TEMA 7: PRINCIPALES TENDENCIAS DESDE 1939 HASTA 1975. MIGUEL MIHURA Y ANTONIO BUERO VALLEJO.
- A) El teatro de evasión:
A partir de 1939, el panorama escénico estuvo marcado por la muerte y el exilio de autores que continuaron su labor en el extranjero: Rafael Alberti (El adefesio, Noche de guerra en el Museo del Prado); Max Aub (San Juan); Alejandro Casona (La dama del alba), y Pedro Salinas (Judit y el tirano).
En la posguerra, el teatro de evasión buscaba entretener al público, servir como propaganda ideológica para la dictadura y educar mediante el elogio de la virtud. Se distinguieron dos tendencias principales:
- Comedia burguesa: Evolución de la alta comedia, con autores como Jacinto Benavente, José María Pemán, Juan Ignacio Luca de Tena, Joaquín Calvo Sotelo y José López Rubio.
- Teatro de humor: Destacó Enrique Jardiel Poncela (Cuatro corazones con freno y marcha atrás).
Miguel Mihura
Nacido en Madrid en 1905 y fallecido en 1977, Miguel Mihura es uno de los autores teatrales españoles más destacados del siglo XX. Inició su carrera como articulista y dibujante. En 1942, fundó la revista La Codorniz, que alcanzó un éxito notable y contó con la colaboración de los mejores humoristas, tanto gráficos como literarios, convirtiéndose en un referente del humor español. Sin embargo, su faceta como autor teatral es la que más sobresale.
Su primera obra, y para muchos la mejor, fue Tres sombreros de copa, escrita en 1932 pero estrenada hasta 1952 en el Teatro Español de Madrid.
Los elementos esenciales de su arte son: humor, ternura, melancolía por una vida que no es como se desearía, esperanza, ingenio y una gran personalidad en el diálogo. Su obra anticipó el teatro del absurdo, integrando tres líneas principales:
- Elementos no verbales con efectos propios del circo o la revista. Una fiesta nocturna exteriorizada a través de signos (botellas, latas vacías, etc.).
- Humor que degrada el lenguaje para contrastar la vida tradicional con la libre. Esto se refleja en un lenguaje inicialmente respetuoso y complicado, que se vuelve libre y sencillo al final.
- El tratamiento onírico ocupa el centro de la obra, que fue incomprendida por la sociedad de la posguerra. Tras esta decepción, Mihura optó por un teatro más comercial. Entre sus obras destacan: Melocotón en almíbar; Maribel y la extraña familia, Ninette y un señor de Murcia.
Sus personajes femeninos son recurrentes. También escribió guiones para películas, algunas de ellas muy recordadas y aún proyectadas, como Bienvenido, Mr. Marshall.
Su producción literaria es extensa, lo cual sorprende dado que él mismo confesó que no le gustaba escribir.
- B) El drama realista de corte existencial y social:
Historia de una escalera, de Antonio Buero Vallejo, marcó un punto de inflexión en el teatro español. Con ella nació el drama realista, inicialmente existencial, preocupado e inconformista, que mostraba el desasosiego del ser humano en la sociedad de la época. Sus rasgos definitorios incluyen la complejidad de los espacios escénicos y la profundización en los caracteres de los personajes. Este movimiento se consolidó con Escuadra hacia la muerte, de Alfonso Sastre.
Hacia 1955, estos autores iniciaron un teatro de corte social, de denuncia y protesta, que encontró eco en un público nuevo que demandaba otra forma de hacer teatro. La leve relajación de la censura permitió enfoques más críticos. La temática se centró en la injusticia social y la alienación del individuo.
Antonio Buero Vallejo
Nacido en Guadalajara en 1916, Antonio Buero Vallejo comenzó su carrera en la pintura, estudiando Bellas Artes en Madrid. Durante la Guerra Civil, militó en el bando republicano y fue condenado a muerte, compartiendo cautiverio con Miguel Hernández. Su condena fue conmutada a 30 años de prisión, y tras varias rebajas, salió en libertad condicional en 1946. Su labor teatral fue ampliamente reconocida, recibiendo premios como el Lope de Vega, el Nacional de Teatro y el Cervantes en 1986. Fue miembro de la RAE y falleció en Madrid en 2000.
En el teatro, buscó la moderna tragedia española. El realismo y el simbolismo son la síntesis de sus obras, que presentan personajes activos y contemplativos que no despiertan admiración, sino compasión. Su temática se centra en el anhelo de realización humana y sus dolorosas limitaciones: la búsqueda de la felicidad y la libertad obstaculizada por una sociedad injusta. No busca soluciones, sino reflexiones en el espectador, invitándole a captar el mensaje de esperanza subyacente y a luchar contra la injusticia con voluntad y solidaridad. Su producción se divide en tres etapas:
- Teatro simbolista: En la ardiente oscuridad, La tejedora de sueños, Irene o el tesoro.
- Teatro de crítica social: Cultiva el drama social y existencial para indagar en la frustración de la sociedad de posguerra. Su obra más representativa es Historia de una escalera (1949), junto con La Fundación (1974) y El tragaluz (1967).
- Drama histórico: El tema central es el destino del pueblo en una sociedad injusta. Destacan Un soñador para un pueblo (1958), Las meninas (1960) y Sueño de la razón (1970).
Alfonso Sastre
De carácter luchador y reivindicativo, Alfonso Sastre formó el Teatro de Agitación Social, con el propósito de renovar el teatro. Escuadra hacia la muerte fue vetada por la censura. Junto a esta obra, es conocido por su grupo de “tragedias complejas”, una evolución del esperpento que presenta héroes irrisorios, magnificados por la historia pero debilitados por sus propias debilidades, a través del humor.
- Las obras de José Martín Recuerda se caracterizan por personajes ansiosos de libertad. Su teatro tiene un carácter documental y crítico, cargado de crispación y desgarro. Destacan Las salvajes en Puente San Gil (1961) y Las arrecogías del beaterio de Santa María Egipciaca (1970).
- C) El teatro innovador y de vanguardia:
Paralelamente al teatro realista, otros autores buscaron nuevas formas de creación dramatúrgica, enfrentándose a la incomprensión del público, la crítica y la censura. Su temática giraba en torno a la dictadura, la falta de libertad, la injusticia y la alienación. En su tratamiento dramatúrgico, utilizaban un enfoque simbólico, recurriendo a la farsa, lo grotesco y deformaciones esperpénticas, dando cabida a lo alucinante y onírico. El lenguaje poseía un tono poético y recursos extraverbales, inspirándose en la comedia musical, la revista y el circo.
Fernando Arrabal
El teatro de Fernando Arrabal se caracteriza por su elementalidad escénica, decorados sucintos, personajes primitivos y un lenguaje ingenuo con humor del absurdo. Sus obras presentan seres indefensos, víctimas de opresores ocultos, donde priman la desazón e inquietud. Destaca su concepto de “Teatro pánico”: conciliar lo absurdo con lo cruel e irónico, identificando el arte con lo vivido. Entre sus obras destacan Pic-Nic, El cementerio de automóviles o El Arquitecto y el Emperador de Asiria. Posteriormente, adoptó tonos políticos de lucha con Teatro de guerrilla y Oye, patria, mi aflicción.
Francisco Nieva
El tema básico en la obra de Francisco Nieva es cómo la sociedad degrada al ser humano al impedir el desarrollo de sus necesidades profundas. Se erige la transgresión, debido a la necesidad de una liberación sexual. Además del erotismo, abundan las referencias a una España negra y a la religión, a las que critica. Su producción se divide en tres géneros: A) Teatro Furioso (Pelo de tormenta), B) Teatro de farsa y calamidad (Malditas sean Coronada y sus hijas) y C) Teatro de crónica y estampa (Sombra y quimera de Larra).
Dentro de este teatro, destaca un grupo de “nuevos autores” que emplean el simbolismo. Sus obras se caracterizan por su carácter vanguardista, pesimismo y simbología animal. En sus textos, abordan el tema del poder opresor y elementos provocadores relacionados con la sexualidad, el lenguaje escatológico y la violencia física y verbal. Algunos ejemplos son José Ruibal, Miguel Romero Esteo, Luis Riaza, Manuel Martínez Mediero o Antonio Martínez Ballesteros.
En la búsqueda de un teatro renovador, a finales de los 60 y principios de los 70 surgieron los grupos de teatro independiente, creados para superar inercias y limitaciones. Destaca la aportación de los catalanes Els Joglars, Els Comediants, Tricicle y La Fura dels Baus. Sus obras, tanto “de autor” como creaciones colectivas, son una síntesis entre dos direcciones: la experimental y la popular, conjugando enfoques críticos con otros de carácter lúdico y combinando aspectos verbales con otros paraverbales.