Literatura Española de Posguerra
Generación del 36
Bajo el nombre de Generación del 36 se suele incluir a un grupo de poetas nacidos, aproximadamente, entre los años 1905 y 1920, cuyas trayectorias vitales y creativas están profundamente marcadas por la Guerra Civil. Los poetas exiliados estuvieron unidos por el lema de la patria perdida, tema dominante en sus primeras obras de posguerra. Por su parte, los escritores que permanecen en el país se diferencian en dos tendencias poéticas: la poesía arraigada, vinculada al bando vencedor, y la poesía desarraigada, de los poetas que vivieron angustiosamente la situación.
Poesía de Posguerra
La Guerra Civil supuso un corte decisivo en todos los aspectos de la vida intelectual y artística de España. Una de las principales consecuencias fue el exilio de muchos escritores. Los caminos de la poesía española se dividen en dos escenarios:
- En España: Continúan su labor creativa poetas del 27, además de la Generación del 36.
- En el exilio: Se produce una superposición de generaciones poéticas, representados por León Felipe, Juan Ramón Jiménez, Pedro Salinas y otros autores de la Generación del 27.
Estas dos corrientes son distintas en cuanto a los temas, el estilo y la postura ética de sus poetas, si bien es cierto que ambas continúan la línea rehumanizadora.
Poesía Arraigada
Los jóvenes que la cultivan son conocidos como poetas garcilasistas. Es una poesía idealista, cuyos temas son el amor, la familia, la fe católica, etc. Su honda fe histórica y religiosa les confiere la serenidad y el “arraigo” en la realidad que se hacen patentes en su estilo, con un lenguaje sobrio y equilibrado. Sin duda, el mayor representante fue Luis Rosales.
Poesía Desarraigada
La obra de Dámaso Alonso, Hijos de la ira, publicada en 1944, se considera el punto de partida de esta corriente. Está vinculada al teatro y la novela existencialista, cuyos integrantes no ven el mundo como algo ordenado. El resultado es una poesía realista, cuyos temas se centran en una constante búsqueda del sentido de la existencia humana. Estos temas se corresponden con un estilo que persigue la fuerza expresiva más que la belleza formal. La figura emblemática de la poesía desarraigada fue Dámaso Alonso, con su obra fundamental Hijos de la ira.
El grupo Cántico
Este grupo cordobés apareció en 1947 en la revista Cántico, y en ella participaron poetas que se decían herederos del 27. Cultivaban una estética refinada y sensual, cuyos temas son casi siempre intimistas, y emplean con frecuencia un tono vitalista.
Poetas en el exilio
La mayor parte de los intelectuales simpatizaron con el bando republicano, por lo que muchos de ellos se vieron obligados a afrontar el exilio. Estos escritores pertenecen a distintas generaciones y en su escritura se observan temas comunes como el de la patria perdida, el recuerdo de la lucha y la derrota. Entre los poetas exiliados se encuentran: Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, etc.
Novela de Posguerra
Novela idealista
Durante los primeros años del franquismo triunfante aparecen novelas propagandísticas que exaltan la guerra, el régimen surgido de ella y sus valores ideológicos. Existe también otra narrativa de concepción idealista en la que se intenta hacer olvidar la guerra.
Realismo existencial
Este tipo de novelas intenta ser un reflejo amargo de la vida cotidiana. Sus temas habituales son la soledad, la frustración de las ilusiones, el desarraigo de los personajes en una sociedad vulgar. Son relatos en los que se muestra el malestar social transferido a la existencia individual. Las siguientes novelas se consideran representativas:
- La familia de Pascual Duarte, de Camilo José Cela.
- Nada, de Carmen Laforet.
- La sombra del ciprés es alargada, de Miguel Delibes.
- El camino, de Miguel Delibes.
Teatro de Posguerra
Se ve limitado por una férrea censura civil y eclesiástica, lo que impide la entrada de las nuevas corrientes.
Características del teatro de posguerra
El único objetivo era el entretenimiento de la clase media urbana y sus creadores fueron Jacinto Benavente y Enrique Jardiel Poncela. Los rasgos más frecuentes son:
- Entretenimiento: Sigue la línea más habitual del teatro cómico.
- Valores tradicionales: Se defienden la honradez, el trabajo, la fidelidad y el amor conyugal.
- Crítica contenida: Se centra en las costumbres de la clase media, con abundantes dosis de moralismo.
- Final feliz: Se añade una gran dosis de sentimiento trivial al final de las obras.
Temas
- Mundo real: Gira en torno a un problema de desavenencia amorosa, infidelidad, etc.
- Mundo poético: Introduce un elemento inverosímil y crea un mundo fantástico.
Estilo
- Piezas redondas: Se trata de piezas “bien hechas”, con diálogos correctamente construidos, un lenguaje literario muy cuidado.
- Ambientes burgueses: Se sitúa la acción en interiores refinados o aristocráticos.
- Burguesía: Los personajes pertenecen a la burguesía media-alta y, en ocasiones, a la nobleza.
- Técnicas cinematográficas: Se introducen saltos temporales y cambios de lugar.
Algunos de los dramaturgos más reconocidos son: Joaquín Calvo Sotelo y Juan Ignacio Luca de Tena.