El Lazarillo de Tormes: Un Relato Autobiográfico y Crítica Social
El Lazarillo de Tormes se presenta como una carta autobiográfica que su protagonista escribe para explicar el “caso” a un destinatario al que se dirige como “Vuestra Merced”. Este “caso”, que se revela en el último tratado, es su dudosa actitud ante las relaciones ilícitas que su esposa mantiene con el arcipreste de San Salvador. En el momento en que redacta la carta, Lázaro ha alcanzado, tras muchos esfuerzos, la posición social más alta a la que puede aspirar con su oficio de pregonero, y decide restar importancia al adulterio de su esposa. Para explicar este comportamiento, narrará los episodios más relevantes de su vida, que le han llevado donde está y le han hecho como es.
Temas Principales
La obra ofrece una dura visión de la sociedad de la época. De los asuntos que El Lazarillo aborda críticamente, en ocasiones con tono irónico y humorístico, cabe destacar tres:
- La religión: Desde una postura cercana al erasmismo, el libro recoge la actuación de algunos religiosos cristianos que, alejados por completo de los valores evangélicos, demuestran vivir en función de sus intereses materiales individuales. La avaricia, la falsedad y la lujuria son los vicios más criticados.
- La honra: Entendida como opinión que los otros tienen de una persona, se convierte en una obsesión para el personaje del hidalgo. Está asociada en él a las ideas del linaje y la limpieza de sangre, que le impiden trabajar para ganarse el pan y le hacen vivir obsesionado por las apariencias. Frente a esta honra heredada, Lázaro opone la idea de «una honra ganada con trabajo, que al final queda ensombrecida por su situación de marido consentidor.
- El individualismo: Por un lado, no hay valores universales que muevan a los personajes de la obra: cada uno actúa por sus propios intereses materiales, sirviéndose del engaño y aprovechándose de los otros. Por otro, es la perspectiva individual la que construye el aprendizaje y la visión del mundo del protagonista.
Personajes Destacados
En la variedad de personajes que pueblan El Lazarillo, de diferente extracción social, encontramos otra muestra de la original integración de realidad y literatura. Destacan:
- Lázaro de Tormes: Es un mozo de humildes orígenes que para hacerse un hueco en el mundo está dispuesto a ejercer diversos oficios, a veces poco lícitos. Debía de ser un tipo común en la difícil época en que se escribe la obra. La originalidad de la novela consiste en hacerlo protagonista de un libro en el que cuenta su propia vida, a lo largo del cual va reflexionando sobre ella y aprendiendo cuáles son los valores sociales imperantes. El ascenso social que consigue queda relativizado por su indigna situación como marido.
- El ciego: Recoge limosna a cambio de oraciones. Este personaje era también reconocible para los lectores de la época, no solo por su presencia real en las calles, sino por ser además un modelo con abundantes precedentes literarios, como el Baldus. Algunas de las anécdotas que le suceden a Lázaro con él tienen su origen en relatos tradicionales. Su carácter irascible y suspicaz lo llevan a escarmentar violentamente a Lázaro cuando este trata de quitarle a escondidas comida, y entre ellos va creciendo un rencor que acaba con la venganza y el abandono de Lázaro. Sin embargo, es el ciego quien lo despierta de su inocencia y le enseña la necesidad de ser astuto en la vida. «Agora quiero yo usar contigo de una liberalidad, y es que ambos comamos este racimo de uvas y que hayas dél tanta parte como yo. Partillo hemos desta manera: tú picarás una vez y yo otra, con tal que me prometas no tomar cada vez más de una uva. Yo haré lo mesmo hasta que lo acabemos, y desta suerte no habrá engaño.»
- El cura de Maqueda: Representa la figura del avaro, conocida desde la literatura antigua. Su codicia y su gula suponen una crítica a la falta de valores cristianos en algunos sectores eclesiásticos. El hambre que Lázaro sufre con él lo obliga a aguzar su ingenio nuevamente para alimentarse.
- El hidalgo: Pertenece a la capa más baja de la nobleza y encarna la obsesión por la honra heredada y la limpieza de sangre, que le hacen simular una apariencia que no se corresponde con su miserable vida. Aunque en el siglo XVI tenían el privilegio de no pagar impuestos, su orgullo les impedía trabajar en ningún oficio que no fuera el de escudero, por lo que su situación económica era a veces muy difícil. Lázaro critica su consideración exagerada de la honra pero se compadece de él y le consigue alimento.
- El buldero: Es un personaje que vive aprovechándose de la ingenuidad de los fieles cristianos, un tipo frecuente en un momento en que era habitual la venta de bulas y privilegios papales. Con su escenificación del falso milagro acaba con la poca ingenuidad que le quedaba a Lázaro.
- El arcipreste de San Salvador: Es una prueba más de la hipocresía y el interés material común a otros personajes de la obra. A pesar de ello, el protagonista lo considera su protector. El “Vuestra Merced» a quien se dirige Lázaro aparece citado como amigo del arcipreste y probablemente sea algún superior suyo.