La Generación del 98
El Espíritu del 98
La derrota ante Estados Unidos y la pérdida de las últimas colonias en 1898 sumió a España en una profunda crisis. Los intelectuales de la época abandonaron las ideas estéticas del Modernismo y se enfocaron en la desigualdad, la injusticia, el caciquismo y la situación general del país. El desastre del 98 dio nombre a un grupo de escritores cuyas obras giran en torno a una visión crítica y sentimental de España, así como a sus preocupaciones existenciales.
Visión de España
Frente al carácter evasivo del Modernismo, la principal preocupación de los escritores del 98 es España. Adoptan una actitud crítica ante la sociedad, percibiendo a España como un país dominado por el caciquismo. A pesar de ello, aman a sus gentes y buscan armonizar esta visión con el deseo de europeización que la lleve a la modernidad. Los escritores del 98 ven a Castilla como la quintaesencia del alma española, con su paisaje austero. Esta visión se refleja en libros de viajes, poesía, crónicas periodísticas, ensayos y novelas. Dos rasgos caracterizan la visión noventayochista del paisaje castellano:
- **El impresionismo:** se busca dar una imagen global de lo descrito solo con los detalles más representativos.
- **El subjetivismo:** se proyecta el estado de ánimo del autor sobre lo que describe, convirtiéndolo en un paisaje interior.
Preocupaciones Existenciales
Los escritores del 98 plasman en su obra su intimidad y sus más profundas preocupaciones vitales, como las creencias religiosas, el sentido de la vida y de la muerte.
El Lenguaje Literario
Los autores de la Generación del 98 coinciden en el subjetivismo, que da lugar a una visión emotiva del paisaje, las personas y las ideas, y en un afán de renovación del lenguaje literario:
- Poseen un estilo cuidado pero sobrio, de frases breves.
- Prefieren el léxico tradicional, las palabras del lenguaje popular y los vocablos arcaicos.
- Utilizan recursos de carácter emotivo (adjetivación, reiteraciones expresivas, imágenes) para crear una visión afectiva de la realidad.
Los Escritores del 98
Todos los escritores se sintieron atraídos inicialmente por el Modernismo, pero derivaron hacia posturas críticas y regeneracionistas, que darían lugar a la Generación del 98. Entre ellos destacan Azorín, Unamuno, Pío Baroja, Antonio Machado y Valle-Inclán.
Pío Baroja
(1872-1956), vasco de nacimiento, fue un hombre inconformista, de ideas radicales. Veía la vida como algo turbio y doloroso, y a España como una nación pobre y atrasada. Para Baroja, la vida misma constituye la única razón de la existencia, por lo que los personajes de sus novelas suelen ser hombres de acción. La busca, Zalacaín el aventurero, Las inquietudes de Shanti Andía y El árbol de la ciencia son algunas de sus mejores novelas.
Antonio Machado
(1875-1939) nació en Sevilla, pero su poesía se identifica sentimentalmente con las tierras de Castilla. En Soledades, su primer libro, predomina la preocupación por el tiempo, la muerte, un sentimentalismo decadente y un lenguaje sensorial propio del Modernismo. En Campos de Castilla adopta un estilo sobrio, alejado de los brillos modernistas, con descripciones del paisaje castellano y el recuerdo emocionado de Leonor. En sus últimos años adquirió un fuerte compromiso político con la República. Murió en Collioure (Francia), tras un dramático exilio, al final de la Guerra Civil.
Ramón del Valle-Inclán
(1866-1936), la figura más excéntrica y original de la Generación del 98, nació en Galicia. En las tertulias madrileñas era admirado y temido por su ironía y afán provocador. Cultivó la lírica, la narrativa y el teatro, siempre con espíritu renovador. Empezó en la órbita del Modernismo despreocupado y galante (Sonatas, novelas). Tras una etapa de transición (Divinas palabras, teatro), derivó hacia los esperpentos. Luces de bohemia es una de sus obras teatrales más destacadas.
Los Esperpentos
Los esperpentos son obras teatrales en las que se deforma la realidad con el objeto de poner en evidencia el absurdo de la vida española. La deformación afecta al argumento, los escenarios, el lenguaje y, sobre todo, a los personajes, que se convierten en peleles, fantoches, sombras, por medio de procedimientos degradantes como la caricatura, la despersonalización o la animalización.
Luces de Bohemia
Es la pieza clave de la producción dramática de Valle-Inclán. La obra tiene unidad de tiempo (comienza al anochecer y finaliza la tarde del día siguiente, cuando es enterrado Max Estrella), pero multitud de espacios mediante acotaciones literarias. Ese recorrido le permite a Valle-Inclán arremeter de forma demoledora contra la España de su época (la política, la religión, la prensa, las fuerzas del orden, las instituciones culturales, la literatura, el ejército, el pueblo). Max Estrella y Don Latino, los dos protagonistas, son testigos y comentaristas, desde ángulos opuestos, del absurdo que contemplan.
El Ensayo
El ensayo es un texto en prosa en el que se reflexiona sobre temas de interés (filosofía, arte, historia, actualidad) de un modo subjetivo, original, crítico y ameno. En los ensayos predomina la exposición y la argumentación, pues se escriben para informar y convencer al lector. El autor plantea una idea o tesis, y la exposición de una serie de hechos y de razones lleva a una conclusión.
Subjetividad y Originalidad
Una característica esencial del ensayo es la subjetividad, la presencia del autor. Esa presencia se consigue mediante el uso de la primera persona, la adjetivación subjetiva, las apelaciones y exhortaciones, y las interrogaciones y exclamaciones retóricas. El afán de originalidad busca un enfoque novedoso desde un punto de vista personal, y se manifiesta en el uso de un lenguaje literario.
Intención Crítica y Amenidad
El ensayo, por un lado, tiene una intención crítica frente a la sociedad, la política, la ciencia y la cultura, y exige un lenguaje cuidado y preciso. Por otro lado, el ensayista busca la amenidad con un tono directo y coloquial, un vocabulario común, frases hechas, ejemplos y anécdotas.