Estudio Comparativo del Estilo Literario en Lorca, Miguel Hernández y ‘Los Santos Inocentes’
Estilo en ‘La Casa de Bernarda Alba’
El estilo de Lorca ha sido calificado como realismo poético, pues trasciende la realidad con el simbolismo y otros recursos propios de la literatura. En el realismo poético, la realidad queda trascendida por el elemento lírico que se consigue, ante todo, por medio del simbolismo. El texto recoge…
El estilo de esta obra representa la máxima depuración de su trayectoria literaria, porque desaparecen los versos casi por completo, pero es prosa llena de lirismo, de poesía. También se trata de lirismo poético, ya que logra la estilización de la realidad hasta el blanco y negro, donde también conviven la denotación y connotación. El diálogo es vigoroso, energético, breve y sentencioso; su frase es lacónica según lo requiere el momento de la acción dramática. El diálogo es el que va caracterizando a los personajes, dotándolos de individualidad, de personalidad.
El dominio del registro popular, de la riqueza expresiva del habla vulgar de la Andalucía rural, pero aun así sin caer en el casticismo de los dramas rurales. Vulgarismos de construcción, con elipsis de elementos. Las expresiones son propias de ámbitos concretos, como el campo, el mundo femenino, etc. Las metáforas, comparaciones y expresiones propias del habla popular andaluza, junto a otros de ámbito literario. Las interjecciones, exclamaciones, alteraciones enunciativas cuando así lo requiere el momento dramático, como las expresiones hiperbólicas.
Recursos lingüísticos que expresan la autoridad, que es el tema central de la obra, como las entonaciones exclamativas, las elipsis, las interjecciones, los verbos en imperativo, el presente con mandato, el futuro con obligación, vocativos enfatizados y las frases sentenciosas.
Estilo de Miguel Hernández
La lengua de Miguel Hernández (MH) tiene un acento inconfundible, por su tono vigoroso, arrebatado y humanísimo, ya que sus palabras parecen salir directamente de su corazón. Pero él sabe envasar su desbordante inspiración en formas rigurosas que le permiten rehuir la facilidad y hacer más densa la expresión, consiguiendo así un perfecto equilibrio entre emoción y contención. Sus poesías son objeto de una cuidadosa elaboración, como las estructuras paralelísticas, correlaciones, antítesis (dos contradicciones), anáforas, bimenbraciones y otros recursos puestos al servicio de la eficacia expresiva.
En la obra de MH hay una evolución desde los inicios imitadores de los poetas que admira, hasta que él consigue su propia voz poética. Sus primeras composiciones acusan el autodidactismo del adolescente que tiene como modelos a Zorrilla, Espronceda y Bécquer, a los poetas costumbristas como Gabriel y Galán o a Vicente Medina y Rubén Darío, y también construye estampas líricas de su paisaje oriolano.
El poema pertenece al libro: El rayo que no cesa: aquí tiene una máxima expresión que es el tríptico temático de la vida, amor y muerte, y sobre todo del amor que aparece como un sentimiento trágico. Se trata de un libro de perfecta arquitectura con dos grupos de 13 sonetos enmarcados por un poema en redondillas al principio, uno central en silvas y la elegía en tercetos encadenados cerrando, antes de su último soneto que sirve de epílogo. El modelo clásico del soneto favorece la síntesis entre el desbordamiento emocional y la concentración verbal.
El dominio de MH es tal, que su riguroso trabajo queda oculto: el resultado parece fácil, natural y lo que percibe el autor es la fuerza y el calor de la palabra. La lengua de MH alcanza su plena madurez y su acento personal, ya que ha asimilado todas las influencias como la de Quevedo y Garcilaso. De los poetas de los Siglos de Oro toma la métrica y las metáforas del amor expresado a base de contrarios (antítesis) para aludir a la pasión del amante y a la frialdad de la amada esquiva; el hipérbaton que no dificulta la comprensión como en las octavas culteranas de Perito en lunas. Las imágenes, doloridas o violentas, que dan lugar a acentos dramatistas de los versos. La inmensa herida interior queda encarnada en el primer símbolo que es el cuchillo fatídico y amenazante que planea sobre el amor y la vida e instituye la muerte. El limón se convierte en un símbolo del amor concreto que abre en su pecho una pena grande, y la sangre se identifica con el deseo. Junto al vocabulario de la naturaleza, donde va surgiendo otro más energético e hiriente, de mayor fuerza, y esta añadida en las fuerzas atmosféricas que son el huracán, el rayo, la tormenta y el vendaval.
El lenguaje poético va ganando hondura y convierte la melancolía del enamorado en una explosión volcánica, que es el toro que se va revelando como el símbolo clave del universo poético hernandiano. MH se identifica con el toro tanto en la nobleza como en el destino de la muerte, con un magistral soneto.
Viento del pueblo: habla sobre el vendaval de la guerra civil que sacude al poeta y al hombre. Nos encontramos con cantos épicos, arengas, poesías de combate y algunas composiciones de preocupación social. Sus claves han cambiado, ya que el lirismo queda en segundo plano, por un tono épico; sus poemas adquieren el tono de la exaltación, la lamentación o imprecación. También predomina el apóstrofe con función apelativa; el poeta se identifica con la colectividad, dando un desplazamiento del yo del poeta hacia los otros. Esto queda representado en símbolos e hipérboles. En su métrica, los ritmos tradicionales como el romance conviven con metros más amplios y solemnes como el alejandrino, uniéndose así lo popular y lo culto.
El hombre acecha: aquí el fuego y el ardor juvenil se van serenando. El lenguaje es más sobrio, más íntimo, con menos retórica y despliegue de colorido. El poeta va conociendo al hombre, que rememora sus garras y se convierte en tigre, siendo así las manos una fuente de creación, se convierten en instrumentos de odio y destrucción. El libro presenta símbolos como el toro, fiera-garra, tierra-madre, tren y cárcel que dan lugar a una amplia serie de tipo zoomórfico o sino predomina la cosificación degradadora de personas y sentimientos. Los núcleos de luz y agua tienen símbolos positivos y también podemos añadir el fuego que es el símbolo de purificación, de acción fecundante y regeneradora. La sangre es un doble valor y también positivo.
Estilo en ‘Los Santos Inocentes’
El estilo en ‘Los Santos Inocentes’…