Realismo y Naturalismo: Características y Evolución en la Literatura del Siglo XIX

Realismo y Naturalismo: Corrientes Literarias del Siglo XIX

El Realismo y el Naturalismo son movimientos artísticos que se sitúan cronológicamente a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Las transformaciones de esta época producen en el hombre europeo una conciencia muy viva de la importancia de lo social. La influencia de la sociedad y la dimensión colectiva del hombre pasan a primer plano.

Se llama Realismo al movimiento cultural característico de una sociedad burguesa a la que no agradaban las fantasías idealistas románticas.

Del Romanticismo al Realismo

La presentación del Realismo como movimiento antagónico y opuesto al Romanticismo no es del todo exacta. Además de la superposición temporal de las dos estéticas (en 1830 Stendhal, prerrealista, publica Rojo y negro, y en el mismo año aparece Hernani de Victor Hugo, líder del Romanticismo francés), habría que considerar algunas de las deudas que el Realismo contrae con el Romanticismo:

  • El realista desarrolla el gusto por lo regional y local, propio del romántico.
  • El llamado costumbrismo romántico será la base de la novela realista, al propiciar la creación de tipos, personajes y ambientes que responden con fidelidad a una realidad social y nacional determinada.
  • El tono melodramático y la retórica vehemente, propios de la narrativa romántica, perviven en las técnicas folletinescas a las que recurrieron algunos escritores realistas.
  • El paisajismo romántico anticipó algunos rasgos del detallismo descriptivo de los narradores realistas.

Rasgos Generales de la Literatura Realista

1. Observación y descripción precisa de la realidad

Los escritores llegan a documentarse sobre el terreno, anotando apuntes sobre los personajes o ambientes, o bien consultan libros de los que extraen información precisa. La vida real se convierte así en objeto estético. Las novelas realistas están colmadas de datos sobre la vida cotidiana: el comportamiento, el vestido, la alimentación, el ambiente, etc.

2. Ubicación próxima de los hechos

Los autores realistas escriben sobre lo que conocen, con lo que sitúan sus obras en el presente y en lugares próximos. La mirada se desplaza a lo cotidiano, eliminando el subjetivismo y la fantasía, y controlando los excesos de la imaginación y del sentimentalismo.

3. Frecuente propósito de crítica social y política

Los autores realistas denuncian vicios y males que padece la sociedad, y proponen soluciones para eliminarlos. Renace la idea del “arte útil”. La intencionalidad sociopolítica varía según la ideología particular de cada escritor.

  • En general, los autores conservadores describen la realidad para mostrar su degradación y postular un retorno a los valores tradicionales.
  • Los progresistas también muestran lacras sociales, pero estas, según ellos, obedecen a la pervivencia de una mentalidad conservadora que lastra el avance hacia el mundo nuevo.

4. Estilo sencillo y sobrio

Los realistas no solo abandonan los temas legendarios del Romanticismo, sino que rechazan la pomposa retórica romántica. El ideal de estilo es la claridad y la exactitud, como corresponde al deseo de acercar la labor del escritor a la del científico.

5. Predilección por la novela

El género literario por excelencia fue la novela, que alcanzó un auge inusitado. Según los realistas, la prosa narrativa era el género adecuado para reflejar la realidad en su totalidad:

Una novela es un espejo que se pasea por un camino real. Tan pronto refleja el cielo azul como el fango de los cenagales del camino” – Stendhal

La novela realista exige que el novelista sea un buen psicólogo, un buen sociólogo, un historiador o un intérprete de la historia, y que sepa pasearse por los más variados sectores de la ciudad (novela ciudadana, más que rural) para llenar su “cuaderno de notas” de todo el material que precisa para urdir la trama y componer la narración.

Rasgos Típicos de la Novela Realista

1. Verosimilitud

La descripción y la presentación de la vida real, estudiada desde todos los ángulos posibles, es el objeto de la narrativa realista. Las historias son como fragmentos de realidad. Aunque inventadas por su autor, se basan en la experiencia cotidiana, y tanto los protagonistas como los ambientes son creíbles. Han desaparecido del relato los sucesos inverosímiles, los hechos maravillosos y las aventuras insólitas.

En principio, no se pretende moralizar, aunque algunas veces el escritor vierte opiniones que le convierten en juez de algunos acontecimientos.

2. Protagonistas individuales o colectivos

Los protagonistas de las novelas son individuos que se relacionan problemáticamente con su mundo o grupos sociales completos que permiten al novelista dar una visión global de la sociedad contemporánea. En el primer caso, se hace hincapié en el análisis psicológico del protagonista; en el segundo, en la descripción de los más variados ambientes y comportamientos, con la aparición de medios sociales ignorados por la novela hasta entonces (burguesía, proletariado, mendigos, desclasados, etc.).

Se distinguen, pues, dos tipos de novelas, aunque no faltan casos de combinación de ambas:

  • La novela psicológica
  • La novela de ambientación social

3. Narrador omnisciente

El narrador maneja por completo los hilos del relato: sabe lo que va a suceder, conoce hasta los más ocultos pensamientos de los personajes e interviene en la obra con juicios sobre hechos y personajes, y con observaciones dirigidas al lector. El narrador omnisciente se entromete en el relato para sacar conclusiones o dictar sentencias; para resumir lo narrado en una forma ética, sociológica, psicológica o histórica. En muchas ocasiones, el narrador omnisciente se comporta como un narrador-filósofo, expresando una determinada postura ideológica.

Ello no es incompatible con fingir una mera actitud de cronista de unos hechos, de notario de una realidad de la que es testigo. Con el tiempo, este ideal de objetividad conduce a atenuar las apariciones del narrador en la obra.

1 El narrador omnisciente equivale a una visión “por detrás”, es decir, el narrador sabe más y dice más de lo que el personaje sabe de sí mismo o de su realidad. Existen otros dos tipos de puntos de vista o perspectivas: interno, en el que el narrador sabe lo mismo que el personaje, y externo, o visión “desde fuera”, en la que el narrador sabe menos que el personaje.

4. Estructura lineal

Los hechos transcurren de forma lineal en el tiempo, aunque no son extrañas las vueltas atrás para contar episodios pasados, pero estas no interrumpen más que provisionalmente el hilo general de la narración.

5. Estilo indirecto libre

En la novela del siglo XIX surgió el discurso o estilo indirecto libre. Su uso hace que la presencia del narrador sea sensiblemente menor, proporcionando una sensación de mayor objetividad. Es un estilo empleado para narrar siempre la intimidad (recuerdos, sentimientos, sensaciones, ideas) desde dentro, es decir, para aproximar lo más posible al lector y al personaje. La técnica consiste en eliminar las marcas más patentes de la intervención del narrador sobre sus personajes: los verbos principales de lengua u opinión y los nexos subordinantes.

La importancia del estilo indirecto libre se debe a que fue el punto de partida de una serie de procedimientos, el monólogo interior, por ejemplo, que, revolucionando las formas narrativas tradicionales, han permitido a la novela del siglo XX describir la realidad mental y representar de manera vívida la intimidad psicológica.

6. Descripciones minuciosas

Las descripciones de exteriores e interiores, y las de los mismos personajes, son extremadamente detalladas, de modo que muchas veces predomina en las obras la descripción sobre la narración. Ello relaciona de nuevo la actitud de los escritores realistas con la obsesión por el dato exacto, típica del positivismo. Así, la atención al detalle lleva a captar en muchos personajes rasgos tan concretos que ellos solos bastan para individualizarlos, lo que justifica la abundancia de minuciosos retratos físicos y psicológicos en esas novelas.

7. Aproximación del lenguaje al uso coloquial

El lenguaje narrativo, en coherencia con los presupuestos ideológicos, se aproxima a la lengua de la conversación, a la que se eleva a la categoría de lengua literaria. Los autores se esfuerzan en adecuar el lenguaje a la naturaleza de los personajes, que hablan con arreglo a su condición social, a su origen geográfico o a sus propias particularidades.

Temas de la Novela Realista

El tema amoroso, que constituye el ingrediente básico de los relatos sentimentales, suele adoptar en el Realismo y Naturalismo manifestaciones más concretas: el adulterio, sobre todo femenino, o el proceso de enamoramiento de un sacerdote.

En la novela decimonónica se muestran situaciones que evidencian dificultades en la relación de pareja. Las dificultades pueden venir planteadas:

  • Por la diferencia de edad, como Víctor Quintanar, mucho mayor que la joven Ana Ozores, en La Regenta.
  • Por insalvables disparidades sociales entre los pretendientes, como en la novela Tormento de Galdós.
  • Por la confrontación ideológica que impide el matrimonio, como en el caso de Pepe Rey con Rosario, en Doña Perfecta de Galdós.
  • Por el abismo psicológico y vital, como el que separa a Fortunata de su marido Maximiliano Rubín, en Fortunata y Jacinta.

En la narrativa del siglo XIX se reitera el argumento del adulterio, que frecuentemente suele tener un desenlace fatal.

El protagonista literario del adulterio suele ser la mujer, precisamente en una época en que la condena social de la relación extramarital es mayor si se trata de la mujer. En el caso en que se trate del marido infiel, su actuación aparece como la del libertino moralmente condenable, pero digno de disculpa en cuanto esclavo de sus tendencias naturales.

En la segunda mitad del siglo XIX se escriben varias novelas centradas en el enamoramiento de un sacerdote; novelas que plantean frecuentemente la “crisis sacerdotal”, con una situación religiosa límite: la oposición amor divino-amor humano.

Aunque el conflicto puede resolverse en algunos casos sin excesivos traumas (Pepita Jiménez, de Juan Valera), lo más frecuente es que el desenlace sea desdichado.

Naturalismo

La evolución del Realismo condujo a una literatura meramente “documental”, en la que la realidad se ofrece como objeto de estudio, sin la menor transformación artística subjetiva. A partir de 1871, en Francia se desarrolla la escuela naturalista por obra de su creador, Émile Zola, quien expuso su teoría en sus ensayos y artículos.

En las ideas de Zola subyace el enfoque determinista2 de la realidad, entendido como búsqueda de las causas próximas o determinantes de los fenómenos.

2 Según el determinismo, el hombre no es libre; la herencia biológica condiciona su destino. Por otra parte, las circunstancias sociales en las que nace y se desarrolla determinan su comportamiento, creencias y actitudes.

El Naturalismo da como resultado una novela social que pretende ser científica y que se caracteriza por los rasgos siguientes:

  • Trata asuntos como la miseria humana, la corrupción, el alcoholismo, las enfermedades mentales y hereditarias y, en general, la marginación en todas sus vertientes. Por consiguiente, los personajes están marcados por taras físicas o psíquicas de carácter hereditario o embrutecidos por la miseria.
  • Los ambientes descritos con una técnica impresionista reflejan el pesimismo del que parten los autores. Se trata de ambientes sórdidos, desagradables, tristes, negativos. Mientras que el escritor realista se suele limitar a describir el mundo de la burguesía, de la clase media, con escasas incursiones en los ambientes de los obreros o de los marginados, el naturalista incorpora estos sectores a la novela.
  • Mantienen el gusto por la documentación y la observación proclamadas por el Realismo, llevándolas al extremo con el máximo rigor.

Naturalistas de importancia, además de Zola, fueron los hermanos Goncourt, Alphonse Daudet y Guy de Maupassant.

La Literatura Realista en España

El triunfo de la estética realista en España es tardío, debido a sus circunstancias histórico-sociales.

Por un lado, el desarrollo del medio urbano está lejos de la de países avanzados como Inglaterra o Francia. Así, asuntos centrales para los escritores realistas, como el interés por el abigarrado mundo de la ciudad o por los efectos del progreso sobre las clases medias, no será en España tan intenso por su propio atraso económico-social.

Por otro lado, las circunstancias históricas que pueden propiciar el surgimiento del Realismo solo se producen a partir de la revolución del 68. La perspectiva que se abre entonces de una sociedad burguesa, el nuevo clima de libertad y la desaparición de la censura literaria explican el auge de la literatura realista desde los años setenta.

Para el desarrollo de la prosa realista, tiene una gran importancia el auge del periodismo. La mayor parte de los prosistas del siglo XIX ejercitan su pluma en los periódicos. La prensa, por pura necesidad de proximidad al lector, contribuye a forjar una prosa directa, flexible y liberada de la grandilocuencia romántica. En el género periodístico del artículo de costumbres estaba el germen de lo que iba a ser luego la novela realista. Cada vez es mayor el interés por la reproducción fiel del entorno, así como la atención a la realidad contemporánea del autor y del lector.

Antes del surgimiento de la novela realista, puede hablarse durante los años cincuenta y sesenta de una novela prerrealista, próxima todavía al costumbrismo y construida mediante la mera suma de escenas costumbristas.

Además del costumbrismo, otras influencias literarias contribuyen también a la consolidación de la novela realista española.

Una es, por supuesto, la de los grandes escritores realistas europeos.

Otra es la novela de folletín, muy leída por los realistas españoles, y de la que tomaron motivos y recursos diversos, aunque también la criticaron y parodiaron en sus propias novelas.

Otro precedente literario es la novela histórica romántica, que, sobre todo, sirve a los realistas como contramodelo:

Novela RománticaNovela Realista
Ambientación en el pasado y la imprecisión temporalRealidad contemporánea y precisión de datos
Casos insólitos y maravillososSucesos y personajes comunes y corrientes

Finalmente, una fuente muy importante de la novela realista española es la de la prosa de los siglos XVI y XVII: Cervantes, la picaresca, Quevedo, etc.

La transición de la prosa romántica a la novela prerrealista se manifiesta en las obras de Fernán Caballero (Cecilia Böhl de Faber) y Pedro Antonio de Alarcón.

El Realismo se consolida con la narrativa de Juan Valera, José María de Pereda, Emilia Pardo Bazán, Benito Pérez Galdós y Leopoldo Alas “Clarín”.

Un Naturalismo peculiar

En España, el Naturalismo presenta unas características muy particulares. Las doctrinas naturalistas se conocieron en España a través de unos artículos publicados por Emilia (condesa de) Pardo Bazán, recogidos en forma de libro bajo el título de La cuestión palpitante (1883).

El Naturalismo español es más formal que ideológico; se puede advertir alguna influencia en sus técnicas, más que en la concepción del mundo. En general, sirvió para tratar con más radicalidad los temas sociales y para indagar en aspectos sórdidos de la existencia. Se refleja la miseria moral y material, pero, debido a la concepción cristiana del hombre, no se acepta el determinismo social y biológico, apareciendo los personajes como libres y no como simples productos del determinismo. El Naturalismo español se reduce a unos cuantos elementos que se incorporan a la novela realista.

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