Explorando el Siglo XIX Español: Romanticismo, Realismo y Costumbrismo

El Nacimiento de la Edad Contemporánea y su Impacto en España

La Revolución Francesa marca el inicio de la Edad Contemporánea. Napoleón precipita a España a una reacción romántica, la Guerra de la Independencia, que marca la entrada en el siglo. La burguesía francesa aprovecha la crisis política y social para imponer sus criterios políticos, dando paso al estado liberal, caso que intenta replicar la burguesía española.

El siglo XIX se caracteriza por el dominio de los impulsos sobre la razón y por profundas transformaciones en la mentalidad y en la vida humana.

Transformación de la Mentalidad y de las Instituciones Españolas

En España, la invasión napoleónica y la Guerra de la Independencia socavan la monarquía y las instituciones. La independencia y la revolución se viven con intensidad en las Cortes de Cádiz, que redactan la Constitución de 1812. Para el pueblo, la Guerra de la Independencia significa el surgimiento de la conciencia nacional y de la virtud política.

El Romanticismo: Una Nueva Sensibilidad

El Romanticismo trae consigo cambios en las personas, en la sociedad, en la política y en la religión. El sentimiento, la pasión, la imaginación, la sensibilidad y el ideal de libertad se alzan como valores máximos, desafiando a la razón.

La Sensibilidad Romántica y el Sentimiento Estético

El Romanticismo afirma la individualidad, el yo. Los sentimientos alcanzan su máxima expresión, el amor pasa a primer plano. Los románticos se rebelan contra Dios y contra el orden establecido, manifestando un profundo inconformismo. El Romanticismo desarrolla una extraordinaria sensibilidad para la estética y fomenta las tertulias literarias para compartir lecturas.

La Lírica en el Romanticismo

La lírica se convierte en el cauce natural para la expresión del sentimiento. El alma, la naturaleza y el yo son dos misterios que el poeta anhela desentrañar. Los poetas se muestran innovadores en la métrica, los ritmos y las estrofas, pero mantienen la tradición en los temas y en la expresión de los sentimientos.

Los Poetas Españoles del Romanticismo

Se distinguen dos etapas principales:

José de Espronceda

Destaca por su temperamento vital y exaltado, siendo el arquetipo del poeta rebelde romántico. Entre sus obras se encuentran:

  • La novela histórica: Sancha y Saldaña
  • El poema épico: El Pelayo
  • Las poesías simbólicas: El diablo mundo
  • Poemas narrativos: El Estudiante de Salamanca
  • Poemas dedicados a seres marginados: El Verdugo, El reo de muerte, El mendigo, Canto del cosaco
  • Canción del Pirata: Un grito a la libertad.

Gustavo Adolfo Bécquer

Íntimo y delicado, su poesía se caracteriza por su carácter intimista y sensible. Sus poemas son sencillos y están inspirados en el amor, el dolor y la muerte. Comienza su carrera como periodista, escribiendo:

  • Historia de los templos de España
  • Sus leyendas
  • Sus primeros poemas, que él llama Rimas.
  • Cartas desde mi celda: Escritas durante su estancia en un monasterio para recuperar su salud.
  • Libro de los gorriones: Manuscrito recopilado póstumamente por sus amigos, quienes titularon sus poemas Rimas.

La Renaixença y Jacinto Verdaguer

Verdaguer escribió poemas épicos como L’ Atlàntida y Canigó.

El Rexurdimento y Rosalía de Castro

Rosalía de Castro es considerada una romántica rezagada, publicando en 1873 Cantares Gallegos y, más tarde, Follas Novas y En las orillas del mar, su poemario en castellano.

Los Poemas Narrativos Románticos

Los poetas románticos españoles cultivan los poemas narrativos, entrelazando la historia y las leyendas nacionales. Destacan:

  • El estudiante de Salamanca de José de Espronceda
  • Romances Históricos del Duque de Rivas
  • Leyendas de Zorrilla.

El Teatro en España en la Primera Mitad del Siglo XIX

Los conciertos y la ópera italiana son los entretenimientos de la burguesía y la aristocracia. El pueblo asiste al teatro de espectáculo, donde se representan comedias de enredo. El drama romántico no triunfa hasta los años 30 del siglo, siendo Martínez de la Rosa y el Duque de Rivas grandes renovadores.

Características del Drama Romántico en España

El drama romántico utiliza la libertad como principio estético en España. Su éxito fue breve, entre 1835 y 1849, destacando obras como Don Álvaro o la fuerza del sino y Traidor, inconfeso y mártir. El drama romántico se inspira en el Siglo de Oro, tiene entre 3 y 5 actos, rompe las unidades de tiempo y lugar, mezcla lo trágico y lo cómico, la prosa y el verso. Su tema fundamental es el amor, la pasión y la libertad. El tiempo y el espacio están perfectamente identificados, situándose generalmente en la Edad Media, en iglesias, cementerios, mazmorras, etc. Suele haber un héroe que representa la belleza física y espiritual, y entre los amantes se establece un lenguaje amoroso lleno de lirismo. Son obras dinámicas en las que aparecen sucesos inesperados y desconcertantes.

La Sociedad Española entre el Romanticismo y el Realismo

España se debate entre la inestabilidad política y el malestar social debido a la crisis económica. La burguesía y las clases medias buscan la moderación. Triunfa el Romanticismo, que subraya la individualidad de los seres humanos y de los pueblos, reivindicando la cultura nacional. Surge el costumbrismo literario, que se apoya en la observación de los usos sociales. La literatura camina hacia el Realismo, pero la sensibilidad romántica pervive hasta finales del siglo, destacando Bécquer, Rosalía y Verdaguer.

Primera Mitad del Siglo XIX: El Costumbrismo

Entre 1828 y 1834 destacan Larra, Calderón, Mesonero Romanos y Estébanez, quienes firmaban con diversos seudónimos. Larra era conocido por el seudónimo «El Fígaro».

La Vida Cotidiana en la Literatura

La literatura costumbrista del siglo XIX fue una novedad radical. Destacaban los medios periodísticos en los que se publicaban artículos con el fin de señalar los defectos sociales para mejorar la sociedad.

Ramón de Mesonero Romanos

Su obra está ligada a Madrid, ciudad que retrata física y espiritualmente. Escribe en revistas y adapta obras clásicas de teatro. Entre sus obras destacan: Manual de Madrid, El antiguo Madrid, Escenas Matritenses, Tipos y caracteres, Memorias de un setentón y Natural y vecina de Madrid.

Mariano José de Larra

Representa con sus artículos el espíritu crítico y la sátira mordaz. Su prosa es ágil, viva y flexible, con lo que intenta dirigir la opinión pública hacia un porvenir mejor.

Serafín Estébanez Calderón

Es autor de Escenas Andaluzas, Un baile en Triana y La feria de Mairena, así como Dedicatoria a quien quisiera y Púlpito y Burbuja.

Segunda Mitad del Siglo XIX: El Realismo y Naturalismo

Se produce en España una recuperación económica debido al tendido de la red ferroviaria, al crecimiento de la banca, de la industria y del comercio, lo que trae consigo mejoras de las condiciones de vida en todos los ámbitos. El movimiento obrero trae un nuevo tipo de sociedad. Aparecen intelectuales como Julián Sanz del Río, que se opone al antiguo régimen, Francisco Giner de los Ríos, Joaquín Costa, Clarín y Galdós.

El Realismo Literario

El Realismo se basa en la observación de la realidad, y los escritores están influenciados por novelistas europeos como Dickens, Balzac y Flaubert. Los escritores españoles deciden escribir una novela que refleje la sociedad en la que viven y retrate sobre todo a la clase media y a la burguesía. El lenguaje es minucioso y descriptivo, y se leen los manuscritos, novelas por entregas que servían de entretenimiento. La prensa se afianza totalmente.

Pedro Antonio de Alarcón

Defiende los ideales tradicionalistas católicos. Escribía relatos breves como El sombrero de tres picos, El capitán Veneno, Cuentos Amatorios, Historias Nacionales, y novelas como El Escándalo, El niño de la bola y Lo Pródigo. Escribió un libro de viajes titulado Diario de un testigo de la guerra de África.

Juan Valera

Su novela más famosa es Pepita Jiménez, y otras como Pasarse de listo, El Comendador Mendoza, Doña Luz, Juanita la larga, Genio y Figura, y cuentos como El Pájaro verde y el espejo de…

La Novela en la Primera Mitad del Siglo XIX

Hasta el primer tercio del siglo XIX no se cultiva la novela en España, pero se leen numerosas traducciones de obras de Decae, Chateaubriand, etc., que estimulan a los españoles para escribir sus propias obras. Surge la novela sentimental, de terror y la novela histórica. El Romanticismo está influenciado por Lord Byron, Víctor Hugo y Alejandro Dumas. También despega el género de la novela histórica como: Sancha Saldaña de Espronceda, El doncel de don Enrique el doliente de Larra y El señor de Bembibre de Enrique Gil Carrasco. La novela histórica se va transformando en novelas de aventuras y se va popularizando en forma de folletines y novela por entregas. Se traducen en España novelas francesas de ambiente social como Los misterios de París y El Judío Errante de Eugène Sue. Víctor Hugo y Alejandro Dumas estimulan las novelas de preocupación social, tipo María o la hija de un Jornalero de Wenceslao Ayguals. Aparecen mujeres escritoras, como Gertrudis Gómez de Avellaneda con Dos mujeres y Rosalía de Castro con La hija del Mar. Fernán Caballero es el seudónimo de Cecilia Böhl de Faber, quien retrató Andalucía y sus gentes, escribiendo La Gaviota, La familia de Albareda y Un Servirán y un Liberalista.

José María Pereda

Escribió Costumbres Montañesas y Bocetos al Temple, que son reflejos costumbristas. Otras obras de ideologías conservadoras son: El Buey suelto, Don Gonzalo González de la Gonzalera, y otras dedicadas al mar y a la montaña cántabra: El sabor de la tierruca, Pedro Sánchez, Peñas arriba, Pachín González.

Benito Pérez Galdós

Es el novelista más popular y prolífico. Su obra cumbre abarca 100 años de la historia de España. En sus Memorias de un desmemoriado explica las graves políticas de la época. Vive en los cafés, en los casinos, observa y pasea por las calles y escribe La sombra y El audaz, que publicó por entregas. La inestabilidad política y la esperanza de una España democrática lo llevan a escribir La fontana de oro, que es la primera de sus novelas. Hacia 1873 comienza a escribir los Episodios Nacionales, que arrancan con Trafalgar. En 1881 aparece La desheredada, la primera de sus novelas contemporáneas. Otras novelas son Doña Perfecta, Gloria, La familia de León Roch, destinadas a luchar contra la intolerancia y el despotismo. Otras novelas contemporáneas son: El amigo Manso, El doctor Centeno, Tormento, La de Bringas, Fortunata y Jacinta, Miau. Hacia 1874 comienza a hablar de justicia social y aparecen obras como Ángel Guerra, Nazarín, Misericordia. A lo largo de toda su obra tiene una actitud idealista romántica, lleno de una curiosidad científica, trata de describir los ambientes cotidianos con un lenguaje fuerte y un gran interés por lo popular.

El Naturalismo

El Naturalismo se desata por la obra del escritor francés Émile Zola, que elegía personajes y ambientes sórdidos y los describía detalladamente.

Emilia Pardo Bazán

Es una escritora dotada de energía y curiosidad intelectual. Escribe Los Pazos de Ulloa y La Madre naturaleza. Escribe artículos sobre el naturalismo en La Época y los publica con el título La cuestión palpitante. Más tarde, siguiendo la creación espiritualista de Europa, escribe La Quimera y La Sirena negra.

Leopoldo Alas «Clarín»

Escribe La Regenta, que relata la vida de Vetusta, una ciudad provinciana, opresiva e indiferente a la modernidad. En esta novela une el adulterio y el tema del sacerdote enamorado. Introduce innovaciones formales con un lenguaje irónico y un detallismo naturalista. Su segunda novela es Su único hijo, y otras como Doña Berta, Superchería, y cuentos como El cura de Vericueto, La conversión de Chiripa, Barona.

Armando Palacio Valdés y Vicente Blasco Ibáñez

Palacio Valdés escribe Marta y María, La Hermana San Sulpicio y La Aldea Perdida, todas ellas con espíritu optimista y bondadoso. Blasco Ibáñez fue periodista, político y novelista, reflejando su simpatía por el anarquismo en muchas de sus novelas. Escribió obras ambientadas en el mar y la huerta de Valencia como Arroz y Tartana, Flor de Mayo, La Barraca, Cañas y Barro, La Catedral, El Intruso, La bodega, y otras de tipo antibelicista, ambientadas en la Primera Guerra Mundial como Los cuatro Jinetes del Apocalipsis, Mare Nostrum y Los enemigos de la mujer.

La Poesía en la Segunda Mitad del Siglo XIX

Son significativas las líricas post-románticas, como las del asturiano Ramón de Campoamor con Dolores, Pequeños Poemas y Humoradas. Otro autor es Gaspar Núñez de Arce con Gritos de Combate y Gabriel y Galán, que escribe sobre temas extremeños.

El Teatro en el Siglo XIX

Destaca la comedia costumbrista de Bretón de los Herreros, que ofrece una visión satírica de las costumbres de la época con obras como Marcela, El pelo de la Dehesa y Muérete ¡y verás!

El Teatro Realista

La alta comedia se llama así al teatro realista que toma preocupaciones y ambientes de la vida cotidiana. Aparecen obras como El hombre de mundo de Ventura de la Vega, Un Hombre de estado de Adelardo López de Ayala y La locura de amor de Manuel Tamayo.

Entre el Neorromanticismo y el Teatro Moderno

José Echegaray escribe su drama El libro talonario, que está lleno de sentimentalismo. Escribió dos tipos de dramas: el histórico, como En el seno de la muerte y En el puño de la espada, y un drama contemporáneo de corte moderno, El gran Galeote o La cuna de Santidad.

La Zarzuela y el Género Lírico

Es el género más popular de la época de Isabel II, que reúne drama y canto lírico. Aparecen obras como: La gran vía de Chueca y Valverde, La verbena de la Paloma y Agua, azucarillos y aguardiente de Chueca. Al teatro por horas se le comenzó a llamar género chico y más tarde a la zarzuela o sainete en un acto.

El Nacimiento del Periodismo en el Siglo XIX

En este periodo, el periodismo podía ser de dos tipos: personal, ligado a una persona política, o panfleto, caricatura, o de tipo político para atacar o defender a un grupo. A mediados de siglo, escribir en un periódico era el deseo de escritores como Bécquer y Galdós. Entre 1868 y 1873 solo se mantiene La Correspondencia. En 1874 Cánovas organiza el sistema informativo y Sagasta defiende la libertad de imprenta. En 1878 Madrid publicaba 164 periódicos y Barcelona 61. En 1880 ya se ven síntomas de que el periodismo se está transformando y se ve el periodismo como un negocio, convirtiéndose en el intermediario entre los que tienen algo que vender y algo que comprar, además de difundir información, será un instrumento de mercado.

La Erudición y la Crítica

Marcelino Menéndez Pelayo representa la erudición y la crítica, revisando la historia y la literatura española. Una de sus obras más importantes es Historia de las ideas estéticas en España.

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