Evolución de la Lírica y el Teatro Español: De la Posguerra a los Novísimos

La lírica española desde la posguerra hasta finales de los 50

Se produjo un corte profundo en la evolución de la poesía española como consecuencia de la Guerra Civil.

Sin embargo, este corte fue menos drástico, ya que existen algunos nexos de unión entre la poesía anterior y posterior a la Guerra: Dos de los poetas del Grupo del 27 que permanecieron en España se convertirán en modelos seguidos por los escritores jóvenes:

Dámaso Alonso, con Hijos de la ira, inicia una tendencia de poesía existencial. Vicente Aleixandre, con Historia del corazón, se convertirá en modelo a seguir por los poetas sociales de posguerra. Continúa una línea de rehumanización de la poesía que ya se había iniciado en 1927 con la llegada del Surrealismo. Existirá todo un grupo de poetas que continúan la línea poética de autores del 27 como Luís Cernuda. Los poetas de la posguerra inmediata habían comenzado ya su labor y se habían dado a conocer en los años inmediatamente anteriores a la Guerra o durante ésta (Miguel Hernández, Luís Rosales, Dionisio Ridruejo, Leopoldo Panero,…).

Miguel Hernández: De familia humilde, tuvo que abandonar pronto la escuela y ponerse a trabajar; aún así desarrolla su capacidad para la poesía gracias a ser un gran lector de la poesía clásica española. Forma parte de la tertulia literaria en Orihuela, donde conoce a Ramón Sijé y establece con él una gran amistad. A partir de 1930 empieza a publicar sus poesías en revistas como El Pueblo de Orihuela o El Día de Alicante. En la década de 1930 viaja a Madrid y colabora en distintas publicaciones, estableciendo relación con los poetas de la época. A su vuelta a Orihuela redacta Perito en Lunas, donde se refleja la influencia de los autores que lee en su infancia y los que conoce en su viaje a Madrid. Ya establecido en Madrid, trabaja como redactor en el diccionario taurino de Cossio y en las Misiones pedagógicas de Alejandro Casona; colabora además en importantes revistas poéticas españolas. Escribe en estos años los poemas titulados El silbo vulnerado e Imagen de tu huella, y el más conocido El Rayo que no cesa. Toma parte muy activa en la Guerra Civil española, y al terminar la guerra intenta salir del país pero es detenido en la frontera con Portugal. Condenado a pena de muerte, se le conmuta por la de treinta años pero no llega a cumplirla porque muere de tuberculosis en la prisión de Alicante. Durante la guerra compone Viento del pueblo y El hombre acecha con un estilo que se conoció como «poesía de guerra». En la cárcel acabó Cancionero y romancero de ausencias. En su obra se encuentran influencias de Garcilaso, Góngora, Quevedo y San Juan de la Cruz.

Las obras de Miguel Hernández son:

  • Perito en lunas (1933)
  • Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras: auto sacramental (1934)
  • El torero más valiente (1934)
  • El rayo que no cesa (1936)
  • Viento del pueblo. Poesía en la guerra (1937)
  • Labrador de más aire (1937)
  • Teatro en la guerra (1937)
  • El hombre acecha (1939)

La lírica en los años cuarenta

Dámaso Alonso divide la poesía de estos jóvenes en dos grupos:

Poesía arraigada

Se caracteriza por la utilización de formas clásicas, que traslucen un deseo de armonía y perfección, y por el cultivo de temas tradicionales, intimistas y religiosos. Se percibe una visión ordenada y serena del mundo y de la vida. Estos autores se agrupan en torno a la revista Garcilaso, que vuelve su mirada hacia ese poeta del S.XVI. Pertenecen al grupo: Luis Rosales, Leopoldo Panero, Luis Felipe Vivanco, José García Nieto.

Poesía desarraigada

Es una poesía arrebatada, de agrio tono trágico, una poesía desazonada que se enfrenta con un mundo deshecho y caótico, invadido por el sufrimiento y la angustia. La religiosidad también está presente en los poetas desarraigados, pero adopta en ellos el tono de la desesperanza, de la duda, o se manifiesta en desamparadas invocaciones e imprecaciones a Dios sobre el misterio del dolor humano. La revista que acoge a los poetas de esta tendencia es Espadaña, fundada por Victoriano Crémer y Eugenio de Nora. Nómina de autores y obras: Ramón de Garciasol, Ángela Figuera, Leopoldo de Luis; las primeras obras de Gabriel Celaya y de Blas de Otero (quienes de la poesía existencial pasaron a la poesía social y comprometida); Hijos de la ira, de Dámaso Alonso, Sombra del paraíso, de Vicente Alexandre. Surgen asimismo en esta época dos movimientos de continuidad con la poesía de preguerra: el postismo (Carlos Edmundo de Ory) y el grupo de Cántico (Ricardo Molina, Pablo García Baena…).

La lírica en los años cincuenta

La poesía española se llena de contenidos sociales. Esta tendencia es iniciada por tres libros fundamentales: Vicente Aleixandre, Historia del corazón, Blas de Otero, Pido la paz y la palabra, Gabriel Celaya, Cantos iberos. Los rasgos más significativos serán: La poesía debe tomar partido ante los problemas del mundo. El poeta debe ser solidario con los demás hombres. La poesía es un instrumento, una herramienta más con la que usarán un lenguaje claro y sencillo y un tono coloquial.

Gabriel Celaya

Su nombre verdadero era Rafael Múgica, entró en contacto con el surrealismo. Antes de la Guerra Civil publicó Marea de silencio y La soledad cerrada. Tras la Guerra, su poesía se vuelca en la preocupación social, por lo cual es considerado el principal autor del realismo social de los años cincuenta. Escribe: Nada de lo que es humano debe quedar fuera de nuestra obra; La poesía no es un fin en sí. La poesía es un instrumento, entre otros, para transformar el mundo. Sus obras principales son Tranquilamente hablando, Las cosas como son y Cantos iberos.

Blas de Otero

Su poesía gira en torno a los siguientes temas: el sentido de la vida, la función de Dios en el mundo, sus recuerdos de la Guerra y las consecuencias de la posguerra. Por ello, su poesía es establecida como existencialista, comprometida. Utiliza un lenguaje aparentemente sencillo, en el que abundan las aliteraciones, los paralelismos, los juegos de palabras o las expresiones coloquiales. Cántico espiritual lo adscribe desde muy pronto a la poesía social: presenta a un Dios que se olvida del hombre, que lo desdeña. Este tema se repite en Ángel fieramente humano y Redoble de conciencia. La principal de sus obras es Pido la paz y la palabra. El propio autor publica una antología de su obra titulada Verso y prosa en la editorial Cátedra, con ayuda de Sabina de la Cruz.

Grupo poético de 1950

Aparece una serie de autores (Caballero Bonald, Ángel González, Jaime Gil de Biedma, José Ángel Valente, Jose Agustín Goytisolo) que pretenden seguir haciendo una poesía crítica y comprometida, pero con unas formas más elaboradas y huyendo del exceso de simplicidad y sencillez del período anterior. Los rasgos que les caracterizan serán: Preocupación fundamental por el hombre y sus problemas, pero abandonando todo dramatismo, tomándolo con humor. Inconformismo frente a la realidad que viven y por eso se alejan de la poesía social. Hacer una poesía basada en las experiencias personales cotidianas. Estilo: Renace el interés por los valores formales del poema. Búsqueda de un lenguaje personal. Ironía y humor. Concentración estilística.

La década de los sesenta (La superación de lo social)

Estos poetas son: Ángel González, José Ángel Valente, Claudio Rodríguez, José Manuel Caballero Bonald, Antonio Gamoneda y los poetas de la Escuela de Barcelona: Jaime Gil de Biedma, José Agustín Goytisolo y Carlos Barral. Son rasgos de esta generación: Apertura a muy diversas influencias, La poesía como un modo de conocimiento, La actitud humanística, El uso de la sátira y la ironía, y El cuidado del lenguaje poético. Obras: Moralidades, de Jaime Gil de Biedma; Conjuros de Claudio Rodríguez; La memoria y los signos, de José Ángel Valente; Claridad, de José A. Goytisolo; Áspero mundo de Ángel González.

La poesía en la década de los setenta (Los novísimos)

José María Castellet publicó la antología Nueve novísimos poetas españoles. Se trata de un grupo de poetas nacidos entre 1939 y 1949: Manuel Vázquez Montalbán, Pere Gimferrer, Félix de Azúa y Guillermo Carnero. Otros poetas más jóvenes son: Luis Alberto de Cuenca, Luis Antonio de Villena y Antonio Colinas. Rasgos comunes de los novísimos son: Distanciamiento de la tradición literaria española. Su formación se basa en la cultura de los medios de comunicación. Defienden el gusto por lo exquisito y describen ambientes refinados y decadentes. Es frecuente la poesía como tema, la reflexión metapoética. El poeta se centra en el lenguaje, la experimentación lingüística. Nuevo Vanguardismo.

Últimas tendencias

A mediados de los ochenta se produce un cierto declive de la estética novísima y surgen nuevos poetas que representan tendencias variadas como Blanca Andréu (Neosurrealismo), Andrés Trapiello (Neoimpresionismo) o Juan Lamillar (poesía metafísica). Las características que definen la poesía de los ochenta son: Reivindicación de la tradición literaria. Vuelta a la narración y empleo del lenguaje coloquial. Recuperación de los temas universales. Empleo del humor.

Algunas tendencias que parecen imponerse a principios del nuevo siglo:

  • Poesía del silencio: poesía minimalista que reivindica las vanguardias compuesta de poemas breves en los que se elimina la anécdota; sus poetas son José Carlos Castaño y Ada Salas.
  • Poesía de la experiencia: propuesta por el poeta granadino Luis García Montero, propugna la poesía realista que habla de la vida y de la realidad cotidiana de carácter urbano, con expresión coloquial, y que revaloriza la experiencia, el humor y la emoción.
  • Poesía de compromiso social: poesía comprometida en la que se desarrollan temas como la globalización, la ecología, las guerras imperialistas, el subdesarrollo, el feminismo o el neoliberalismo.

El teatro de la inmediata posguerra

En la posguerra se representan en los teatros de las ciudades piezas escritas para el público burgués. Este tipo de teatro acoge una larga nómina de dramaturgos (José María Pemán, Joaquín Calvo Sotelo, José López Rubio, Juan Ignacio Luca de Tena…). Entre los tipos de obras que representan destacamos las siguientes:

  • La comedia de enredo, lo representa José López Rubio, sus estrenos son Celos del aire, La otra orilla, La venda en los ojos.
  • El costumbrismo, cultivado por José María Pemán en obras como La viudita naviera.
  • Las obras de tema histórico de Luca de Tena: ¿Dónde vas, Alfonso XII?.
  • El humor absurdo, de Jardiel Poncela y Miguel Mihura en la que entregan lo inverosímil y lo absurdo. Son obras de Jardiel Poncela: Eloísa está debajo de un almendro. Son obras de Miguel Mihura: Tres sombreros de copa.

El teatro existencial y del realismo social

Se sitúan tres autores que llevan al teatro las angustias de la condición humana, el compromiso, la denuncia ante la injusticia y la lucha por la libertad: Antonio Buero Vallejo, Alfonso Sastre y Antonio Gala.

Antonio Buero Vallejo

Todas sus piezas indagan sobre la condición humana. Su obra discurre por varias etapas: Historia de una escalera. Más tarde, en sus obras denuncia la miseria, la opresión, la explotación humana, la falta de libertad y el abuso de poder en obras como El concierto de San Ovidio, El tragaluz, Las meninas o La fundación.

El teatro de Alfonso Sastre

Se caracteriza principalmente por una actitud de denuncia social. Fundó un grupo de teatro experimental que llamó Arte Nuevo. Publicó diversos artículos en los que expuso su teoría del teatro como un arte social que serviría para agitar las diversas esferas de la vida española. Entre sus dramas destacan Escuadra hacia la muerte y La mordaza.

Antonio Gala

En esta época inicia también su andadura teatral, que enlaza con la comedia de salón y un teatro más existencial y simbolista. Entre sus obras destacan: Los verdes campos del edén, Noviembre y un poco de hierba, Anillos para una dama, Las cítaras colgadas de los árboles, ¿Por qué corres, Ulises?, El cementerio de los pájaros y Los bellos durmientes.

El teatro experimental y renovador

Hacia 1970 se produce una renovación teatral basada en el espectáculo, la escenografía y las técnicas audiovisuales. En esta etapa de renovación surgen los grupos de teatro Independientes.

Fernando Arrabal

Creó su llamado teatro pánico. Sus obras son: El cementerio de automóviles, Pic-nic y Róbame un billoncito.

El teatro desde 1975

Nos encontramos en estos años y en la actualidad con una gran diversidad de tendencias. Algunas tendencias son: Obras de técnica vanguardista. Obras de técnica y orientación realista, como ¡Ay, Carmela! de José Sanchís Sinisterra, Las bicicletas son para el verano, de Fernando Fernán Gómez, y Tú estás loco, Briones de Fermín Cabal. La comedia de costumbres, donde destaca José Luis Alonso de Santos con sus obras La estanquera de vallecas y Bajarse al moro.

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