El Auge del Romanticismo en Europa
Con el ascenso de la burguesía al poder y la política expansiva de Napoleón, se difunden por Europa los ideales de la Revolución Francesa (libertad, igualdad, fraternidad). Sin embargo, esta expansión produjo la reacción de las monarquías tradicionales y sus valores (religión, trono, patria), así como la exaltación de los sentimientos nacionalistas que reafirmaban su identidad histórica frente al invasor.
En este ambiente se desarrolla en Europa, durante la primera mitad del siglo XIX, el Romanticismo.
Características del Romanticismo
Como movimiento artístico y literario, el Romanticismo se caracteriza por:
- Reacción frente al Neoclasicismo: Se opone a los excesos de la etapa neoclásica, es decir, contra la imposición del dominio absoluto de la razón, sus normas y reglas, su arte verosímil y educativo, su moderación y “buen gusto”.
- Exaltación del Individualismo y Subjetivismo: Se exalta el individualismo, el subjetivismo, el “yo”. Y con él, la libertad absoluta del artista y la inspiración. Se rechazan cánones y reglas, se eliminan barreras entre géneros: el verso y la prosa, lo cómico y lo trágico, lo sublime y lo grotesco, alternándose en una misma obra.
- Idealismo y Evasión: Se rechaza la realidad vulgar que contrasta con los ideales. Ante el presente se siente un desasosiego vital, un sentimiento de no plenitud, una “conciencia desgraciada” (Hegel). Este desacuerdo con el mundo produce un deseo de evasión a otros lugares exóticos o “románticos” (el lejano Oriente) o a otras épocas, como la Edad Media. También puede generar rebeldía contra lo establecido, manifestándose en la exaltación de personajes marginales, símbolos de libertad.
- Sentido Trascendente de la Vida: El sentido de la vida no es la consecución de una felicidad mundana, material, “burguesa”, sino una aspiración trascendente al mundo, infinita e irrealizable, que choca con la realidad y produce desengaño.
- Naturaleza Poderosa y Misteriosa: La naturaleza se prefiere libre y poderosa (el océano inmenso, las tormentas desencadenadas, la noche misteriosa), ante la que el hombre se siente frágil. La naturaleza refleja la intimidad del artista, con paisajes desolados, violentos o ruinas.
- Auge de los Nacionalismos: Se exalta la individualidad de cada país, sus características, costumbres y lenguas.
En resumen, el Romanticismo exalta la libertad del individuo y expresa su insatisfacción ante la situación del momento. Esta insatisfacción se interpretó como la liberación de los ideales racionalistas o como una necesidad de profundizar en los valores de igualdad, derechos humanos y progreso. Así, se distinguen dos tipos de romanticismo:
- Tradicional: Pretende restaurar los valores del Antiguo Régimen.
- Liberal o Revolucionario: Pretende desarrollar los nuevos valores.
El Romanticismo en España
A pesar de que España era vista en Europa como país romántico por antonomasia, el Romanticismo llegó tarde y superficialmente debido al absolutismo de Fernando VII. Muchos liberales se exiliaron y no regresaron hasta 1833, trayendo las ideas románticas aprendidas en Europa. Hubo anticipaciones en la línea del romanticismo tradicional, como los artículos de Nicolás Böhl de Faber en defensa del teatro barroco español o los de la revista El Europeo en Barcelona.
Géneros Literarios del Romanticismo Español
Prosa
Destacan la novela histórica de temas legendarios ambientados en la Edad Media (Walter Scott) y los artículos periodísticos, tanto políticos y literarios (Larra) como los cuadros de costumbres (Mesonero Romanos), que anticipan el Realismo.
Teatro
El teatro romántico no sigue las reglas clásicas. Sus temas giran en torno al destino, el honor y el amor, buscando conmover al espectador. Autores significativos son el Duque de Rivas (Don Álvaro o la fuerza del sino), Antonio García Gutiérrez (El trovador), Juan Eugenio Hartzenbush (Los amantes de Teruel) y José Zorrilla (Don Juan Tenorio).
Poesía
La poesía es el género que mejor se ajusta a las características románticas, ya sea narrativa (leyendas y temas históricos) o lírica, que expresa los anhelos y frustraciones del poeta.
Los poetas románticos se sienten libres de normas, buscando la sinceridad y la emoción. Emplean formas espectaculares, voces sonoras, ritmos marcados, tono vehemente y acumulación de exclamaciones e hipérboles. Los poemas suelen ser polimétricos y poliestróficos, rescatando métricas olvidadas o inventando otras. Junto a hallazgos líricos, pueden encontrarse tópicos y vulgaridades. Predominan el dramatismo y la intensidad, alejándose del “buen gusto” del siglo anterior.
Sus temas principales son el amor (fuerza vital pero imposible), la insatisfacción ante la vida y la rebeldía, en ambientes como la noche, las ruinas, los cementerios o la tormenta.
Primera Época
Los principales representantes son Espronceda (El estudiante de Salamanca, El diablo mundo), el Duque de Rivas (Romances históricos) y Zorrilla (Leyendas y tradiciones españolas).
Segunda Época: Postromanticismo
A partir de 1850, en pleno auge del Realismo, la poesía modera sus formas y adquiere un tono de prosaísmo (Campoamor). Los postrománticos prefieren un lirismo intimista, poemas breves y sencillos, con tendencia a la asonancia y contención retórica: Rosalía de Castro (Follas novas, En las orillas del Sar) y Bécquer.