Homenaje a Ramón Sijé: Un Canto a la Amistad Eterna en la Obra de Miguel Hernández

Miguel Hernández y su Elegía a Ramón Sijé

Contexto del Autor y la Obra

Miguel Hernández (Orihuela, 1910-Alicante, 1942) fue uno de los poetas más importantes de su época, a caballo entre la Generación del 27 y la Generación del 36, y uno de los más destacados del siglo XX. Nacido en una familia de pastores, se crio en un medio rural que le dificultó el desarrollo de su vocación literaria. A pesar de ello, estudió hasta los 14 años y en la escuela entabló amistad con Ramón Sijé, quien se convertiría en abogado y escritor. La influencia de Sijé fue fundamental en los primeros años de Hernández. De hecho, Sijé fundó la revista El Gallo Crisis, en la que se publicaron muchos de los escritos de Miguel Hernández.

El contacto directo con la naturaleza durante la infancia del poeta dejó una huella tangible en toda su obra. Su producción literaria comenzó con Perito en lunas, época en la que entabló amistad con varios poetas de renombre. En 1934 conoció a su futura esposa, Josefina Manresa, y comenzó a escribir El rayo que no cesa, obra que lo consagró como uno de los poetas más auténticos e importantes de su tiempo. Mientras escribía esta obra, atravesó una crisis personal que lo llevó a alejarse de la influencia católica inculcada por Ramón Sijé y a acercarse a las tesis revolucionarias de Pablo Neruda. Esto provocó un distanciamiento entre ambos amigos. Antes de que pudieran aclarar sus diferencias, Ramón Sijé falleció, dejando a Miguel Hernández sumido en un profundo dolor. Como expresión de este sentimiento, escribió la Elegía a Ramón Sijé, incluida en El rayo que no cesa.

Análisis de la Elegía a Ramón Sijé

Tema y Estructura

El tema central de esta elegía es el dolor y la desesperación que siente Miguel Hernández ante la muerte de su amigo, un dolor que se ve hiperbolizado mediante diversos recursos literarios. El poema consta de 16 estrofas, todas ellas tercetos (serventesios), sumando un total de 48 versos. La rima es consonante y sigue el esquema ABA, BCB, y así sucesivamente. El serventesio final presenta una rima con esquema ABAB.

División del Poema y Evolución del Tono

Podemos diferenciar dos partes en el poema:

  • Primera parte (estrofas 1-11): Predomina un tono de tristeza y dolor. El poeta expresa sus sentimientos por la muerte de su amigo, que desembocan, entre los versos 25 y 33, en una actitud desesperada e intensas ganas de traer de vuelta a Ramón Sijé. El dolor es tan intenso que el poeta piensa incluso en desenterrar el cadáver. Miguel Hernández muestra su rabia contra una muerte injusta desde una postura irracional.
  • Segunda parte (estrofas 12-16): Se produce un cambio de tono hacia uno más esperanzado. El poeta emplea el futuro en los tiempos verbales para expresar que su amigo le acompañará durante toda su vida, ensalzando y dulcificando sus cualidades con adjetivos como «angelicales» y «espumosas», y sustantivos como «florales» y «campo».

Recursos Literarios y Estilísticos

Se aprecia un gran uso del léxico referente a la tierra y la naturaleza, que tanta influencia tuvo en la obra de Miguel Hernández (hortelano, amapolas, labores, campo, etc.). Respecto a la deixis personal, destaca el abundante uso de pronombres personales (tú, yo, mi, te, etc.) y algunas palabras que refuerzan la deixis temporal, como «temprano».

El poema presenta una gran riqueza en el uso de recursos estilísticos:

  • Hipérboles: «me duele hasta el aliento» (verso 9), «No hay extensión más grande que mi herida» (verso 13), que intensifican el dolor del poeta.
  • Polisíndeton: Uso reiterado de la conjunción «y» en las estrofas 1 y 6.
  • Anáforas y paralelismos: A lo largo de todo el poema. Por ejemplo, en la estrofa 4, con la repetición de «un» al principio de cada verso, o en la estrofa 8, con la repetición de «no perdono». En ambas se repite la estructura habitual en las elegías: se personifica a la muerte y se la culpa de haber sido injusta y causar tanto dolor.
  • Personificación de la muerte: «temprano levantó la muerte el vuelo» (verso 19), «no perdono a la muerte enamorada» (verso 22).
  • Aliteración: Repetición de la letra «l» en la última estrofa («A las aladas almas…») que aporta musicalidad al poema.
  • Juego de palabras: «de almendro de nada te requiero» (última estrofa). Miguel Hernández, dirigiéndose a Ramón Sijé, le dice que lo requiere, que lo necesita en su vida, pero la palabra cobra también un significado connotativo: re-querer, es decir, volver a querer.

Finalmente, el tema transversal de la amistad vertebra todo el poema, convirtiéndolo en un canto a la amistad eterna y al recuerdo imborrable de un amigo querido.

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