Demian de Hermann Hesse: Un Viaje de Autodescubrimiento

Demian: Un Viaje de Autodescubrimiento

Capítulo I: Los Dos Mundos

La voz narrativa de esta novela, en primera persona, corresponde a Emil Sinclair, su protagonista. Comienza por describir los dos mundos que han marcado su vida, los cuales se caracterizan por ser sumamente divergentes: por un lado, su ambiente familiar, en el cual resaltan las figuras de sus padres, hermanos y amigos, descritos como seres circunscritos en la esfera del bien; por otro lado, el mundo exterior al núcleo familiar, conformado por personas que solo buscarían su propio bienestar, encontrándose en el ámbito del mal.

Capítulo II: Caín

El segundo capítulo comienza con el ingreso de un nuevo compañero de clases al colegio donde asiste Emil. Se trata de Max Demian, un joven que desde el inicio es descrito como una persona bastante madura e inteligente, que ha desarrollado y mantiene su propia visión sobre el bien y el mal. Demian interpreta a su manera la historia bíblica de Caín y Abel, invirtiendo las posiciones concebidas comúnmente, y tildando a Abel de malo y a Caín de bueno. Asimismo, se narra cómo Demian intercedió para acabar con la influencia negativa de Kromer.

Capítulo III: El Mal Ladrón

Este capítulo sirve de escenario a otra exposición controversial por parte de Demian sobre otra historia bíblica: la del ladrón bueno y el ladrón malo, que el cristianismo coloca como acompañantes de la crucifixión de Jesucristo. En este sentido, Demian aprovecha para comentarle a Emil que, de acuerdo con su opinión, en realidad el mal ladrón era el mejor de todos, pues al no cambiar su posición inicial, demostraba fortaleza de carácter, mientras que el ladrón bueno, al arrepentirse, revelaba debilidad. Es en este capítulo donde Demian también expresa que el mundo está dividido en buenos y malos, y siempre se tiende a rechazar una mitad, en vez de buscar o crear una deidad que incluyera tanto el bien como el mal en sí, terminando con la necesidad de dividir la humanidad.

Capítulo IV: Beatrice

De improviso, los padres de Emil deciden enviarlo fuera de la ciudad, inscribiéndolo en un internado. Sin embargo, al contrario de lo que pensaban, el cambio procuró aspectos negativos en el muchacho, quien comenzó a tener malas calificaciones, convirtiéndose además en un asiduo visitante de las tabernas, en las cuales se emborrachaba, poniendo en peligro también su puesto en la escuela. No obstante, el destino lo llevaría a conocer a una linda muchacha, de quien se enamoró, y en ignorancia de su nombre, decidió llamarla Beatrice, como la inspiración del protagonista de La Divina Comedia.

Este amor inspiraría los mejores sentimientos en Emil, quien abandonó los vicios y se entregó a procurar el bien. Obsesionado con la imagen de esta muchacha, Emil decidió pintarla, sin lograr precisar el rostro que amaba. Por el contrario, se dio cuenta de que su dibujo más bien se parecía a su amigo Max, aunque desde algunos ángulos le parecía también verse a sí mismo. Finalmente, concluyó que probablemente su dibujo expresaba cómo sería su amigo, cómo luciría su amada y cómo sería él en el futuro.

Después de dormir un rato, encontró que la lluvia entraba por la ventana de su habitación. Al cerrarla, reparó también en que el agua había dañado su dibujo, el cual se había convertido en un rostro bastante parecido a su amigo Max. Impresionado por las semejanzas entre el sueño que había tenido y la suerte que había vivido su dibujo, decidió dibujar el pájaro o ave del sueño, y se lo enviara a Max.

Capítulo V: El Pájaro Rompe el Cascarón

Para sorpresa de Emil, Max respondió a su dibujo con una carta, en la cual le contaba que el pájaro que le había enviado subía hacia el nuevo Dios, que llevaba por nombre Abraxas. Sorprendentemente, mientras pensaba en esta extraña respuesta, durante su clase de Filosofía, su profesor nombró a Abraxas, a quien definió como una antigua deidad que contenía en sí el bien y el mal. Confundido, salió a caminar y se encontró con una iglesia, de donde salía una música que llamó su atención. Entró y se quedó oyendo al organista. Cuando este salió, lo siguió hacia un bar, en el que entabló una conversación sobre música. De repente, Emil sintió ganas de contarle lo de Abraxas, a lo que el organista lo invitó a su casa, donde comenzaron a pensar sobre esta deidad, la cual además estaba relacionada también con el fuego.

Capítulo VI: La Lucha de Jacobo

Un buen día, Emil recibió la solicitud de Kromer —compañero de escuela— para que lo ayudara a permanecer en el sendero del bien, alejándolo de la idea constante del sexo, la cual lo perseguía. Cuando Emil afirmó que no podría ayudarlo, recibió la terrible molestia de Kromer. Posteriormente, Emil se sintió atribulado una noche, en la que decidió salir a pasear, sintiendo el deseo de entrar a un edificio en construcción, en el que se encontró nuevamente con Kromer, quien se sorprendió al verlo, sobre todo cuando Emil le confesó que una fuerza extraña lo había conducido hasta él.

Capítulo VII: Frau Eva

Emil decide buscar a su amigo Max, pero al llegar a su casa, se entera por una vecina de que este ha partido con su familia de viaje. Emil lo siguió, hasta que se encontraron. Max lo recibió con alegría y lo acogió en su casa, en la que vivía con su madre, Frau Eva, de quien Emil se enamoró. En este capítulo, Max también le habla a Emil de la importancia de no dudar para poder conseguir las cosas que se desean.

Capítulo VIII: El Principio del Fin

Este capítulo cuenta el comienzo de la guerra en Rusia, y cómo los dos amigos marchan al frente de batalla a luchar. Ya en plena batalla, Emil resulta herido en una explosión, siendo enviado al hospital, donde encontró también a Max herido. No obstante, al hablar con Emil, Max Demian le augura que pronto partiría, y que si alguna vez necesitaba hablar con él, lo buscara en su espíritu. A la mañana siguiente, no había rastros de Max. En su lugar yacía otro soldado herido.

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