Evolución de la Literatura Infantil y Juvenil: del Siglo XIX al XX

Siglo XIX: Bases Didácticas y Nuevas Temáticas

En la primera mitad del siglo XIX, la literatura infantil y juvenil (LIJ) se nutrió de la base didáctica del movimiento ilustrado, la recuperación de la literatura popular, la inspiración medievalizante y la desmesura romántica, incluyendo en ocasiones el orientalismo. En la segunda mitad, surgieron nuevos temas impulsados por el realismo: la revolución industrial, el auge de los cuentos en EE. UU., los avances tecnológicos y una mayor aproximación a la infancia. Se mostraron distintas realidades sociales y geográficas, con nuevos escenarios realistas. La escuela se promovió como un derecho universal, convirtiéndose en un personaje más dentro de las historias, al igual que la naturaleza. La crueldad en los cuentos se manifiesta principalmente a través de tres autores:

  • Hermanos Grimm: Trabajaron para documentar las fuentes orales tradicionales de la cultura alemana y europea. Respetaron el tono arcaico y la crueldad de muchos relatos. Durante el auge del nacionalismo impulsado por Napoleón, los hermanos Grimm, además de publicar «Cuentos para la infancia y el hogar» (1812), se dedicaron a la creación de un diccionario de la lengua alemana. Inicialmente, sus obras fueron censuradas y tuvieron escasa comercialización. Posteriormente, adaptaron los libros con versiones edulcoradas y finales aptos para niños. Entre sus obras destacan: Blancanieves, Rapunzel, La Bella Durmiente y Caperucita Roja (esta última, una versión suavizada de la historia de Perrault). Sus fuentes principales fueron veinte mujeres, a través de quienes conocieron historias de otros países.
  • Hans Christian Andersen: Escribió más de 200 cuentos con la conciencia de estar creando para un público infantil. Sin embargo, sus obras reflejan su vida y sus tristezas personales. Intentó ser cantante de ópera, pero su vida estuvo marcada por la melancolía, que plasmó en sus historias. Entre sus obras más conocidas se encuentran La Sirenita, El Patito Feo, La Reina de las Nieves y El Soldadito de Plomo. A pesar de la tristeza subyacente, sus historias transmiten «realidades paralelas» con toques humorísticos, resaltando el espíritu humano y lo irreal. Sus narraciones son sencillas, sensibles y puras, a menudo protagonizadas por personajes de la vida cotidiana. La vela de sebo, su primera obra, permaneció oculta durante dos siglos y se considera el germen de El Patito Feo.

Siglo XX: Renovación Temática y Consolidación de la LIJ

El siglo XX trajo consigo una renovación en los temas de la LIJ, gracias a la influencia del psicoanálisis, la comercialización de la literatura infantil y juvenil, y su adaptación a formatos no textuales como la radio, el cine y los videojuegos. Los autores mostraron una intención plena de dirigirse a un público infantil específico, tanto en la forma como en el contenido. Surgieron relatos de índole surrealista. En España, el desarrollo de la LIJ se vio retrasado durante la dictadura franquista, y no fue hasta 1978 que se equiparó con el resto del mundo.

  • J.M. Barrie: La LIJ del siglo XX se inaugura en 1904 con Peter Pan, primero como protagonista de una obra teatral y, en 1911, como personaje de la novela Peter Pan y Wendy. A pesar de su vida infeliz, en sus obras aparece un leitmotiv recurrente: el anhelo de la infancia y de un mundo especial que la rodea. Su matrimonio con una actriz fue fugaz e infeliz, y se ha sugerido que buscaba en ella la figura maternal que nunca tuvo. Barrie inaugura la conexión entre un escritor y un único personaje, para el cual crea un mundo donde su existencia cobra sentido. La primera aparición de Peter Pan fue en la obra «El Pajarito Blanco», que difiere de la historia que conocemos actualmente. A esta obra le siguió la obra de teatro de 1904 y, posteriormente, la novela en 1911. Aunque triunfó en el teatro, antes de ello escribía novelas realistas.
  • J.R.R. Tolkien: Considerado el padre de la literatura fantástica moderna. Desde joven, se interesó por las lenguas antiguas, la mitología griega y nórdica, y las sagas. Creó dos idiolenguas para sus novelas: el sindarin (basado en lenguas celtas) y el quenya (inspirado en el latín y el finés). Tras quedar huérfano, quedó bajo la tutela de un monje y conoció a Edith, de quien se enamoró y con quien se comprometió. Se convirtió en catedrático de Oxford y comenzó a escribir El Hobbit para sus hijos. Fue miembro de los Inklings, un grupo de académicos y escritores británicos vinculados a la Universidad de Oxford, donde debatían sobre literatura y presentaban sus creaciones. Allí mostró los primeros capítulos de El Señor de los Anillos.
  • Ana María Matute: Novelista y académica de la lengua desde 1996, galardonada con el Premio Cervantes en 2010. Formó parte de la generación de los «jóvenes asombrados». Comenzó a escribir e ilustrar sus propias historias desde niña. Su primera novela, Pequeño teatro, se publicó once años después de ser escrita. Muchas de sus novelas obtuvieron importantes galardones de la literatura española. Fue nominada al Premio Nobel de Literatura y, en 1976, según la Academia Sueca, su candidatura era una de las más sólidas junto a la de Aleixandre. Fue finalista del Premio Andersen, pero no ganó porque sus obras llegaron al jurado solo en castellano, a pesar de existir traducciones. Ocupó el asiento K en la RAE, y su discurso, «En el bosque», es un alegato a la infancia, la magia, los cuentos y su propio mundo imaginario.
  • Gloria Fuertes: Desde pequeña quiso escribir, pero la falta de recursos la llevó a trabajar en diversos oficios. La muerte de su madre y la Guerra Civil marcaron su vida. Escribió sus primeros versos, Niñez, Juventud, Vejez, a los catorce años. Se describió a sí misma como solitaria, religiosa, lesbiana, enamoradiza, soltera, feminista, fumadora empedernida, motera, pacifista, castiza y poeta. Ganó el Premio Andersen, considerado el ‘Nobel’ de la literatura infantil. Residió en Estados Unidos y dio clases en varias universidades. Trabajó en televisión española en programas como «Un globo, dos globos, tres globos» y «La cometa blanca». Murió de cáncer de pulmón. Sus versos son fáciles, ágiles y de rimas sencillas; apelan a la alegría de los niños y se presentan como dibujos sonoros, recreando imágenes mentales.
  • Laura Gallego García: Especializada en literatura fantástica. Comenzó a escribir a los once años, siendo Zodiaccía, un mundo diferente su primera obra. Alcanzó el éxito con Finis Mundi, su primer libro publicado, tras ganar el premio Barco de Vapor. Ha escrito 27 novelas juveniles y algunos cuentos infantiles, traducidos a numerosos idiomas. Ha sido galardonada en múltiples ocasiones, incluyendo el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil.

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