La humilde infancia de Pip
Phillip Pirrip, apodado Pip, es un niño huérfano de clase baja que vive con su hermana y el marido de esta, un herrero, en un pequeño pueblo inglés. Un día, se encuentra con un convicto fugitivo que le exige comida y una lima. Pip, atemorizado, obedece y se olvida del incidente, sin saber que este hecho marcará su vida para siempre.
El encuentro con la señorita Havisham y Estella
Meses después, una anciana adinerada, la señorita Havisham, lo invita a jugar a su casa, Satis House. Este evento cambia su vida radicalmente, pues allí descubre un mundo más allá de los límites de su pueblo. También conoce a Estella, una niña de su edad, educada por la anciana, de la que se enamora a primera vista. Sin embargo, Estella es orgullosa y lo rechaza por su pobreza e ignorancia. Esta situación deprime a Pip, quien busca ayuda en su amiga Biddy, que le enseña a leer y escribir. Tras visitas periódicas a la misteriosa casa, que se encuentra en un estado de abandono y decadencia, su cuñado José (con quien tiene una gran amistad) es invitado también. En esta visita, la señorita Havisham recompensa económicamente los servicios de Pip y se despide de ellos.
El aprendizaje como herrero y la invalidez de su hermana
Aquí comienza una etapa triste en la vida de Pip, pues su hermana queda inválida tras un ataque y él comienza su aprendizaje como herrero, subvencionado por el dinero de la anciana. Estos hechos agravan aún más su situación.
La llegada de «Grandes Esperanzas»
La solución aparece cuando un abogado de Londres, el señor Jaggers, le informa de que una fuente anónima le ha donado un cuantioso capital. Le da dinero para vestirse correctamente y le comunica que vivirá en Londres con una familia rica. En resumen, le brinda lo que denomina «grandes esperanzas».
La dualidad de Pip
La idea de alcanzar otra clase social lo divide: por un lado, anhela ser un caballero para conquistar a Estella y escapar de su destino como herrero; por otro, siente tristeza por la separación de su amado cuñado y su amiga Biddy. Finalmente, el ya adolescente Pip se enfrenta a sus temores y se instala en Londres. Allí descubre un mundo nuevo de posibilidades y vive cómodamente junto a Herbert Pocket, el hijo mayor de la familia, del que se hace íntimo amigo.
El regreso de Estella y la venganza de la señorita Havisham
Una circunstancia lo devuelve al pasado: su querida Estella se mudará a Londres. Sin embargo, se da cuenta de que ella está muy condicionada por la señorita Havisham, quien ha decidido que rompa el corazón de todos los hombres que pueda, para vengarse de un antiguo desamor. Pip cree que él es el destinado para Estella y que el dinero proviene de la anciana. Por entonces, se entera de que su hermana ha muerto, lo que crea un ambiente aún más melancólico.
La revelación del benefactor
La historia da un giro inesperado cuando aparece el benefactor de Pip: es el presidiario al que ayudó en su infancia. Agradecido, en cuanto empezó a ganar dinero en Australia, se lo fue enviando para convertir a Pip en el caballero que él nunca pudo ser. Provis, que así se hace llamar, le cuenta que ha vuelto para verlo, pero Pip lo rechaza porque se siente desdichado con su nueva vida, que es demasiado complicada, y extraña su hogar.
La huida fallida y la muerte de Provis
Pip y Herbert se dan cuenta de que, al estar ilegalmente Provis en Inglaterra, deben ocultarlo y llevarlo al extranjero. Antes de irse, Pip se declara a Estella, y ella le revela que está comprometida con otro hombre, Bentley Drummle. Cuando se despide de la señorita Havisham, esta le cuenta parte de la vida de Estella, que finalmente se revela como hija de Provis. Después de esto, la anciana muere en sus brazos como consecuencia de un incendio accidental.
Cuando Herbert y Pip intentan huir con Provis, son interceptados por la policía, y durante la captura, el fugitivo es herido gravemente. Provis muere durante su juicio.
La enfermedad de Pip y el reencuentro con Joe
Más tarde, Herbert se ve obligado a abandonarlo, y Pip cae en una profunda depresión y una posterior enfermedad. Pasa semanas inconsciente y, al despertar, se encuentra al lado de Joe, quien lo cuida y paga sus deudas hasta que se recupera. Joe regresa a su pueblo natal. Cuando Pip va a agradecérselo, descubre que Joe y Biddy se han casado ese mismo día. Este hecho lo trastorna, pues tenía pensado estar con su antigua amiga.
El viaje al extranjero y el reencuentro con Estella
Pip decide evadirse y se reúne con Herbert en el extranjero, donde progresa y vive bien. Once años después, regresa a Inglaterra y descubre que Joe y Biddy han tenido un hijo, al que han llamado Pip. Para completar su visita, vuelve a Satis House, la desolada mansión de la señorita Havisham, y casualmente se encuentra allí con Estella. Ella le cuenta que su matrimonio ha fracasado. Pip nota un cambio reconfortante en ella, pues siente que está arrepentida. A raíz de esto, se hacen amigos para toda la vida.