El Teatro Español de Posguerra: Evolución, Autores y Obras Clave
Introducción
El teatro de la posguerra sigue marcado por los condicionamientos comerciales, que dificultan la inclusión de conflictos temáticos o innovaciones técnicas. También se ve afectado por la influencia de la dictadura. A partir de 1965, surgen nuevos actores y, en torno a la muerte de Franco, se crean nuevos grupos teatrales universitarios que renovarán el género, sobre todo en Cataluña.
El Teatro de Posguerra (Años 40)
Tras la Guerra Civil, algunos autores han muerto (Valle-Inclán y García Lorca), otros están en el exilio y la producción de los viejos maestros (Benavente o Arniches) resulta ya de escaso interés. Se distinguen dos tendencias:
- La línea benaventina de la comedia burguesa o alta comedia, con obras “bien hechas”, de diálogos cuidados y técnicas tradicionales, junto a una crítica amable y la defensa de valores tradicionales.
- El teatro cómico, donde encontramos lo más interesante de aquellos años, con Jardiel Poncela y Miguel Mihura.
El madrileño Enrique Jardiel Poncela (1901-1952) buscó romper los límites de la comicidad tradicional con innovaciones escenográficas, elementos inverosímiles y absurdos. Sin embargo, en estas y otras obras tuvo que hacer concesiones al humor habitual por exigencias de los empresarios y espectadores, lo cual malogra a veces el desarrollo de su propuesta.
Los Años Cincuenta
El teatro más habitual en las salas españolas de los años 50 siguió siendo el teatro comercial, que oscilaba entre el melodrama conformista y el humor intrascendente. En esta línea se sitúan Miguel Mihura y el madrileño Alfonso Paso (1926-1978), de curiosa trayectoria: sus primeras obras eran comedias críticas o tragicomedias de intención social y renovación escénica. Sin embargo, prefirió ser un autor de éxito y comenzó a hacer cuantas concesiones fueron necesarias para ello, convirtiéndose en uno de los autores preferidos del público burgués.
Frente a este teatro comercial se posicionaron algunos autores que, partiendo de un enfoque realista, trataron de llevar a escena problemas de mayor hondura. Surgen diferentes tendencias:
- Un teatro orientado hacia lo existencial.
- Un teatro orientado hacia lo social.
Entre los autores destacados de esta época encontramos:
- Carlos Muñiz: Logró cierto éxito con *El tintero*, en la que arremete contra los burócratas y los funcionarios que anteponen a cualquier consideración moral el cumplimiento de una orden dada por un superior.
- Lauro Olmo: Autor de *La camisa*, obra que aborda uno de los problemas más importantes de la época, el paro. Juan decide gastarse todos sus ahorros en comprarse una camisa para presentarse a solicitar empleo. Sus esfuerzos son vanos y, junto con su esposa, Lola, decide emigrar a Alemania.
- José Martín Recuerda: Cultivó un teatro satírico y cruel en el que la caricatura desempeña un papel fundamental. En *Las salvajes en Puente San Gil* denuncia a los beatos de una ciudad que quieren prohibir un espectáculo de variedades, al tiempo que denuncia los tipos de censura –política, económica, religiosa– a los que se ve sometido un autor teatral. Critica fuertemente a la Iglesia, a la que acusa de ser cómplice del poder político.
- Fernando Arrabal: Fracasó sonoramente en 1955 con *El triciclo*. Decidió entonces marcharse a Francia y escribir en francés. Allí acometerá una revolución total del teatro con el llamado teatro pánico, en el que aparecen rasgos oníricos y también críticos tomados del surrealismo. Este teatro, en el que destaca su actitud de rebeldía ante el absurdo y sinrazón del mundo, cosechará éxitos por todas partes.
Los Años Sesenta: Teatro Experimental
Continúan el teatro comercial y el teatro social. Sin embargo, frente a la estética del teatro realista, surge un grupo de escritores que busca nuevos cauces dramáticos. Esta nueva tendencia mantuvo la crítica social y tuvo grandes dificultades para la representación. Sus rasgos principales son:
- El teatro se concibe como un espectáculo total. De ahí la importancia de la escenografía, los efectos especiales, la luz y el sonido, el vestuario.
- Se tiende a un “espectáculo colectivo”, con frecuentes improvisaciones, y se rompen las barreras entre actores/escenario y espectadores, a los que en ocasiones se invita a participar en la función.
- Los temas siguen siendo la denuncia social y política del régimen franquista y, también, la injusticia, la alienación, la sociedad de consumo, etc. Pero ahora los enfoques son simbólicos, hay farsa y elementos esperpénticos o grotescos.
Los autores más significativos del teatro experimental son:
- Francisco Nieva: Comenzó a escribir en los años 50, pero no estrenó sus obras en España hasta 1975. En ellas hay elementos surrealistas, lenguaje culto y escenografía deslumbrante.
- Fernando Arrabal: Considerado uno de los renovadores del teatro europeo. Rompe con lo convencional para provocar al espectador. Entre sus obras destaca *Pic-nic*.
El Teatro Independiente
El teatro independiente rechaza el teatro comercial y lo forman diversos grupos teatrales. Es la otra corriente renovadora. Destacan los siguientes grupos: Los Goliardos y Tábano en Madrid, Teatro Lebrijano y La Cuadra en Sevilla, Els Joglars y Els Comediants en Cataluña. Muchos más son los grupos independientes que se dedican a estudiar nuevos métodos de interpretación y, si no hubieran quedado al margen de la vida teatral de carácter oficial, habrían podido revolucionar la estética del teatro español contemporáneo. Se les denomina el Nuevo Teatro.
Miguel Mihura (Madrid, 1905-1977)
Su primera y más representada comedia, Tres sombreros de copa, aunque compuesta en 1932, no se estrenó hasta veinte años después, tras varios intentos fallidos previos. Fundó la revista de humor La Codorniz en 1941 y se dedicó al cine como guionista. Mihura reanudó su producción teatral en 1953, pero para eludir las dificultades hará un teatro comercial al alcance de la mentalidad de los empresarios y del público burgués. En las obras que siguieron presenta el choque entre individuo y sociedad, que provoca en sus protagonistas un descontento ante las convenciones que impiden la felicidad. Este conflicto se presenta con frecuencia suavizado, pero sus tramas son sorprendentes, imaginativas y llenas de humor y ternura, y maneja con habilidad los recursos escénicos y el diálogo. Entre sus obras destacan Sublime decisión (1955), Carlota (1957) o Melocotón en almíbar.
Antonio Buero Vallejo (Guadalajara, 1916 – Madrid, 2000)
Fue condenado a muerte por colaborar con grupos que intentaban reorganizar la resistencia antifranquista. La pena se conmutó por 30 años de prisión, aunque en 1946 obtuvo la libertad provisional. En 1949 obtuvo el Premio Lope de Vega por Historia de una escalera, lo que le permitió estrenar ese mismo año la obra.
Rasgos Generales de su Teatro
- Temas: La libertad, la justicia y la verdad, y el deseo de ahondar en aspectos de la naturaleza humana como la soledad, etc.
- Personajes: Complejos, cuyas limitaciones físicas reflejan sus carencias interiores. Utilización de espacios con valores simbólicos.
- Intención: Dar testimonio de la realidad.
- Técnicas teatrales: Se sirve en varias ocasiones del “efecto de inmersión”, por el que el público se ve obligado a participar de las condiciones físicas o psíquicas de algún personaje.
Etapas
- a) Teatro existencial (hasta muy avanzados los 50): Con personajes que intentan escapar, sin conseguirlo, de la triste realidad.
- b) Teatro de crítica social más decidida: Para sortear la censura, va a utilizar la ambientación histórica y escribirá dramas históricos cuyos conflictos son una alegoría del presente.
- c) Última etapa (a partir de 1970): Insiste en temas anteriores, pero con mayor propósito experimental.