La Poesía Española de 1939 a Finales del Siglo XX
La Poesía en los Años Cuarenta
En la poesía de posguerra hay dos tendencias poéticas fundamentales, denominadas por Dámaso Alonso como poesía arraigada y poesía desarraigada.
La poesía arraigada pretende mostrar una visión serena y ordenada del mundo, sin que la penosa realidad del momento tenga cabida en sus versos. Se incardina dentro de la órbita ideológica de los vencedores y defiende una poesía tradicional, de “buen gusto” y verso cuidado. En esta línea destacaron José García Nieto y Luis Rosales.
La poesía desarraigada muestra su disconformidad con el mundo circundante, su desasosiego existencial y los primeros indicios de una protesta social y política. La obra más representativa de esta tendencia es Hijos de la ira, de Dámaso Alonso.
La Poesía Social: los Años Cincuenta
En la década de los 50, la tendencia dominante corresponde a la poesía social, cuyo propósito es reflejar el compromiso del poeta con la realidad histórica y denunciar la injusticia desde la solidaridad con el sufrimiento ajeno. Los poetas quieren llegar a un público mayoritario y contribuir a cambiar la sociedad, lo que explica el uso de un estilo claro, directo, con un lenguaje cotidiano, desprovisto de adornos retóricos.
Los escritores más representativos son Blas de Otero, el más destacado representante de la poesía social (*Ancia*, *Pido la paz y la palabra*) y Gabriel Celaya (*Cantos iberos*, *Tranquilamente hablando*).
La Renovación Poética de los Años Sesenta
A finales de los años 50 surge un nuevo grupo de poetas que piensa que la poesía no puede considerarse un arma para combatir la injusticia (lo que no excluye su inconformismo con el régimen franquista) y se proponen la búsqueda de un nuevo lenguaje poético. Indagan en su experiencia personal, en sus vivencias, y prestan atención, en muchos casos, a lo cotidiano e íntimo. Con un lenguaje muy cuidado, se alejan del tono de la poesía social.
Componen este grupo Gil de Biedma, Claudio Rodríguez y Ángel González.
Los “Novísimos”: los Años Setenta
El grupo de poetas conocidos con el nombre de “novísimos” está constituido por escritores nacidos después de la guerra, con una formación distinta a la de generaciones anteriores, una formación en la que tuvieron un papel muy importante la literatura hispanoamericana y la europea, el cine, la música y la televisión. Quizá la característica más importante es su preocupación por la experimentación con el lenguaje poético. Uno de los novísimos más importantes, tanto en castellano como en catalán, es Pere Gimferrer.
La Poesía a partir de 1975
A partir de 1975, la estética de los “novísimos” empieza a declinar y los autores más jóvenes buscan líneas poéticas diferentes. La línea más seguida es la llamada poesía de la experiencia, que trata fundamentalmente de asuntos cotidianos y del paso del tiempo. Desde el punto de vista del estilo, buscan la claridad y el lenguaje directo, para lo cual utilizan un léxico común que nos habla de las vivencias cotidianas. La poesía de Luis García Montero es un buen ejemplo.
Además de la poesía de la experiencia, hay otras corrientes poéticas como el neosurrealismo, que se inspira en el surrealismo de la Generación del 27; la poesía clasicista, que persigue la perfección formal; la poesía trascendente, que utiliza el valor simbólico del lenguaje para transportarnos a una segunda realidad; el neopurismo, poesía difícil caracterizada por el control de la emoción…
La Novela y el Cuento Hispanoamericano
La narrativa hispanoamericana del primer tercio del siglo XX es, sobre todo, una novela de corte realista. A partir de 1940 se produce una renovación en varios aspectos:
- Se entremezclan elementos tomados de la realidad con elementos de la fantasía y del mito, fundiendo lo real con lo fantástico, lo cual dará origen al realismo mágico.
- Se incorpora un nuevo espacio: la ciudad; ahora alternarán los temas urbanos con los rurales.
- El escritor adopta una actitud ética, de compromiso, ante los problemas sociales y humanos.
- Se registra una creciente preocupación por el lenguaje, por la estructura de la novela y por las técnicas narrativas (años sesenta de la española).
Autores destacados:
- Jorge Luis Borges: es, ante todo, un excepcional autor de cuentos recopilados en obras como Ficciones y El Aleph.
- Miguel Ángel Asturias: El señor presidente, una novela sobre el tema del dictador, muy frecuente en la narrativa hispanoamericana.
- Alejo Carpentier: el máximo representante del realismo mágico con obras como El reino de este mundo y El siglo de las Luces.
- Juan Rulfo: su obra se reduce a una colección de cuentos titulada El llano en llamas y a una novela magistral: Pedro Páramo.
El “Boom” de los Años 60
En la década de los 60 se produce la época dorada de la narrativa. En ese auge de la novela influyen, como factores extraliterarios, la gran promoción publicitaria de las editoriales y el triunfo de la revolución castrista en Cuba en 1959. En general, los novelistas profundizan en las innovaciones de la etapa anterior y añaden nuevos elementos:
- Se desarrolla la experimentación con el lenguaje y con la estructura y técnica narrativa.
- Se profundiza en el realismo mágico y se insiste en el derecho del autor a inventar su propia realidad de ficción, pues al novelista le interesa dar una visión personal del mundo.
- Hay una ampliación de los temas: se profundiza en lo mítico, es frecuente la novela histórico-social y adquieren gran importancia los temas existenciales como la sociedad o la muerte.
Autores destacados:
- Mario Vargas Llosa: escritor cuya técnica narrativa varía en cada una de sus novelas, como La ciudad y los perros y La guerra del fin del mundo.
- Gabriel García Márquez: premio Nobel y autor de la novela por excelencia del realismo mágico, Cien años de soledad, y de otras obras magistrales como Crónica de una muerte anunciada.
- Julio Cortázar: maestro del relato corto y un experimentador del lenguaje y de la narrativa, como en Rayuela.
- Ernesto Sábato, Carlos Fuentes, Cabrera Infante.