La Novela Española desde 1970 hasta Nuestros Días
La novela española en estos años entra en un callejón sin salida al que la conduce el experimentalismo. El cambio experimentado por la novela española de la época tendrá dos puntos de inflexión: uno de carácter histórico, la muerte de Franco y la llegada de la democracia; y otro de carácter literario, la aparición de la novela de Eduardo Mendoza, La verdad sobre el caso Savolta (1975).
Generación del 68 o del 75
Hacia 1975, empieza a publicar una nueva promoción, la Generación del 68 o del 75, que reacciona contra la complejidad experimental. Se produce un viraje hacia la concepción realista de la novela y se hablará de Realismo renovado. Obra clave de esta nueva perspectiva será la citada La verdad sobre el caso Savolta (1975), de Eduardo Mendoza. Se reivindica el placer de narrar. A partir de este momento, lo que interesa es contar una historia, y la trama, el argumento, es el eje. Por lo general, vuelven a la concepción clásica.
Autores representativos: Eduardo Mendoza, Álvaro Pombo, José María Merino, Luis Mateo Díez, Juan José Millás.
Hay un cambio significativo hacia las personas tradicionales del relato, y se produce un alejamiento del compromiso social y político, a buscarle un sentido porque ha perdido la fe en aquellos valores que garantizaban y explicaban el mundo. Los personajes de esta novela son personajes desvalidos, inseguros, desorientados, a la búsqueda de su propia identidad.
Eduardo Mendoza
Eduardo Mendoza (Barcelona, 1943) publicó en 1975 La verdad sobre el caso Savolta. Sin renunciar al empleo de técnicas experimentales, el autor ofrece en esta novela de corte policíaco un argumento que atrapa la atención del lector. En obras posteriores, Mendoza ha mostrado su excepcional capacidad paródica: Sin noticias de Gurb (1992), El laberinto de las aceitunas (1998) subvierten de forma irónica los tópicos de tres géneros consagrados: la novela de misterio, la novela negra o policíaca y la novela de ciencia ficción. Entre sus obras más recientes podemos citar El año del diluvio (1992) o Riña de gatos (2010).
Generación de los 80
Esta tendencia narrativa sigue vigente en autores de la Generación de los 80, y podemos destacar a:
Javier Marías. Su obra constituye una de las apuestas más originales de las últimas décadas. Las novelas y cuentos de este autor se distinguen por la presencia de una serie de temas obsesivos, como el misterio de la identidad personal y la reflexión sobre el tiempo. Su estilo, muy elaborado, posee una rara capacidad envolvente, que difumina y transforma la realidad. Entre sus obras destacan Todas las almas (1989), Corazón tan blanco (1992). El tiempo y la identidad personal son temas que aparecen con fuerza en sus últimas novelas.
Antonio Muñoz Molina. En su narrativa se conjugan de forma armónica el rigor en la construcción del relato y la preocupación por elaborar un argumento atractivo para el lector. Destaca asimismo la calidad de su prosa, intensa, que se desarrolla en períodos amplios, de ritmo muy cuidado. Sobresalen entre sus obras El invierno en Lisboa (1987), El jinete polaco (1991), Sefarad (2001). Más recientemente ha publicado El viento de la luna (2006) y La noche de los tiempos (2009).
Tendencias Actuales
En la actualidad, se observa una gran libertad y diversidad de tendencias, con la convivencia de autores de distintas generaciones. Repasemos algunas de estas tendencias:
a. Metanovela. El narrador reflexiona sobre los aspectos teóricos de la novela, que suele trasladar a la ficción como tema o motivo del relato: una novela que trata sobre cómo se escribe una novela. Uno de los recursos habituales es la invención de un personaje escritor que indaga y dialoga sobre temas literarios, sobre cómo se debe escribir una novela. Algunos ejemplos: La orilla oscura, de José María Merino; Juegos de la edad tardía, de Luis Landero.
b. Novela histórica. Se enmarca dentro de una tendencia europea que recupera a viejos maestros como Robert Graves, Gore Vidal o nuevas formas como El nombre de la rosa, de Umberto Eco. Se trata de un tipo de novela de gran precisión histórica que obliga al novelista a documentarse sobre el período, acontecimientos y personajes sobre los que pretende novelar. Junto a la novela histórica que refleja fielmente unos determinados acontecimientos, aparece otra que pone en cuestión la interpretación de esos hechos, como en las novelas de Vázquez Montalbán o Javier Cercas. Dentro de esta tendencia, podemos citar: El manuscrito carmesí, de Antonio Gala; Herrumbrosas lanzas, de Juan Benet; Los girasoles ciegos, de Alberto Méndez.
c. Novela de intriga y policíaca. En la década de los 70, se produce una invasión de traducciones de novela negra europea y norteamericana. Los autores españoles adoptarán estos modelos y los adaptarán, y en otros casos, los transgredirán para servir a otros fines. Otras obras son: La tabla de Flandes, de Arturo Pérez Reverte; El invierno en Lisboa, de Antonio Muñoz Molina.
e. Novela neorrealista o de la generación X. Este tipo de narrativa estuvo de moda durante los años que van desde la caída del muro de Berlín (1989) hasta el 11 de septiembre de 2001, cuando el nihilismo de esta generación de escritores perdió el favor de los lectores. Su interés temático se centró en la representación de la conducta de los entonces jóvenes adolescentes. Son obras representativas de esta tendencia: Historias del Kronen (1994), de José Ángel Mañas, que inauguró esta tendencia.
f. Otras tendencias que se señalan habitualmente son:
- Novela lírica. El valor esencial es la calidad técnica con que está escrita, la búsqueda de la perfección formal: La lluvia amarilla, de Julio Llamazares.
- Novela autobiográfica: Corazón tan blanco, de Javier Marías; Ardor guerrero, de Antonio Muñoz Molina. Muchas de estas novelas se han ocupado de los años del franquismo y de la lucha contra la dictadura, y también del desengaño por la transición política.
- Novela culturalista. En los últimos años, han aparecido una serie de autores jóvenes que hacen una novela que se ocupa de analizar y explicar diferentes aspectos de la cultura occidental desde unas posturas bastante eruditas. Es lo que hace Juan Manuel de Prada con Las máscaras del héroe o La tempestad.