La Novela Española de Posguerra (1939): Ruptura y Exilio
La Guerra Civil española marcó una profunda ruptura en la literatura. Las consecuencias políticas, sociales, económicas y culturales impactaron significativamente la creación literaria. Muchos autores se exiliaron, formando la llamada «España peregrina». Su obra abordó principalmente tres temas: el recuerdo de España y la guerra, sus nuevas vidas en el extranjero y la reflexión sobre la situación.
Los Años 40: Realismo y Existencialismo en la Narrativa
Los primeros años de la posguerra se caracterizaron por un estancamiento en la narrativa. Predominaban novelas triunfalistas, que narraban el conflicto desde la perspectiva de los vencedores, y novelas de evasión, centradas en temas sentimentales. Sin embargo, dos obras surgieron con una visión crítica, marcando un renacimiento del género:
- La familia de Pascual Duarte, de Camilo José Cela.
- Nada, de Carmen Laforet (ganadora del primer Premio Nadal).
Estas novelas rompieron con la literatura oficial, presentando una existencia desoladora y conflictiva. Eran obras realistas que reflejaban la lucha del individuo contra su destino. La familia de Pascual Duarte inauguró la corriente «tremendista», que exponía los aspectos más crudos de la realidad: miseria, violencia, etc. El protagonista, Pascual Duarte, es un campesino que se convierte en asesino. Nada, por su parte, es una novela existencialista que narra la estancia de la protagonista en Barcelona, donde experimenta insatisfacción y angustia ante la sociedad que la rodea, un ambiente de ilusiones rotas.
Los Años 50: El Auge de la Novela Social
La década de 1950 presenció un renacimiento de la narrativa, con autores destacados como Camilo José Cela, Miguel Delibes y Gonzalo Torrente Ballester.
Surgió la llamada «novela social», impulsada por la «Generación del medio siglo». Esta corriente literaria buscaba reflejar y denunciar la situación social, dentro de los límites impuestos por la censura. Algunos autores de esta generación fueron: Juan Goytisolo, Ana María Matute, Rafael Sánchez Ferlosio y José Manuel Caballero Bonald. Su objetivo era crear conciencia social sobre las injusticias y desigualdades para promover el cambio y el progreso. La estética dominante era el realismo, buscando el objetivismo:
- Narrador oculto e imparcial.
- Personajes sin análisis psicológico profundo; solo se conoce lo que hacen y dicen.
- Predominio del diálogo sobre la narración, imitando el habla coloquial (ejemplo notable: El Jarama de Sánchez Ferlosio, que narra un domingo de unos jóvenes trabajadores, donde se trasluce el vacío de sus vidas cotidianas).
- Estilo sencillo.
- Protagonista colectivo o, si es individual, representativo de una clase social.
- Acción en poco tiempo y espacios reducidos.
Los temas se centraban en los problemas sociales contemporáneos:
- El vacío y egoísmo de la burguesía (Juegos de manos, J. Goytisolo).
- La dura vida en el campo y la explotación del proletariado (Dos días de septiembre, de Caballero Bonald).
- La soledad e incomunicación del individuo (Entre visillos, Carmen Martín Gaite).
- El éxodo rural y la vida en los suburbios (La resaca, J. Goytisolo).
- La Guerra Civil desde la perspectiva infantil o adolescente (Primera memoria, Ana María Matute).
Camilo José Cela impulsó este cambio con La colmena, una novela con un protagonista colectivo (más de trescientos personajes) que muestra la vida cotidiana en el Madrid de la posguerra, donde la principal preocupación es sobrevivir. Esta obra introdujo innovaciones como el protagonista colectivo, la ausencia de un final preciso, el alcance social y existencial, el desorden cronológico y el objetivismo narrativo. Cela, miembro de la RAE y ganador del Premio Nobel y el Premio Nacional de Literatura, concebía el mundo desde una perspectiva negativa, utilizando un lenguaje virtuoso. Otras obras destacadas suyas son: San Camilo, 1936, Mazurca para dos muertos y Viaje a la Alcarria.
Miguel Delibes, autor de El camino (protagonizada por tres niños de una aldea) y Los santos inocentes (considerada su obra maestra, que denuncia la miseria y la injusticia en el mundo rural), empleó un estilo sobrio y sencillo para retratar el mundo rural castellano. Miembro de la RAE y ganador del Premio Nadal, destacó por su ecologismo y su aprecio por la gente sencilla. Sus novelas se centraban en el mundo burgués y el mundo rural. Otras obras suyas son: Las ratas (protagonizada por Nini, un niño que vive en una aldea y se alimenta de ratas cazadas por su tío) y La sombra del ciprés es alargada. Posteriormente, introdujo innovaciones formales en obras como Cinco horas con Mario (monólogo de una mujer que vela a su marido muerto).
Los Años 60: La Novela Estructural y la Experimentación
En los años 60, la novela española experimentó un cambio debido a la transformación social (industrialización, turismo, flexibilización de la censura) y al agotamiento de la novela social. Surgieron nuevos modelos narrativos inspirados en novelistas extranjeros como Kafka y Joyce. Se desarrolló la «novela estructural», que buscaba indagar en la personalidad del individuo a través de su conciencia y su contexto social.
La novela amplió su reflexión crítica y presentó una forma radicalmente novedosa, con un léxico rico y expresivo. Algunas técnicas narrativas de la época fueron:
- Narrador cambiante (el narrador omnisciente introduce intervenciones).
- Cambio frecuente de perspectivas narrativas.
- Importancia del monólogo interior.
- Ruptura de la secuencia cronológica y de la división del relato (secuencias separadas por espacios en blanco, por ejemplo).
- El argumento pierde importancia; lo que importa es el tratamiento y el enfoque.
- Personajes en conflicto.
- Inserción de «collages» (dibujos, fragmentos de guías turísticas, etc.).
Tiempo de silencio, de Luis Martín Santos, revolucionó el panorama. Es una novela existencialista y simbólica que refleja una sociedad vacía, utilizando un vocabulario culto y científico. Narra la historia de un joven investigador que contacta con una familia de chabolistas para conseguir ratones para sus experimentos. La muerte de la hija del chabolista lleva al protagonista a la cárcel y a la muerte de su novia. Otros autores experimentadores fueron: Camilo José Cela (San Camilo, 1936), Miguel Delibes (Cinco horas con Mario), Gonzalo Torrente Ballester (Los gozos y las sombras), Juan Goytisolo (Señas de identidad), Juan Benet (Volverás a Región) y Juan Marsé (Últimas tardes con Teresa).
Los Años 70: La Generación del 68 y el Retorno de la Anécdota
En los años 70, surgió un nuevo grupo, la «Generación del 68». La anécdota recuperó importancia, y se utilizaron géneros menores (novela policíaca, de aventuras, etc.), con un punto de vista individual en lugar de social. Destaca Eduardo Mendoza con La verdad sobre el caso Savolta, que narra la historia de un joven que viaja a Barcelona en busca de trabajo. Otros autores relevantes son: Juan José Millás (Papel mojado), Álvaro Pombo (ganador del Premio Nadal 2012) y Luis Mateo Díez.