El Modernismo
A finales del siglo XIX, España atraviesa una época de convulsión política: el Sexenio Revolucionario, el reinado de Amadeo I de Saboya, la I República, la Restauración en la figura de Alfonso XII y el fin de siglo con la regencia de María Cristina y el reinado de Alfonso XIII. Esta inestabilidad trae consigo conflictos políticos, económicos y sociales, y un cambio en la visión del mundo que propicia nuevos movimientos artísticos y literarios.
En este contexto, irrumpe el **Modernismo**, un movimiento literario iberoamericano y español desarrollado a finales del siglo XIX y principios del XX, cuyo objetivo es crear obras que sean ejemplos de belleza suprema.
Este movimiento surgió en Hispanoamérica y sus orígenes son consecuencia de factores históricos, sociales y literarios. Por un lado, la crisis de finales del XIX provocó un rechazo de la realidad y de los valores morales tradicionales. Por otro lado, influyeron dos corrientes estéticas francesas: el **parnasianismo**, que defiende la noción de «el arte por el arte”, y el **simbolismo**, que analiza el mundo como un conjunto de símbolos misteriosos que el poeta debe descubrir.
El Modernismo se divide en dos etapas: la primera, con mayor influencia del parnasianismo, está delimitada por la publicación de *Azul…* (1888) y *Prosas profanas* (1896); y la segunda, más simbolista y atenta a la exploración del alma, acaba en 1914 con la Primera Guerra Mundial.
Los temas principales giran en torno a dos bloques: la literatura de los sentidos, que busca la perfección formal y sensitiva, y la literatura de la intimidad, que se centra en los sentimientos del autor. Aparecen temas como la crisis espiritual (soledad, angustia, hastío vital), la necesidad de evasión de la realidad (con escenarios exóticos y épocas lejanas), el modo de vida antiburgués, el amor (en su faceta idealista y carnal) y temas americanos, precolombinos.
El estilo modernista se basa en el esteticismo y exalta lo sensorial y musical con recursos literarios como la sintaxis impresionista, los símbolos (jardines, fuentes, cisnes…), las sinestesias, el ritmo, las aliteraciones y un léxico exótico, elevado, alejado de la lengua cotidiana. En la métrica, se asimilan estrofas y versos de Francia (como el dodecasílabo), se recuperan formas antiguas (como el alejandrino) y se logran grandes hallazgos (como la prosa poética o el verso libre).
La figura clave es el nicaragüense **Rubén Darío** (1867-1916), el poeta que mejor sintetizó las influencias de José Martí o Manuel Gutiérrez Nájera. Este autor no solo consiguió una obra paradigmática del estilo modernista, sino que también fue el principal difusor por Europa. En su producción, su libro *Azul…* (1888) es el modelo de modernismo más esteticista y sensorial. Se divide en tres partes: dos en prosa, formadas por cuentos breves, y una en verso, “El año lírico”, con temas como el amor sensual, la fuerza vital y la creación artística. *Prosas profanas* (1896) representa la plenitud formal más brillante; y *Cantos de vida y esperanza* (1905) con un simbolismo más profundo y nuevos temas, como la defensa de la cultura hispana, la naturaleza y el destino del ser humano. La mayoría de sus poemas manifiestan una profunda angustia en consonancia con los conflictos ideológicos de su tiempo. Dicho por él: «La poesía existirá siempre que haya un problema de vida o muerte».
El modernismo español tiene rasgos propios como una menor brillantez externa y un predominio del intimismo, menos parnasianismo y más simbolismo, unido a la huella de Bécquer. En los poetas españoles resalta **Manuel Machado**. Su poesía es sensual, mezcla distintos tonos y funde los rasgos modernistas con el sentir andaluz. Dos de sus obras son *Alma* (1901) y *Ars moriendi* (1921). Aunque lo más destacado fue en la lírica, no fue el único género cultivado: las *Sonatas* (1902-1905), de Ramón del Valle-Inclán, y *El rey trovador* (1911), de Eduardo Marquina, son ejemplos de novela y teatro modernistas.
Para terminar, hay tres autores españoles que, aunque al principio escribieron obras ligadas al modernismo, posteriormente desbordaron sus cauces: **Antonio Machado**, autor de *Soledades* (1903); **Juan Ramón Jiménez**, que escribió *Ninfeas* (1900), *Almas de violeta* (1900) y *Arias tristes* (1903); y **Valle-Inclán**, máximo representante de la prosa modernista en su primera época.
En conclusión, el modernismo supuso una brillante renovación literaria a nivel temático y estilístico, que deslumbró expresando su rechazo al sistema de vida burgués de una forma fundamentalmente estética.
La Generación del 98
A finales del siglo XIX, España atraviesa una época de convulsión política: el Sexenio Revolucionario, el reinado de Amadeo I de Saboya, la I República, la Restauración en la figura de Alfonso XII y el fin de siglo con la regencia de María Cristina y el reinado de Alfonso XIII. Esta inestabilidad trajo conflictos políticos, económicos y sociales, y un cambio en la visión del mundo que favorecen la aparición de movimientos artísticos y literarios, entre ellos la **Generación del 98**. La forman unos escritores e intelectuales preocupados por la regeneración del país, por la crisis, acentuada por la pérdida de las últimas colonias.
El tema principal de la Generación del 98 es la regeneración de España con soluciones prácticas como reformas económicas o educativas y recuperar sus valores espirituales como nación, encarnados por Castilla. Otros temas son el existencialismo (el sentido de la vida o enfrentamiento entre la fe y razón) y la influencia del paisaje en el carácter. El estilo es natural y sobrio con modelos clásicos como Jorge Manrique o Larra. Predominan la novela y el ensayo, idóneos para manifestar las inquietudes sociales e individuales. Los autores más relevantes son:
**José Martínez Ruiz**, conocido como “Azorín”, aborda temas como la descripción del paisaje y de los pueblos de España (Castilla), la preocupación por el paso del tiempo y el enfrentamiento entre la voluntad y la abulia. En sus novelas podemos destacar *La voluntad* (1902) y *Antonio Azorín* (1903) y algunos de sus ensayos son *El alma castellana* (1900) y *La ruta de don Quijote* (1905).
**Miguel de Unamuno** fue uno de los intelectuales más importantes. Su obra gira en la decadencia de España y el sentido agónico de la vida. Son relevantes sus “nivolas”, distingue sus novelas de las novelas realistas. Sus principales “nivolas” son *Niebla* (1914) y *San Manuel Bueno, mártir* (1930). De obra ensayística destaca *En torno al casticismo* (1895), que explora la intrahistoria (la vida silenciosa de hombres cuya labor es el avance de la nación) y *Del sentimiento trágico de la vida* (1913).
La obra de **Ramón María del Valle-Inclán** es original y difícil de clasificar. Cultivó todos los géneros, pero brilló en el teatro. Sus temas son el amor, la religión, muerte, el mundo rural, la violencia y la crítica sociopolítica de España. En su estilo usa un amplio registro lingüístico y nuevas metáforas y neologismos. Partió del modernismo de las *Sonatas*, (1902-1905); pasó por una transición donde escribió historias sobre escenarios rurales y violentos, como la trilogía *La guerra carlista* (1908-1909); y acabó creando el esperpento, cuya deformación grotesca de la realidad se reflejó en *Tirano Banderas* (1926) o la magistral obra dramática *Luces de bohemia* (1924).
**Pío Baroja** fue un escritor prolífico que se centró en la novela. Con una sencillez y naturalidad, llama la atención que muchas de sus obras se agrupen en trilogías que reflejan la evolución de los personajes. Sus temas principales son la importancia de la filosofía moderna, la actitud de resignación frente al sufrimiento (abulia), el escepticismo y la situación de España. En sus obras hay dos etapas. En la primera, más cercana a la Generación del 98, está la trilogía *La lucha por la vida*, y las novelas *El árbol de la ciencia* (1911), *Las inquietudes de Shanti Andía* (1911) o *Zalacaín el aventurero* (1908). En su segunda etapa hay un gusto por la novela histórica y destacan *Memorias de un hombre de acción* (1913-1935), con 22 volúmenes.
**Antonio Machado** es uno de los grandes poetas españoles. Sus características principales son la diversidad de sus influencias, la actitud crítica ante el problema de España y el simbolismo. Los temas principales son el paso del tiempo, el paisaje de Castilla, el amor y los sueños. Su estilo es depurado y usa una gran variedad métrica. Sus obras más relevantes son *Soledades, galerías y otros poemas* (1907), enmarcada en el modernismo intimista, y *Campos de Castilla* (1912), que representa la idea de la Generación del 98 y funde pensamientos amorosos y reflexiones sobre España.
En conclusión, la Generación del 98 la forman unos escritores que lograron reflejar en sus obras la preocupación por la regeneración de España y la búsqueda de su esencia, así como sus preocupaciones existenciales.
Los Movimientos de Vanguardia y el Novecentismo
En el primer tercio del siglo XX, España vivió una convulsión social y política: la modernización del país, el vaivén político, el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914, la crisis de 1917, que acaba con el golpe de Estado de 1923 y la siguiente dictadura de Primo de Rivera, que duró hasta 1930.
A principios del siglo, hay en Europa unos movimientos artísticos que se suceden con rapidez hasta los años treinta: las **vanguardias**. Se caracterizan por el afán de ruptura con la tradición estética previa, la búsqueda de nuevos temas y la experimentación expresiva. Algunas se centran en crear obras rompedoras en sus aspectos formales, pero otras expresan un compromiso social y político.
El **futurismo** reivindica un arte dinámico y vitalista que ensalza las máquinas, la civilización urbana y la velocidad. El **dadaísmo** se caracteriza por su rebeldía total y su rechazo al progreso burgués que condujo a la Primera Guerra Mundial. El **expresionismo** es una de las vanguardias de mayor difusión internacional y hace hincapié en la expresión de las emociones interiores, como la angustia, el miedo o la opresión. El **surrealismo** es el de mayor trascendencia y duración. Se basa en la liberación del hombre y sus impulsos y en la defensa de la autonomía del arte, independiente de razón y de moral. De origen francés, su gran influencia en España se ve en poetas del 27 como Alberti (*Sobre los ángeles*), Aleixandre (*Espadas como labios*) y Lorca (*Poeta en Nueva York*), pintores como Dalí y cineastas como Buñuel.
**Serna** fue un intelectual que ejerció una gran labor de divulgación de los ismos y creador de las greguerías, breves composiciones que unen humorismo y metáfora. Además del surrealismo, las vanguardias más importantes en España fueron el **ultraísmo** (Guillermo de la Torre) y el **creacionismo** (Gerardo Diego).
Por otro lado, el **Novecentismo** es el movimiento cultural de la segunda década del siglo XX, se opone a lo que se considera propio del siglo XIX. Sus autores son intelectuales liberales que quieren influir en la realidad española con propuestas reformistas. Por esto, transmiten sus inquietudes en revistas como *Europa* o *Revista de Occidente*, participan en la vida política e intentan modernizar las ciencias (Ramón y Cajal) y las humanidades (Menéndez Pidal). Desde principios del siglo XX, se intentó hacer hincapié en la alfabetización femenina a la vez que la mujer irrumpe en el ámbito intelectual y la vida pública, como María de Maeztu o Clara Campoamor, entre otras.
De entre los rasgos generales del movimiento sobresale su intelectualismo y su europeísmo, los novecentistas quieren modernizar y vincular el país a la cultura europea. En su concepto de arte, usan un estilo muy cuidado y defienden un nuevo arte puro: la obra literaria se limita a proporcionar placer estético y no ser vehículo de emociones o preocupaciones religiosas, políticas, sociales… Ortega y Gasset dice al respecto: “El poeta empieza donde el hombre acaba”.
En los géneros cultivados, el ensayo fue esencial. Destaca **José Ortega y Gasset**, cuyos escritos, que abordan reflexiones políticas y literarias, tienen un acento europeizante y defienden un arte nuevo y minoritario. Algunas de las obras más relevantes son *España invertebrada*, *La deshumanización del arte* y *La rebelión de las masas*. La novela se caracteriza por su lirismo e intelectualismo. Destacan **Gabriel Miró** (*Nuestro padre San Daniel*) y **Ramón Pérez de Ayala** (*Troteras y danzaderas*). También **Zenobia Camprubí**, con gran importancia literaria en sus diarios, siendo con Rosa Chacel, la única mujer que dejó un diario de la vida y literatura de mitad del siglo XX.
Aparte, **Juan Ramón Jiménez**, poeta novecentista por excelencia y ganador del Nobel de Literatura en 1956, desarrolló una obra poética que aspiraba a la perfección y se basaba en un trabajo intelectual de gran hermetismo y complejidad. Su creación fue una búsqueda de la poesía desnuda, esencial. Se distinguen cuatro etapas en su obra: hasta 1908 es becqueriana, sencilla (*Arias tristes*); hasta 1915 modernista, sensorial (*La soledad sonora*); hasta 1936 poesía pura, sin adornos (*Diario de un poeta recién casado*); y desde 1936 hasta su muerte cultiva una lírica difícil y profunda (*Dios deseado y deseante*).
En conclusión, los intelectuales y poetas del novecentismo y de los movimientos de vanguardia forman un panorama artístico inédito y renovador en España en las primeras décadas del siglo XX, cuya influencia será relevante en los autores de la Generación del 27.
La Generación del 27
El 14 de abril de 1931, al caer la monarquía, en España se proclama la Segunda República. Manuel Azaña, el primer presidente, impulsa unas reformas para promover la transformación social y económica del país que son criticadas por sectores sociales. El 18 de julio de 1936, unos militares se sublevan contra el gobierno, dando lugar a una guerra civil de tres años que acaba con la dictadura de Franco, que durará hasta 1975.
En estos años de tensión, surge la **Generación del 27**, unos poetas unidos por lazos de amistad que quieren renovar la poesía mezclando tradición y vanguardia. Estos se reúnen por primera vez en 1927 en la conmemoración del tercer centenario de la muerte de Góngora y desarrollan actividades en la Residencia de Estudiantes, y colaboran en la publicación de poemas en revistas. Gerardo Diego recopiló varios en la antología *Poesía española*.
Cada poeta tiene su estilo personal, pero todos comparten la influencia de las vanguardias, en especial el surrealismo, y de la tradición literaria española popular y culta (Garcilaso, Quevedo, Bécquer…). Por ello, recuperan moldes como el romance y el soneto y desarrollan el verso libre. Por otra parte, cultivan la imagen y la metáfora y admiran a Góngora como creador de un lenguaje personal y único. Los temas son la modernidad, representada por la gran ciudad opuesta a la naturaleza; el amor, de distintas maneras; el compromiso político y social, tras el estallido de la guerra; y el exilio y el desarraigo, al acabar la contienda.
Fue una generación marcada por la Guerra Civil y el posterior exilio de la mayoría de sus integrantes. Por ello, en su producción hay tres etapas. La primera (hasta 1927) influenciada por las vanguardias y por Juan Ramón Jiménez y Góngora. La segunda (desde 1927 hasta la Guerra Civil) se produce una rehumanización del arte por el surrealismo. Por último, por la guerra se refleja la política y la lucha. Al acabar el conflicto, el grupo se dispersa y cada poeta sigue un rumbo poético y personal distinto. Algunas de las características más relevantes:
**Pedro Salinas** fue el gran poeta del amor con *La voz a ti debida* (1933) y *Razón de amor* (1936). En estas, el “yo” poético busca la esencia de la amada y el amor es una fuerza poderosa que da plenitud y sentido a la vida.
**Federico García Lorca**, con una gran obra poética y teatral, es el representante principal de la generación y el escritor español más reconocido a nivel internacional. Creaba grandes metáforas, sus temas principales son la nostalgia de la infancia, la pena, la muerte, el destino del hombre y la deshumanización. En su obra lírica, destacan *Poema del cante jondo* (1921), *Romancero gitano* (1928) y *Poeta en Nueva York* (1930); en su teatro, las tragedias sobre el conflicto entre la realidad y el deseo y el amor trágico: *Bodas de sangre* (1933), *Yerma* (1934) y *La casa de Bernarda Alba* (1936).
**Vicente Aleixandre**, premio Nobel de Literatura en 1977, es el más influenciado por el surrealismo y utiliza el verso libre y la metáfora visionaria. Destaca *Sombra del paraíso* (1944) e *Historia del corazón* (1954).
**Rafael Alberti** tiene diferentes etapas con variedad de temas y estilos, es el mayor representante de la fusión entre tradición y modernidad, con obras como *Marinero en tierra* (1925) o *Sobre los ángeles* (1929).
**Luis Cernuda**, cuya obra lírica completa se recoge en *La realidad y el deseo*, en su poesía está la contradicción entre los anhelos personales y la realidad con temas como la soledad, el deseo de belleza y el amor.
Como epígono de la generación, tenemos a **Miguel Hernández**, poeta comprometido. Fue autodidacta y considerado el puente entre la Generación del 27 y la del 36. Destaca por sus metáforas y tono apasionado, llevando a la perfección la mezcla de tradición y vanguardia. Sus obras más destacadas son *Perito en lunas* (1933), *El rayo que no cesa* (1936), *Viento del pueblo* (1937) y *Cancionero y romancero de ausencias* (1938-41).
Algunas de las escritoras que pertenecen a la generación, conocidas como “Las sinsombrero” son Josefina de la Torre, con *Versos y estampas*, Ernestina de Champourcín con *En silencio* o Concha Méndez con *Inquietudes*. Asimismo, forman también parte de esta generación Gerardo Diego, Jorge Guillén, y Dámaso Alonso, aunque también es relevante la obra de Emilio Prados y Manuel Altolaguirre.
En conclusión, la Generación del 27 forma sin duda una de las cimas más altas de la poesía española y la influencia de su legado ha sido constante en autores y obras posteriores. Todos ellos conforman la Edad de Plata de la cultura española.