Poesía, Teatro y Vanguardias en España: Primer Tercio del Siglo XX

LA POESÍA ESPAÑOLA EN EL PRIMER TERCIO DEL SIGLO XX

1. INTRODUCCIÓN

La Literatura Española conoció a lo largo del primer tercio del siglo XX una segunda edad de oro de la mano de movimientos como el Modernismo, la Generación del 98, el Novecentismo y las Vanguardias que se plasmaron en nuestras letras gracias a la Generación del 27.

El Modernismo es un movimiento de carácter general, que surge del malestar ante la sociedad, y que entraña un cambio en la concepción de la vida y del arte: se desdeñan los modos de vida burguesa, así como el arte realista, considerado vulgar y prosaico.

El Modernismo no es solo un movimiento literario, sino artístico, que abarca facetas tan diversas como la escultura, la arquitectura, la cerámica, el interiorismo, etc. A finales del siglo XIX surge un grupo de jóvenes escritores imbuidos de ansias renovadoras opuestas a las tendencias literarias heredadas del siglo pasado (Realismo). Estos autores, llamados despectivamente «Modernistas», emprenden profundos caminos de renovación.

2. GÉNESIS DEL MODERNISMO

El Modernismo hispánico es, fundamentalmente, una síntesis de dos corrientes francesas de la segunda mitad del siglo XIX, parnasianismo y simbolismo, más la innegable influencia del Romanticismo español y, especialmente, de sus últimos representantes: Bécquer y Rosalía.

1.- El Parnasianismo: se caracteriza por el culto al esteticismo, el preciosismo, la belleza formal (externa) de la obra, tal y como reza su lema («el arte por el arte»), acuñado por Théophile Gautier, su máximo exponente.

2.- El simbolismo: No se conforma solo con la belleza externa parnasiana, sino que es un movimiento intimista, que pretende trascender las apariencias sensibles de la realidad y captar las verdaderas esencias mediante el uso de símbolos (imagen física que sugiere o connota algo no perceptible físicamente) que den cuenta de ideas, sentimientos, estados anímicos… . En Francia sus máximos representantes son Verlaine, Rimbaud y Mallarmé, aunque su precursor es Baudelaire, autor de Las flores del mal. El simbolismo se sirve especialmente de la musicalidad de los versos para sugerir.

3.- El Romanticismo español: Bécquer y Rosalía. En este sentido, Bécquer es un claro precedente en nuestro país (recuérdese el valor simbólico del arpa olvidada en la rima VII).

3. EL MODERNISMO HISPÁNICO

El Modernismo literario se gesta en Hispanoamérica de la mano del poeta nicaragüense Rubén Darío (1867 – 1916), verdadero impulsor del movimiento (se considera su poemario Azul (1888) como fecha de inicio del Modernismo) y el que lo introduce en España, aunque hubo precursores como Salvador Rueda. El Modernismo español está más influenciado por el simbolismo y el romanticismo becqueriano que por el parnasianismo; es decir, es más intimista y menos preciosista.

El género literario más fructífero en el Modernismo es la poesía donde destacan las figuras de Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez. No obstante, aunque ambos autores comenzaron su andadura poética de la mano del Modernismo, su trayectoria literaria trazará, luego, caminos distintos. También cabe destacar, dentro de la prosa modernista, las novelas de Valle Inclán (Sonatas: de primavera, de estío, de otoño y de invierno), así como el teatro de Francisco Villaespesa y Eduardo Marquina.

4. CARACTERÍSTICAS DE LA LITERATURA MODERNISTA

4.1. Temas:

  1. Intimismo: Siguiendo la fuerte influencia del Simbolismo y del Romanticismo becqueriano, el Modernismo exalta temas como el desarraigo, soledad, angustia, nostalgia, tristeza, melancolía, hastío… sentimientos que manifiestan la desazón íntima del poeta ante la realidad vulgar que lo rodea y que se expresan por medio de ambientes y paisajes otoñales, crepusculares, nocturnos… Los poemas modernistas dan cabida a lo misterioso, a los sueños, a lo fantástico, a lo tenebroso…
  2. Escapismo: exotismo, indigenismo, cosmopolitismo. Asimismo, siguiendo también la influencia del Romanticismo y sobre todo del Parnasianismo, el Modernismo se evade de la vulgaridad circundante buscando la belleza y la elegancia exquisita en lugares y tiempos lejanos. Así, hay una evasión en el espacio hacia países exóticos orientales, como China o Japón (exotismo); una recuperación de los mitos americanos (indigenismo); hacia ciudades como París, que es una meta y una inspiración (cosmopolitismo). Y también una evasión en el tiempo: la Grecia clásica, con sus mitos; el pasado medieval o renacentista, cargado de leyendas… El sueño es otra forma de escapismo.
  3. Amor: espiritual contra el sensual. El espíritu rebelde y anticonformista que anima al Modernismo se manifiestan en el contraste entre un amor idealizado, melancólico e imposible y la presencia de un erotismo desenfrenado y de una carnalidad asombrosamente llamativa y muy polémica para esa época.

4.2.- Estilo.

La estética modernista se caracteriza por un anhelo de belleza, perfección y armonía formal. Ello supuso un notable enriquecimiento estilístico, que en especial por el anhelo de perfección y belleza formal, por el deseo de sugerir a través de los símbolos, por la búsqueda de elementos sensoriales y de efectos rítmicos y musicales. Recursos de la lengua que utilizan los modernistas para conseguir y alcanzar sus ansias de perfección.

a) Recursos léxicos. Empleo frecuente de cultismos, de palabras con resonancias exóticas o mitológicas, de adjetivos epítetos; todo ello con un claro valor embellecedor y ornamental. Con el léxico se consiguen constantes efectos sensoriales: aromas, sonidos, colores; el poema debe ser captado y gozado a través del oído, la vista, el olfato, incluso el gusto y el tacto.

b) Recursos semánticos: empleo de abundantes y audaces imágenes. Pueden ser comparaciones o metáforas, también alegorías, y, en muchos casos, símbolos. Estas imágenes están dotadas de un riquísimo poder sugeridor que crea mundos distintos, llenos de sensaciones nuevas.

c) Recursos fónicos: uso de todo tipo de recursos que ayuden a crear musicalidad: aliteraciones, onomatopeyas, sinestesias.

4.3.- Métrica.

Como en el estilo, la búsqueda de la musicalidad y la armonía conlleva una considerable renovación métrica. Además de la influencia francesa, se utilizan las innovaciones aportadas por los románticos, se recuperan formas antiguas e incluso se permiten hallazgos personales.

El verso preferido es el alejandrino. También se utilizan el dodecasílabo y el eneasílabo, de influencia francesa y poco utilizados en la poesía española. Además, se siguen utilizando los endecasílabos y octosílabos, típicos de nuestra poesía. Surge un gusto especial por los versos compuestos de pies acentuales, que producen un ritmo marcado. Las estrofas también se renuevan.

5. PRINCIPALES POETAS MODERNISTAS

5.1. Rubén Darío (1867 – 1916).

A) Vida. Félix Rubén García Sarmiento nació en Metapa (hoy Ciudad Darío, Nicaragua) en 1867. Murió en León, Nicaragua, en 1916. Viajó por Europa, como representante diplomático de su país, y entró en contacto con los autores consagrados: Verlaine en Francia, y en España con Unamuno, Baroja, Antonio Machado, Juan Ramón… Viaja ininterrumpidamente por Europa y América, hasta su regreso a su país, aquejado de cirrosis, donde murió en 1916, fecha que se puede considerar como el final del Modernismo.

B) Concepción de la poesía. Defiende la libertad del poeta para resolver libremente los problemas formales del verso. La clave de su renovación poética está en la importancia del ritmo y la musicalidad del verso. En su obra aparecen cuatro ejes temáticos fundamentales: el mundo clásico y mítico, el exotismo, la reflexión filosófica y el sensualismo.

C) Producción literaria. Azul. (1888) marca la aparición del Modernismo. Prosas profanas. (1896) significa la cumbre de la poesía modernista. Cantos de vida y esperanza (1905) es para el autor su obra más perfecta y acabada.

5.2. Antonio Machado (1875 – 1939).

A) Datos biográficos. Nació en Sevilla (1875). Se educó en Madrid en la Institución Libre de Enseñanza. Tras viajar a París, se instaló en Soria como profesor, donde se casó con Leonor Izquierdo en 1909, que tan sólo contaba con 15 años. Leonor muere en 1912. Defensor de la República, se exilia a Francia en 1939, donde muere, en la pequeña `población de Collioure, donde sigue enterrado “para vergüenza de todos los españoles”.

B) Concepción de la poesía. Concibe la poesía como «palabra esencial en el tiempo» y como «diálogo del hombre con su tiempo». La poesía, por tanto, debe captar las esencias de las cosas y su fluir temporal. Presenta una clara voluntad antirretórica, que se va acentuando con el tiempo y una preocupación por España. Encuentra en Castilla su verdadera inspiración, produciéndose una total identificación entre el poeta y la tierra castellana, sus gentes y sus pueblos.

C) Producción poética. Soledades. Galerías. Otros poemas. Adscrito al Modernismo español, intimista y romántico. Preferencia por formas sencillas; con predominio de la silva: Temas: el tiempo, la muerte, Dios, los sueños …. Campos de Castilla; próximo ya al 98. Temas: preocupación patriótica, amor a la Naturaleza, reflexiones sobre la vida… Nuevas canciones. De carácter variado: «Apuntes», «Galerías», «Proverbios y Cantares». Prefiere los poemas muy breves, canciones o coplas. Últimos poemas aunque no recogidos en libro aparte. Así: «Canciones a Guiomar», «Sonetos a Guiomar» y poesía de guerra. De esta época destaca la elegía «El crimen fue en Granada».

5.3. Juan Ramón Jiménez (1881 – 1958).

A) Datos biográficos. Nació en Moguer (1881). Realizó sus primeros estudios en El Puerto y luego Derecho en Sevilla, que no llegó a terminar. Marchó a Madrid en 1900 y viajó por Europa. En 1916 se casa por poderes con Zenobia Camprubí Aymar, que influiría mucho en su obra. En 1936 abandona España y reside en varios países americanos.

B) Concepción de la poesía. Poeta aislado del mundo, vive solo para su obra, dedicada, como el mismo reconoció: «a la minoría siempre». Su quehacer poético está presidido por una triple necesidad: «sed de belleza, sed de conocimiento, sed de eternidad». La poesía será, por tanto, belleza, modo de conocer el mundo y ansia de eternidad. Esta triple necesidad marcará las tres etapas de su obra:

1) Etapa sensitiva. Hasta 1915, marcada por la sed de belleza.

2) Etapa intelectual. Hasta 1939, marcada por la sed de conocimiento.

3) Etapa suficiente o verdadera. Etapa en América, marcada por la sed de eternidad.

C) Producción literaria. Primeros libros con tonos románticos: Ninfeas, Almas de violeta. Etapa modernista. Abarcaría hasta 1915. Modernismo intimista, alejado de los excesos. Presencia del color, efectos sensoriales, uso del alejandrino, ansia de belleza… Obras importantes: Elejías, Olvidanzas, Poemas mágicos y dolientes, Sonetos espirituales, Soledad sonora… Platero y yo. Poesía desnuda. Desde su matrimonio hasta su exilio en 1936. Diario de un poeta recién casado, Eternidades, Piedra y Cielo, Poesía, Belleza … Poemas más breves y densos y, sobre todo, búsqueda de la palabra exacta. Etapa final. Desde 1936 hasta 1958. Es la culminación de su búsqueda. Poesía muy difícil, representada por dos libros fundamentales: En el otro costado y Dios deseado y deseante (este libro incluye un extenso poema: Animal de fondo).

EL TEATRO ESPAÑOL EN EL PRIMER TERCIO DEL SIGLO XX

1. INTRODUCCIÓN

A comienzos del siglo XX, el teatro español se encontraba condicionado por los gustos del público que entonces acudía a las salas. A aquellos espectadores, preferentemente burgueses, no les interesaban ni los problemas sociales ni los experimentos formales.

Las principales consecuencias de esto son:

  • El triunfo de un teatro inmovilista, que da la espalda a los movimientos europeos, mucho más innovadores.
  • La marginación de los intentos de renovación que llevaron a cabo algunos autores, los cuales tuvieron escasa o nula presencia en las carteleras.

2. EL TEATRO COMERCIAL ( o burgués, que triunfa)

El objetivo de este tipo de teatro es, por encima de todo, distraer al público. Se caracteriza porque está protagonizado por personajes de la burguesía, presenta sus problemas cotidianos y tiene un estilo natural. Dentro de él cabe distinguir tres tendencias: la comedia burguesa, el teatro cómico y el teatro poético.

a) La comedia burguesa:

Su máximo representante fue Jacinto Benavente, premio Nobel en 1922. El fracaso de sus primeras obras, más innovadoras, le llevó a crear un teatro más conservador, acorde con los gustos del público burgués: tramas menos complicadas, críticas más leves de algunas costumbres burguesas, diálogos elegantes, etc. Entre sus obras más importantes se encuentran: Rosas de otoño (1905), Los intereses creados (1907) y La malquerida (1913). En su producción dramática, destaca Los intereses creados que es su obra más famosa y original. Inspirada en la commedia dell’arte italiana y el teatro español clásico, es una farsa en la que se enfrentan el idealismo y el materialismo, personalizados en Leandro y Crispín, trasuntos del caballero y del gracioso del teatro clásico español, que se mueven en el ambiente simbólico de los personajes de la Comedia del arte italiana (Arlequín, Polichinela, Colombina), haciendo que triunfe finalmente el amor sobre los intereses creados por el materialismo y el dinero.

b) El teatro cómico:

Era el género que más complacía al público de principios de siglo. Incluía distintas variedades dramáticas (sainete, astracán, vodevil…), en las que perseguía, sin pretensiones literarias, la risa del espectador.

Una de las líneas teatrales más relevantes dentro del teatro cómico es la comedia costumbrista, que se caracteriza por el ambiente pintoresco de algunas regiones españolas (Andalucía o Madrid), los personajes típicos o el uso de un lenguaje coloquial y vulgar con una finalidad humorística. Carlos Arniches, el autor más exitoso, refleja las costumbres madrileñas de los barrios populares, con sus chulos y chulapas. A partir de 1916, con La señorita de Trevélez, creó un nuevo género: la tragicomedia grotesca. Por ella desfilan personajes caricaturescos y trágicos a la vez y se advierte ya una cierta crítica social.

Por su parte, los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero escribieron una gran cantidad de obras ambientadas en una Andalucía estereotipada e irreal. En ellas, reflejaban la vida de forma amable y superficial, con diálogos graciosos.

En la línea del teatro de humor, se encuentra también la producción teatral de Pedro Muñoz Seca, quien fue el creador del astracán, género en el que, mediante los juegos de palabras, se busca la comicidad a toda costa sin reparar en los aspectos argumentales. La obra más conocida es La venganza de don Mendo, parodia versificada de los dramas históricos.

* Federico García Lorca

La obra dramática de Lorca suele agruparse en tres bloques:

– Primeras piezas teatrales:

En 1920 estrena El maleficio de la mariposa, obra de influencia modernista sobre el amor entre una cucaracha y una linda mariposa, que inaugura ya el tema fundamental de la dramaturgia lorquiana: la insatisfacción amorosa.

– Teatro vanguardista:

La técnica surrealista le vale para explorar en los instintos ocultos del hombre. Así en El público (incompleta) Lorca defiende el amor como un instinto ajeno a la voluntad y critica a una sociedad que condena a todo el que es diferente.

– La etapa de plenitud:

Lorca escribe durante los años treinta obras teatrales que sí alcanzan el éxito comercial como Bodas de sangre, Yerma, Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores y La casa de Bernarda Alba. Todas ellas tienen en común el protagonismo de las mujeres y la crítica ante la situación de marginación social en la que vivían. Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores (1935) muestra la melancolía de una señorita soltera de provincias ante el paso del tiempo mientras espera inútilmente la llegada del amor.

* Bodas de sangre(1933): el tema es el amor imposible que se enfrente a las normas sociales. La Novia huye con Leonardo, su antiguo amor, el día de la boda de la chica. El Novio los persigue hasta que se produce el enfrentamiento y la muerte de los dos hombres.

* Yerma (1934): el tema es la frustración de una mujer por no poder engendrar hijos con su marido. Yerma ansía ser madre para sentirse completa como mujer, pero su marido ni puede ni quiere tener hijos. Cuando ella lo descubre, lo mata, rebelándose así contra su destino.

* La casa de Bernarda Alba (1936): el tema es el honor familiar y la importancia que se da a las apariencias; la autoritaria Bernarda impone a sus hijas ocho años de luto férreo tras la muerte de su marido. Su hija menor, Adela, se rebela contra la jerarquía de su madre, pues desea vivir su pasión amorosa por Pepe, el Romano, el prometido de su hermana mayor, Angustias. Al ser descubierta, y creyendo que su amante ha muerto, la joven se suicida.

La trágica y prematura muerte de Lorca nos privó de una creación que posiblemente hubiera trascendido este esquema de popularismo trágico y se hubiese inclinado hacia otros derroteros.

LAS VANGUARDIAS

1. DEFINICIÓN Y RASGOS COMUNES

Con el nombre de vanguardias se designa una serie de movimientos artísticos que se desarrollan en Europa durante el primer tercio del siglo XX. El término surge en Francia durante los años de la Primera Guerra Mundial [1914-1918]. Su origen está precisamente en el vocablo francés avant-garde, término de origen militar y político, que venía a reflejar el espíritu de lucha, de combate y de confrontación que el nuevo arte del siglo reivindicaba frente al llamado arte decimonónico o académico.

Sin embargo, podemos señalar algunos rasgos comunes a todos ellos:

  • Su carácter de ruptura y revolución artística contra el arte del pasado, en especial contra el realismo.
  • Buscan la originalidad y la novedad, rechazando normas y tradiciones
  • Un rasgo común es su escasa duración: si exceptuamos el expresionismo y el surrealismo, los distintos movimientos se siguen unos a otros en intervalos de pocos años y duran poco en el panorama artístico.
  • La conciencia de grupo se expresa a través de los respectivos manifiestos con los que se dan a conocer

2. LOS MOVIMIENTOS DE VANGUARDIA EN EUROPA

2.1. EXPRESIONISMO.

De origen alemán, se desarrolló en todas las artes desde principios de siglo. Se distingue del resto de los movimientos vanguardistas en que no supone una negación radical de la tradición artística anterior, sino más bien la acentuación de ciertos rasgos ya presentes en el naturalismo y en el impresionismo. Sus límites cronológicos son difusos: los años de mayor influencia expresionista van de 1910 a 1925, pero ya desde finales del XIX se pueden rastrear rasgos expresionistas en muchas obras y, por otra parte, su influencia se prolonga hasta los años treinta en países como Alemania, donde se desarrolla con mayor vigor. Sus postulados básicos son los siguientes:

  • Importan más las realidades internas que las externas; además, no interesa explicar el mundo como es, sino como lo ve el artista. En otras palabras, la estética expresionista rechaza que el arte sea una mera representación de la realidad: ha de revelar la realidad interior.
  • Como el artista proyecta sobre la realidad sus tensiones espirituales
  • Abundan los personajes extraños, las descripciones intensas y a menudo simbólicas, las caricaturas,

En esta atmósfera intelectual y estética debe situarse la obra de Frank Kafka, auténtico renovador de la novela contemporánea. La influencia del expresionismo será decisiva en la labor creadora del dramaturgo alemán Bertolt Brecht, uno de los principales renovadores del teatro del siglo XX.

2.2. FUTURISMO

Fue fundado por el italiano Filippo Tommaso Marinetti, que publicó en París, en 1909, su primer Manifiesto futurista. Partiendo de la ruptura total con el pasado y de la exaltación del «esplendor geométrico y mecánico del mundo moderno», son sus rasgos más característicos los siguientes:

La admiración por la civilización mecánica y los progresos técnicos: las máquinas, la velocidad, los grandes inventos el movimiento, los deportes…

El futurismo fue un movimiento rico en teorizaciones, pero pobre en resultados literarios, con la notable excepción de algunos poetas rusos, como el propio Maiakovski. Su mayor contribución a la literatura fue abrir el camino a los sucesivos movimientos vanguardistas y la incorporación de nuevos temas a la literatura posterior, como podrá apreciarse en los autores del 27.

2.3. CUBISMO

El cubismo literario fue creado por el escritor francés Guillaume Apollinaire en 1913 como derivación del cubismo pictórico (Picasso, Braque, Gris). Se basa en los siguientes presupuestos: descomposición de la realidad para recomponerla después libremente mediante la simultaneidad de planos y el collage; importancia de la disposición tipográfica visual-espacial de las palabras, como en los famosos caligramas de Apollinaire, cuyos versos dibujan el objeto del que hablan. Son también rasgos característicos el antisentimentalismo y el humor.

3. LOS VANGUARDIASMOS EN ESPAÑA: CREACIONISMO Y ULTRAÍSMO. Ramón Gómez de la Serna.

Además de la influencia de la vanguardia europea, fundamentalmente del surrealismo y el futurismo, dos son los vanguardismos de origen hispánico, y ambos casi exclusivamente poéticos: el creacionismo y el ultraísmo.

3.1. CREACIONISMO

Fue iniciado en París por el poeta chileno Vicente Huidobro, quien lo dio a conocer en España en 1918. El creacionismo no se propone reflejar ni imitar la realidad, sino crear realidades nuevas e independientes: «Hacer un poema como la naturaleza hace un árbol» (Huidobro); «Crear lo que nunca veremos» (Gerardo Diego).

El poema, por lo tanto, debe crear algo propio y autónomo que se explique y se comprenda por sí mismo, no por su relación o parecido con el mundo exterior. De esta manera, el poeta creacionista debe crear nuevas imágenes y relaciones entre las palabras; y las imágenes no se basarán en la comparación entre dos realidades, sino en la relación arbitraria que el poeta «crea» entre ellas. Del creacionismo, que influyó en poetas como Juan Larrea y Gerardo Diego, ha perdurado sobre todo el afán de renovación léxica y de creación de imágenes y metáforas.

RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA

Los vanguardismos llegaron en seguida a España, a través, sobre todo, de publicaciones como Revista de Occidente, fundada por Ortega y Gasset, y La Gaceta Literaria, creada por Giménez Caballero y Guillermo de Torre. Pero el máximo impulsor de las vanguardias en España fue Ramón Gómez de la Serna (1888-1963), periodista y escritor, figura clave de la vanguardia, que nació en Madrid, hijo de un ilustre jurista, y murió en Buenos Aires.

Su obra se caracteriza por su arrolladora personalidad, hasta tal punto de que creó un estilo conocido como el ramonismo, sinónimo de independencia, esteticismo y provocación. Siempre se manifestó como un iconoclasta con respecto a las artes y tendencias culturales al uso, como un nihilista que, ante la sociedad caótica y carente de valores que le tocó vivir, respondió con una extravagancia casi esperpéntica. Fue un autor prolífico que escribió más de cien libros de todos los géneros como la novela, el ensayo, el cuento, el teatro o el artículo periodístico y de la greguería, que él mismo definió como “metáfora más humor”.

Autor incatalogable, escribió siempre con ingenio y brillantez, con la seguridad de que cualquier texto, por breve e insignificante que parezca, puede ser una genial obra literaria.

La greguería, un género breve, próximo al epigrama, afirma una tendencia propia de la literatura y el arte contemporáneos: la ruptura con la solemnidad y el gusto por la parodia de las convenciones. Greguería (del griego “lenguaje ininteligible, incomprensible”: Hablar en griego) significa agudeza, imagen en prosa que presenta una visión personal, sorprendente y a veces humorística, de algún aspecto de la realidad. Gómez de la Serna define a la greguería como “humorismo + metáfora: el atrevimiento a definir lo que no puede definirse” es un ‘wasap poético». Por su brevedad, se vincula también con el haiku japonés (composición poética concisa y evocadora).

  • La pistola es el grifo de la muerte.
  • En las cejas tachó algo la naturaleza.
  • La lechuga es toda enaguas.
  • En la noche helada cicatrizan todos los charcos.

Algunas de sus obras son: “Ramonismos” (de 1927, donde definió su estética), “Automoribundia” (de 1948, autobiografía donde se encuentra a sí mismo más interesante que cualquier personaje), biografías de Óscar Wilde, Goya, etc., obras dramáticas como “El ruso” (1913), “El doctor inverosímil” (1914), “El rastro” (1931); obras narrativas como “La viuda blanca y negra” (1917), “El incongruente” (1922), “El torero Caracho” (1926), “La nardo” (1936), “El hombre perdido” (1946), “Las tres gracias” (1948).

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