Juan Ramón Jiménez: Vida, Poesía y Evolución Literaria

Vida

A raíz de la muerte de su padre, Juan Ramón Jiménez padeció continuas depresiones. Fue ingresado en un sanatorio francés y luego en otro de Madrid. Aquí mantuvo relaciones con personas afines a la Institución Libre de Enseñanza. Se casó con Zenobia Camprubí en 1916. Durante la Guerra Civil se marcharon a Estados Unidos y de allí a Cuba. Mostró en todo lugar su solidaridad con la República. Acabada la guerra, permaneció en el exilio hasta su muerte. Se estableció en Puerto Rico, donde recibió el Premio Nobel de Literatura en 1956.

Concepción Poética

Concibe su obra como una unidad en la que se integran sus nuevos textos a la vez que se encuentran en estado de permanente corrección los anteriores, siempre a la búsqueda de la perfección absoluta. Para Juan Ramón Jiménez, la poesía es una forma de conocimiento (primero del yo y luego de la realidad que lo rodea). La poesía aspira a reconstruir una visión totalizadora del universo, a revelar significados nuevos de las cosas y a ampliar la realidad. Además, sirve de expresión de los sueños, intuiciones, fantasías. Se entiende así que en Juan Ramón Jiménez se igualen estética y ética, puesto que para él la depuración y pureza literarias son el camino de la perfección personal. La poesía da sentido a su vida.

Trayectoria Poética

El propio poeta establecía en sus últimos años tres etapas en su producción:

1. Época Sensitiva (hasta 1915)

  • Sus primeros libros, Ninfeas, Almas de violeta (ambos de 1900) y Rimas (1902), muestran un tono decadente y neorromántico; se percibe la influencia de Bécquer y de los simbolistas franceses. Los temas giran en torno a la nostalgia, a la persecución de algo misterioso y a la presencia obsesiva de la muerte.
  • El Modernismo intimista y simbolista se refleja en Arias tristes (1903) y Jardines lejanos (1904).
  • Durante su estancia en Moguer compone numerosos libros. En Baladas de primavera y Pastorales presenta un diálogo con la naturaleza que salva al yo de su abismo interior.

2. Época Intelectual

  • Estío y Sonetos espirituales marcan el inicio del cambio. Es una poesía conceptual y formalmente sencilla, rasgos básicos de esta etapa. La poesía de esta época es difícil por el tipo de realidad del que pretende dar cuenta. La paulatina desaparición de la anécdota conduce a una poesía esencial, poesía pura o desnuda.
  • Profundiza en la depuración del lenguaje despojándolo de todo ornamento innecesario. La melancolía se transforma en vitalismo. El poeta necesita ahora el «nombre exacto de las cosas».
  • Diario de un poeta recién casado rompe con el Modernismo finisecular y abre la poesía española a las innovaciones vanguardistas: verso libre, enumeraciones caóticas, uso del collage.
  • En los libros que siguen, Eternidades y Piedra y cielo, ensaya una profunda reflexión sobre el instrumento lingüístico que le permita acceder a esa realidad. Proclama una palabra nueva, que refleje la «verdadera realidad» de las cosas.
  • La esencia de esta nueva realidad ya no radica en las cosas, sino en la experiencia del yo con las cosas. La realidad es creada en la escritura poética, por eso al poeta ya no le basta con nombrar los objetos en su realidad visible, precisa el «nombre exacto» que dé cuenta de esa realidad invisible.
  • En las últimas obras de esta etapa, Poesía (1923) y Belleza (1923), destaca un tema: la obra como vencedora de la muerte y de lo desconocido. Prosigue el proceso de intelectualización y abstracción; los poemas son breves y densos, y de difícil comprensión para el lector.

3. Época Suficiente o Verdadera

En esta etapa, Juan Ramón Jiménez busca en la conciencia el camino hacia lo absoluto, y celebra el hallazgo de su búsqueda. La índole metafísica de estos textos es progresivamente mayor: resulta clave en ellos el concepto de conciencia. Sacia su sed de eternidad: tras la muerte la conciencia sigue existiendo y es entonces cuando todo adquiere sentido, nos libramos de la angustia del tiempo.

  • La estación total acepta la muerte, que es la salida de la historia y la entrada en la eternidad. Morir no es acabar, pues la conciencia sigue existiendo, y la vida es un paraíso posible que se debe construir.
  • Romances de Coral Gables se centra en la experiencia dolorosa de la soledad.
  • En El otro costado y en Dios deseado y deseante, cuya primera parte se había publicado como Animal de fondo, culmina su misticismo poético al producirse el encuentro con su dios, que está dentro del mismo poeta. Es un dios creado por el poeta; encuentra respuesta a todos sus interrogantes (sobre la mujer, la obra y la muerte), y a su ansia de eternidad. Ir a dios consiste en ir a sí mismo, encontrarlo es hacerse dios, con lo que se le entrega la eternidad.

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