El Teatro Español Tras la Guerra Civil
Al acabar la Guerra Civil, habían muerto los dos dramaturgos más importantes, Valle-Inclán y García Lorca, y grandes figuras como Jacinto Grau marcharon al exilio. Como consecuencia de ello, la escena española inicia un proceso de recuperación, vigilada de cerca por la censura. Surge entonces un conjunto de tendencias que se detallan a continuación.
Tendencias del Teatro de Posguerra
Teatro del Exilio
Entre los autores dramáticos exiliados se registra una amplia variedad de fórmulas y estilos, cuyo factor común sería el permanente recuerdo de España. Hay cuatro corrientes principales:
- Teatro político: Heredero del esperpento valleinclanesco, representado por Rafael Alberti con obras como *Noche de guerra en el Museo del Prado*.
- Teatro realista: Evoluciona del vanguardismo a un cierto compromiso social. Destacan obras de Max Aub como *San Juan*.
- Teatro existencial: Plantea cuestiones intemporales. Su principal representante fue el poeta Pedro Salinas.
- Teatro poético: Su principal representante fue Alejandro Casona, con obras como *Nuestra Natacha*.
Drama Burgués
La influencia de Benavente y su comedia se proyectó con fuerza durante la posguerra en una serie de autores cercanos al régimen, que veía con buenos ojos este teatro de evasión. Se trata de obras protagonizadas por personajes pertenecientes a la alta burguesía, ambientadas en espacios elegantes que sirven de marco a conflictos trascendentes. Predomina el final feliz que encierra una lección moral. Autores destacados son José María Pemán, Juan Ignacio Luca de Tena y Joaquín Calvo Sotelo.
Teatro de Humor
Otra modalidad dramática que contribuyó a mantener la escena española alejada de las cuestiones reales fue la comedia, cuya figura más celebrada fue Alfonso Paso. Otros cultivadores de este tipo fueron Víctor Ruiz Iriarte y Juan José Alonso Millán.
Teatro Realista y Comprometido
Con el estreno en 1949 de *Historia de una escalera* de Antonio Buero Vallejo, se abre camino la modalidad dramática más representativa de los años 50: el teatro realista centrado en el compromiso político y la denuncia social. Sobre el alcance y la finalidad esencial de este teatro polemizaron sus dos principales representantes: Buero Vallejo y Alfonso Sastre.
- Alfonso Sastre: Partidario de un teatro de agitación social abiertamente enfrentado al poder, el dramaturgo debe poner la finalidad política por encima de la artística.
- Antonio Buero Vallejo: Defiende un teatro de lo posible. El autor debe acatar ciertas normas del sistema social, así como determinadas imposiciones de la censura, para que sus obras puedan subir a los escenarios y desde allí ejercitar la lucha contra la injusticia.
A la zaga de los autores mencionados, surgió en la segunda mitad de los años 50 la generación realista, formada por Lauro Olmo, José María Rodríguez Méndez y José Martín Recuerda. Puede sintetizarse así: temas ceñidos a una realidad muy concreta, personajes sin complejidad psicológica, lenguaje sencillo, directo, violento, con giros coloquiales. El carácter combativo de estas obras ocasionó inmediatos enfrentamientos con la censura, por lo que muy pocas de ellas alcanzaron continuidad en los escenarios comerciales.
Teatro Experimental
A finales de los años 60 aparece una serie de autores que huyen voluntariamente del realismo en un intento por conectar con la vanguardia escénica del mundo. Hay que mencionar la influencia de los grandes renovadores del teatro universal.
Autores Clave del Teatro de Posguerra
Antonio Buero Vallejo
Su trayectoria dramática pretende reflexionar sobre la situación del hombre en el mundo, afectada por circunstancias como la opresión, la intolerancia o la mentira. *El tragaluz* es un buen ejemplo de ello. Sus obras se pueden clasificar en:
- Dramas realistas: Suponen un examen crítico a la sociedad española. Ejemplo: *Historia de una escalera*.
- Dramas históricos: El pasado se convierte en el vehículo para analizar de forma distanciada el presente. Ejemplo: *El concierto de San Ovidio*.
- Obras de carácter simbólico: Marcadas por la creciente presencia de procedimientos escenográficos. Ejemplo: *El tragaluz*.
Alfonso Sastre
Tras unos inicios cercanos al drama existencial, como en *Escuadra hacia la muerte*, no tarda en inclinarse al teatro de denuncia, como en *La mordaza*, sistemáticamente prohibido por la censura. La radicalización ideológica posterior lo llevó a experimentar con elementos de la tragedia clásica, el teatro del absurdo, el esperpento y el teatro de Bertolt Brecht en lo que él denomina «tragedias complejas».
Fernando Arrabal
Pese a no haber sido estrenado apenas en España, Arrabal es el más internacional de los dramaturgos españoles contemporáneos. Su obra, escrita en español y francés, ha gozado de tal difusión que en 1969 era el autor más representado del mundo. Su teatro supone una rebelión frente al mundo actual, considerado por el autor irracional, absurdo e injusto, por ello se niega a aceptarlo. Sus personajes a menudo oscilan entre la ternura y la crueldad, el amor y la muerte, el sacrificio y la destrucción, valiéndose de un lenguaje que ofrece una apariencia infantil cercana al teatro del absurdo o al humorismo de Jardiel Poncela y Miguel Mihura.