1. Marco Histórico y Cultural
El siglo XVIII se conoce como el Siglo de la Ilustración porque se pretendió ilustrar a la población acerca de los nuevos conocimientos científicos y filosóficos.
Aspectos Políticos
Tras la muerte sin descendencia del rey Carlos II, el trono fue ocupado por los Borbones, reformistas franceses partidarios del despotismo ilustrado. Don Felipe, duque de Anjou y nieto de Luis XIV de Francia, fue proclamado rey de España como Felipe V.
Esto desató la Guerra de Sucesión entre los partidarios del nuevo monarca y los de Carlos, archiduque de Austria. El rey abdicó en su hijo Luis I, pero la prematura muerte de este inició el segundo reinado de Felipe V.
Fernando VI mantuvo la neutralidad exterior. Carlos III llevó a la práctica medidas reformadoras, expulsó a los jesuitas y ordenó la disolución de la Compañía de Jesús.
La Revolución Francesa despertó el temor del nuevo rey, Carlos IV. Su primer ministro, el conde de Floridablanca, reforzó la censura ante las nuevas ideas y consintió una mayor actividad de la Inquisición. Con Manuel Godoy se produjo un acercamiento a Francia. La destitución de Godoy y los inicios de la desamortización marcaron un cambio político y económico.
Aspectos Socioeconómicos
En el siglo XVIII hubo un auge de la agricultura, acompañado del incremento de la población. En las ciudades se consolidaron núcleos burgueses dedicados al comercio, cuyos intereses eran incrementar la producción y la liberación comercial.
No se registraron grandes cambios en las estructuras agrarias, y las rentas que se derivaban de la venta de productos se reinvirtieron en la compra de propiedades territoriales.
Aspectos Socioculturales
En esta etapa, la mayoría de la población era analfabeta. Además, la universidad se hallaba alejada de las nuevas corrientes científicas.
Algunos pensadores defendían que la metafísica y la teología debían ceder paso a la ciencia. Se reunían en tertulias y proclamaban la razón como fundamento de la ciencia, la experiencia como método y la utilidad como finalidad.
Los novatores fueron los precursores de la Ilustración en España.
El periodismo tenía una difusión reducida y se centraba en la crítica social, de costumbres, literaria y política. Se crearon academias, museos y otras instituciones.
Tendencias Literarias del Siglo XVIII
Primera Mitad del Siglo
En la primera mitad del siglo XVIII, los escritores continuaron con los modelos barrocos tanto en la poesía como en el teatro y la prosa.
Se produjo un notable auge del ensayo, que sirvió de vehículo de expresión de las ideas ilustradas. Surgió la figura de Benito Jerónimo Feijoo.
En 1737 se publica la Poética, de Ignacio de Luzán, quien plantea la necesidad de una poesía más clara y más útil.
Segunda Mitad del Siglo
Como reacción contra los excesos barrocos, en la segunda mitad de la centuria surgió el Neoclasicismo, que proponía básicamente la austeridad y la limitación de la fantasía creadora a modelos preestablecidos.
Las líneas definitorias de esta corriente son las siguientes:
- El concepto de buen gusto.
- La sujeción a reglas que procuren equilibrio, sencillez y simetría.
- La utilidad: el arte debía aunar lo agradable y lo útil.
En esta tendencia artística se incluyen la poesía filosófica y la poesía didáctica, así como la comedia y la tragedia neoclásica.
En las postrimerías del siglo XVIII se observa una literatura cargada de un fuerte sentimentalismo, que hace hincapié en lo melancólico y prefiere los temas nocturnos y fúnebres, por lo que algunos críticos lo han denominado Prerromanticismo.
2. La Poesía en el Siglo XVIII
La Poesía Posbarroca
En la primera mitad del siglo XVIII, se imitaba a los grandes poetas barrocos del siglo XVII, usando los mismos metros y abordando temas similares. Entre sus representantes cabe citar a Gabriel Álvarez de Toledo y Eugenio Gerardo Lobo.
Poesía Neoclásica
La poesía denominada neoclásica terminó imponiéndose a la barroca. En ella coexisten varias tendencias, que incluso a veces son cultivadas por el mismo poeta.
- Poesía Rococó: Poesía de tono menor con un léxico cortesano y refinado, cuyas composiciones características son las anacreónticas. Sus temas son la belleza y el amor en un escenario bucólico.
- Poesía Filosófica: Jovellanos insta a los poetas a abandonar los temas amorosos y comprometerse con una poesía útil, abordar temas al servicio de la humanidad y el progreso.
- Poesía Didáctica: Se desarrolla por medio de la fábula.
- Poesía Sentimental: Se acentúan los desahogos emocionales cargados de desesperación y pesimismo, con algunas notas tétricas.
3. El Teatro en el Siglo XVIII
En la primera mitad del siglo XVIII, continuó la producción de obras barrocas, entre las que eran muy populares las comedias de enredo, de figurón y de magia.
A mediados de la centuria se observan ya síntomas de cambio hacia un teatro neoclásico. Las nuevas propuestas fueron fríamente acogidas por el público y solo alcanzaron éxito en el XIX.
Se desarrolló un teatro costumbrista, los sainetes, piezas breves que presentaban tipos y costumbres populares del siglo XVIII. Destacó Ramón de la Cruz con obras como El Manolo.
El Teatro Neoclásico
Se apoya en la claridad, la sobriedad y la naturalidad, y tiene como objetivo la imitación de acciones humanas.
En aras de la verosimilitud, este teatro respeta la regla de las tres unidades y atiende al decoro. Este implica la adecuación a la realidad y las convenciones morales, el respeto por la verdad histórica, la condición social de los personajes y la atención al vestuario. El número de personajes no debía exceder a los ocho o diez.
La Tragedia Neoclásica
Escrita en verso y cuyos personajes eran nobles o reyes del pasado, tenía una finalidad didáctica: debía servir de ejemplo y escarmiento a todos.
La Comedia Neoclásica
Escrita en prosa o verso, plasma hechos protagonizados por personajes comunes por medio de los cuales se ridiculizan los vicios y errores de la sociedad. Al final se recompensan la verdad y la virtud, en aras de la razón y el buen sentido.
La Comedia Sentimental
Se distingue por la exaltación de nuevas virtudes cívicas como la sensibilidad, la humanidad, la laboriosidad y la honradez.
Leandro Fernández de Moratín
Es autor de tres comedias en verso: El viejo y la niña, El barón y La mojigata, y dos en prosa: La comedia nueva o el café y El sí de las niñas.
Mientras La comedia nueva o el café aborda los excesos del teatro barroco de la época, las otras cuatro piezas tratan de la libertad de elección en el matrimonio y la convivencia de edades similares entre los cónyuges. En todas es notorio el afán didáctico.
El sí de las niñas
La obra, que combina elementos cómicos y sentimentales, reúne los temas favoritos del autor: el matrimonio desigual, la oposición de padres insensatos sobre sus hijos, la autoridad paterna mal ejercida, la mala educación de los jóvenes de clase alta… En ella se brinda el modelo de una organización social y una actitud basada en la razón.
El sí de las niñas se ajusta a las normas neoclásicas. Además de su clara finalidad didáctica, respeta las tres unidades dramáticas.
- Sobresale la caracterización de personajes.
- La prosa empleada por Moratín es natural y sencilla, y en los diálogos prima la agilidad.
- Los momentos serios y sentimentales no llegan a la exageración, y los cómicos no caen en lo chabacano.
- Tanto esta obra como La mojigata fueron prohibidas por la Inquisición en 1815.
4. El Ensayo en el Siglo XVIII
El ensayo es un texto de carácter reflexivo en el que se manifiesta una opinión sobre algún aspecto de la realidad.
Se consideran creadores de este género al francés Michel de Montaigne y al inglés Francis Bacon.
Los Escritos de Feijoo
Feijoo es autor del Teatro crítico universal y de las Cartas eruditas y curiosas. La finalidad de los escritos del padre Feijoo es combatir los errores científicos o populares para lograr la modernización de la mentalidad española.
Las obras de Feijoo abordan temas variados: economía, filosofía, política, medicina e ideas religiosas, etc. Como sus textos no se destinan a especialistas sino a un amplio público de lectores, se exponen con un estilo familiar, cercano, que a veces incluye el humor.
Feijoo mantuvo una actitud constante de someter a crítica toda la cultura recibida, negar la validez del principio de autoridad y proponer el método experimental cuando fuera posible. Por ello, sus escritos tuvieron muchos detractores, e incluso llegó a ser acusado ante la Inquisición.
Cadalso y las Cartas Marruecas
La obra más destacada de Cadalso, Cartas marruecas, constituye un ensayo sobre España. El autor utiliza una forma epistolar para ofrecer tres visiones de la realidad: la del español Nuño, que juzga su patria desde dentro; la del joven marroquí Gazel, que viaja por España y representa al extranjero curioso interesado por la explicación de lo que se ve, y la del sabio anciano marroquí Ben Beley, que enjuicia desde ideas universales los datos aportados.
La visión de España que ofrece la obra coincide con la de los ilustrados: grandeza en la época de los Reyes Católicos y el siglo XVI, y posterior decadencia. Cadalso presenta una actitud crítica, pero en su obra no propone demasiadas soluciones para los problemas expuestos.
Los Discursos de Jovellanos
Jovellanos es la figura más representativa de la Ilustración española. Dirigió sus escritos a las autoridades, con la finalidad de que se produjeran reformas que él consideraba importantes para el desarrollo del país, siempre guiadas por el principio supremo de la razón.
Sus obras abordan temas políticos, jurídicos, sociales, económicos y educativos. Entre ellas cabe mencionar el Informe sobre la Ley Agraria.