Orígenes Etnolingüísticos Prerromanos
La división etnolingüística prerromana estaba formada por dos componentes principales:
Preindoeuropeo
Es la lengua autóctona más antigua. El único enclave que pervive hoy es el vasco. De las demás lenguas solo quedan restos en la toponimia.
Indoeuropeo
Es posterior e influye en las culturas nativas. Procede de las invasiones de los pueblos celtas aproximadamente 1000-900 a.C. Aproximadamente en 1000 a.C. la diversidad cultural se agranda y pueblos procedentes de Europa y del Mediterráneo oriental llegaron a la Península Ibérica en busca de tierras para cultivar o metales para comerciar. Estos pueblos son:
- Celtas: Inmigraron durante siglos hacia el centro y oeste de la península.
- Fenicios y griegos: Establecieron en la costa pequeños enclaves comerciales. Los fenicios hacia el año 1100 a.C. fundaron Gadir (Cádiz), Medina Sidonia y Malaka (Málaga). Los griegos ocuparon el espacio mercantil de los fenicios, y su huella fue profunda en el área catalana costera.
- Cartaginenses: Es el pueblo heredero de los fenicios de Cartago (Túnez), los cuales desplazaron a los griegos.
A partir del siglo V a.C., se constaba la presencia de los iberos (cuya cultura ocupó todo el litoral levantino hasta Almería, a estos se debe el nombre de Iberia) y los tartessos o turdetanos, que se establecieron en la Baja Andalucía y el sur de Portugal. De origen desconocido, el reino de Tartessos se extendió y alcanzaron gran fama sus minas de oro y plata.
La Romanización de la Península Ibérica
La romanización es un proceso que se inicia en 218 a.C., cuando las tropas romanas desembarcaron en el nordeste peninsular. Posteriormente se trasladan hacia el sur, y en 106 a.C. conquistan Gadir (Cádiz). La colonización y asentamiento duró aproximadamente dos siglos. La romanización se produjo en tres fases:
- Nordeste peninsular y sur: Fue la romanización más intensa y culta.
- Zona central: El proceso fue más lento y menos intenso.
- La cornisa cantábrica: Fue conquistada a finales del siglo I a.C.
El latín se impuso sobre las lenguas prerromanas tras un periodo de bilingüismo. Se extendió primero entre las clases cultas, después se generaliza su uso entre toda la población. El apoyo del cristianismo fue relevante para la latinización de las provincias.
Tras la caída del Imperio Romano el latín comenzó a evolucionar rápidamente y de forma diversa según la región. En la península se formaron dos focos lingüísticos principales: el sur (más culto, origen del posterior mozárabe) y el norte.
Entre los siglos V y VIII, la mayor parte de la Península quedó sometida al gobierno de la monarquía visigótica. El latín continuó siendo la lengua de cultura y el influjo visigodo se reduce a préstamos léxicos (guisar, guardar, abolengo…) y a la introducción de los sufijos –ez, -oz de algunos apellidos (Rodríguez, Muñoz…).
La invasión islámica en 711 tuvo importantes repercusiones lingüísticas, el resultado fue un significativo número de préstamos léxicos y fraseológicos, pero solo se conservan la preposición (hasta) y el sufijo –í (iraní).
Desarrollo del Castellano
El uso del castellano no se produce hasta los siglos IX y X. En algunos documentos escritos en latín aparecen anotadas en los márgenes, palabras o frases que traducen los textos al nuevo idioma, a esto se le llaman glosas.
Durante el Siglo de Oro, el idioma alcanza la categoría de la lengua clásica y sirve de cauce de expresión a autores.
En el siglo XVIII la recién fundada Real Academia inicia el proceso de fijación definitiva del idioma.
El concepto de lengua implica un uso homogéneo del sistema lingüístico por parte de una comunidad de hablantes que debe de estar diferenciada de otros y debe existir una tradición literaria reconocida.
En España coexistían con el castellano o español, cuatro lenguas cooficiales. El vasco de origen prerromano y las otras cuatro son lenguas romances (catalán, valenciano, gallego y el castellano). Cada una de estas lenguas tiene diferentes hablas según la zona geográfica donde se emplee.
Dialecto es un sistema lingüístico de menor homogeneidad que no se diferencia de otros sistemas y que no suele ser empleado para uso literario. En su lugar se usan las denominadas hablas o modalidades.
Los hablantes de las distintas modalidades de una lengua pueden entenderse perfectamente.
El español, en su origen llamado castellano, se implanta en nuestra comunidad conforme avanza la reconquista. Desde la batalla de Covadonga y hasta 1492 se produce la implantación del castellano y desaparecen las diversas lenguas existentes: el bable, la fabla aragonesa, el mozárabe y la lengua árabe hablada por los andalusíes.
La reconquista llega a Andalucía en 1212 hasta que en 1492 la Alhambra cae en poder de los Reyes Católicos. A partir de ese momento, comienza a configurarse el andaluz como modalidad específica del castellano.
El Andaluz: Una Modalidad del Castellano
La modalidad andaluza presenta dos características principales:
- Numerosos matices articulatorios (depende de la zona donde esté).
- Diferencia entre la zona oriental y occidental.
El fenómeno más característico es el desdoblamiento de timbre que afecta a los cinco fonemas vocálicos.
El sistema gramatical del andaluz es el mismo que el del español, aunque pueden señalarse algunas variedades:
- Uso peculiar del pronombre en la segunda persona del plural: «Vosotros os vais» está bien sustituido por «ustedes os vais» o bien en la forma más vulgar por «ustedes se vais».
- Conservación en el habla rústica o vulgar de ciertos arcaísmos morfológicos: «Trujo» por «trajo», «habemos» por «hemos».
Tiene unas ciertas peculiaridades:
- Preferencias léxicas: Hermanico.
- Préstamos que ha recibido el andaluz y que no se han generalizado en el español: Alcancía por hucha.
- Creaciones espontáneas que se manifiestan en la incorporación de algunas palabras jergales o en ciertos cambios de significado. También es destacable la riqueza de sinónimos que su significado dependen casi siempre del contexto.
Fenómenos Fonéticos Innovadores
- Ceceo / Seseo: Consiste en la neutralización. A finales del siglo XV y durante los siglos XVI y XVII se contaba con cuatro fonemas sibilantes, mientras que en Castilla se redujeron en dos y en Andalucía se produjo una doble variante los cuatros fonemas formaron uno solo.
- Yeísmo: Es considerado un rasgo típicamente andaluz, aunque también afecta a toda España.
- /s/ andaluza: Tres son las variedades de pronunciación: Alveolar (semejante a la castellana), coronal plana (Habitual en la comarca cordobesa) y predorsal convexa (en zonas más occidentales). Las dos últimas son las eses típicas andaluzas. El llamado jejeo es muy poco prestigioso.
- Tendencia a la aspiración de las consonantes implosivas: consiste en aspirar todas las consonantes finales de sílabas, especialmente la s.
Fenómenos Fonéticos Arcaizantes
- Aspiración de la h- inicial procedente de f- latina: Jiguera en lugar de higuera.
- Aspiración de las consonantes velar j, que se pronuncia como una h aspirada: La j de jaca se pronuncia igual que la h de higuera.
- Igualación de las consonantes l y r a final de sílaba: Salten por sartén.
- Caída de sonidos finales: Bondá por bondad.