2. La novela corta
En 1613, Cervantes publica Novelas ejemplares, una colección de doce novelas cortas. Estas novelas se dividen en dos vertientes principales: una de carácter idealista y otra realista. Las novelas idealistas (La española inglesa, La gitanilla, La ilustre fregona, etc.) se centran en temas de amor y fortuna, mientras que las realistas presentan cuadros satíricos de costumbres (El coloquio de los perros, Rinconete y Cortadillo, etc.) o proverbios en forma de novela (El licenciado Vidriera).
Las novelas ejemplares: La Ilustre Fregona
Se ha afirmado, con razón, que el realismo en la narrativa española nace con Cervantes y la picaresca. Sin embargo, la semejanza entre la novela cervantina y la picaresca se limita a esto, ya que ofrecen un realismo muy diferente. El realismo de la picaresca es dogmático y desengañado, mientras que el de Cervantes es objetivo y presentacional, como se observa en La ilustre fregona. En esta novela, uno de los protagonistas, Diego Carriazo, aparenta ser un pícaro, pero solo en apariencia. No ha caído fatalmente en la vida picaresca, sino que llega a ella por gusto, sin que su historia lo predetermine. Conoce la maldad del mundo y las cárceles, pero también la libertad y el amor. La novela de Cervantes no presenta el mundo amargo y desengañado de la picaresca, ni enseña que el mundo es solo “muladares y partes asquerosas”, convicción que preside la autobiografía del Guzmán de Alfarache. Cervantes nos presenta un realismo prismático, de suciedad limpia, donde los contrarios no se enfrentan sino que se unen para demostrar la ambigüedad de la realidad.
Coherencia global
Toda la información de un texto se organiza en torno a un tema o núcleo informativo, relacionado con la intención comunicativa del hablante y que actúa como eje central de las informaciones secundarias. Para que los enunciados constituyan un texto, deben tener unidad temática, lo que proporciona unidad de sentido al texto.
Coherencia local
La coherencia no solo afecta al tema y la estructura, sino que los enunciados de un texto deben respetar tres principios:
- Conformidad con las normas universales del saber humano. Un texto es coherente cuando la información que transmite no contradice el conocimiento que los hablantes tienen del mundo y las cosas. La acomodación a estos principios impide formular juicios imposibles (≠ correr por la selva del desierto del Sahara).
- Observación de las leyes elementales de la lógica. Un texto es coherente cuando su contenido no infringe la red de implicaciones y presuposiciones que existen en muchos enunciados y que son obviedades compartidas por todos los hablantes (≠ Carlos V nació en Alemania cuando su madre estaba en Toledo).
- Adecuación al marco del discurso. Hay textos cuyo contenido choca con nuestro conocimiento del mundo y, sin embargo, resultan coherentes si se considera la situación en la que se producen. Por ejemplo, en las fábulas los animales hablan, y en la vida real no, pero es aceptable al tratarse de una fábula. Lo mismo ocurre con los chistes.
1. Repetición sintáctica
El caso más claro es el paralelismo, cuando se repite una misma construcción gramatical.
2. Repetición léxica
Consiste en la reiteración de una misma palabra en enunciados sucesivos.
3. Repetición semántica
Consiste en sustituir una palabra o frase por otro término semánticamente afín, que son generalmente intercambiables en el discurso. Este procedimiento se encuentra en los siguientes casos:
- Sinonimia: se produce cuando dos o más términos tienen el mismo significado (muerte-defunción).
- Antonimia: se establece una relación de oposición entre los dos términos (frío-caliente).
- Hiperonimia: se establece una relación de inclusión entre dos vocablos, de modo que el significado del primero está incluido en el del segundo (frigorífico-electrodoméstico).
- Hiponimia: se establece una relación de inclusión entre dos vocablos, de modo que el significado del segundo está incluido en el del primero (flor-rosa).
- Paráfrasis: se rehúye la expresión directa de una idea para hacerlo de forma más extensa, dando un rodeo.
- Cadenas nominativas: la presencia de vocablos que pertenecen al mismo campo conceptual también contribuye a la cohesión del texto (profesor-pizarra-tiza).
La identidad referencial
Se refiere a un procedimiento que alude a algo ya mencionado en el texto. Esta función la desempeñan los pronombres, determinantes, adverbios y proformas léxicas (palabras comodín). Se pueden distinguir tres tipos:
- Anáfora: consiste en reproducir el significado de un elemento que ya ha aparecido anteriormente.
- Catáfora: consiste en anticipar, generalmente usando pronombres, algo que va a decirse a continuación.
- Palabras comodín: son vocablos cuyo significado es tan amplio que pueden sustituir a un elevado número de palabras, por lo que su grado de precisión es mínimo; se trata de superhiperónimos (cosa, chisme, persona, hacer, suceder…).
La elipsis
Es un tipo de repetición donde uno de los dos términos repetidos se suprime porque el contexto lingüístico suple esa ausencia:
- E. nominal: el elemento elidido es un nombre o sintagma nominal.
- E. verbal: el elemento elidido es un verbo o sintagma verbal.
- E. oracional: el elemento elidido es una proposición subordinada.
La progresión temática
La información de un texto se organiza en torno a elementos conocidos (tema) y nuevos (rema). Con el encadenamiento de tema y rema, el discurso fluye de manera espontánea y natural, sin fracturas en la cadena informativa. Pueden distinguirse varios patrones de progresión temática.
En el caso de la progresión lineal, se produce un encadenamiento de la información conocida con la nueva: así, el rema de una unidad informativa pasa a ser el tema de la siguiente, este modo predomina en textos narrativos.
En el caso de la progresión de tema constante, el tema está presente de forma continuada en las nuevas informaciones que se van añadiendo. Es el modelo más frecuente en textos descriptivos y expositivo-argumentativos.
La modalidad
La modalidad es una propiedad textual que indica la presencia del emisor en el texto, es decir, la subjetividad. Por el contrario, cuando se oculta el rastro del emisor, el discurso apunta a la impersonalización, es decir, la objetividad.
1 Marcas de subjetividad. Los modalizadores
La presencia del emisor se percibe mediante marcas explícitas y reconocibles, que son las siguientes:
- La modalidad oracional expresa la actitud del hablante o su intención comunicativa (duda, posibilidad, deseo, sorpresa, apelación al receptor mediante preguntas…).
- La voluntad de estilo, manifiesta en el uso de recursos literarios, como los tropos (símil, metáfora, metonimia), figuras de acción (asíndeton, polisíndeton) o de pensamiento (ironía, hipérbole, lítote, personificación).
- El léxico valorativo, que muestra el punto de vista personal del emisor. Es el caso de los sustantivos ponderativos, adjetivos explicativos, adverbios modalizadores (afortunadamente) o los diversos procedimientos lingüísticos para expresar cantidad o intensidad (prefijos intensificadores, sufijos aumentativos y diminutivos).
- La tipografía (tamaño o tipo de letra), con el propósito de llamar la atención sobre determinados contenidos del texto, y los signos de puntuación (puntos suspensivos para expresar valoración).
- Otras marcas moralizadoras son: el uso de la 1.ª persona gramatical, el modo verbal (subjuntivo e imperativo), las perífrasis modales de obligación o probabilidad, la sufijación apreciativa (diminutivos despectivos).
Marcas de objetividad
Cuando el emisor oculta su presencia, el texto tiende a la objetividad, propiedad del discurso perceptible en los siguientes rasgos:
- Ausencia de los mecanismos modalizadores vistos en el apartado anterior.
- Empleo de oraciones con indeterminación del agente. Es el caso de las impersonales reflejas, las segundas de pasiva y las pasivas reflejas.
- Aparición de frecuentes construcciones nominales, como resultado de la transformación de verbos en sustantivos. Con este procedimiento se omite cualquier referencia personal.