Evolución de la Poesía Española y Latinoamericana: Mediados del Siglo XX hasta Actualidad

La Lírica Española y Latinoamericana en la Segunda Mitad del Siglo XX

1. Las Corrientes de Pensamiento

En la segunda mitad del siglo XX, el marxismo y la escuela de Frankfurt siguieron inspirando el pensamiento de muchos escritores. El existencialismo incorpora a Jean-Paul Sartre y Albert Camus a su nómina de pensadores que reflexionan acerca del absurdo de la existencia y el fracaso del humanismo. A principios de los 80, irrumpió en el ámbito de la filosofía el pensamiento posmoderno (Vattimo y Lyotard), que pone en cuestión el proyecto racionalista de progreso. En las últimas décadas destacan el movimiento feminista, ecologista y de liberación sexual. Se impone como método de investigación el estructuralismo.

2. Miguel Hernández

Por edad pertenece a la generación del 36, pero su obra está estrechamente unida a la generación del 27. El primer libro que publicó, Perito en lunas (1933), representa su etapa de juventud y aprendizaje, con influencia de Góngora, Bécquer, Darío, Gabriel Miró y Juan Ramón Jiménez. El silbo vulnerado representa su paso a la plenitud, en la que el poeta encuentra su voz enraizada con un fuerte sentimiento de la naturaleza. Con El rayo que no cesa (1936) alcanza su madurez. Destacan en él los sonetos y la Elegía a Ramón Sijé —en tercetos encadenados—, que se considera una de las mejores elegías de nuestra lengua. En este libro encontramos los tres grandes temas de su poesía: la vida, el amor y la muerte. En ella es visible el influjo de San Juan de la Cruz, Quevedo y el surrealismo. El lenguaje neorromántico, intimista y aparentemente sencillo remite al mundo de la naturaleza en su más pura elementalidad. Viento del pueblo (1937), subtitulado Poesía en la guerra, en el que el amor a España y el sentimiento de solidaridad con los humildes le lleva a defenderlos con su voz. Por lo que domina la expresión directa e inmediata del sufrimiento, la angustia ante el odio, la violencia y el salvajismo de los campos de batalla. Su última obra, Cancionero y romancero de ausencias, publicada posteriormente, recoge los poemas que escribió entre 1938 y 1939, en ellos se hermana con la plenitud del cosmos mediante una dicción directa y transparente. Todo un mundo de ausencias se abate sobre los tristes versos del libro, es célebre las Nanas de la cebolla.

3. La Generación del 36

Con este nombre se conoce a un grupo de poetas entre los que destacan Luis Rosales, Juan Gil-Albert y Leopoldo Panero. En 1935 Luis Rosales publica Abril, en el que reivindica una nueva actitud ante la poesía y la vida; la palabra, despojada de cualquier ornato, cobra mayor importancia que la imagen poética vanguardista. Reivindican lo humano por encima de lo ideológico, de ahí el tratamiento de temas íntimos y religiosos. En la Guerra Civil unos se adhieren al bando republicano y otros al nacional, por lo que se produce una escisión en dos tendencias poéticas opuestas: la de la poesía arraigada y la de la poesía desarraigada.

3.1. Poetas en el Exilio

  • Juan Gil-Albert: Supo aunar la belleza de su poesía reflexiva, serena y a la vez vitalista con el compromiso cívico-moral en defensa de la República. Destaca Candente horror (1936) y Fuentes de la constancia (1972).
  • Germán Bleiberg: El cantar de la noche (1935) y Primavera mutua (1948).

4. La Poesía en los Años 40

4.1. La Poesía Arraigada

Mediados la década de los 40, un grupo de poetas sufre un desencanto político que hace que se distancien de la cultura oficial. Exaltan la poesía del siglo XVI a través de revistas como Escorial y Garcilaso, defienden una poesía pura denominada garcilasista, con predominio de la forma clásica y el soneto, y evasiva en los temas de la realidad circundante. El poeta más importante de la poesía arraigada es Luis Rosales. Con La casa encendida vuelca en un extenso poema narrativo la experiencia de la vida diaria, con un lenguaje transparente y un léxico conversacional que no excluye algunas imágenes surrealistas. Leopoldo Panero trata el tema de la tierra, la familia y de la religión. La estancia vacía (1944). Dionisio Ridruejo trata temas cotidianos y se centra al final de su obra en aspectos biográficos. Sonetos a la piedra (1943) y Elegías (1948). Luis Felipe Vivanco: Continuación de la vida (1948). José García Nieto fue partidario de la nueva juventud creadora en torno a la revista Garcilaso. Tú y yo sobre la tierra (1944). Circunstancia de la muerte (1963).

4.2. La Poesía Desarraigada

Representada por aquellos poetas que se sienten muy lejos de toda armonía y serenidad e inician una protesta existencial y social. Surge en 1944 cuando Dámaso Alonso publica Hijos de la ira y Vicente Aleixandre Sombra del paraíso. Ese año surge en León la revista Españada. En esta poesía destaca el verso libre, la expresión airada, una decidida rehumanización de la poesía y el rechazo del garcilasismo con un lenguaje realista, cercano a la prosa, y solidaria con el pueblo silenciado, oposición al formalismo, el desarraigo existencial y el interés del mundo circundante. Destacan Victoriano Crémer, Eugenio de Nora, José Luis Hidalgo, Ramón de Garciasol, Carlos Bousoño, José María Valverde, Rafael Morales, Leopoldo de Luis, Ángela Figuera.

5. El Postismo y el Grupo Cántico

Ambas tendencias aparecen en los años 40 al margen de la poesía realista como oficialista. En la revista Postismo los poetas Carlos Edmundo de Ory, Eduardo Chicharro y Silvano Sernesi reivindican la vigencia y la universalidad de las poéticas vanguardistas, sobre todo del surrealismo. El más importante de los poetas postistas es Carlos Edmundo de Ory. Alrededor de la revista cordobesa Cántico se agrupan un conjunto de poetas como Pablo García Baena, Ricardo Molina y Juan Bernier que pretendían restablecer los lazos con la generación del 27. Se caracterizan por el culturalismo, el refinamiento formal, el léxico seleccionado y preciso, el barroquismo expresivo, el gusto por lo sensual y la temática hedonista.

6. La Poesía Social

Una nueva promoción de poetas concibe la poesía como comunicación, como instrumento al servicio de un compromiso ético-político de izquierda, ponen el acento en la denuncia de la realidad histórico-social con un lenguaje sobrio para llegar a la inmensa mayoría. Recibe el nombre de realismo social y en ella podemos distinguir dos grupos: el de los poetas de los 40: Gabriel Celaya, Blas de Otero y José Hierro; y el grupo del medio siglo.

6.1. Gabriel Celaya

Sus primeras obras tienen un perfil más personal con las que se encarga con la realidad histórica española de la posguerra Las cosas como son (1949). Su compromiso político, su propósito de denuncia de la injusticia y de la falta de libertad se plasman en los años siguientes. Paz y concierto (1953), Cantos iberos (1955), en ellos confía en la eficacia social del mensaje poético: “La poesía es un arma cargada de futuro”.

6.2. Blas de Otero

Sus primeras obras se inscriben en la corriente religiosa y existencial de la poesía de posguerra, la insatisfacción, la muerte, Dios, el amor son sus temas. Pero es en Ancia (1958) refundición de los libros anteriores donde muestra lo más elevado de la poesía desarraigada: “Un mundo como un árbol desgajado / una generación desarraigada / unos hombres sin más destino que apuntalar las ruinas”. Con Pido la paz y la palabra (1955) entra de lleno en los temas sociales y éticos, llevado por la ideología marxista asumida por el poeta. El hombre en su dimensión colectiva y España emergen como nuevos temas con un claro compromiso político-moral reflejado en un lenguaje sencillo de gran expresividad.

6.3. José Hierro

La insistencia en lo testimonial es la nota diferenciadora de José Hierro. Testimonial significa una aproximación personal a un tema decisivo para el hombre o la colectividad a partir de una experiencia íntima, algo anecdótico que despierta en la memoria del poeta determinados recuerdos, imágenes y asociaciones. Su lenguaje tiende a la objetividad, a la narración, al diálogo, al registro coloquial, a la palabra desnuda y a la expresión directa. Destacan Alegría (1947), Con las piedras, con el viento (1950), Quinta del 42 (1952), Cuanto sé de mí (1950).

7. La Generación del Medio Siglo

En los años 50 surge el segundo grupo de poetas sociales llamados generación del medio siglo o promoción poética de los 50. Sus referentes son Antonio Machado, Aleixandre, Neruda, César Vallejo. Distinguimos dos etapas: las de los años 50 y 60. Barcelona y Madrid son los núcleos más activos. Arte, política y ética se aúnan en la poesía social.

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