Evolución de la Poesía Española desde la Posguerra: Etapas, Autores y Características

Estudiaremos la poesía española tras la Guerra Civil en cuatro períodos que presentaremos a continuación:

Años 40: Poesía Arraigada y Desarraigada

Durante los años 40, tras la Guerra Civil Española, muchos de los mejores poetas murieron o se exiliaron. En cuanto a los poetas que permanecen en España, Dámaso Alonso los clasifica en dos grupos: los poetas arraigados y los poetas desarraigados.

Poetas Arraigados

Los poetas arraigados (la poesía de los vencedores) presentan en sus versos una España idealizada a pesar de la decadente realidad social. Estos poetas eligen un lenguaje clásico y vuelven a las formas poéticas tradicionales, como el soneto. Los más importantes son Luis Rosales, Leopoldo Panero y Dionisio Ridruejo.

Poetas Desarraigados

Los poetas desarraigados crean la poesía existencial de los años 40. Estos poetas expresan, en sus poemas, una doble angustia: por un lado, su angustia personal por la fugacidad del tiempo y la irremediable muerte; por otro, padecen la angustia social de una situación histórica concreta dominada por el miedo, la represión y el hambre. Destacan, en 1944, Vicente Aleixandre con Sombra del Paraíso y Dámaso Alonso con Hijos de la ira. En cuanto al lenguaje literario, este busca la claridad, ya que se pretende acercar la poesía a los lectores. Los temas que aparecen son el vacío personal, la soledad del hombre y el desarraigo. La religiosidad también aparece con frecuencia, aunque será planteada con conflictividad, duda y hasta desesperación.

Años 50: De la Poesía Existencial a la Poesía Social

De la poesía existencial a la poesía social no había más que un paso, y muchos poetas lo dieron: Blas de Otero, León Felipe, Gabriel Celaya… Se sienten «obreros» del verso, trabajadores de la palabra, y a través de ella, quieren cambiar la sociedad en la que viven. Es lo que se ha dado en llamar «Del yo al nosotros», que de alguna manera sintetiza el paso de la poesía existencial a la poesía social.

El lenguaje será, por tanto, sencillo y coloquial, ya que quieren llegar a todo tipo de lectores, incluso a los más iletrados. Los temas más recurrentes son la injusticia social, la falta de libertad y el desarraigo. Así, el tema de España adquiere de nuevo una gran importancia.

  • Blas de Otero: destaca con su libro Ancia (formado por las sílabas primera y última de dos libros: Ángel fieramente humano y Redoble de conciencia). Destaca, también, su libro Cantos iberos.
  • Gabriel Celaya: busca una poesía didáctica, no estética.
  • León Felipe: escribe en los años 20, Versos y oraciones del caminante, obra poética de carácter social a pesar de su fecha.
  • José Hierro: con su última obra, Cuaderno de Nueva York, supuso un éxito sin precedentes en el mundo de la poesía.

Años 60: La Generación del 50

Por las mismas fechas que publican los poetas sociales, inicia su andadura una nueva promoción: la Generación del 50. Son conocidos así porque muchos autores empezaron a publicar sus primeras obras en esa década, aunque sus mejores poemarios pertenecen a la década de los 60. Con ellos, se acaba la poesía de la posguerra. Estos escritores plasman sus experiencias personales y sus emociones. Los temas más frecuentes son el paso del tiempo, el amor y el erotismo, la soledad, la nostalgia por la infancia y la adolescencia perdida, la amistad y la familia.

Emplean un lenguaje natural, sobrio y preciso, que adopta a menudo un tono conversacional (el poeta suele dirigirse a un interlocutor: la amada, Dios, el propio poeta, un personaje ficticio), pero cuidando siempre los valores estéticos del verso, como el ritmo o la belleza de las imágenes.

Los autores más relevantes son, entre otros:

  • Ángel González (Grado elemental)
  • Jaime Gil de Biedma (Poemas póstumos)
  • Claudio Rodríguez (Don de la ebriedad, Alianza y condena)
  • José Ángel Valente (La memoria y los signos)

Años 70: Los Novísimos y la Renovación Poética

Por último, en los años 70, surge una nueva promoción de jóvenes poetas que huyen del realismo, los temas sociales y la estética precedente. Constituyen un nuevo vanguardismo en el que la libertad creativa y formal es absoluta. Usan el verso libre, adoptan elementos surrealistas (imágenes visionarias, escritura automática, asociaciones libres, ausencia de puntuación y mayúsculas) e introducen el collage (incluyen versos de otros poetas, canciones, recortes de periódicos, frases publicitarias).

Buscan la renovación del lenguaje poético en una constante experimentación. Los nuevos poetas son denominados «novísimos», porque algunos de ellos aparecen en la célebre antología publicada en 1970 por José María Castellet titulada Nueve novísimos poetas españoles. Dos de las figuras más relevantes del grupo publicaron su primer libro a finales de los sesenta: Pere Gimferrer (Arde el mar) y Guillermo Carnero (Dibujo de la muerte).

Entre los que destacan, podemos citar a José María Álvarez, Leopoldo María Panero, Martínez Sarrión y Antonio Colinas. Muy especialmente, José Agustín Goytisolo, quien denuncia la hipocresía y la alienación de la sociedad española de su época (mediante la narración de sucesos y situaciones para conseguir el cuadro crítico de la sociedad burguesa y de sus miembros). Los recursos para conseguirlo serán la ironía y un lenguaje sencillo y cuidado. Uno de sus libros más populares es Palabras para Julia.

A partir de 1975, el pluralismo es la nota predominante de la poesía española.

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