Bien entrado el siglo XX, grandes novelistas del siglo XIX como Benito Pérez Galdós y Vicente Blasco Ibáñez, continuaron en la línea del naturalismo del siglo XIX. Otros escritores se alejan ya del realismo y se unen a las inquietudes modernistas. Rubén Darío renueva la prosa en los cuentos que escribió en Azul (1888), construyendo una prosa de arte. Ese mismo propósito se apreciará en Valle-Inclán y en los cuentos de Baroja.
Hemos de referirnos a varias novelas de 1902, reveladoras de una nueva sensibilidad. Por su novedad artística, La Voluntad de Azorín y Camino de Perfección de Baroja, representan una ruptura con la narrativa realista, manifestada en dos aspectos: la aparición del subjetivismo y una clara preocupación artística.
En las primeras décadas del siglo XX, el ensayo fue uno de los géneros más cultivados. Muchos escritores lo convirtieron en vehículo para la expresión de sus ideas. La España de finales del XIX era un país rural con una atrasada agricultura y falta de tecnología. La burguesía conservadora desempeñaba un papel dominante. Gobernaban los caciques dueños de tierra y de sus gentes. En las ciudades dominaba una burguesía de funcionarios y comerciantes.
Se unió el llamado Desastre del 98. La derrota militar frente a EEUU acabó con el antiguo imperio español. Se fue desarrollando el movimiento obrero y se produjeron las reivindicaciones regionalistas de Cataluña, País Vasco, etc. A finales del siglo XIX hubo un grupo de jóvenes que desde las páginas de revistas más progresistas compartieron su preocupación por la situación de España, su deseo de regeneración política y su atracción por Castilla.
La Generación del 98
Los escritores de la Generación del 98 se adentraban en la crítica de la realidad española. Se incluye en este grupo a Miguel de Unamuno, Azorín, Baroja y Ramiro de Maeztu. Las ideas iniciales se encuadran en movimientos revolucionarios, indicio de la crisis de la conciencia burguesa, primera generación de intelectuales que adoptó un izquierdismo radical y denunciaron la realidad española. Pero su campaña fue un fracaso. Los rasgos comunes están en las preocupaciones existenciales y religiosas. Son frecuentes los sentimientos de hastío, de vivir, o de angustia, ideas que se insertan dentro de cierto irracionalismo neorromántico por influjo de Nietzsche.
El tema de España se enfoca con tintes subjetivos proyectando las angustias personales. Rechazaron la política del momento y el espectáculo deprimente de la sociedad, el atraso y el estado de la conciencia del país y exaltaron una España eterna y espontánea, de ahí su interés por el paisaje. Les atrajo lo que Unamuno llamó la intrahistoria, la vida callada de millones de hombres sin historia.
Los autores del 98 contribuyeron decisivamente a la renovación literaria. Todos ellos se propusieron renovar la lengua literaria. El gusto por las palabras tradicionales, pusieron en circulación un enorme caudal léxico, llevado de su amor a lo castizo y a nuestras raíces culturales. Un rasgo general de su estética es el subjetivismo, que se manifiesta en el tono lírico y personal de sus páginas. El grupo del 98 configuró el ensayo moderno, haciéndolo apto para recoger el pensamiento, la visión lírica del paisaje, etc.
Autores Destacados de la Generación del 98
- Miguel de Unamuno: Dedicó su vida a transmitir sus inquietudes filosóficas y religiosas, tales como el sentido de la vida, de la muerte, Dios y la inmortalidad. Sus obras más conocidas son los ensayos, destacan El sentimiento trágico de la vida y La agonía del cristianismo. Desarrolla la preocupación por la muerte y la necesidad de creer en Dios y la certeza racional de que Dios no existe. Uno de los ensayos de tema histórico más destacado es Vida de Don Quijote y Sancho. Unamuno reflejó también los problemas existenciales en sus novelas o nivolas que llamaba así para destacar un género distinto. Son relatos breves en los que los personajes encarnan al propio autor, destaca Niebla. Interesan los conflictos íntimos de los personajes, monólogos y diálogos adquieren gran importancia.
- Azorín: Dedicó toda su vida al periodismo y la literatura. Entre sus obras más conocidas, Los pueblos, Castilla. También es autor de las novelas La voluntad y Antonio Azorín, todas ellas próximas al género del ensayo donde sobresale la melancolía. Toda su obra refleja las preocupaciones de la Generación del 98. Describe pueblos castellanos silenciosos, lugares que el autor ve con los ojos críticos del regeneracionista. Su estilo destaca por la palabra justa y la frase breve. En sus descripciones se observa una técnica miniaturista, cercana al impresionismo por la atención del detalle revelador, riqueza del vocabulario y búsqueda de palabras olvidadas.
- Baroja: Estudió medicina pero apenas ejerció como médico y dedicó su vida a la literatura. Fue el novelista más conocido de su época, poseía gran facilidad para contar historias y crear personajes, muchos de ellos seres inadaptados. Quiso reflejar en sus novelas la realidad de su época. Escribió casi una decena de libros y más de 70 novelas, las más importantes fueron El árbol de la ciencia. Los protagonistas se caracterizan por su inadaptación y Azorín el aventurero de acción y aventura. En su estilo predomina la naturalidad expresiva, el aire conversacional, el deseo de entretener al lector, predominio de la acción, multitud de personajes y abundancia del diálogo.
Juan Ramón Jiménez (Platero y yo, 1914) y Ramón María del Valle-Inclán son autores de la prosa modernista, caracterizada por una radical oposición al realismo.
Valle-Inclán se evade de la realidad y busca la belleza ideal. Lo más notable son las 4 novelas pertenecientes a las Sonatas donde se relatan las supuestas memorias del Marqués de Bradomín, un Don Juan feo, católico y sentimental, en un ambiente de misterio y leyenda. El esmerado lenguaje y el cuidado estilo convierten esta prosa en la más brillante del modernismo español. En su segunda época, Valle-Inclán se enfrenta a la realidad, la deforma, nace así el esperpento que se refleja en Tirano Banderas.
El Novecentismo o Generación del 14
Se denomina Novecentismo al movimiento cultural de la segunda década española del siglo XX. La fecha de 1914 se ha considerado como el final social y político del siglo XIX, por eso al Novecentismo se le ha denominado la Generación del 14. Los escritores novecentistas son profesionales. Los orígenes intelectuales explican sus características: racionalismo, defienden el rigor intelectual, el análisis objetivo y la claridad expositiva. Antirromanticismo: rechazan lo sentimental. Defensa del arte puro, se proporciona placer estético. Aristocratismo intelectual, los textos se dirigen a entendidos. Estilo cuidado. El carácter intelectual de los novecentistas explica que el género del ensayo tenga gran desarrollo. Los novelistas se reparten en dos líneas: los que continúan modos narrativos de etapas anteriores, como Concha Espina y los que procuran diversos intentos de renovación como Gabriel Miró, lo común a todos sería la superación de los patrones narrativos y estilísticos del realismo, aunque por diversos caminos.
Autores Destacados del Novecentismo
- Ortega y Gasset: Publicó en 1925 La deshumanización del arte, analiza las tendencias estéticas de la época, un arte puro, alejado de la realidad y de las emociones humanas. Ortega elimina los elementos sentimentales, pasa a lo imaginativo y lo intelectual y a los primores de la estructura.
- Ramón Gómez de la Serna: Escritor vanguardista, su obra es una perpetua ruptura con las convenciones, es una plena encarnación del espíritu y actitudes de vanguardia. Escribió biografías, comedias, novelas, practica el irracionalismo poético. Su aportación más relevante es la greguería, género que definió como humorismo + metáfora, enunciados breves formados por una metáfora que produce extrañeza. Las greguerías son filosóficas, humorísticas o líricas.
- Gabriel Miró: Su obra está compuesta por 22 libros, varias novelas y abundantes narraciones cortas. Destaca por su capacidad de captar sensaciones, luz y color, sonido y por su intenso sentido lírico. De sus primeras novelas destaca Las cerezas del cementerio (1910) y sus dos obras maestras, Nuestro padre San Daniel (1921) y El obispo leproso (1926). Aparece una mirada crítica y un ambiente estancado, la inocencia y las ansias se estrellan contra la intolerancia religiosa.
- Ramón Pérez de Ayala: Destaca por la novela intelectual que aporta novedades en la estructura y la técnica, El curandero de su honra (1926). El relato se bifurca en dos columnas, puede verse una curiosa utilización del punto de vista narrativo a lo que se llama novela intelectual.