Tendencias Poéticas a Partir de 1970
La Guerra Civil terminó con la victoria del bando nacional y la instauración de una dictadura personalista bajo la dirección de Francisco Franco. El dictador tomó medidas como: la supresión de libertades, censura de los medios de comunicación, ley de responsabilidades políticas, habilitación de cárceles especiales. La guerra y el aislamiento internacional de la dictadura condicionaron un fallido intento de autarquía. El panorama creativo español se vio mermado por la censura y el exilio. El exilio de la posguerra no fue solo físico, sino que también se habla de un exilio interior. La literatura de posguerra se puede distinguir en tres etapas: años 40, años 50, años 60 y principios de los 70.
La nueva poesía de los años 70 se caracteriza por su afán experimental, su culto a la forma, su reivindicación de la autonomía del arte y su recuperación de técnicas de vanguardia. La publicación de Nueve novísimos poetas españoles marca el inicio de este grupo al que se conocerá como los Novísimos, divididos en dos grupos:
- Los séniors: Manuel Vázquez Montalbán, Antonio Martínez Sarrión.
- La coqueluche: Félix de Azúa, Vicente Molina Foix.
Los rasgos de la nueva poesía de los años 70 son:
- Culturalismo: las numerosas referencias de sus textos dan lugar a un continuo juego de intertextualidad.
- Collage: mezclan elementos de procedencia diversa tomados de la cultura de masas. Se inspiran en la publicidad, el cine o el cómic y combinan referencias cultas y elitistas con iconos propios de la cultura pop.
- Preocupación formal: adoptan una postura esteticista y experimental.
- Influencias heterogéneas: se interesan por los autores que indagaron en las posibilidades del lenguaje poético desde el extrañamiento y la originalidad.
- Exotismo y decadentismo: les fascinan los ambientes decadentes y las civilizaciones antiguas. Se busca así una cierta artificiosidad cultural.
- Metapoesía: a menudo se reflexiona sobre el propio hecho creador.
La Poesía Española de los Años 60
A mediados de los años 50 surge un grupo de poetas que tienen en común su visión subjetiva de la realidad y su regreso al yo tras el predominio del espíritu colectivo durante la poesía social.
Comparten algunas características:
- Rasgos comunes: rechazo del realismo social, pero buscan una mirada subjetiva y personal, concepción de la poesía como una forma de conocimiento, búsqueda de un estilo sencillo, sobrio y cercano, se recurre con frecuencia al autobiografismo, se aprecia la influencia de Antonio Machado, interés por los temas sentimentales y amorosos, la palabra como herramienta cognitiva y la literatura como comunicación, gusto por la intertextualidad y lo metaliterario.
- Miembros destacados: el círculo de Barcelona; Carlos Barral, Jaime Gil de Biedma; el grupo de Madrid; Ángel González, José Ángel Valente.
Jaime Gil de Biedma
- El paso del tiempo, el amor y los recuerdos son los tres grandes temas de su poesía, agrupadas en tres libros bajo el título colectivo de Las personas del verbo.
- Compañeros de viaje: predomina el recuerdo del pasado, se nos ofrece también una visión crítica de ciertos aspectos sociales, se observa el tono natural, coloquial y antirretórico.
- Moralidades: el tema central es la intimidad del autor, se reflexiona sobre cuestiones sociales e históricas en las que el autor manifiesta una visión crítica del papel de su grupo social, la burguesía.
- Poemas póstumos: el autor se juzga a sí mismo y expresa una visión crítica; la reflexión se vuelve más pesimista en este periodo de madurez.
La Poesía del Modernismo (Parte 1)
En España, el final del siglo XIX y el comienzo del siglo XX estuvieron condicionados por el desastre del 98 (insurrección en Cuba, guerra contra EE. UU. y pérdida de las últimas colonias de ultramar), con la crisis en todos los órdenes que ello provocó. Se hizo patente el atraso y surgieron intentos regeneracionistas que pretendían modernizar y europeizar el país. A ello cabría añadir, en el ámbito de la creación artística, lo que se dio en llamar el «mal del siglo», un estado de ánimo que rechazaba la visión racional que imperó en la segunda mitad del siglo anterior. Será en este contexto donde surjan dos movimientos literarios que busquen nuevos cauces de expresión que se alejen del Realismo precedente: el Modernismo y la Generación del 98. Mientras la Generación del 98 optó por la reflexión crítica de la situación (el tema de España, juntamente con el existencial, marcará buena parte de sus obras, claramente influenciado por el movimiento regeneracionista), los modernistas, ante la insatisfacción ante una realidad que les disgustaba, buscaron en sus obras la evasión tras la belleza formal, la sensorialidad y el exotismo, y prefirieron la vida bohemia y el esnobismo.
Las tres grandes influencias del Modernismo las hallamos en el simbolismo, el parnasianismo y el decadentismo. De ellas emanarán las características esenciales del movimiento: esteticismo, sensorialidad, sensualidad, musicalidad, preciosismo de sus obras que, juntamente con su afán de evasión en el tiempo y en el espacio y su mundonovismo, constituirán una auténtica renovación del lenguaje y concepción de la literatura.
La figura más relevante e influyente de esta nueva concepción artística es el nicaragüense Rubén Darío (el Modernismo es un movimiento hispanoamericano), cuya estancia en Madrid (y trato con autores como Valle-Inclán o Juan Ramón Jiménez) sería fundamental para la difusión del nuevo lenguaje poético. Aunque cultivó casi todos los géneros, su fama la debe a la poesía.
La Poesía del Modernismo (Parte 2)
Obras como Azul (los típicos recursos de la aliteración, sinestesias, adjetivación embellecedora, los símbolos, etc. crean un poemario típicamente modernista, con una temática torremarfilista y un estilo esteticista de corte parnasiano) o Prosas profanas (poemas en los que combinará los temas superfluos de gran belleza formal con otros más profundos, con el tema amoroso como eje principal) serán fundamentales para entender el nuevo movimiento. En Cantos de vida y esperanza, no obstante, Darío se acogerá a un tono más angustiado y humanizado, con una expresión más sobria y temas incluso existenciales que bien hubiera podido firmar un noventayochista. Como autores españoles que bebieron del movimiento modernista debemos citar al primer Antonio Machado, con Soledades. Galerías. Otros poemas (obra de corte simbolista en la que aparecen sus grandes temas sobre el paso del tiempo, el amor, la muerte, el autobiografismo); a su hermano Manuel Machado, con Alma; o a Juan Ramón Jiménez en su primera etapa, la llamada sensitiva, con obras como Almas de violeta.
La Poesía del Grupo del 98
Los grandes temas del 98 serán el tema de España (claramente influenciado por el movimiento intelectual y político del Regeneracionismo, que abogaba por las reformas de todo tipo, educativas, industriales, agrarias, etc., que sacaran al país de su atraso), el paisaje castellano (convertido en símbolo identitario del país) y la reflexión existencial (en la que se aprecia la influencia del pensamiento de Nietzsche o Kierkegaard en las reflexiones sobre el sentido de la vida, la muerte, el paso del tiempo o la existencia o inexistencia de Dios). Todos estos temas aparecerán en la obra poética de los noventayochistas.
Cabe citar a Miguel de Unamuno que, además de por su novelística y ensayo, destacó en la poesía con títulos como El Cristo de Velázquez, poemario en el que aborda sus temas más típicos y personales de corte filosófico y asunto religioso; o la lírica de Valle-Inclán, más cercana al modernismo. No obstante, el gran poeta de la generación es Antonio Machado.
Machado, si bien se inició en el modernismo y simbolismo con obras como Soledades. Galerías. Otros poemas, se acogería a toda la concepción, ética y estética, típicamente noventayochista en su obra Campos de Castilla. Aun siendo un poemario heterogéneo, en él observamos los grandes temas de la generación: la crítica a la situación de atraso del país y el paisaje castellano, entendido no tan solamente en su pura descripción sino también como el elemento que conduce al poeta a la reflexión sobre el tema de España y a la meditación sobre la propia emoción. Ocuparán también buena parte de sus composiciones los temas del amor y la muerte (el fallecimiento de su esposa Leonor marcaría profundamente al poeta y se convertiría en el núcleo de varios de sus poemas), además de la inclusión de un extenso romance, «La tierra de Alvargonzález» (sobre el tema del cainismo), y una serie de poemas breves de carácter filosófico titulados «Proverbios y cantares». Citar, para acabar, los últimos títulos machadianos: Nuevas canciones y Poesías de guerra.