Análisis de la Novela Española en la Democracia: Temas, Estilos y Autores Clave
La novela en la España democrática se convierte en un objeto privilegiado de consumo literario. La industria editorial, ante un número creciente de lectores, ofrece abundantes y variados textos narrativos. Para fomentar este consumo, se organizan ferias del libro, premios literarios, etc. El panorama general es complejo. Se publican obras antes censuradas en España, editadas en el extranjero o publicadas mutiladas. Coexisten distintas generaciones de escritores: novelistas del realismo social, experimentalismo y la incorporación de mujeres escritoras. La novela que inaugura esta etapa es La verdad sobre el caso Savolta (1975) de Eduardo Mendoza.
Características de la Novela en las Últimas Décadas
- Variedad temática y estilística: Resurge el neorrealismo, con autores que vuelven al intimismo o se acercan a nuevas formas del realismo.
- Simplificación de estructuras narrativas: La novela se aleja de la experimentación y la complejidad, simplificando técnicas y procedimientos. Se prefiere la estructura lineal del relato.
- Recuperación del argumento: Los escritores recuperan la trama y los personajes, creando historias cerradas y ambientes definidos.
- Uso de las personas narrativas tradicionales: Primera y tercera persona, sin mezclarlas.
- Abandono de la intencionalidad ideológica y el compromiso social: Se recrean situaciones cotidianas y reales.
Durante la transición, dos subgéneros atrajeron especial atención: la novela histórica y la policíaca, ambas necesitadas de un clima de libertad inexistente durante la dictadura.
La Novela Policíaca
La novela policíaca española se aleja del crimen psicológico inglés, centrándose en la realidad social en la que tiene lugar el crimen. Manuel Vázquez Montalbán es el representante español más destacado, con éxito internacional. Su personaje, Pepe Carvalho, protagoniza numerosas novelas, como Yo maté a Kennedy (1972), Tatuaje (1974) y Los mares del sur (1979).
Eduardo Mendoza y «La Verdad sobre el Caso Savolta»
La verdad sobre el caso Savolta (1975), primera novela de Eduardo Mendoza, recrea con precisión hechos históricos y la tensión social entre 1917 y 1919 en Barcelona. Presenta una tupida trama de suspense narrada con un lenguaje fresco y un estilo cuidado, que no desecha recursos del folletín, el relato picaresco y la novela rosa. Otras obras de Mendoza, como Sin noticias de Gurb (1990), conservan su humor y sabiduría narrativa.
Antonio Muñoz Molina: Intriga y Memoria
Antonio Muñoz Molina combina la intriga y la memoria en sus obras. Su primera novela, Beatus Ille (1986), narra las investigaciones de un estudiante sobre un poeta apócrifo de la Generación del 27. Otras obras destacadas son El invierno en Lisboa (1987), Plenilunio (1997) y El jinete polaco (1991).
Rafael Chirbes: Literatura Social y Revisión Histórica
Rafael Chirbes, autor de Mimoun (1988), es un máximo representante de la literatura social. Sus novelas revisan los cambios históricos y desajustes sociales de nuestro tiempo, como en La larga marcha (1996). Otros autores que continúan esta línea son Lorenzo Silva (El alquimista impaciente, 2000) y Alicia Giménez Bartlett (Ritos de muerte, 1996).
La Novela Histórica
Aunque la Guerra Civil fue un tema de gran interés, la novela histórica como tal se consolidó a finales del siglo XVIII. Para que una novela sea considerada histórica, debe representar un momento no vivido por el autor (se admite un lapso de 50 años entre lo narrado y el momento de escritura). El éxito de la novela histórica continuó en los 80 y 90 con obras como Luna de lobos (1985) y La lluvia amarilla (1988) de Julio Llamazares, Octubre, octubre (1981) de José Luis Sampedro y La sonrisa etrusca (1985) de Antonio Gala. En los últimos años destacan El salón de ámbar (1999) de Matilde Asensi, El salón dorado (1996) de José Luis Corral y El Cid (2000) de Carlos Ruiz Zafón. Arturo Pérez-Reverte es el autor español más vendido en este género, con obras que se inscriben en la vertiente de los *historical mysteries*, como La tabla de Flandes (1990), El club Dumas (1993) y La reina del Sur (2002).
Otros Géneros y Tendencias
- Novela Erótica: Tras la represión franquista, hubo una apertura hacia la temática sexual. Destacan Las edades de Lulú (1989) de Almudena Grandes y El palomo cojo (1991) de Eduardo Mendicutti.
- Novela de Ciencia Ficción: Plantea argumentos verosímiles, a menudo futuristas, basados en elementos divulgativos y fantásticos. Elia Barceló tuvo éxito con El mundo de Yarek (2005).
- Testimonialismo: Muestra la intimidad y el juicio que desde ella se efectúa sobre el entorno. Autores como Terenci Moix (El cine de los sábados, 1990), Fernando Fernán Gómez, Manuel Vicent (Jardín de la Villa Valeria, 1996) y Francisco Umbral (Mortal y rosa, 1975) recurrieron al memorialismo. Rosa Montero, en Te trataré como a una reina (1983), une testimonio y reivindicación.
- Novela Lírica: Género híbrido con emotividad e intimismo, cercano a la novela testimonial. Destacan Adelaida García Morales (El sur/Bene, 1985) y Javier Marías (Todas las almas, 1989; Corazón tan blanco, 1992).
- Realismo Sucio: Descripción de ambientes urbanos sórdidos. José Ángel Mañas (Historias del Kronen) y Ray Loriga (Héroes, 1993) utilizaron un lenguaje marginal y violento. La crítica señaló su falta de valor literario y perdieron la atención del público.
Avanzada la democracia, la libertad creativa dio lugar a una gran diversidad técnica y temática. En los 90 publican novelistas jóvenes con ideas alejadas del realismo sucio, como Marta Rivera de la Cruz (El tiempo de Prodigios, 2006), Juan Manuel de Prada, Dulce Chacón y Javier Cercas.
Análisis de «Los Santos Inocentes» de Miguel Delibes
El Humanismo Cristiano de Delibes
«Los Santos Inocentes» se caracteriza por un humanismo cristiano abierto. Delibes designa como «santos inocentes» a todos los sometidos y oprimidos, castigados con la pobreza y la desdicha sin culpa alguna. Azarias y la Niña Chica son ejemplos paradigmáticos. Azarias, un hombre con la mentalidad de un niño, y la Niña Chica, con parálisis cerebral, son ajenos al drama de escasez, incultura y sojuzgamiento que les rodea. Son víctimas de la brutal injusticia perpetrada por los amos, los dueños de la tierra.
Contexto Histórico y Social
La novela se publicó en el verano de 1981, en el contexto de la naciente democracia constitucional y el intento de golpe de Estado del 23 de febrero. Sin embargo, su elaboración se remonta a los años 60. En 1963, Delibes publicó el cuento «La Milana», embrión de «Los Santos Inocentes».
Denuncia Social e Imagen de la España Rural
La intención última de Delibes es denunciar la injusticia que sufren los desheredados y explotados que protagonizan la novela, símbolo de todos los humillados. El marco elegido es un cortijo. La denuncia no es material, sino espiritual y ética. El autor denuncia la falta de solidaridad y respeto hacia el prójimo, amparada en el poder del dinero. El lector se rebela contra la injusticia social a través del trato denigrante que sufren los personajes. Estos no protestan, aceptan y callan, pero de su silencio nace la solidaridad.
Delibes denuncia los abusos del cacique ante el campesino, del poderoso ante el humilde. El espacio es fundamental en la narración. Aunque los cortijos no son característicos de Castilla, Delibes elige la España de los latifundios para testimoniar la denuncia social. El espacio describe la organización social del latifundio y la injusticia con que se rige. Se presta atención a los accidentes del terreno, la flora y la fauna. El espacio revela la estructura jerárquica del latifundio, ya que cada elemento del paisaje refleja las diferencias sociales. Se critica la mano del hombre que modifica el paisaje en nombre del progreso, mostrando la doble actitud del hombre ante la naturaleza: los inocentes se integran en ella, mientras que los señoritos la degradan con sus abusos.
Personajes: Una Galería de Oprimidos y Opresores
«Los Santos Inocentes» es una novela de personajes. Delibes se inclina hacia los más desvalidos, colocándolos como protagonistas.
- Personajes de primer plano:
- Azarias: Verdadero protagonista. Tiene retraso mental, necesidad de afecto y una conducta instintiva. Realiza el acto más determinante de la novela: la muerte de Iván como venganza por la muerte de la grajilla.
- Paco, el Bajo: Destaca por su sumisión y dependencia del amo. Comparte la pasión por la caza del señorito Iván y posee detalles de indudable calidad humana.
- El señorito Iván: Desprecia la naturaleza y a los demás. Su actitud es insultante, no solo hacia sus siervos, sino también hacia los invitados. Su pasión por la caza es desmedida. Se relaciona con doña Purita como si tuviera derecho sobre la mujer de su hombre de confianza.
- Personajes de segundo plano: La Régula (con amor al prójimo), la Niña Chica (con un berrido lastimero), el Quirce (símbolo de sumisión), Rogelio (se ocupa del tractor), Nieves (familia del señorito), la señora Marquesa (con actitud de aparente protección), la señorita Miriam (signo de conciencia social) y los encargados del cortijo, don Pedro y doña Purita.
- Personajes de tercer plano: El médico, el Hachemita, el Mago del Almendral y los educadores, que se cruzan con los personajes principales.
El conflicto en torno a la naturaleza plantea una oposición entre personajes sencillos y vanos. Los personajes sencillos, en estado de pureza, sufren miseria y soledad. Los personajes vanos, socialmente acomodados, son inauténticos. El enfrentamiento entre ambos grupos es clave en la novela. Delibes incluye personajes de perfiles más complejos, como don Pedro (opresor y víctima), la señorita Miriam (con conciencia social), René el Francés (que no vuelve al cortijo) y el Quirce (con voluntad de ruptura).
Temas Principales: Justicia, Injusticia, Maldad e Inocencia
La justicia, unida al desprecio por los semejantes, se percibe en los abusos de los amos. Ante la perpetuación de esta injusticia, la rebelión trágica se abre paso. El concepto de inocencia aparece de forma significativa en el texto. Se asocia al universo semántico bíblico y al concepto cristiano de la niñez. También puede referirse a la falta de conciencia respecto de las acciones. Existe una tercera acepción, vinculada al ámbito legal, que genera una contradicción al asociarse con Azarias. El título, «El crimen», se plantea de manera ambigua. La muerte de la grajilla, la humillación de Nieves, la traición a don Pedro y la ingratitud hacia Paco son crímenes en sí mismos.
Técnicas Narrativas y Voces de la Novela
El estilo de Delibes se basa en la propiedad léxica, el uso del habla coloquial y el acertado empleo del diálogo. En «Los Santos Inocentes», se añade un uso singular de los signos de puntuación: solo hay un punto al final de cada libro y se suprime la mayúscula inicial de cada frase, salvo al inicio de capítulo. Predomina un estilo que mezcla el indirecto libre con el directo libre. El narrador es omnisciente. El relato se formaliza en tercera persona, con predominio del objetivismo. Las palabras y los hechos de los personajes transmiten el mensaje de Delibes. Los diálogos se basan en el habla viva y coloquial, utilizando el estilo directo. En los fragmentos narrativos, destaca la abundancia de nexos conjuntivos, signo de oralidad. Predominan las proposiciones coordinadas. La flexibilidad en la construcción de cada texto narrativo refleja el tono oral del discurso. Se emplean términos polisémicos, palabras baúl y partículas comodín.
En «Los Santos Inocentes» hay tres voces narrativas:
- Narrador-testigo: Fuera de la acción, pero mostrando cercanía, lo que confiere verosimilitud y autenticidad. Utiliza la tercera persona, la minuciosidad y los elementos valorativos.
- Narrador-acorde: Simpatiza con los personajes desfavorecidos. Su presencia es significativa en el título, la oralidad del relato y el lirismo.
- Voces de los personajes: Cada uno manifiesta, a través de su lenguaje, su punto de vista y los rasgos de su carácter.