La Narrativa Novecentista: Ramón Pérez de Ayala y Gabriel Miró
Ramón Pérez de Ayala se distingue por su constante experimentación con la técnica y la forma novelística. Crea nuevas estructuras narrativas y busca perspectivas originales para presentar personajes y sucesos. En sus novelas, el contenido es crucial. Tigre Juan, su obra más destacada, critica las costumbres españolas a través del tema del marido cuyo honor ha sido ultrajado.
En una línea similar, Gabriel Miró utiliza la literatura para construir un mundo lleno de percepciones sensoriales. El autor observa la realidad y la recrea con sus propias impresiones, mediante descripciones que combinan escenas ambientales y paisajísticas. La acción es mínima en sus novelas. Destaca El obispo leproso (1925).
Entre el Novecentismo y las Vanguardias: Ramón Gómez de la Serna
En este periodo, encontramos autores difíciles de encasillar en una corriente específica, como Benjamín Jarnés, Wenceslao Fernández Flórez y, especialmente, Ramón Gómez de la Serna. Aunque comparten rasgos del Novecentismo, como la desvinculación entre realidad y creación artística, Gómez de la Serna lleva la deshumanización del arte al extremo, convirtiendo la literatura en un juego lleno de incoherencias. Aquí se aproxima al irracionalismo del arte de vanguardia.
Gómez de la Serna rompe los moldes tradicionales en novelas, ensayos y teatro. Sus novelas sustituyen el argumento por digresiones. Destacan El torero Caracho (1927), una visión humorística de la fiesta taurina, y Seis falsas novelas, una parodia de géneros literarios estereotipados.
El Teatro Español del Siglo XX: Comercial y Renovador
El Teatro Comercial de Éxito
A finales del siglo XIX, Jacinto Benavente destaca con comedias como La Malquerida. La comedia costumbrista tiene exponentes como:
- Carlos Arniches, que recrea las costumbres de los barrios populares de Madrid (La Señorita de Trévelez).
- Los hermanos Álvarez Quintero, autores de más de 200 sainetes y comedias ambientadas en Andalucía.
- Pedro Muñoz Seca, especialista en el «astracán», que combina sainete, género chico y vodevil, buscando el humor por encima de todo (La venganza de don Mendo).
También triunfó el teatro poético, en verso, conservador, que aborda temas históricos y valores tradicionales. Destacan Eduardo Marquina, Manuel y Antonio Machado, Francisco Villaespesa y, tras la Guerra Civil, José María Pemán.
El Teatro Renovador y Marginado
Este grupo incluye figuras como:
- Unamuno y Azorín (Generación del 98).
- Jacinto Grau (El señor de Pigmalión).
- Rafael Alberti, Pedro Salinas, Miguel Hernández (Generación del 27), que evolucionan del auto sacramental al drama social.
- Alejandro Casona, con un teatro pedagógico para niños.
- Max Aub, autor de obras vanguardistas antes de la Guerra Civil y, en el exilio, sobre los horrores de la guerra.
- Enrique Jardiel Poncela, que buscaba renovar el teatro cómico (Cuatro corazones con freno y marcha atrás).
Ramón María del Valle-Inclán: El Esperpento
Ramón María del Valle-Inclán fue un autor radical que rompió con el teatro anterior, conectando con el Expresionismo europeo y el teatro del absurdo. Tras una etapa modernista (Cuento de Abril), crea las Comedias Bárbaras, ambientadas en una Galicia rural con personajes violentos. La culminación de esta etapa es Divinas palabras, donde la avaricia y la lujuria desencadenan conflictos.
En 1920, Valle-Inclán crea el esperpento, definido en Luces de Bohemia como «los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos». Destaca la trilogía Martes de Carnaval (Los Cuernos de don Friolera, Las galas del difunto y La hija del capitán). También se consideran esperpénticas Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte y novelas como Tirano Banderas y la serie El Ruedo Ibérico.
Federico García Lorca: Del Surrealismo al Drama Rural
Federico García Lorca se dedicó al teatro en su última etapa. Su primera obra, El maleficio de la mariposa, ya muestra los temas lorquianos. Creó comedias amargas sobre mujeres casadas con viejos (La zapatera prodigiosa, Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín). Su primer drama lírico es Mariana Pineda.
Tras su viaje a Nueva York, Lorca se acerca al Surrealismo (El Público). En 1935, escribe Comedia sin título, premonición de la Guerra Civil, y publica Doña Rosita la soltera. Sus obras más famosas son: Bodas de Sangre (amor imposible por diferencias familiares), Yerma (mujer estéril) y La Casa de Bernarda Alba, obra cumbre del autor.