La Lírica Petrarquista en el Renacimiento y el Barroco
Petrarca fijó el canon de la poesía europea desde el Renacimiento, fue considerado uno de los primeros humanistas. El humanismo era para él un sentido de la cultura y la vida. Nació en 1304 en Arezzo. Un Viernes Santo se enamora de Laura, que inspirará toda su obra. En 1330 toma las órdenes menores eclesiásticas que le permiten obtener cargos. Posteriormente restaura Ab urbe condita, de Tito Livio. En 1340 fue coronado en Roma como poeta. La muerte de Laura a causa de la peste le provocó una honda crisis espiritual, y muere en 1374.
Su fama la debe al Cancionero, aunque para él era algo periférico en su obra. Esta obra es considerada el punto de partida de la poesía europea desde el siglo XVI. El Cancionero petrarquesco tiene 366 composiciones, la mayor parte sonetos, y está organizado de forma coherente a modo de autobiografía poética. Los temas son el dolor provocado por el fracaso amoroso, la idealización de dicha relación y la lectura moral posterior sobre la vanidad de las pasiones humanas. Se divide en dos partes: In vita e In morte de Madonna Laura. Laura ya no es la dona angelicata de Dante, sino una mujer casada y real capaz de despertar sus deseos. En la primera parte habla del nacimiento del amor, de la belleza y de la angustia de desearla. En la segunda se arrepiente de su pasión, pero cree que el amor se ha convertido para él en la salvación. Es la historia de una pasión debatida y de un fracaso continuo. Es una guía espiritual de una presencia nueva del hombre en la literatura. Para Petrarca lo importante no es ser original, sino refinar y matizar los estados de ánimo de un enamorado desesperanzado. Produjo algunas influencias, como el soneto-prólogo y temas como el locus amoenus o carpe diem, mitología, o un nuevo canon de belleza (rubia, ojos claros y tez clara).
El Petrarquismo en el Renacimiento (Siglo XVI)
Petrarca fue un ejemplo de humanista y fue el punto de partida de la lírica renacentista europea. El tema principal es la exploración y análisis minucioso del amor no correspondido de una bella y virtuosa mujer y, por ello, lleno de melancolía y dolor, pero siempre de expresión moderada y tono de autenticidad. Además, trata temas como la naturaleza idealizada, mitología clásica. En sus obras predomina el soneto con un lenguaje sencillo. En España algunos siguieron su corriente, como Garcilaso de la Vega o San Juan de la Cruz. En Francia, Ronsard, que describe lo hermoso y delicado de una mujer, pero también lo fugaz, reivindica el disfrute de la vida y el amor (carpe diem).
El Petrarquismo en el Barroco (Siglo XVII)
Además del amor aparecen otros temas como el paso del tiempo, la reflexión moral o el sentimiento religioso, pero utiliza otros enfoques, formas y recursos fruto del desengaño y el pesimismo barroco, del sentimiento de fugacidad de la vida y las cosas, de la muerte.
El ideal renacentista de armonía es sustituido en el Barroco por la complejidad formal y triunfa el movimiento. Se busca la originalidad y se tiende a la exageración, al contraste y a la exuberante decoración que enmascare la realidad. En España surge el culteranismo (Luis de Góngora) y el conceptismo (Quevedo). En Inglaterra, Shakespeare y John Donne. En Francia, Siècle y Boileau.
El Teatro Clásico Francés
El siglo XVII es el siglo del teatro en toda Europa. Comienzan a utilizarse lugares específicos para la representación. Los poderes públicos regulan sus normas y tratan de utilizarlo para defender o propagar sus ideas. Si en el teatro antiguo se usaban dioses, en el moderno estos conflictos tienen mucho que ver con los sentimientos, vicios y virtudes del hombre real. Hubo dos grandes direcciones: el teatro clásico francés y el teatro barroco de Lope de Vega y Calderón.
El teatro en Francia fue más elitista y menos popular, patrocinado por la realeza y la corte para vigilar el uso correcto del francés y establecer el modelo literario, que se vio afectado por la verosimilitud y el racionalismo. Las obras se sujetan a la regla de las tres unidades: acción, tiempo y lugar. Además, debía separarse lo trágico de lo cómico, perseguir una finalidad moral y observar el decoro poético. Dos grandes autores fueron Corneille, Racine y Molière.
Corneille fue el creador de la tragedia clásica francesa. Los franceses buscaban admiración y asombro, no terror y lástima. Había intriga psicológica, obligando a sus personajes a optar entre sus afectos personales y su deber, al que al final ceden. Su obra más famosa fue El Cid.
Racine depuró la tragedia dándole una densa e implacable atmósfera de fatalidad con personajes débiles frente a las pasiones ante las que sucumben, lo que a veces los lleva al suicidio. Los personajes debaten sus pasiones y deberes. Racine es el típico representante por su intención de claridad y sobriedad y su estilo puro y sin ambigüedades.
Molière fue el creador de la comedia francesa, que funde todas las tradiciones con el favor real y de la burguesía. Su objetivo era enseñar a los hombres cómo son sin dejar de divertirlos. Amenas comedias, llenas de verosimilitud y naturalidad, de hábiles diálogos, no son de intriga sino de caracteres y trata de divertir, y plantea un tema de naturaleza moral con personajes que suelen encarnar un defecto en grado máximo. El propósito moral es denunciar y ridiculizar los comportamientos como la hipocresía o la pedantería. En cuanto a la escenografía, fue más compleja que la de los grandes trágicos.
El Teatro Isabelino: Shakespeare
En Inglaterra se llama a la época de Shakespeare y Milton «Renaissance». El teatro isabelino es considerado un momento cumbre de la literatura inglesa y abarca hasta casi mediados del siglo XVII. Es un momento de feliz coyuntura: la posibilidad de reunir la tradición popular con la cultura renacentista en una atmósfera sin rupturas religiosas graves y con buenas perspectivas económicas y políticas. Había tres géneros: la tragedia, la comedia de enredo y el drama histórico. No respetaban las unidades clásicas ni la unidad de estilo.
Un nuevo escritor fue Marlowe con su obra La trágica historia del doctor Fausto. Usaba el verso blanco y creó un tipo de héroe cargado de fuerza y pasión que vence sus limitaciones de clase o condición para alcanzar sus objetivos.
Shakespeare
Tenemos pocos datos seguros de su vida. Uno es que nació en Stratford-on-Avon y se trasladó a Londres, donde pasó años trabajando como actor y haciendo arreglos hasta que comenzó a escribir sus propios dramas y comedias. En 1610, después de publicar sus Sonetos, se retira a Stratford, donde muere en 1616. Shakespeare está considerado uno de los mejores escritores de todos los tiempos y su influencia es constante. Nadie como él ha profundizado en el alma humana con un lenguaje tan bello, profundo y meditado. Supo fundir armoniosamente la tradición popular y la tradición culta. Rompió los moldes clasicistas. Tenía capacidad para transformarse en sus personajes y su actitud era distanciada e irónica hacia el teatro.
Shakespeare escribió 37 obras, aunque muchos temas no son originales, sino que él los renovó y supo darles una profundidad y sentido nuevo.
- Las comedias: escritas casi todas en su época inicial, aunque carecen de la madurez posterior, tienen un sentido más profundo en el que los personajes estereotipados se convierten en criaturas vivas. El sueño de una noche de verano, comedia fantástica sobre la inconstancia del amor en la que ya aparece el teatro dentro del teatro. En las comedias compone la trama por suma, lo que da como resultado una acción de desarrollo complicado que suele centrarse en alguna intriga amorosa.
- La mayor parte de las tragedias fueron escritas entre 1601 y 1608 y en ellas deja clara su capacidad de caracterización de personajes y de profundización en las pasiones humanas. El personaje acaba sufriendo un desenlace desgraciado, es alguien imperfecto y complejo, humano y contradictorio que puede ser entendido por el público. Casi todos estos personajes representan una pasión o cualidad cuyo exceso acaba condenándolos: Hamlet la duda, Macbeth la ambición, Otelo los celos.
- Para los dramas históricos, Shakespeare se inspiró en diversos sucesos de la historia de Inglaterra. Obras como Ricardo III, en las que busca el alcance universal de estos personajes históricos.
- En sus obras finales, hay una clara tendencia a la simbología e introduce elementos fantásticos. La tempestad trata de la naturaleza original del hombre.
Más allá de su capacidad para graduar el ritmo escénico y para crear caracteres inolvidables, se basa en su hondo conocimiento del corazón humano y el carácter polisémico de sus obras, en su riqueza de sugerencias y pluralidad de sentidos.