ANÁLISIS DEL ESTILO
La obra se caracteriza por un lenguaje sentencial, que convierte muchos parlamentos en verdaderos aforismos, y podemos encontrarlos tanto en la voz del narrador como en la del protagonista o sus sabios consejeros: el viejo Melquisedec, el Mercader, el Inglés y, sobre todo, el Alquimista.
Se insertan breves cuentos a lo largo de la novela, como por ejemplo el relato de la visita de la Virgen y el Niño a un monasterio o el del mito de Narciso, según la versión que Oscar Wilde realizó.
El uso frecuente de palabras en mayúscula -Alma del Mundo, Leyenda Personal, Gran Obra…- imprimen a la novela su rasgo estilístico quizás más llamativo : el sentido alegórico unas veces y metafórico otras de un lenguaje propio de la literatura mística.
Por lo demás, no se aprecia demasiada diferencia de registro lingüístico cuando habla el narrador o cuando lo hacen los personajes centrales, pues se adivina en todas las voces la del propio autor.
Son muchos, por otra parte, los paralelismos entre unos personajes y otros. Así, el encuentro del joven con el viejo Melquisedec se asemeja al que luego tendrá con el Mercader, con el viajero Inglés o con el Alquimista . En todos los casos, la relación que se establece entre maestro y discípulo nos recuerda a la de otros personajes literarios: el Conde Lucanor con Patronio, el Lazarillo con su primer amo, el ciego, o el Principito con el aviador en el desierto; y se sostiene en una dinámica de preguntas y respuestas al servicio de una intención claramente moralizante para el lector, heredera, en buena medida, de las literatura orientales.
Abundan las citas entrecomilladas en las que se recogen ideas o pensamientos ya expresados, bien por tratarse de evocaciones del protagonista, y que se acompañan de fórmulas como “pensó el muchacho”, o bien por ser citas de ideas ya expresadas, cerradas por fórmulas como “había dicho el viejo”. Unas y otras dan a los diálogos un ritmo pausado, de consenso entre los interlocutores, sin que aparezcan las réplicas o las matizaciones propias de los diálogos ágiles.
No faltan los momentos de lirismo, como el encuentro del protagonista con su amada Fátima, ni tampoco las descripciones detallistas, como la de la tienda de los jefes del oasis.
También nos encontramos gran profusión de reflexiones y monólogos interiores del protagonista
1. ¿Por qué es una bella historia la de Narciso?
Porque el lago ignoraba que narciso fuera hermoso, es decir no se pasaba la vida contemplando a los otros, sino que cada vez que Narciso se inclinaba sobre mi orilla él podía ver, en el fondo de sus ojos, reflejada su propia belleza.- Moraleja: Primero hay que amarse uno mismo para amar a los demás.
2. ¿Por qué si Santiago sabía leer se dedicó a algo tan básico como ser pastor?
El estuvo hasta los 16 años estudiando para clérigo, aprendió latín, español y teología. Pero desde niño soñaba con conocer el mundo, hasta que se armó de valor y les contó a sus padres. Porque le permitía viajar, conocer el lenguaje del mundo y así llevaba dos años de recorrido por las planicies de Andalucía ya se conocía de memoria todas las ciudades de la región.
3. ¿cuáles eran las posesiones de Santiago antes de viajar a Africa?
Tenía una chaqueta, un libro que podía cambiar por otro y un rebaño de ovejas.
4. ¿por qué Santiago fue a ver a una gitana?
Porque creía que ella sabría interpretar su sueño, Y pensaba que era importante saber su significado porque los sueños son el lenguaje de Dios.
7. ¿cuál era la mayor mentira del mundo según el Rey que se sentó junto a Santiago?
Es ésta: en un determinado momento de nuestra existencia, perdemos el control de nuestras vidas, y éstas pasan a ser gobernadas por el destino.
2. Resumen de la obra
Planteamiento:
Un joven pastor andaluz llamado Santiago, al que le encanta viajar, leer y meditar sobre sus libros, y aprender de sus ovejas, soñó dos noches seguidas el mismo sueño. Esto le pareció tan extraño que decidió ir a una adivina para que le interpretara su sueño. Esta adivina le dice que tiene que ir en busca de su sueño, de su destino. Así le contó que debería llegar hasta las Pirámides de Egipto donde encontraría un tesoro.
Santiago se siente frustrado por la respuesta de la gitana adivina, pero al hablar con un viejo (que resultó ser el rey de Salem) que le dio la misma respuesta que la adivina, y que además, este viejo conocía cosas de la vida del muchacho que sólo él conocía. Este viejo le regaló dos piedras, “Urim y Tumim”, y le dijo que las utilizara siempre que estuviera dudoso, pero que no dejara que las piedras decidieran por él, que él tomara sus propias decisiones. El viejo rey de Salem le dijo al muchacho que le diera algunas de sus ovejas a cambio de la información que él le había dado. El resto del rebaño lo vendió para conseguir e billete que le llevaría a África, en busca de su destino.
Desarrollo:
Una vez allí, le robaron todo su dinero y él tuvo que empezar a trabajar con un mercader de cristales con la intención de volver a España y abandonar su destino, pero este mercader para el que trabajó durante un año, le hizo cambiar de opinión, le hizo ver que tenía que seguir su sueño, y así llegaría a su destino, con lo que Santiago decidió encaminarse en una caravana cruzando el Sahara hacia Egipto. En el transcurso de este viaje, el muchacho intimó con un inglés, que estudiaba alquimia y cuyo destino era poder llegar a ser un buen alquimista.
También intimó con un camellero, el cual le enseñó que debía vivir el presente. Durante su viaje, Santiago aprendió el lenguaje universal y conoció el alma del Mundo. De camino por el desierto, un día la caravana se detuvo en un oasis porque había estallado una guerra entre clanes. En este oasis vivía el alquimista al que tanto buscaba el inglés, pero el alquimista esperaba la llegada de Santiago, no la del inglés. En este oasis Santiago conoció el amor, pues se enamoró de una mujer del desierto, Fátima. Él sentía la obligación de abandonar su sueño por conseguir su tesoro, pues ya había encontrado su tesoro, y este tesoro era Fátima. La cual, dijo que lo esperaría hasta que él encontrara su leyenda personal. Santiago tuvo una visión, el oasis iba a ser atacado por unos guerrilleros, esto resultó ser verdad y éste fue nombrado Consejero del Oasis. Santiago comenzó a dudar si seguir su destino o abandonarlo y quedarse en el oasis para siempre, pero el alquimista le hizo ver que debía seguir buscando su leyenda personal. Ésta fue una más de las señales que le hicieron continuar hacia las Pirámides. A partir de ese momento, Santiago reinició su camino por el desierto en compañía del alquimista, éstos se dirigieron hacia un monasterio, donde el alquimista convirtió plomo en oro, gracias a sus conocimientos sobre la alquimia. Este alquimista repartió el oro entre Santiago, el monje y él mismo, y el trozo restante se lo dejó al monje por si le hiciera falta a Santiago. A partir de entonces Santiago siguió su viaje acompañado sólo por los consejos de su corazón.
Desenlace:
Tras una duna, vio aparecer las tan ansiadas Pirámides, se le cruzó un escarabajo (símbolo de Alá) y él lo entendió como otra de las señales que le llevarían a su destino. Él comenzó a llorar y donde cayeron sus lágrimas excavó con la ilusión de encontrar allí su tesoro. Fue golpeado por unos ladrones que le robaron y se burlaron de él. El jefe del clan le dijo que él también había soñado lo mismo, pero que el tesoro estaba escondido en una capilla en ruinas de España, que fue donde Santiago tuvo ese sueño por primera vez junto con sus ovejas. Con ello, Santiago entendió que su destino siempre había estado en España. Así que regresó a la iglesia en ruinas donde todo comenzó y allí encontró su tesoro, y junto a él la persona que más amaba, Fátima.