las hazañas y la muerte de Sigfrido.
Cuentos y Narraciones en Prosa Medieval
La prosa en lengua romance tuvo sus inicios en libros de contenido histórico, como los de Alfonso X el Sabio en la literatura castellana. Posteriormente, surgieron obras ficticias con un trasfondo didáctico. El principal prosista medieval fue Giovanni Boccaccio, cuya obra anticipa las ideas del Renacimiento.
Literatura Italiana: Giovanni Boccaccio
Amigo de Petrarca, Giovanni Boccaccio (1313-1375) fue uno de los primeros humanistas italianos y pionero del espíritu renacentista. Escribió en latín tratados biográficos y compuso poesía. Su faceta más importante fue la de narrador, siendo el creador de la prosa italiana. Escribió varias novelas (Filocolo, Fiammetta, Ninfale d’Ameto) y una sátira contra las mujeres: Corbaccio o Laberinto del amor. Su obra fundamental es el Decamerón.
Literatura Castellana: Don Juan Manuel
Don Juan Manuel (1282-1348) es el autor de El conde Lucanor, una obra de carácter didáctico-moral. Contiene 51 cuentos o apólogos que Patronio, consejero del conde Lucanor, narra a su amo cada vez que este le pide consejo. La enseñanza de cada cuento se resume en un pareado al final. La mayoría son relatos populares de diversas procedencias (árabe, oriental, etc.).
Literatura Catalana: Ramon Llull
Ramon Llull (1232/1235-1316) concebía la literatura como una herramienta al servicio de la fe y la vida espiritual. Fue el primero en escribir en una lengua románica, el catalán, sobre temas hasta entonces reservados al latín, como la filosofía. Entre sus obras (243 títulos que abarcan filosofía, mística, narrativa, poesía, etc.) destacan Blanquerna, Libre de meravelles y Libre de l’orde de cavalleria.
Libros de Caballerías y Novelas Caballerescas
Los precedentes de los libros de caballerías son las novelas en verso de origen francés del ciclo artúrico (el roman courtois). En estas, un caballero andante, modelo de heroísmo y fidelidad amorosa, se enfrenta a personajes fantásticos. El más famoso es Amadís de Gaula (conocido gracias a una refundición de 1508, aunque se cree que existe desde el siglo XIV). Narra las hazañas de Amadís, quien lucha contra caballeros, gigantes y encantadores para merecer el amor de Oriana.
En los siglos XIV y XV aparecen las novelas caballerescas, que, a diferencia de los libros de caballerías, tienden a ser más verosímiles. Destaca Tirant lo Blanc, de Joanot Martorell, calificada por Cervantes como «el mejor libro del mundo». Esta obra es un hito en la transición de la novela medieval a la moderna, ya que plantea con verosimilitud una obra total que trata sobre la guerra, la paz, el amor y las hazañas caballerescas, introduciendo el humor y la ironía, y evitando lo inverosímil y maravilloso.
Los Trovadores Provenzales
Hacia el año 1100, surgen poetas en el sur de las Galias que escriben en lengua romance (provenzal u occitano). Esta es una novedad, ya que se utiliza una lengua común y el autor es conocido. Entre 1100 y 1300, se conservan más de 2500 composiciones de unos 350 trovadores. Estos trovadores suelen ser seglares, y muchos escriben por interés literario, sin intención didáctica ni moralizante. Representan la aparición del profesional de la literatura en lengua vulgar. Aunque muchos eran reyes o nobles, la mayoría eran creadores que vivían de su arte. Esta profesión era tan respetada que los aristócratas dialogaban poéticamente con trovadores plebeyos, algunos de los cuales fueron elevados a la categoría de caballeros.
Esta literatura impuso su lengua y su poética a toda la lírica culta de la Europa cristiana medieval, influyendo en la poesía catalana, del norte de Italia, francesa, germánica, italiana y gallego-portuguesa.