La Escuela de Traductores de Toledo: Un Legado Excepcional
La Escuela de Traductores de Toledo fue una congregación de eruditos que se reunieron para estudiar y aprovechar la confluencia de las tres religiones monoteístas. Las religiones, de las cuales poseían los libros sagrados, eran el cristianismo (Biblia), el judaísmo (Torá) y el islam (Corán).
Etapas de la Escuela de Traductores
La Escuela de Traductores de Toledo tuvo dos periodos principales. El primero, en el siglo XII, bajo el arzobispo don Raimundo, se centró en la traducción de obras de filosofía y religión del árabe al latín. Se tradujeron libros de Aristóteles comentados por filósofos árabes como Alfarabí, de autores hispano-judíos como Ibn Gabirol, y también se tradujeron el Corán y los Salmos del Antiguo Testamento.
En la segunda fase, las traducciones se realizaron al castellano en lugar de al latín. Esto impulsó el desarrollo del romance castellano, permitiéndole abordar temas científicos que hasta entonces solo se habían tratado en latín. No debe pensarse en la Escuela como un centro educativo formal con profesores y estudiantes, sino más bien como un grupo de personas que trabajaron juntas o siguieron métodos comunes para trasladar a Europa la sabiduría de los griegos y árabes.
Metodología de Traducción
Según los historiadores, la metodología era la siguiente: un sabio musulmán leía los textos en su propia lengua; otro sabio judío los traducía al latín vulgar, y un tercer sabio cristiano redactaba el texto en latín culto. Con el tiempo, los libros comenzaron a ser tratados directamente por políglotas y, por tanto, a ser traducidos al castellano. También hubo aportaciones a la astronomía, la astrología, la medicina y la aritmética, lo que contribuyó a un gran enriquecimiento de la lengua española.
Impacto y Legado
Gracias a la Escuela de Traductores de Toledo, se conserva, difunde y perfecciona el conocimiento humano, que debe estar abierto a toda aportación verdaderamente benéfica al desarrollo personal y social del ser humano.
Fuentes de la “Estoria de Espanna”
Las fuentes para dicho texto son muchas y muy diversas, pero podemos afirmar que las que proporcionan más datos a la historia alfonsí son las dos grandes crónicas latinas que relataban el conocimiento de la historia de España en aquella época: el Chronicon mundi, fechado en 1236 y escrito por Lucas, obispo de Tuy, y De rebus Hispaniae, fechado en 1243 y escrito por Rodrigo, obispo de Toledo. Además de estas fuentes, Alfonso X se sirvió de otras crónicas medievales, la Biblia, la historiografía clásica latina, leyendas eclesiásticas, cantares de gesta en romance y también de historiadores árabes.
Estructura de la «Estoria de Espanna»
La Estoria de Espanna, también conocida en la edición de Menéndez Pidal como Primera Crónica General, es un libro de carácter histórico escrito por iniciativa de Alfonso X el Sabio. Representa la primera Historia de España extensa en romance. Su contenido abarca desde los orígenes bíblicos y avanza cronológicamente hasta la historia inmediata de Castilla bajo Fernando III.
Esta obra se divide en cuatro grandes partes:
- La historia de Roma (los reyes europeos se consideraban herederos del Imperio Romano).
- La historia de los reyes bárbaros y góticos (antecedentes de los reinos hispanos).
- La historia del reino asturiano (desde donde comenzó la Reconquista).
- La historia de los reinos de León y Castilla.
El Periodo Alfonsí de la Ortografía Medieval Castellana
Durante los primeros siglos del desarrollo del español, la rareza de la lengua escrita y su aún imprecisa forma hicieron innecesaria una codificación de su grafía. El primer intento de dotar al castellano de un código gráfico sistemático data del reinado de Alfonso X, quien intentó ajustar las diversas soluciones adoptadas por sus predecesores a un criterio fundamentalmente fonográfico.
El «Scriptorium» Real y la Estandarización del Castellano
Alfonso X reunió en su corte a un gran número de estudiosos, que se dedicaron a elaborar una compilación enciclopédica del saber de la época, continuando y ampliando la obra de la Escuela de Traductores de Toledo. El romance se utilizó como lengua intermedia en las traducciones del árabe o el griego al latín. La profusión de copias realizadas en el Scriptorium real y el impacto de las traducciones sobre el corpus de la lengua romance difundieron y dieron fuerza a las convenciones fijadas por el rey.
Características de la Grafía Alfonsí
Muchas de las que aparecen retrospectivamente como irregularidades o imprecisiones en la grafía alfonsí se deben a la notable diferencia que el sistema fonológico de la época tenía respecto del actual. El sistema de sibilantes incluía dos fricativas y dos africadas, frente a las dos como máximo que tienen los dialectos contemporáneos. La ortografía real intentó reflejar con fidelidad las propiedades fonológicas del habla de la época. Una invención suya fue la duplicación de la N para indicar la palatalización, que eventualmente los copistas transformarían en la abreviatura que daría origen a la ñ.
Otras características de la grafía alfonsí son la variación en la grafía de las vocales átonas, probablemente reflejando un valor fonético aún irregular; la inconsistencia en la supresión de la E final, ya probablemente muda, procedente del sufijo latino -IS; y la ausencia de acentos o tildes, ya sea con valor diacrítico o fonético.
El Tópico Literario del Ubi Sunt en las Coplas de Manrique
Ubi sunt? es un tópico literario ya utilizado en la literatura clásica romana y transmitido tanto a las literaturas romances como a la literatura occidental. Al igual que muchos otros tópicos literarios como carpe diem o tempus fugit, se ha transmitido en su formulación latina.
Significado y Uso del Ubi Sunt
El significado literal del tópico es “¿Dónde están?”, y hace referencia a la fugacidad de las glorias mundanas, de los elementos del mundo terrenal y sensorial. Se usa para preguntar por personalidades y bienes ya desaparecidos, como por ejemplo seres queridos que han muerto.
Ubi Sunt en la Literatura Medieval
Este tópico, empleado en numerosas obras literarias medievales y modernas, refleja una filosofía o forma de pensar que fue dominante a lo largo de la Edad Media, y que enlaza con la concepción de la vida en la tierra como un simple tránsito hacia la vida eterna, la que sigue a la muerte. Entronca ideológicamente con las Danzas de la muerte, en el sentido de entender que, al finalizar la vida, la muerte es un elemento igualador.
Ubi Sunt en la Obra de Jorge Manrique
En las Coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique, se resalta la fugacidad de la vida y el sentido igualador de la muerte, especialmente tras el reciente fallecimiento de su padre.