La Narrativa desde el Siglo XX hasta 1939
El tema que nos ocupa es tan amplio que carecemos del espacio y tiempo suficientes para poder desarrollarlo como se debiera y como quisiéramos. No obstante, intentaremos, a grosso modo, y siendo lo más rigurosos posible, trazar las líneas generales del mismo. Lo primero es hacer una aclaración sobre dos conceptos: por un lado, el concepto de narrativa, entendido como género literario. Por otro lado, el periodo cronológico que comprende la expresión «del siglo XX hasta 1939». De la explicación de este género ya se ocuparon autores como Aristóteles, que asentó las bases de una clasificación tripartita y tradicionalista de la que, en pleno siglo XX, M. Bajtín se desligó porque, siguiendo su definición, el género fija un modelo del mundo, delimita temáticamente la totalidad mediante unas coordenadas espaciotemporales a las que llama CRONOTOPO. La expresión «del siglo XX hasta 1939» se refiere, enlazando con la terminología de Bajtín, a las cuatro primeras décadas que, en España, están marcadas por una constante renovación desde finales del siglo XIX hasta la Guerra Civil. Durante este periodo surgen tendencias literarias caracterizadas por su brevedad enfrentada a la intensidad con la que estas se producen. Alrededor de cada una de ellas podemos encontrar un considerable número de autores que, basándose en movimientos pasados, crean nuevas tendencias acordes con la época. Destacan tres generaciones.
Novela Anterior a la Guerra Civil
El siglo XX se inicia en España con un amplio movimiento de renovación cultural y artística que tiene dos movimientos significativos: la Generación de 1898 y la llamada Generación de 1914. Esta renovación alcanza muy particularmente al relato novelístico, al que impulsa a ensayar nuevas fórmulas. Así, propicia el desarrollo de una novela de corte psicológico y de una novela lírica en la que predomina la expresión de la subjetividad. Los escritores de este periodo muestran un escaso interés hacia el relato tradicional de acontecimientos según un orden cronológico. Esta línea renovadora la prolongarán los escritores del 14, que no dejarán de buscar un punto de equilibrio entre el realismo y el experimentalismo aislador. El clima cultural en el que surge la joven novelística del 27 se caracteriza por una actitud antirrealista y por un decidido afán experimental.
Autores Destacados de la Generación del 98
Características generales:
- Denuncia de los males de España.
- Pesimismo ante la situación histórica y el desmoronamiento de los valores sociales y espirituales.
- Influencia de la filosofía de Schopenhauer o Kierkegaard.
- El dolor de España y Castilla.
- Renovación estética o del estilo mediante el subjetivismo o antirrealismo y una concepción totalizadora.
Unamuno (1864-1936)
En la novela unamuniana no hay descripción ambiental, no hay autonomía de los personajes y el desarrollo es mínimo. Para estas novelas tan heterodoxas acuñó el término «nivolas». Entre las novelas más importantes destaca «Niebla» (1914). Lo que más sorprende al lector es la utilización del juego vida-literatura: Augusto Pérez se enfrenta con su creador en un ambiente de confusión. También se sintió atraído por la historia de Caín y Abel en «Abel Sánchez» (1917). Tras «La tía Tula» (1921), publica «San Manuel Bueno, mártir» (1930); en esta novela aparecen todos los motivos de sus novelas anteriores.
Pío Baroja (1872-1956)
El objetivo de la narrativa era entretener al lector. Sus novelas se caracterizan por estar centradas en un personaje activo y dominador o pasivo y sin voluntad. Acción y diálogos abundantes, marcada presencia del narrador a través de comentarios y reflexiones. Descripciones impresionistas y cierto desaliño expresivo. Su producción narrativa suele organizarse en grupos de tres novelas, trilogías, que siguen un tema común. Sus obras:
- Primera etapa (1900-1912): Trilogías «La lucha por la vida» o «La tierra vasca».
- Segunda etapa (1913-1936): «Memorias de un hombre de acción», serie de novelas de un personaje, Avinareta.
- Tercera etapa (1939-1956): «Desde la última vuelta del camino» (memorias).
Valle-Inclán (1866-1936)
Dos estilos definen su obra: modernismo y esperpento. Los años iniciales están marcados por la tendencia modernista y representados por las 4 «Sonatas», subtituladas «Memorias del Marqués de Bradomín». Entre las obras de la última época destaca sin duda «Tirano Banderas» (1926). Por último, las 3 novelas del «Ruedo Ibérico» (1927-1932) reflejan la historia de nuestro país, desde Isabel II hasta el desastre del 98.
Azorín
En las novelas de Azorín, la narración se fragmenta en instantáneas que congelan el tiempo y captan la impresión del instante. Ejemplo: «La voluntad» o «Confesiones de un pequeño filósofo».
Novela Novecentista: Generación del 14
Destacaremos a los escritores que introducen novedades importantes en las novelas, como Ramón Pérez de Ayala y Gabriel Miró. Gran influencia tiene la figura de Ramón Gómez de la Serna, pero más en poesía. Todos estos autores suponen una superación de los patrones o esquemas narrativos anteriores, aunque cada uno por un camino distinto: lirismo (Gabriel), ironía/humor (Ramón).
Gabriel Miró
Destacan sus obras «Nuestro padre San Daniel» y «El obispo leproso», que son un bloque.
Ramón Pérez de Ayala
Comienza escribiendo en una estética noventayochista para pasar después a la novela intelectual, donde pretende reflejar la crisis de la conciencia hispánica desde principios de siglo.
Ramón Gómez de la Serna
La base de su producción literaria es la greguería (humorismo + metáfora). Como novelista, rompe los moldes del género. La más famosa es «El torero Caracho» (1927). No podemos olvidar «El Novelista» (1924), historia de un autor en busca de inspiración.